Nueva estrategia de Netflix: probar hasta rebotar

Cómo hace la plataforma para seguir ofreciendo propuestas interesantes sin perder popularidad
Netflix.

Prendés la tele, mirás los nuevos títulos de Netflix . Decidís darle una chance a esa sitcom recién estrenada, a la nueva propuestas de los superhéroes o al dramón pesado porque ves caras conocidas, alguna actriz o actor que ya seguías en otra serie o que te gustó en su momento. Empezás, pero no resulta como esperabas. Sin embargo, estás a media temporada y no sabés qué si seguir o abandonar. Bienvenidos al dilema del televidente asiduo y en busca de entretenimiento: sobreabundancia de series de mediana a baja calidad, que no terminan de fracasar y a las que hasta es posible habituarse a ver.

Es sabido que estamos en una llamada "era dorada de la TV", sin embargo, no todos los contenidos logran brillar, y de hecho, tanto consumidores como críticos especializados señalan la dificultad para discernir productos de buena calidad con tanto "relleno" televisivo. Así, ante la avalancha de contenidos y la escasa atención del televidente medio, no todos los shows triunfan. Sin embargo, la nueva estrategia de Netflix -que no revela sus ratings ni sus números- parece ser tener una programación original que se mantenga en un promedio de calidad, sin destacar o traer ideas innovadoras a la mesa, pero tampoco fallar rotundamente.

Lo que es más, uno podría suponer que son estos shows (algunos de más bajo presupuesto que otros) que cultivan audiencias de nicho lo que sostienen la producción de otras apuestas más arriesgadas -creativamente hablando- que la plataforma se permite hacer. O como se explica en una interesante columna reciente de Salon.com: lo que Netflix se ahorra en cancelar series (de alto presupuesto) es recirculado como parte de la inversión que hace en nuevo contenido, que no siempre será bueno, de hecho en su mayoría será mediocre con unas pocas joyitas que destaquen. Es decir, por cada Stranger Things o GLOWhabrá varios Bloodline o The Get Down, y es probable que tenga que ser así para que el delicado ecosistema de la pantalla chica funcione. Al menos por ahora.
¿Una nueva fórmula?
Sobreabundancia de propuestas... qué ver cuando no sé qué quiero.

Apelando a los cambios en el consumo con la introducción del on demand y streaming, nuestra paciencia limitada para asimilar nuevos contenidos por un lado, pero con el posible gancho que significan rostros conocidos, directores de renombre o grandes producciones en el mindstet del televidente por otro, Netflix juega con una estrategia de prueba y error: cuánto tiempo estamos dispuesto a soportar un programa que sabemos que no es tan bueno. Eso si los costos de producción de cada proyecto no terminan por hacerlo colapsar solo. Descontando los casos en los que los costos se vuelven un problema, haciendo que ciertas series terminen antes de lo previsto (Sense8 y The Get Down) , existe todo un rango que productos que tienen una sobrevida mayor de la que deberían.

Desde la muy discutida Flaked, a shows recientes sin mucho éxito como Santa Clarita Diet o la cancelada Gypsy, e incluyendo una nueva camada de productos como Friends from college, Atypical o hasta el nuevo hit silencioso Ozarks, la clave para Netflix está en temporadas acotadas, económicas y "no tan malas". En lo posible apostando a elencos familiares pero no de superestrellas que no rinden (el caso Drew Barrymore o Naomi Watts en los primeros dos ejemplos mencionados) y con veteranos de la industria en rubros clave como dirección o guión. El caso de la comedia Friends from college y el drama Ozarks son dos buenos exponentes de esta nueva manera de diseñar contenidos.