Chile vota primarias y Piñera necesita un triunfo contundente



Por Ignacio Fidanza

El ex presidente es el favorito pero necesita potenciarse ante una posible segunda vuelta.


Sebastián Piñera, Felipe Kast y Manuel Ossandón.


Chile realizará este domingo sus primarias presidenciales, que a diferencia de lo que sucede con el instrumento en la Argentina, si tienen algo de disputa real, aunque menguada por la decisión de los socios de la coalición oficialista de la Nueva Mayoría, de eludirlas.

Los sondeos estiman que sobre un total de poco más de 13 millones de votantes habilitados, concurrirán a las urnas entre 700 mil y 1 millón 300 mil chilenos.
La competencia se reduce a dos coaliciones. La derechista Chile Vamos, en la que el ex presidente Sebastián Piñera se medirá con el senador Manuel Ossandon -una suerte de Trrump trasandino- y el diputado Felipe Kast, un joven ex ministro de Piñera que al estilo de Macron rompió con su formación de origen, creó su propio partido y propone una modernización de la derecha chilena, que lo empuja al extremo centro.
Piñera aparece como favorito, pero hay preocupación por la posible baja asistencia a las urnas, ya que este domingo la Selección de Chile enfrentará a Alemania en Rusia en la final de la Copa Confederaciones y el país está mucho más pendiente de esa pelea que de la electoral. Piñera su puso como meta que la primaria de su fuerza coseche un millón de votos y en su equipo consideran que necesita ganar por al menos un 70 por ciento, para proyectarse con fuerza a una presidencial en la que no tiene el casi inevitable ballotage asegurado.

En el equipo de campaña de Piñera consideran que necesita imponerse por al menos un 70 por ciento en las primarias de Chile Vamos, para proyectarse con fuerza a la presidencial en la que no tiene asegurado el casi inevitable ballotage.

La otra coalición que definirá su candidato presidencial es el flamante Frente Amplio, una suerte de Podemos chileno que nació a la izquierda de la Nueva Mayoría, nombre con el que Michele Bachellet rebautizó la histórica concertación entre el Partido Demócrata y el Socialista -más otros menores- que gobernaron Chile desde el regreso de la democracia, con la única excepción de los cuatro años de Piñera.

El Frente Amplio vino a expresar en términos electorales, el terremoto político que significó para Chile la irrupción de las protestas estudiantiles, lideradas por Camila Vallejos y Giorgio Jackson, entre otros. Esta fuerza que lleva el nombre de la alianza de centroizquierda que gobierna Uruguay, busca representar a aquellos que sostienen que el éxito macroeconómico de Chile encandiló a una elite -incluida la centroizquierda gobernante- que terminó aceptando las fuertes desigualdades sociales, como un hecho casi inevitable.
La periodista Beatriz Sánchez -revelación política de estas elecciones- y el sociólogo Federico Mayol, dirimen la candidatura de esta fuerza. Sánchez plantea un esquema de izquierda blanda o "ciudadana", mientras que Mayol eligió enfatizar una propuesta más dogmática para atraer a los desencantados del modelo chileno.

Bachelet en su segunda presidencia intentó absorber parte de esas demandas y giró su gobierno algunos grados a la izquierda, pero el efecto no fue el esperado: Terminó a medio camino de todo, enojando a propios y ajenos.

Desde la derecha ese giro le permitió a Piñera enarbolar el discurso del orden económico y prometer que volverá a colocar a Chile en la senda del crecimiento, que es verdad, está muy lejos de lo que fue Chile en sus mejores años. Este sábado, por caso, se supo que el desempleo volvió a trepar al 7 por ciento, una cifra bastante alta para la economía más desarrollada de Latinoamérica.

Piñera hoy lidera las encuestas para presidente, pero consigue un promedio bajo en torno al 25 por ciento de intención de voto, lo que abre enormes interrogantes sobre si pasaría una segunda vuelta.

La coalición gobernante no participará de las primarias porque la candidata de la Democracia Cristina, Carolina Gopic, decidió ir directamente a la primera vuelta, en una jugada que hoy muchos critican por considerar que no sólo debilitó la histórica alianza de centroizquierda, sino que además le regaló el escenario al Frente Amplio y Chile Vamos que monopolizan la atención de los medios.

El candidato más fuerte del oficialismo es el también periodista Alejandro Guillier, que al quedarse con la candidatura del socialismo, provocó la jubilación del ex presidente Ricardo Lagos, que aparecía para la centroizquierda como la bala de plata para vencer a Piñera.

En Chile se elige presidente con un sistema de segunda vuelta, por lo que el presidente necesita sacar más del 50% de los votos. Esto abre enormes interrogantes sobre la viabilidad del proyecto presidencial de Piñera que hoy lidera las encuestas pero con un promedio bajo que ronda el 25 por ciento, habida cuenta que entre el Frente Amplio y la oficialista Nueva Mayoría concentran gran parte del electorado y es muy probable que uno de los candidatos de esas coaliciones pase al segundo turno.