Los demócratas piden que el Congreso investigue el pase de información de Trump a Rusia

El presidente norteamericano, Donald Trump, sostuvo que tiene derecho a compartir con Rusia datos relativos al terrorismo y dijo que la transferencia de información se dio en un encuentro público programado en la Casa Blanca



El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se adjudicó el “derecho absoluto” a compartir con Rusia “datos relativos al terrorismo”, después de que un artículo del Washington Post, que repercutió en todos los medios y dio pie a un pedido de investigación del Congreso, revelara que había entregado al Kremlin datos provistos por uno de sus aliados sin advertir a los restantes.

En una declaración que hizo pública en dos mensajes consecutivos enviados a la red Twitter, Trump agregó además que la transferencia de información se dio “en un encuentro público programado” de la Casa Blanca.

Los dos mensajes, encadenados, afirman que “como presidente quise compartir con Rusia (en un encuentro público programado de la Casa Blanca), como tengo el absoluto derecho a hacerlo, datos relativos al terrorismo y la seguridad en el vuelo de líneas aéreas. Razones humanitarias, además quiero que Rusia redoble grandemente su combate al ISIS y al terrorismo."

Trump respondió así al Post, según el cual el mandatario reveló recientemente información secreta sobre el Estado Islámico (EI, o ISIS según la abreviatura oficial en Estados Unidos) al canciller ruso, Serguei Lavrov, lo que ha sido desmentido por la Casa Blanca.

Según el rotativo, Trump proporcionó a Lavrov información relacionada con la posibilidad de que los yihadistas utilicen ordenadores portátiles para realizar algún tipo de ataque en vuelos comerciales, afirmaciones que no figuran en un desmentido que emitió hoy el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, el teniente general H.R. McMaster.

"El artículo es falso”, apuntó McMaster en una breve conferencia de prensa, y aseguró que Trump no reveló “fuentes, métodos u operaciones militares” a Lavrov.

"Yo estaba ahí, no sucedió”, insistió McMaster. El secretario de Estado, Rex Tillerson, quien también estuvo en el encuentro, coincidió en que no se había hablado sobre “fuentes, métodos o operaciones militares”.

También negó las acusaciones la cancillería de Rusia, informó la agencia de noticias Interfax, que citó al ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú diciendo que eran “falsas”.

El líder de la minoría demócrata del Senado estadounidense, Chuck Schumer, no prestó atención a las desmentidas y exhortó a la Casa Blanca a publicar las transcripciones de la reunión del presidente Trump con altos funcionarios rusos la semana pasada.

Para el principal demócrata del Senado, el gobierno de Trump está en una “crisis de credibilidad”, y esas informaciones, si son ciertas, implican que el multimillonario “pudo haber dañado gravemente” la seguridad nacional del país “y de varias maneras”.

"Hasta que la Administración proporcione la transcripción sin editar, hasta que la Administración explique completamente los hechos de este caso, el pueblo estadounidense dudará con razón si su presidente puede manejar los secretos más delicados de nuestra nación”, dijo Schumer en el pleno de la Cámara Alta.

Schumer pidió que la información sea puesta a disposición de los comités de inteligencia de la Cámara Baja y el Senado, que están liderando por separado las investigaciones sobre la intromisión de Rusia en la campaña de 2016.

A su vez, un importante diplomático de la OTAN, citado sin dar identificación por la agencia de noticias Reuters, señaló que “si es cierto, esto no va a generar confianza en aliados ya temerosos de compartir la información más sensible”. Sin embargo, los aliados de Estados Unidos tomaron la denuncia con prudencia. Un alto funcionario de la Unión Europea (UE) afirmó que la comunidad seguirá “compartiendo inteligencia” con Estados Unidos, que “es un socio principal”.

"No comento lo que dice la prensa. No tengo más información sobre esto”, indicó hoy la fuente, que añadió que la Unión “mantiene la voluntad y disposición de seguir trabajando” con Estados Unidos, iformó la agencia de noticias EFE.

En igual sentido se pronunciaron el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, para quien la alianza con Estados Unidos “es la base de nuestra seguridad nacional”, el canciller de Nueva Zelanda, Gerry Brownlee, quien señaló que la historia ya había sido desmentida, y un funcionario de Japón que dijo que su país no podía dejar de colaborar con Washington.

Según las fuentes citadas en exclusiva por el Post y que también han cotejado el New York Times y otros medios, Trump proporcionó a Lavrov información proporcionada por un país aliado de Estados Unidos, y ni siquiera otros de sus socios han recibido ese tipo de datos.

El Post acotó que la Casa Blanca inmediatamente informó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para reducir el impacto de las revelaciones que podría afectar a la capacidad de Washington y sus aliados para detectar nuevas amenazas.

La reunión de Trump con los enviados rusos fue vista como un problema de imagen inoportuno al darse un día después de que el presidente despidiera al director del FBI, James Comey, quien lideraba la investigación sobre la posible coordinación de la campaña presidencial de Trump con el Kremlin.