Emmanuel Macron arrasó en las grandes ciudades, Marine Le Pen en las periferias del norte y el sur






Los primeros datos abren numerosos interrogantes sobre el convencimiento de sus votantes y el rechazo de un tercio del país


Los datos de una de las elecciones más históricas de Francia van saliendo a la luz. Para Emmanuel Macron (66,1%), algunos han sido mucho más esperanzadores de los que anunciaban los sondeos y el presidente electo puede presumir de haber obtenido 30 puntos porcentuales más que su contrincante, Marine Le Pen 33,90%, frente a los 15-20 que amenazaban con deslegitimar su elección. Se trata de la mayor diferencia porcentual en una segunda vuelta desde 2002, cuando Jacques Chirac se enfrentaba a Jean-Marie Le Pen.

El nuevo presidente, el más joven de la V República, se enfrenta sin embargo al mayor nivel de votos blancos o nulos de la democracia y la mayor abstención desde 1969. En total, cuatro millones de personas se desplazaron a las urnas para votar en blanco o dar un voto nulo, el 11,47% de los votantes frente al 4 o 6% habitual. Si a eso se le suman los 12 millones de abstencionistas (25,4% según los los resultados casi definitivos que da ya el ministerio del Interior), un 34% de la población que puede votar no se ha decidido ni por Macron ni por Le Pen. El vencedor de la segunda vuelta obtendría, en esa misma línea, el 43,6% del apoyo del electorado muy por delante que Marine Le Pen y su 22,38%.

Pero a pesar del palo, incluso el Frente Nacional puede sacar una lectura positiva de la derrota. 10,6 millones de personas han votado por Le Pen, un récord histórico para el partido que, sin contar los 7,6 millones de la primera vuelta, no obtenía tantos apoyos desde las regionales de 2015, cuando 6,8 millones de personas les votaron. En cualquier caso, ni punto de comparación con los 6,4 millones que obtuvo en las presidenciales de 2012 y también de los 5,54 de Le Pen padre en 2002.
Estructura del electorado por candidato

En cuanto al perfil de los electores, el Instituto francés de opinión ya ha publicado los primeros estudios, realizados a partir de una muestra de 2.470 personas, que muestran la estructura del electorado de los candidatos en esta segunda vuelta. Así, Macron se proclamó vencedor entre los mayores de 50 años: el 26,3% de sus votantes tiene entre 50-64 años y el 26,9% más de 65, frente al 26% y el 16,4% en las mismas franjas de edad dentro del electorado de Marine Le Pen. Marine vence entre los franceses de entre 35-49 años, que conforman el 32,5% de su electorado, mientras que la abstención reinó en los menores de 34. El 13,8% en la franja de 18-24 y hasta el 20,6% en los 25-34 años se abstuvo. Sólo un 10% del electorado de Macron, ligeramente por delante de Le Pen, 9,6%, tiene entre 18 a 24 años, y un 12,8% entre 25 y 34 años frente al 15,5% de la frontista.





Ya por categorías, Marine Le Pen volvió a ser la favorita entre los obreros (60%) y ciudadanos sin diplomas o con bajos niveles de estudio (46%). "Hay claramente una diferencia social, geográfica y cultural entre los votantes de uno y otro", analiza en 'Paris Match' François Kraus, director de estudios políticos del Ifop. Macron convenció a un 66% de los dirigentes y un 67% de los empresarios. En cuanto al sexo, los dos candidatos encontraron un voto bastante igualado entre hombres y mujeres, con una diferencia de apenas tres puntos porcentuales entre unos y otros y Macron se aventaja ligeramente en el voto femenino. Finalmente, Macron arrasó en las grandes ciudades del país, con resultados a menudo por encima del 80%, como en París, Nantes, Rennes, Burdeos o Lyon, mientras que Le Pen obtiene la mayoría en zonas periurbanas del norte y el sudeste del país, no superando en ningún caso el 60% de los votos.

Lo que más alarma a los expertos es la abstención, especialmente alta entre los que eligieron en la primera vuelta a Benoît Hamon, Jean-Luc Mélenchon o François Fillon. "En las últimas décadas hemos visto que los electores cuyos candidatos no pasan a la segunda vuelta no suelen movilizarse", añade Kraus. También inquieta el hecho de que 6 de cada 10 electores que han votado a Macron lo han hecho por rechazo al adversario, un mal signo para el nuevo presidente, según Kreus.