El call center y la realidad



El macrismo, potenciado por el “call center” del PRO, lanzó una campaña contra Roberto Baradel para deslegitimarlo diciendo que no era docente y mostrando un automóvil que supuestamente era propiedad del sindicalista. Al final, no sólo apareció el analítico que obtuvo en un instituto de formación docente (en este caso, el analítico es el título) y se confirmó que la foto del auto fue obtenida de un aviso de venta que se había publicado por redes sociales.

Así, ante la incapacidad del PRO de romper el frente de protesta docente, se intentó deslegitimar a Roberto Baradel y lo que se logró es que se confirmara que tiene título de docente (aunque nunca haya estado al frente de una clase como profesor) y que, además, es abogado; justo lo contrario que quería mostrar la compaña en su contra.

El amateurismo que se observa en el manejo de las redes sociales por parte de los colectivos macristas y el “call center” oficial es inversamente proporcional a la masa inmensa de dinero que se gasta en ella, potenciando la sensación de incapacidad que muestra en la gestión el Gobierno Nacional, otorgando una tras otra oportunidades a la oposición para que se aglutine, para que desgaste y para que enfrente al PRO y a “Cambiemos”.

En pocas horas más, habrá un fuerte paro de docente en la Provincia de Buenos Aires y en una docena y media de provincias más. Pero el Gobierno, nacional, el porteño y el bonaerense se han quedado sin herramientas para negociar, dado que la posición que se tomó en la Casa Rosada para hacer frente al desafío, los dejó encerrado entre el discurso y la falta de opcines para poder escapar del conflicto.

En pocas horas, además, más habrá una inmensa movilización contra el Gobierno, encabezada por la CGT, donde los colectivos kirchneristas, la izquierda dura y muchos Intendentes bonaerenses han prometido aportar importantes cantidades de participantes. Y en este caso, tampoco el Gobierno tiene mucho más para ofrecer a los sindicalistas para evitar el primer paro nacional contra el Gobierno de Mauricio Macri, dado que ya se saldó la inmensa deuda que tenía la Casa Rosada con el sindicalismo durante más de 8 años (quizás, ahora, se entienda porqué el Gobierno de Cristina Fernández mantuvo esa deuda).