Hillary no toma riesgos y vuelve a distritos que considera "seguros"

Hillary Clinton dedicará los últimos días de campaña a reforzar territorios clave.

Hillary Clinton dedicará los últimos días de campaña a reforzar territorios clave.

El pronóstico diario de The New York Times, basado en la evolución de las encuestas en cada estado y en su impacto en la posible composición del Colegio Electoral, desayuna hoy a los lectores con la noticia de que "Hillary Clinton es la favorita para ganar la Presidencia".

Todo surge de los estados que seguramente votarán por los demócratas el martes, de los que lo harán por republicanos, de los que "se inclinan" por unos u otros y de los que están claramente indefinidos.

No es nada diferente a lo que se viene diciendo desde hace tiempo. Según el "pronóstico", las chances de la primera dama son entonces de un 84% contra un 16% de Donald Trump.

"La probabilidad de que (Hillary) pierda es la misma que la de un pateador de la National Football League erre un tiro de 38 yardas", asegura el diario. El problema es que la ex secretaria de Estado patea con zapatos de taco alto: la dama tiene sus debilidades.

Según el "Times", jugado a fondo a la campaña demócrata, Hillary tiene al alcance de su mano 268 votos en el Colegio Electoral, apenas dos por debajo del número mágico que, esta vez sí, debe darle el poder. En tanto, su rival puede contar con 157, mientras que 113 pertenecen a territorios inclasificables.

Todo tranquilo, ¿no? Para nada; veamos un ejemplo. Uno de los estados en el que los candidatos y sus aliados vuelcan sus mayores esfuerzos finales es Michigan, uno de impronta fuertemente industrial que ha sido un bastión del blue belt, el "cinturón azul" demócrata desde 1988. Bien, entre hoy y mañana, lunes, tanto Hillary como Barack y Michelle Obama fatigarán ese territorio, en el que una ventaja de 12 puntos se redujo a 5... y bajando. La filiación inequívocamente demócrata de los trabajadores industriales, que han sufrido la deslocalización al exterior de puestos de trabajo y la última crisis como pocos, es sin dudas un concepto a revisar.

Nueva York hoy está más convulsionada que nunca por la realización de su maratón anual, acompañado desde horas antes por un despliegue de seguridad muy visible. Se habla de una amenaza terrorista difusa, y quien se quemó con el maratón de Boston de 2013...

Los gobiernos estadual y municipal establecieron un despliegue adicional de 1.200 hombres, aunque el alcalde demócrata, Bill de Blasio, admitió que "no está clara la credibilidad de todo eso".

Decir que por estar basado en Nueva York un periodista tiene "la temperatura" de la elección sería un grave error. Se sabe que este país es un mundo, que su población es de lo más variada en términos productivos, económicos, sociales, culturales y regionales. La ventaja que da Nueva York es la de que parece un extracto de ese universo. Pero esa "ventaja" puede ser engañosa.

Las encuestas en este estado le dan a Hillary una ventaja de al menos 14 puntos porcentuales sobre Trump y todas las simulaciones de Colegio Electoral lo toman como demócrata en un 99%.

Las conversaciones, sin embargo, sorprenden al enviado cuando no solo encuentra gente que le habla de la peligrosidad del republicano, de sus groserías, de su desprecio por los latinos y de las frases que lo retratan como un posible abusador de mujeres. También hay gente, mucha, que entona un rap muy parecido. Comienza con un "no confío en ella", a quien nunca llaman por su nombre. Y sigue. "Trump es un candidato extraño, pero dice las cosas como las piensa". "Estados Unidos necesita un cambio". "Si todos lo atacan es porque no es alguien de los lobbies". "Es un hombre de negocios, sabe mejor que los demócratas cómo cerrar acuerdos con otros países".

Lo llamativo es que algunos de los que hablan así no son votantes declarados del empresario sino otros que se declaran indecisos y que no llegan a confesar cuál será su decisión el martes.

Esto nos lleva a una de las grandes preguntas del momento. Las encuestas que dan arriba a Hillary, que le aseguran prácticamente la mayoría de 270 votos en el Colegio Electoral, las que son la bases de los cálculos de probabilidades que emparentan una elección vital e intrincada con un partido de fútbol americano, ¿contemplan la posible existencia de un voto oculto? Si ese voto oculto existe, definitivamente es un voto por Trump. Pronto sabremos si está y, sobre todo, si es capaz de torcer el curso de la historia.