Carrió intenta expresar a los radicales Pro desencantados y rompe con Sanz

Sin el alquiler del despliegue terriotrial del radiclasmo, Macri nunca hubiera llegado a la presidencia, y se hubiera bajado como lo hizo en 2003, 2007, y 2011.
Los radicales están muy enojados, no solo recibieron poco  y nada en términos de cargos, sino que además no los consultan y los obligan a militar y defender medidas impopulares que contradien el el ideario del partido centenario.

Sanz  trata de contener a sus correligionarios, y de meter baza en la mesa chica del PRO. El trto que recibe es el de un socio menor. El alquiler no se paga, y Gualeguaychú cada vez parece más dificil de explicar y justificar.

Carrió está levantando las banderas d ela rebelión, y ya no habla con Sanz



En sus entornos reconocen en ya no hay trato entre ambos. El radical todavía participa de las reuniones de mesa chica de Macri, mientras que la diputada sólo habla por teléfono

Otros tiempos. En 2015, cuando la estrategia electoral le daba aires a la relación política.
Foto:cedoc El divorcio es un hecho, pero por el momento la pareja sigue conviviendo bajo el mismo techo. Elisa Carrió y Ernesto Sanz están cada vez más distanciados, pero ninguno de los dos piensa en generar una ruptura en Cambiemos, fuerza de la que fueron padres fundadores junto a Mauricio Macri. “Hoy no tienen ningún tipo de trato”, coinciden desde ambos bandos.

Lilita fue la que volvió a dejar en evidencia que la relación entre ellos está en crisis. En una entrevista con el canal de noticias TN, ninguneó al radical y dijo que no iba a permitir que vuelva a interceder en su relación con Macri. El problema es que los dos buscan tallar en las decisiones presidenciales, pero por caminos separados. Sanz participa casi todas las semanas de las reuniones de mesa chica en Casa Rosada. Carrió, en cambio, mantiene habituales comunicaciones telefónicas, y encuentros más esporádicos.


“Lilita expresa lo mismo que están opinando muchos radicales sobre Ernesto”, comentan quienes tienen relación fluída con Carrió. Hace referencias a críticas que le hacen distintos sectores del radicalismo a Sanz, por no bregar por una mayor incidencia del radicalismo en las decisiones de Gobierno.

Desde el entorno de Sanz aseguran que no va a involucrarse en una nueva novela con Carrió. “Ya sabemos cómo es ella”, se limitan a responder. El mendocino viene de atajar otro pelotazo en contra, cuando Ibar Pérez Corradi lo acusó de haber cobrado una coima para destituir a un juez. Ni Carrió ni los principales dirigentes del Gobierno salieron a respaldarlo en los medios. El tema igual no terminó de explotar por el blindaje mediático que le da el grupo Clarín, que siempre lo consideró propio.

Respecto a las críticas de los radicales, en el entorno de Sanz las minimizan. Sostienen que aquellos que se quejan por la falta de cargos en el Gobierno es porque los ansían. Y que los que se quejan porque el partido no es consultado para tomar decisiones es porque ellos no son consultados. Lo ven como un capítulo más de la eterna historia de internismos del centenario partido.

Desde el lado de Carrió reconocen que la mesa de coordinación de Cambiemos está funcionando mejor, pero aclaran: “De todas formas hay cosas que nos seguimos enterando por los medios”.
La relación entre Carrió y Sanz nunca fue extremadamente afectuosa, sino más bien pragmática. Cuando todavía existía UNEN, los dos coincidían en el análisis de que era necesario sumar a Macri al armado. Y trabajaron en ese sentido. Por eso, desde sus entornos ahora nadie se sorprende por el divorcio.
“Carrió está discutiendo política, y siempre disparó contra alguien cuando quiso discutir política”, analizan sus exégetas para entender porqué el encono con Sanz. En otras palabras, busca ser escuchada, pero sabe que no puede atacar directamente a Macri.