En plena crisis de el filonazi Arroyo, el radical Katz asoma como el nuevo ‘monje negro’ de Mar del Plata


El ex intendente acumula poder en una ciudad huérfana de un líder político.

Daniel Katz


El radical niega enfáticamente su regreso al ruedo político. Sin embargo, la penetración de radicales de la “vieja guarda” dentro del gobierno de Arroyo despierta cada vez más suspicacias en una ciudad huérfana de liderazgo político.

Por estas horas el exintendente Daniel Katz es apuntado como el “monje negro”, a pesar de que lo niegue enfáticamente. Katz tiene dos amigos muy cercanos en el gabinete de Arroyo: el secretario de Gobierno Alejandro Vicente y el de Planeamiento Guillermo de Paz. En los últimos días sonó otro hombre de su confianza para sumarse al Gabinete, Gustavo Schroeder. Aunque Katz lo niegue, la presencia de radicales de la “vieja guardia” en un gobierno con tantas complicaciones como el de Arroyo despierta suspicacias.



Katz comenzó a tener relación con Arroyo sobre el final de la campaña. Lejos de ser amigos, al radical lo seducía la posibilidad que el entonces concejal destruya a su eterno rival, Gustavo Pulti.

Katz y Pulti mantienen un enfrentamiento personal. Son enemigos acérrimos y todo lo que uno pueda hacer para lastimar al otro lo va a hacer sin dudarlo. En los últimos meses, gente de confianza del ex intendente radical comenzó a circular los lugares habituales de rosca política en esa ciudad costera.



Katz hizo lo suyo y sumó a dos colaboradores cercanos como funcionarios del gobierno. Se trata del secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, y el de Planeamiento, Guillermo de Paz.



Todos niegan ante los micrófonos el regreso de su líder. Pero por lo bajo dejan abierta esa posibilidad. Es que todos coinciden en que Mar del Plata está huérfana de un líder político.



El gobierno de Arroyo no despega, su particular estilo genera rechazo, y la crisis que atraviesa su gobierno pone nerviosos a políticos y empresarios.

En Mar del Plata nadie apuesta al regreso de Pulti. Consideran que cumplió su ciclo. Su fracaso es muy reciente, su imagen está por el piso y sigue acumulando críticas por su gestión. A eso se le suma su batalla con la justicia que apenas comenzó a librar toda vez que está imputado por el delito de malversación de fondos e incumplimiento de los deberes de funcionario público.


El caso de Katz es distinto. Cayó en 2007 frente a Pulti y entonces -a pesar de la derrota- contaba con buena imagen. El eje de sus cuestionamientos pasaba por lo floja que había sido su gestión. Desde entonces, el arquitecto radical siguió siendo una figura popular.

La ausencia de líderes preocupa a las altas esferas de poder en el segundo distrito con mayor cantidad de electores después de La Matanza. Con Arroyo en una crisis profunda y con Pulti desgastado, Sergio Massa no tiene ningún candidato fuerte. Vilma Baragiola quedó muy pegada a la gestión de Arroyo y su imagen cayó el año pasado tras un video que la vinculaba con un supuesto pedido de coimas.

En ese escenario, Katz arma con sigilo. Puertas adentro del radicalismo, les recuerda a sus correligionarios que él fue uno de los convencionales que en Gualeguaychú votó a favor de la alianza entre la UCR y el PRO.

El arquitecto sabe que puede volver a emerger como líder.