Papa Francisco: "Nadie puede aceptar el neoliberalismo y seguir considerándose cristiano, el socialismo ha cometido un error antropológico en reducir al hombre a su función económica"


https://www.aciprensa.com/imagespp/size680/Francisco_Obama_Castro_17122014.jpg

El simbolismo es fuerte: el primer papa latinoamericano cruza la frontera de Estados Unidos directamente desde Cuba. No es casualidad. Francisco pasará cuatro días en la isla y cinco en Estados Unidos. Aunque es su primera visita a ambos países, el eje Cuba-Estados Unidos ha sido tema de preocupación desde hace muchos años. El Papa tuvo además un rol determinante en las negociaciones secretas del acuerdo histórico de normalización, que permitió la apertura de embajadas.

En 1998, como arzobispo de Buenos Aires, escribió sobre la necesidad de diálogo para superar el peligro que veía en modelos tan diametralmente opuestos: Cuba -socialista, represivo- y Estados Unidos -neoliberal, globalizante- son los ejemplos más claros de sistemas que -en sus extremos- llevarían a la deshumanización de los hombres.

En un libro en ocasión de la visita de Juan Pablo II a Cuba en ese año, lo dijo categóricamente: "Nadie puede aceptar el neoliberalismo y seguir considerándose cristiano". En tanto "el socialismo ha cometido un error antropológico" en reducir al hombre a su función económica, añadió.

Francisco llega ahora con un mensaje capaz de provocar un fuerte impacto político. Quienes lo conocen bien dicen que es un político astuto. Algunos creen que su astucia tiene su origen en sus antecedentes peronistas, que le ha inspirado un populismo no-ideológico equidistante del capitalismo y del marxismo.
Pero el Papa llegó a ser un líder mundial sin precedente no con política sino con su mensaje religioso. A mí me convence la explicación de que su populismo -y su popularidad- nace en la teología de la "Iglesia del pueblo", en la línea del Concilio Vaticano Segundo y de los congresos episcopales de Medellín y Puebla, en los años 60 y 70.

"No se debe llamarlo ni conservador ni progresista -dice el jesuita argentino Gustavo Morello, profesor del Boston College-. No habla de la clase media, por ejemplo. La tensión que él encuentra está entre las elites, blanco de sus críticas constantes, y el pueblo, en su gran mayoría conformado por los pobres."

Más importante que cualquier político, más famoso que cualquier estrella de rock, Francisco tiene libertad -tanto en Cuba como en Estados Unidos- para hacer llegar su mensaje directamente a millones y millones, sin temor de censura ni de réplicas fuertes de los líderes políticos que seguramente se sentirán aludidos por sus críticas. Todos sus discursos y eventos serán difundidos en vivo, y la empresa de cable Time Warner dedicará el canal 199 al Papa las 24 horas, desde su primera misa en La Habana hasta su despegue del aeropuerto de Filadelfia.

Latino entre latinos

En Estados Unidos, el Papa llega como latino a un país cuya población latina es la más grande del mundo después de México, con más de 50 millones de personas.

En el debate sobre la inmigración, el impacto promete ser estremecedor. La inmensa mayoría de los 11 millones de sin papeles en Estados Unidos son mexicanos o centroamericanos. El candidato Donald Trump los ataca y define como "ilegales" que cometen violaciones y otros crímenes, y tanto él como otros republicanos han hablado de la necesidad de expulsarlos en masa.

Jorge Bergoglio contrapone a eso un mensaje inequívoco de apoyo y acogida al "extranjero". Y condena lo que llama "la globalización de la indiferencia" hacia los flujos masivos de personas desplazadas de sus hogares.

Líderes latinos calculan que alrededor de 50.000 personas de ese origen estarán congregadas en las calles de Washington para dar la bienvenida al Pontífice mientras transita en el papamóvil, pasado mañana. La mayoría de sus misas y discursos se pronunciarán en español.

El efecto será de una suba colosal de la imagen de la población latina, que recién está encontrando su poderío político en el país, al ser el grupo étnico de votantes más importante después de los blancos de origen europeo.

Para la Iglesia católica en Estados Unidos -más de 25% de la población- Francisco representa un viento inquietante de cambio respecto de un cuerpo de obispos que, desde el período post Vaticano Segundo, viró fuertemente hacia las posturas conservadoras y hacia una alianza política de facto con la derecha norteamericana y las sectas fundamentalistas del protestantismo.

El senador (cubano y católico) Ted Cruz, por ejemplo, se enfureció tanto con los pronunciamientos del Papa sobre el cambio climático (cuyos orígenes en la actividad humana Cruz niega a reconocer) que recomendó al Vaticano que lo "despida". A juzgar por reacciones así, es evidente que son los conservadores quienes sienten que tienen más que perder ante el inminente tsunami Francisco que está por inundar la costa norteamericana.