Niembro, Del Sel y el riesgo de comprar candidatos llave en mano

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El haber permitido que Niembro tuviera contratos con distintas reparticiones del gobierno porteño por 21 millones de pesos también es responsabilidad de Macri, porque por su monto y diversidad no pudo ser una equivocación de un solo ministro sin su conocimiento. Siempre luce mejor reconocer los errores, cuando son evidentes, que negarlos.

El desacierto nace en la burda apelación del PRO a figuras populares para que sean candidatos y ahorrarse el tiempo que requiere que los políticos se hagan conocidos en el curso de su carrera. La fama pública se adquiere en cuatro fuentes: la política, los medios, el espectáculo y el deporte. Siendo político, periodista, actor/presentador/músico o deportista. Pero es bien diferente, como hizo Menem, convocar a Palito Ortega, Reutemann y Scioli, cuyas famas venían acompañadas de experiencia empresarial comparable con la del propio Macri, que a Miguel Del Sel o Niembro, más allá del pasado peronista de éste.

El grotesco de Del Sel le hizo terminar perdiendo votos al PRO. Y en el caso de Niembro, el haber hecho una empresa con un solo cliente y sin empleados demostró su impericia empresarial hasta para aprovecharse del Estado. De la misma forma en que la Justicia laboral entiende que un monotributista que brinda servicios a una sola empresa no es un proveedor sino un empleado de esa empresa, Niembro no le vendía servicios al Estado porteño, era un empleado del PRO al que se le pagaba por factura.

Fue bochornoso el espacio mediático sin verdaderas repreguntas del que gozó Niembro en distintos programas de TN. Ninguno le preguntó a Niembro lo esencial, que no era si había habido compulsa de precios en los servicios contratados o si su empresa presentaba o no los balances. Lo obvio era que tenía un solo cliente: el Estado porteño, y es muy básico que una empresa de un solo cliente no es una empresa.

El carpetazo contra Niembro no es sólo una campaña sucia como la que se le hizo a Francisco de Narváez con la efedrina o a Enrique Olivera con una cuenta en el exterior, porque en esos casos las acusaciones fueron falsas y en el de Niembro no se precisan más pruebas que sus propias declaraciones.


Ya que el PRO lo contrató como candidato porque sabe de comunicación, Niembro podría ser un poco más pudoroso y no defenderse diciendo que es un “militante” (sic) de la política y que reivindica su origen peronista, porque eso remite a que fue secretario de Medios de Menem, que hizo con la televisión oficial lo mismo que el kirchnerismo, y tuvo que tener la cara de piedra para ser el vocero del anuncio de los indultos a Videla, Massera, Camps y Suárez Mason, entre otros.