La queja moral como herramienta de marketing político


 
La queja moral es sólo una herramienta de marketing político. A Elisa Carrió, Patricia Bullrich, Laura Alonso y Ernesto Sanz no les interesa en absoluto la transparencia ni la calidad institucional, sino estarían diciendo algo de un tipo que tiene 192 contratos del Gobierno de la ciudad, y ni un sólo empleado. Niembro no hizo ningún trabajo a cambio mas que hablar bien de Macri en las transmisiones de fútbol. Si les interesara la transparencia no estarían con Macri que es un compendio viviente de causas penales, y el gobierno de la ciudad es sólo una excusa para q los negocios q antes conseguía Macri por licitaciones truchas, hoy los haga el directamente, La ciudad atendida por sus dueños. La queja moral es sólo una herramienta de marketing político.

La decencia no es dato importante para el elector argentino cuando se siente económicamente bien, pero recurre a ella para acusar desde un pedestal moralizador al gobernante que ya le fastidia. Ocurrió con el menemismo, cuyos casos de corrupción sólo importaron al final de su ciclo. Con De La Rua, que no tuvo cosas buenas que mostrar, ocurrió de inmediato apenas se conoció el escándalo de las coimas senatoriales vía Banelco.

Los casos Skanka, valijas venezolanas y demás pasaron sin que pasara nada, pero las denuncias de Lanata, por ejemplo, cayeron en 2013, época de crisis económica.

Cuando se quiere castigar a alguien, cualquiera será la prueba conveniente para expresar el repudio que se desea expresar.

La crítica moral es una crítica al ser, no al hacer. vos SOS corrupto, no es que tenés prácticas corruptas, nada bueno puede venir de ahí.

La gran pregunta para los que hacen política debería ser como transitar para que la queja moral sea otra, sea política, económica, social.

Lo que no saben Carrió, Bullrich, Sanz y Alonso es que no es lo mismo construir malestar que construir política y que denunciar y juntar votos son dos tareas muy complicadas, por eso no se pueden hacer a la vez.