Pescado y dulce de leche

H. V.

El diálogo entre intelectuales y políticos suele producir destellos iluminadores para la comprensión de los procesos colectivos. André Malraux y Charles De Gaulle o Gabriel García Márquez y Fidel Castro son ejemplos internacionales bien conocidos. La influencia sobre Urquiza desató los celos entre dos de sus interlocutores intelectuales: a la “Campaña en el Ejército Grande” de Sarmiento contestó Alberdi con sus “Cartas Quillotanas”. Frigerio y Frondizi, Mariano Grondona y Juan Carlos Onganía, Alfonsín y Juan Carlos Portantiero, Carlos Menem y Gerardo Sofovich o Jorge Asís son otros casos notorios.

A veces basta un cruce incidental, aun a distancia, sin que los protagonistas se encuentren. Acaba de ocurrir aquí, en referencia al proceso electoral. El primer movimiento lo realizó la crítica literaria Beatriz Sarlo, quien había anunciado su apoyo en las primarias a Margarita Stolbizer, cuya candidatura atrajo al 3,5 por ciento de los votantes afirmativos. Ex asesora de Elisa Carrió y de Graciela Fernández Meijide, Sarlo propuso ahora que el candidato presidencial Sergio Massa declinara su pretensión y que al mismo tiempo Maurizio Macrì bajara a su candidata a la gobernación bonaerense, María Eugenia Vidal. Agregó que sólo un torpe podría negarse a esa “combinación imbatible”.

El político que entabló el diálogo con este aporte intelectual fue el primo inteligente del candidato presidencial del PRO, Jorge Macrì. “Es una lectura errónea. No dudo de la buena voluntad de Beatriz Sarlo, pero entiendo que puede ser funcional a Daniel Scioli. No se suman graciosamente los electores, eso es subestimarlos. A muchos les gusta el pescado y a otros muchos les gusta el dulce de leche. Pero un plato de pescado y dulce de leche es horrible”, dijo. Jorge Macrì fue precandidato a la gobernación bonaerense y partidario de un acuerdo con sectores peronistas, pero su primo prefirió que Vidal enarbolara el estandarte amarillo y optó por la pureza étnica, sin contaminaciones. Sin embargo, Jorge Macrì es el jefe de campaña de Vidal. A diferencia de otros casos, el pragmatismo extremo no proviene aquí del dirigente partidario, quien señala que esa propuesta es imposible en términos legales pero también políticos y que hasta podría “poner en peligro los votos propios”.

Un ejemplo en ese sentido se verificó en las PASO con algunos de los intendentes saltimbanquis. Luego de la buena elección del Frente Renovador 2013 en la provincia de Buenos Aires, varios se alejaron del Frente para la Victoria para sumarse a Sergio Massa, quien era aclamado como el inevitable presidente joven de 2015. Disipado ese espejismo, emprendieron el regreso con la frente gacha. La foto con Wado de Pedro, Aníbal Fernández y/o Julio De Vido certificó que luego de recorrer el camino de Canosa eran readmitidos en la feligresía. Esto fue menos doloroso que pasar tres días descalzos sobre la nieve en espera del perdón, pero no les aseguró consagrarse sin competir. Un provecho demostrado de las PASO fue servir de filtro para tanta ubicuidad: los tránsfugas arrepentidos debieron enfrentar en la interna a quienes permanecieron en su sitio. Con Darío Giustozzi y Raúl Othacehé a la cabeza, varios fueron batidos y no tendrán una segunda oportunidad. Quienes no se decidieron a volver, o no fueron aceptados, como Luis Acuña o Jesús Cariglino, perdieron pero aún podrían revertir el resultado en octubre.