Félix Salmon, editor del diario norteamericano, escribió un artículo donde asegura que "el estado financiero de Argentina hoy por hoy es muy bueno".
La
columna de Félix Salmon, editor del New York Times, acerca del
conflicto entre Argentina y los Fondos Buitre tras el fallo del juez
Thomas Griesa, sostiene que "Argentina hizo bien en no tambalear ante
las amenazas de la justicia norteamericana, que vaticina las peores
consecuencias",
Si
bien el periodista reconoce las consecuencias del proceso judicial y
manifiesta "el día del juicio ha llegado y la nación deberá sufrirlas" ,
asegura que "muchos se sorprenderán al ver con cuanta facilidad
Argentina se sobrepone a esto".
"El
estado financiero de Argentina hoy por hoy es muy bueno, ya que tanto
el Estado como sus corporaciones tienen poca deuda, lo que significa que
no presentaría una complicación retrasar su pago", indica la columna.
Salmon
describe que "los depósitos bancarios están estables, la tasa de cambio
no parece estar más frágil de lo que estuvo en los últimos meses y las
reservas en moneda extranjera subieron las últimas semanas. Es decir, en
términos financieros, no ha habido grandes cambios en Argentina entre
ayer y hoy".
"El
hecho es que lo que estamos viendo en este momento en la Argentina, no
es un default típico", aclaró, por lo que "como resultado, no está
teniendo las consecuencias típicas que conlleva un default ordinario".
Asimismo
Salmon cuestionó el rol del mediador Daniel Pollack: "Su trabajo es
ser el mediador detrás de escena, yendo y viniendo entre la Argentina y
los holdouts, en negociaciones altamente confidenciales. Su trabajo no
es para empezar, escupir al New York Times si un default debe dejarse
caer o no, 'en condición de permanente' - como si hubiera alguna
autoridad con la capacidad de permitir o no, tal cosa".
Pollack
había declarado al diario que "al default no se le se puede permitir
caer en una condición permanente", y advirtió que "la República de
Argentina y los tenedores de bonos, tanto los que ingresaron al canje,
como los holdouts, sufrirán daños cada vez más graves, y el ciudadano
argentino ordinario será la víctima real y definitiva".
La columna de Félix Salmon, editor del New York Times, acerca del
conflicto entre Argentina y los Fondos Buitre tras el fallo del juez
Thomas Griesa, sostiene que "Argentina hizo bien en no tambalear ante
las amenazas de la justicia norteamericana, que vaticina las peores
consecuencias".Si bien el periodista reconoce las consecuencias del proceso judicial y manifiesta "el día del juicio ha llegado y la nación deberá sufrirlas" , asegura que "muchos se sorprenderán al ver con cuanta facilidad Argentina se sobrepone a esto".
"El estado financiero de Argentina hoy por hoy es muy bueno, ya que tanto el Estado como sus corporaciones tienen poca deuda, lo que significa que no presentaría una complicación retrasar su pago", indica la columna.
Salmon describe que "los depósitos bancarios están estables, la tasa de cambio no parece estar más frágil de lo que estuvo en los últimos meses y las reservas en moneda extranjera subieron las últimas semanas. Es decir, en términos financieros, no ha habido grandes cambios en Argentina entre ayer y hoy".
"El hecho es que lo que estamos viendo en este momento en la Argentina, no es un default típico", aclaró, por lo que "como resultado, no está teniendo las consecuencias típicas que conlleva un default ordinario".
Asimismo Salmon cuestionó el rol del mediador Daniel Pollack: "Su trabajo es ser el mediador detrás de escena, yendo y viniendo entre la Argentina y los holdouts, en negociaciones altamente confidenciales. Su trabajo no es para empezar, escupir al New York Times si un default debe dejarse caer o no, 'en condición de permanente' - como si hubiera alguna autoridad con la capacidad de permitir o no, tal cosa".
Pollack había declarado al diario que "al default no se le se puede permitir caer en una condición permanente", y advirtió que "la República de Argentina y los tenedores de bonos, tanto los que ingresaron al canje, como los holdouts, sufrirán daños cada vez más graves, y el ciudadano argentino ordinario será la víctima real y definitiva".