La historia de la nieta recuperada 110

Es hija de Liliana Acuña y Oscar Gutiérrez. Ambos militaban en Montoneros y fueron secuestrados en 1976. Su mamá la dio a luz a los 24 años en un hospital de San Martín. Su abuela fue una de las doce fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.
 
La historia de la nieta recuperada 110 es similar a la de otros niños apropiados por la última dictadura, pero a la vez es tan única e irrepetible como la identidad de todas las personas.
Su papa fue Oscar Gutiérrez, "Felipe" para sus compañeros de militancia. Había nacido el 17 de abril de 1951 en la localidad bonaerense de La Tablada. Su mamá se llamaba Liliana Acuña, nacida en la ciudad de Buenos Aires el 30 de mayo de 1952, su familia la apodaba "Isa" o "Isabelita".
Ambos militaban en la organización Montoneros y fueron secuestrados el 26 de agosto de 1976 en la ciudad matancera de San Justo cuando la joven estaba embarazada de cinco meses.
Por testimonios obtenidos por la familia, pudo saberse que la pareja permaneció detenida de modo ilegal en la Comisaría 4° de Martínez y que Liliana dio a luz en fecha en un hospital del partido bonaerense de San Martín, a donde la habían trasladado para el parto. Los dos son parte de la lista de 30 mil desaparecidos que la dictadura dejó.
Los padres de la nieta recuperada: la Nº 110
Los padres de la nieta recuperada: la Nº 110
La madre de Oscar, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, los estuvo buscando sola y sin apoyo durante meses. A comienzos de 1977 se integró al grupo de madres y familiares que se comenzaron a reunir en la Plaza de Mayo. En octubre de 1977 recibió la invitación de Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, "Licha", también participante de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo, para formar un grupo especial de abuelas buscando a sus nietos desaparecidos. Es así que se convirtió en una de las doce mujeres fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.
Los padres militaban en la organización Montoneros y fueron secuestrados el 26 de agosto de 1976
La nieta recuperada 110 se presentó sola ante el organismo de DD.HH. y pidió que se le haga el ADN porque tenía dudas sobre su identidad. Hoy sabe su verdadera historia. Su abuela ya no está, pero su lucha sirvió y mucho.
"Siempre te estuvimos buscando", es lo primero que le dijo su tío Rodolfo Gutiérrez al conocerla. Otro reencuentro que le otorgó el derecho a la identidad a una argentina y otro cachetazo contra la impunidad y el olvido.