Keynes, la civilización y el largo plazo


Michael Roberts



La teoría económica keynesiana es dominante en la izquierda del movimiento obrero. Keynes es el héroe económico de los que quieren cambiar el mundo; para poner fin a la pobreza, la desigualdad y las continuas pérdidas de ingresos y puestos de trabajo en las crisis recurrentes. Y sin embargo, cualquiera que haya leído las notas de mi blog sabe que el análisis económico keynesiano es erróneo, empíricamente dudoso y sus prescripciones políticas para corregir los errores del capitalismo han demostrado ser un fracaso.

En los EEUU, los grandes gurús de la oposición a las teorías neoliberales de la escuela de economía de Chicago y a las políticas de los republicanos son keynesianos Paul Krugman , Larry Summers y Joseph Stiglitz o, ligeramente más radicales, Dean Baker o James Galbraith. En el Reino Unido, los líderes de la izquierda del Partido Laborista en torno a Jeremy Corbyn y John McDonnell, socialistas confesos, se inspiran en economistas keynesianos como Martin Wolf, Ann Pettifor o Simon Wren Lewis para sus propuestas políticas y análisis. Los invitan a sus consejos de asesores y seminarios. En Europa, los Thomas Piketty mandan.


Los estudiantes graduados y profesores que participan en Rethinking Economics , un movimiento internacional para cambiar la enseñanza y las ideas económicas en ruptura con la teoría neoclásica, son dirigidas por autores keynesianos como James Kwak o post-keynesianos como Steve Keen, o Victoria Chick o Frances Coppola. Kwak, por ejemplo, ha publicado un nuevo libro tituladoEconomism, que sostiene que la línea de falla económica en el capitalismo es el aumento de la desigualdad y que el fracaso de la economía convencional consiste en no reconocerlo. Una vez más la idea de que la desigualdad es el enemigo, no el capitalismo como tal, exuda de los keynesianos y post-keynesianos como Stiglitz, Kwak, Piketty o Stockhammer , y es dominante en los medios de comunicación y el movimiento obrero. Con ello no pretendo negar la horrible importancia del aumento de la desigualdad, sino demostrar que no se tiene en cuenta una visión marxista sobre este tema.

De hecho, cuando los medios de comunicación quieren ser audaces y radicales, se llenan de publicidad sobre los nuevos libros de autores keynesianos o post-keynesianas, pero no de los marxistas. Por ejemplo, Ann Pettifor, de Prime Economics, ha escrito un nuevo libro, The Production of Money, en el que nos dice que “el dinero no es más que una promesa de pago” y que “creamos dinero todo el tiempo haciendo esas promesas” , el dinero es infinito y no limitado en su producción, por lo que la sociedad puede imprimir tanto como quiera para invertir en sus opciones sociales sin ningún tipo de consecuencias económicas perjudiciales. Y a través del efecto multiplicador keynesiano, los ingresos y los puestos de trabajo pueden crecer. Y “no importa donde el gobierno invierta su dinero, si al hacerlo se crea empleo” . El único problema es mantener el coste del dinero, las tasas de interés, tan bajas como sea posible, para asegurar la expansión del dinero (¿o se trata de crédito?) para impulsar la economía capitalista. Por lo tanto, no hay necesidad de ningún cambio en el modo de producción con fines de lucro, simplemente basta con controlar la máquina de dinero para asegurar un flujo infinito de dinero y todo funcionará bien.

Irónicamente, al mismo tiempo, el destacado poskeynesiano Steve Keen se prepara para ofrecer un nuevo libro abogando por el control de la deuda o del crédito como forma de evitar las crisis. Haga su elección: ¿más dinero-crédito o menos? De cualquier manera, los keynesianos difunden una narrativa económica con un análisis que considera que sólo el sector de las finanzas es la fuerza causal de los problemas del capitalismo.

Entonces, ¿por qué siguen siendo dominantes las ideas keynesianas? Geoff Mann nos proporciona una explicación atractiva. Mann es el director del Centro de Economía Política Global en la Universidad Simon Fraser, de Canadá. En un nuevo libro, titulado In the Long Run we are all Dead, Mann reconoce que no es que la economía keynesiana se considere correcta. Ha habido “poderosas críticas desde la izquierda de la economía keynesiana de la que extraer conclusiones; los ejemplos incluyen las obras de Paul Mattick, Geoff Pilling y Michael Roberts ( ¡gracias! - MR )”(p218), pero las ideas keynesianas son dominantes en el movimiento obrero y entre los que se oponen a lo que Mann llama el 'capitalismo liberal' (lo que yo llamaría el capitalismo) por razones políticas.

Keynes reina porque ofrece una tercera vía entre la revolución socialista y la barbarie, es decir, el fin de la civilización tal y como (en realidad la burguesía como a la pertenecía Keynes) la conocemos. En los años 1920 y 1930, Keynes temió que el 'mundo civilizado' se enfrentase a la revolución marxista o la dictadura fascista. Pero el socialismo como una alternativa al capitalismo de la Gran Depresión, podría acabar con la 'civilización', abriendo la puerta a la 'barbarie' - el final de un mundo mejor, el colapso de la tecnología y el estado de derecho, más guerras, etc. Así que intentó ofrecer la esperanza de que, a través de alguna modesta reforma del 'capitalismo liberal', sería posible hacer que volviese a funcionar el capitalismo sin la necesidad de una revolución socialista. No habría ninguna necesidad de ir a donde los ángeles de la 'civilización' se negaban a ir. Esa fue la narrativa keynesiana.

Este llamamiento atrajo (y todavía atrae) a los líderes del movimiento sindical y a los 'liberales' que desean cambios. La revolución es algo arriesgado y puede arrastrarnos a todos al abismo. Mann: “La izquierda quiere democracia sin populismo, quiere políticas de cambio sin los riesgos del cambio; quiere revolución sin revolucionarios” . (p21).

Este miedo a la revolución, Mann reconoce, apareció por primera vez después de la Revolución francesa. Ese gran experimento de democracia burguesa desembocó en Robespierre y el terror; la democracia se convirtió en dictadura y barbarie – ese es más o menos el mito burgués. La economía keynesiana ofrecía una manera de salir de la depresión de 1930 o de la actual Larga Depresión sin socialismo. Es la tercera vía entre el statu quo de los mercados rapaces, la austeridad, la desigualdad, la pobreza y las crisis y la alternativa de una revolución social que conlleve a Stalin, Mao, Castro, Pol Pot y Kim Jong-un. Es una 'tercera vía' tan atractiva que Mann confiesa que incluso le seduce como una alternativa al riesgo de que la revolución se tuerza (ver el último capítulo, donde Marx es presentado como el Dr. Jekyll de la Esperanza y Keynes como el Mr. Hyde del miedo).

Como Mann escribe, Keynes creía que, si expertos civilizados (como él mismo) abordaban los problemas a corto plazo de la crisis económica y las recesiones, se podría evitar el desastre a largo plazo del colapso de la civilización. La famosa cita que recoge el título del libro de Mann, 'a largo plazo todos estaremos muertos', se refiere a la necesidad de actuar frente a la Gran Depresión mediante la intervención del gobierno y no esperar a que el mercado se auto-corrija con el tiempo, como pensaban los economistas y políticos neoclásicos ( 'clásicos' según Keynes). Porque “ese largo plazo es una mala guía para los temas de actualidad. A largo plazo todos estaremos muertos. Los economistas se fijaron una tarea demasiado fácil, demasiado inútil, si en épocas turbulentas sólo nos puede decir que cuando la tormenta haya pasado, el océano volverá a estar como un plato”(Keynes). Es necesario actuar sobre los problemas a corto plazo o se convertirán en un desastre a largo plazo. Este es el significado adicional de la larga cita anterior: hay que lidiar con la depresión y las crisis económicas ahora o la misma civilización se verá amenazada por la revolución a largo plazo.

A Keynes le gustaba considerar que el papel de los economistas era similar al de los dentistas a la hora de resolver un problema técnico de la economía como si se tratase de un dolor de muelas ( “Si los economistas pudieran llegar a pensar que son personas humildes y competentes como los dentistas, sería espléndido” ). Y los keynesianos modernos han comparado su tarea a la de los fontaneros: reparar las fugas en la tubería de la acumulación y el crecimiento. Pero el método real de la economía política no es el de un fontanero o un dentista cuando soluciona problemas a corto plazo. Es el de un científico social revolucionario (Marx), transformándo a largo plazo. Lo que el análisis marxista del modo de producción capitalista revela es que no hay una 'tercera vía' como Keynes y sus seguidores proponen. El capitalismo no puede ofrecer el fin de la desigualdad, la pobreza, la guerra a cambio de un mundo de abundancia y bien común a nivel mundial, y evitar así la catástrofe medio ambiental, a largo plazo.

Al igual que todos los intelectuales burgueses, Keynes era un idealista. Sabía que las ideas sólo se llevan a cabo si se ajustan a los deseos de la élite gobernante. Como él mismo dijo, “El individualismo y el laissez-faire no podían, a pesar de sus profundas raíces en las filosofías políticas y morales de finales del siglo XVIII y principios del XIX, garantizar su influjo duradero en la dirección de los asuntos públicos, si no hubiera sido porque encajaban con las necesidades y deseos del mundo de los negocios de entonces ... Todos esos elementos han contribuido al actual ambiente intelectual dominante, a la estructura mental, a la ortodoxia de la época”. Sin embargo, seguía creyendo que un hombre inteligente como él, con ideas contundentes, podría cambiar la sociedad aun en contra de los intereses de aquellos que la controlan.

Lo equivocado de esa idea fue evidente incluso para él cuando intentó conseguir que la administración Roosevelt adoptase sus ideas sobre como terminar con la Gran Depresión y que la clase política aplicase sus ideas para un nuevo orden mundial después de la guerra mundial. Keynes quería crear instituciones 'civilizadas' para garantizar la paz y la prosperidad a nivel mundial a través de la gestión internacional de las economías, las monedas y el dinero. Pero estas ideas de un orden mundial para controlar los excesos de un capitalismo desenfrenado se convirtieron en instituciones como el FMI, el Banco Mundial y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que acabaron promoviendo las políticas de un imperialismo encabezado por los Estados Unidos. En lugar de un mundo de líderes 'civilizados' que resolvían los problemas del mundo, lo que tenemos es una terrible águila que clava sus garras en el mundo, imponiendo su voluntad. Son los intereses materiales los que deciden las políticas, no los economistas inteligentes.

De hecho, Keynes, el gran idealista de la civilización se convirtió en un pragmático en las reuniones de Bretton Woods de la posguerra, en representación no de las masas del mundo, o incluso de un orden mundial democrático, sino de los estrechos intereses nacionales del imperialismo británico frente al dominio estadounidense. Keynes informó al parlamento británico que el acuerdo de Bretton Woods no era “una afirmación de poder estadounidense, sino un compromiso razonable entre dos grandes naciones con los mismos objetivos: restaurar una economía mundial liberal”. Otras naciones fueron ignoradas, por supuesto.

Para evitar la situación en la que a largo plazo todos estemos muertos, Keynes creía que había que resolver los problemas a corto plazo. Pero resolverlos a corto plazo no puede evitar el largo plazo. Si se logra el pleno empleo, todo irá bien, pensó. Sin embargo, en 2017, tenemos casi 'pleno empleo' en EEUU, el Reino Unido, Alemania y Japón, y no todo está bien. Los salarios reales se han estancado, la productividad no está aumentando y las desigualdades se agravan. Hay una Larga Depresión y no parece que vayamos a salir de un 'estancamiento secular'. Por supuesto, los keynesianos dice que la causa es que no se han aplicado las políticas keynesianas. Pero no se han aplicado (al menos no el aumento del gasto fiscal) porque las ideas no se imponen a los intereses materiales dominantes, al contrario de lo que creía Keynes. Keynes lo veía boca abajo; de la misma manera que Hegel. Hegel defendía que era el conflicto de ideas el que determinaba el conflicto histórico, cuando es lo contrario. La historia es la historia de la lucha de clases.

Y de todos modos, las recetas económicas de Keynes se basan en una falacia. La larga depresión continua no porque haya demasiado capital que deprime los beneficios ('eficiencia marginal') del capital en relación con la tasa de interés sobre el dinero. No hay demasiada inversión (las tasas de inversión de las empresas son bajas) y las tasas de interés están cerca de cero o incluso son negativas. La larga depresión es el resultado de una muy baja rentabilidad y por lo tanto de insuficiente inversión, lo que ralentiza el crecimiento de la productividad. Los salarios reales bajos y la baja productividad son el coste del 'pleno empleo', en contra de todas las ideas de la teoría económica keynesiana. No ha sido el exceso de inversión lo que ha causado la baja rentabilidad, sino la baja rentabilidad la que ha causado la escasa inversión.

Lo que Mann sostiene es que la teoría económica keynesiana es dominante en la izquierda a pesar de sus falacias y fracasos porque expresa el temor de muchos de los líderes del movimiento obrero a las masas y la revolución. En su nuevo libro, James Kwak cita a Keynes: “En su mayor parte, creo que el capitalismo, gestionado con prudencia, puede probablemente ser más eficiente para alcanzar fines económicos que cualquier sistema alternativo conocido, pero que en sí mismo es en muchos maneras muy objetable. Nuestro problema es desarrollar una organización social que fuera lo más eficiente posible sin ofender nuestras nociones de una vida satisfactoria“. Comentarios de Kwak : “Ese sigue siendo nuestro reto hoy. Si no podemos resolverlo, las elecciones presidenciales de 2016 (Trump) puede pueden convertirse en un presagio de cosas peores por venir”. En otras palabras, si no podemos controlar el capitalismo, las cosas pueden ir a peor.

Detrás del miedo a la revolución está el prejuicio burgués de que dar poder a las “masas” implica el fin de la cultura, el progreso científico y el comportamiento civilizado. Sin embargo, fue la lucha de los trabajadores en los últimos 200 años (y antes) la que consiguió todos estos logros de la civilización de los que la burguesía está tan orgullosa. A pesar de Robespierre y de la revolución que 'devora a sus propios hijos' (un término introducido por el pro-aristócrata Mallet du Pan y adoptado por el burgués conservador británico, Edmund Burke), la revolución francesa permitió la expansión de la ciencia y la tecnología en Europa. Acabó con el feudalismo, la superstición religiosa y la inquisición e introdujo el código napoleónico. Si no hubiera tenido lugar, Francia habría sufrido más generaciones de despilfarro feudal y declive.

Como celebramos el centenario de la Revolución rusa, podemos considerar la situación hipotética contraria. Si la Revolución rusa no hubiera tenido lugar, el capitalismo ruso se hubiera industrializado quizás un poco, pero se habría convertido en un estado cliente de los capitales británicos, franceses y alemanes y muchos millones más habrían muerto en una guerra mundial inútil y desastrosa en la que Rusia hubiera seguido envuelta. La educación de las masas y el desarrollo de la ciencia y la tecnología se habrían frenado; como ocurrió en China, que se mantuvo en las garras del imperialismo durante otra generación más. Si la revolución china no hubiera tenido lugar en 1949, China hubiera seguido siendo un 'estado fallido' comprador, controlada por Japón y las potencias imperialistas y devastada por los señores de la guerra chinos, con una extrema pobreza y atraso.

Keynes era el burgués intelectual por excelencia. Su defensa de la 'civilización' significaba para él la defensa de la sociedad burguesa. Como él mismo dijo: “la guerra de clases me encontrará en el lado de la burguesía educada.” No había manera de que apoyase el socialismo, para no hablar de un cambio revolucionario porque “prefiriendo el barro a los peces, exalta al proletariado grosero por encima de burgués y los intelectuales que, cualesquiera que sean sus defectos, son la sal de vida y llevan en si las semillas de todo progreso humano”

De hecho, en sus últimos años, alabó desde el punto de vista económico ese capitalismo 'liberal' laissez faire que sus seguidores condenan ahora. En 1944, escribió a Friedrich Hayek, el principal 'neoliberal' de su tiempo y mentor ideológico del thatcherismo, alabando su libro, El Camino de servidumbre, que sostiene que la planificación económica conduce inevitablemente al totalitarismo: “moral y filosóficamente me encuentro de acuerdo con prácticamente la totalidad de él; y no sólo de acuerdo con él, sino en un acuerdo profundamente conmovido“.




Y Keynes escribió en su último artículo publicado , “me encuentro obligado, y no por primera vez, a recordar a los economistas contemporáneos que la enseñanza clásica encarna algunas verdades permanentes de gran importancia. . . . Hay en estos asuntos profundas influencias actuantes, fuerzas naturales si se quiere, o incluso la mano invisible, que operan hacia el equilibrio. Si no fuera así, no hubiéramos podido conseguir tantas cosas buenas como hemos hecho durante muchas décadas pasadas”.

Por lo tanto, vuelven la economía clásica y un mar como un plato. Una vez que la tormenta (o la recesión y la depresión) ha pasado y en el océano reina la calma, la sociedad burguesa puede respirar un suspiro de alivio. Keynes el radical se convirtió en Keynes el conservador después del fin de la Gran Depresión. ¿Los radicales keynesianas se convertirán en economistas ‘ortodoxos’ conservadores cuando termine la Larga Depresión?

Todos estaremos muertos si no acabamos con el modo de producción capitalista. Y ello requerirá una transformación revolucionaria. Las chapuzas reformistas de los supuestos fallos del capitalismo 'liberal' no 'salvarán' a la civilización, a menos a largo plazo.







Michael Roberts



es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession. Fuente:

https://thenextrecession.wordpress.com/2017/03/27/keynes-civilisation-and-the-long-run/

Christian Felber - La Economía del Bien Común


Tinder is for more than just casual sex, says CEO Sean Rad

App boss says while hook-ups happen, 80% of users are looking for long-term relationships
Tinder CEO Sean Rad: ‘You’re not going to remember the photo you saw on Snapchat two hours ago.


Tinder users are looking for long-term love, not just casual sex, according to the dating app’s chief executive, Sean Rad.

“We just conducted a survey of over 300,000 of our users. What we found was over 80% of people on Tinder are there to find a long-term relationship,” said Rad, at the Web Summit conference in Dublin.
“So something stable and long term. 20% are there for things more short-term: either friendships or … dare I say hook-ups. Very brief friendships!”

In the past, Tinder has talked down the hook-ups aspect of its app – meeting people for sex – but Rad was more relaxed about acknowledging this aspect in his Web Summit appearance.

“It’s a part of life. All Tinder’s doing is we’re connecting people. We’ve built the most efficient way for you to meet somebody new,” he said.

“What you want to do with that connection is completely up to you. Sometimes there’s marriages, friendships and everything in between … There are Tinder babies. There are many Tinder babies!”

Rad said that every week, there are more than 1.5m dates – meetings in the physical world, with 1m first dates, and 500k follow-on dates.

“There’s no doubt that Tinder is increasing the number of connections in this world. We are bringing the world closer together, and at a scale that no platform has ever been able to do. In that sense it’s changing the world. It’s a beautiful thing.”

Rad added that Tinder is approaching 9bn matches, and every day there are 30m new matches and more than 1.8bn “swipes” as people browse potential matches.

Rad criticised some of the media coverage of Tinder, including Vanity Fair’s Tinder and the Dawn of the Dating Apocalypse article, which focused on the sex hook-ups aspect of Tinder.


“I don’t care about the few things the press likes to focus on that creates newsworthy … The press is always going to focus on things that are controversial. Eventually that story’s going to die, and they’ll focus on things with more substance,” he said.

“If you want an angle, you’re going to find that angle, you’re going to find the supporting evidence to prove what it is that you’re trying to say, just because it gets more eyeballs.”

Tinder recently refuted reports based on a survey by research firm GlobalWebIndex claiming 42% of its users already had a partner.

“Whenever you have a huge change in culture – and Tinder is a huge change in how people are meeting, and is changing society – you’re always going to have your pundits. If you didn’t, that means you’re not doing anything of significance,” he said.

Rad added that Tinder is working on new features that will help its users “make more sense of the sheer volume of people around you, and build new connections and new ways to interact”.

He also promised a “huge” change to Tinder’s matching algorithm in the near future that will increase the number of matches for users by more than 30%.


On Tinder “changing the world” rather than simply helping people find hook-ups, he said: “What makes us all human, what changes us, what defines us are the people that we meet and the experiences we have with them. And if we can add more connections to a person’s life: it could be a friend, it could be something short-term, it could be a marriage, it could be a life-partner.

“You’re fundamentally changing that individual’s life. You’re not going to remember the photo you saw on Snapchat two hours ago. You are going to remember the person you met on Tinder even weeks ago. That’s our focus.”


He said his company isn’t worried about other dating apps trying to poach Tinder users.

“Everybody’s trying to be the next Tinder. We don’t care much about the competition and the copycats. We’re flattered. It’s a bad business model to want to be another company. You’ve got to try to be 10 times better and to reinvent the wheel.”


Rad declined to say how much money Tinder is making from Tinder Plus subscription or advertising, but confirmed that the former – which costs £3.99 a month for under-28s and £14.99 for older users – accounts for “the vast majority” of the company’s income.

¿Una amenaza, un descuido? Comunicación

"5.000 soldados a Colombia", se leía en borrador de asesor

John Bolton y la anotación que desató una ola de especulaciones

¿Un descuido o una amenaza? La imagen del asesor de Seguridad Nacional John Bolton sosteniendo un anotador amarillo con la frase "5.000 soldados en Colombia" generó todo tipo de especulaciones acerca de las intenciones de la Casa Blanca de estar preparando una invasión en Venezuela.
"Como ha dicho el presidente (Donald Trump), todas las opciones están sobre la mesa", dijo un portavoz de la Casa Blanca cuando le solicitaron una explicación de las notas.
Hace un par de días, Bolton advirtió que cualquier tipo de violencia que se cometa contra los diplomáticos estadounidenses y contra el opositor Juan Guaidó, o contra la Asamblea Nacional, recibirá una "respuesta considerable" de Estados Unidos.

"Cualquier tipo de violencia y de amenaza contra el personal diplomático estadounidense, el líder democrático de Venezuela Juan Guaidó o la Asamblea Nacional será considerado como una burda infracción de la ley y recibirá una respuesta considerable".
La imagen de Bolton con el anotador amarillo en su mano derecha se hizo viral tras anunciar, junto al secretario del Tesoro de Estados Unidos Steven Mnuchin, nuevos bloqueos de bienes y propiedades de la petrolera estatal venezolana PDVSA por un valor "de 7.000 millones de dólares en activos que podrían resultar en 11.000 millones de pérdidas en ventas durante el próximo año".

Ambos funcionarios dijeron que las sanciones son para prevenir que el presidente venezolano Nicolás Maduro siga manteniendo acceso a fondos de PDVSA, "que son activos del pueblo venezolano". Al mismo tiempo, pidieron a los aliados de Washington reconocer a Juan Guaidó como mandatario de Venezuela.
En los últimos días el presidente Trump se negó a descartar opciones militares en Venezuela mientras el gobierno aumenta la presión sobre Maduro.
Sin embargo, y a pesar de la sugestiva imagen de Bolton, un funcionario del Departamento de Defensa citado por CNN dijo que no hay planes de enviar fuerzas a Sudamérica ni hay discusiones en curso a nivel político o operativo.

De todos modos, Estados Unidos tiene un número importante de tropas en Colombia como parte de la misión "Plan/Paz Colombia".
"Esa cifra es de cientos", precisó el funcionario, que pidió ser mantenido en el anonimato.
En tanto, el canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, dijo que, "con respecto a la mención a Colombia en el cuaderno de notas que tenía en sus manos el señor John Bolton, se desconoce el alcance y la razón de dicha anotación".

Creador de Alibaba lanza un banco digital "para pobres"

Eric Jing presentó MYbank. Ofrecerá préstamos de montos más pequeños que los de los bancos tradicionales, con un tope de hasta u$s800 mil.



Jack Ma, fundador de Alibaba.

El creador de Alibaba, el chino Jack Ma, lanzará MYbank. Se trata de un nuevo banco en línea para China, con la particularidad de ser “para pobres”.

MYbank, que está bajo la órbita de la filial de Alibaba Ant Financial, a cargo de Eric Jing, se concentrará en préstamos personales. “Está dedicado a proporcionar soluciones financieras inclusivas e innovadoras para individuos tanto en áreas urbanas y rurales como en pequeñas y micro empresas”, aseguró Jing.

Este nuevo banco digital ofrecerá préstamos de hasta u$s800 mil. Además, tendrá a disposición de sus clientes montos más pequeños que los bancos normales.



Eric Jing presenta MYbank.


Según explican desde Alibaba, el “modelo basado en la nube de MYbank requiere costos operativos mucho más bajos que el modelo bancario tradicional”. De esta manera, pueden ofrecer préstamos más atractivos que sus competidores.

MYbank no sólo enfrentará a los bancos tradicionales, sino que también le hará frente a la nueva oleada de préstamos entre pares. La compañía está respaldada por un capital de u$s646.3 millones y ya tiene más de 300 empleados.

La Fed bajó las tasas por primera vez en más de una década (no descarta más recortes este año)

Tal como se preveía, el recorte fue de 25 puntos básicos a un rango entre 2% y 2,25%. La Fed argumentó preocupación por la economía mundial y la moderada inflación en Estados Unidos, y mostró su disposición a reducir aún más el costo del dinero si llega a ser necesario.



Jerome Powell, titular de la Fed y permanente blanco de las críticas de Trump.Foto: AFP

La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos recortó las tasas de interés por primera vez en 11 años, citando preocupación por la economía mundial y la moderada inflación en Estados Unidos, y mostró su disposición a reducir aún más el costo del dinero si llega a ser necesario.


Los mercados financieros esperaban mayoritariamente el recorte de un cuarto de punto porcentual (-0,25%), que llevó la tasa de fondos federales a un rango de entre 2% a 2,25%.

La Fed dijo en un comunicado, al finalizar su reunión de política monetaria de dos días, que decidió bajar la tasa "a la luz de las implicaciones para el panorama económico de los desarrollos globales así como por la débil inflación".

La Fed dijo que "continuará monitorizando" cómo la nueva información afecta a la economía, y agregó que "actuará según sea apropiado para sostener" una expansión económica récord en Estados Unidos.

El presidente de la Reserva Federal de Boston, Eric Rosengren, y la presidenta de la Reserva Federal de Kansas City, Esther George, tuvieron una opinión distinta a la mayoría y argumentaron en favor de mantener las tasas sin cambios.

El presidente Donald Trump probablemente quede decepcionado porque la Fed no haya realizado un recorte mayor. Trump ha criticado reiteradamente al banco central y a su jefe, Jerome Powell, por no hacer lo suficiente para ayudar en los esfuerzos de su gobierno por impulsar el crecimiento económico.

Powell y otras autoridades de la Fed se han situado en un punto medio en las últimas semanas, señalando riesgos como la continua incertidumbre en el frente comercial, la baja inflación y un debilitamiento de la expansión global, pero reiteraron la visión de que la economía de Estados Unidos está en un buen pie.

El comercio cayó a su menor nivel en una década y complica la reactivación económica

Por desplome de salario y crédito, bajó 12% interanual entre enero y mayo

Pese al paquete de campaña, la economía no levanta cabeza




La actividad comercial se hundió a su menor nivel en una década. Entre enero y mayo acumuló una caída del 12,1% interanual a causa del derrumbe del salario real y el parate del crédito, que hicieron mella en el consumo. Los analistas prevén una desaceleración de la pendiente en los próximos meses a raíz de la llegada del "plan alivio" de campaña impulsado por el Gobierno y cierto rebote del poder adquisitivo a raíz de las paritarias. Pero estiman que la recuperación desde el fondo del pozo será muy leve y no bastará para impulsar una reactivación económica.

En mayo (último dato oficial disponible), el comercio cayó 11,4% interanual según el Estimador Mensual de la Actividad Económica ( EMAE) del Indec. Así, en los primeros cinco meses acumuló un desplome del 12,1% contra el mismo período de 2018 y retrocedió al nivel más bajo desde 2009, un año en que la crisis internacional se hizo sentir en el país.


El plan alivio traerá un leve rebote del consumo pero no compensará el deterioro acumulado


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Si bien en la última medición la mayor caída fue para la intermediación financiera, la actividad mercantil, junto a la industrial, lidera los descensos desde hace largos meses. Se trata de ramas fuertemente dependientes de un mercado interno que languidece y de gran importancia para la economía argentina. En mayo, un mes en que la suba del agro del 49,5% contra la sequía del año pasado impulsó un rebote del EMAE, el comercio hizo un aporte negativo de casi un punto y medio por su fuerte peso en el indicador.

El derrape del sector cobra aún mayor relevancia por ser un importante predictor del comportamiento del consumo privado en general, que representa cerca del 70% del PBI. "Sin consumo privado, no hay recuperación macroeconómica posible. Hoy se ve con claridad: el fuerte empuje del agro no alcanzará para traccionar al conjunto de la actividad, que va a cerrar el año con una baja en torno al 2%", sintetizó Sergio Chouza, economista de la Undav, en diálogo con BAE Negocios. Días atrás, Itega proyectó que la caída se acercaría al 3%.

"El factor determinante es la pérdida de poder adquisitivo, que todavía arrastra caídas anuales cercanas al 10%. Después hay otros factores circundantes: tasa de interés; volatilidad cambiaria; y efecto sobreendeudamiento familiar, porque hay hogares que aún arrastran las deudas tomadas en 2017 en Ahora 24 o créditos Argenta a 40 cuotas, que se refleja en los crecientes indicadores de morosidad", explicó el analista.

En ese marco, el Gobierno lanzó su "plan alivio" para ganar algo de aire en la previa de los comicios: Precios Esenciales, Junio0KM, créditos Anses y la reciente ampliación de Ahora 12, combinados con la artillería destinada a mantener el dólar en calma. Sin embargo, para los analistas no alcanzará a revertir la situación.


El sector mercantil y el industrial encabezan las caídas desde el estallido de la crisis


"Se mantendrán los niveles bajos y la reactivación de la demanda interna continuará dándose de manera delicada dadas las altas tasas con las que opera la economía y los elevados niveles de inflación. Si bien veremos una mejora marginal cerca de las elecciones, durante el promedio del año se volverá a observar una caída en el consumo privado", sostuvo la consultora LCG.

Chouza coincidió: "Puede tener un impacto pero bastante marginal. En 2017 sí hubo un rebote macro que se propagó al consumo; eso este a lo sumo habrá una desaceleración en las tasas de caída, pero el alivio no va a llegar por el lado del consumo". Es que, de acuerdo a su estimación, el salario real podrá recuperar, como mucho, medio punto por mes de acá a diciembre y cerrar 2019 con una caída de alrededor del 6%.

A pesar del incentivo preelectoral, en julio el consumo masivo se derrumbó un 12%

La contracción en grandes supermercados fue del 6%, mientras que se duplicó en los de origen

Los supermercadistas esperan más aumentos de precios







Como consecuencia del fuerte deterioro en el poder de compra, el consumo en los hipermercados y sus variantes "express" cayó un 6% en promedio durante julio, mientras los supermercados de capitales chinos tuvieron una baja en las ventas de hasta el 12% este mes, mostrando de esta forma una continuidad con las cifras del primer semestre.

Las compras en los grandes comercios registraron una merma nuevamente de la mano de la pérdida del salario frente a la inflación, que golpea notablemente el poder de compra, y las decisiones de las familias a la hora de distribuir el gasto mensual. "Encima, los hipermercados siguen perdiendo frente a otros canales comerciales", explicaron fuentes sectoriales a BAE Negocios, desde donde adelantaron el nivel de ventas.


“La gente ya ni entra a hacer consultas en muchos casos o no tiene un peso”, sostuvo Yolanda Durán.

Además, señalaron que "la tendencia negativa continúa, y no se sabe qué factor puede torcer esta situación". En tanto, en un nuevo golpe a las expectativas antiinflacionarias del Gobierno, algunas empresas alimenticias cristalizaron aumentos fuertes este mes (ver nota aparte).

"En los supermercados no esperamos mayores cambios. Sobre el comportamiento del consumidor, se repite la variante de los meses previos, ya que la gente compra en cantidades reducidas, aunque venga varias veces en el mes. Además, compra cada vez más segundas marcas y marcas propias", manifestaron desde las cadenas.

Por el lado de los supermercados chinos, la presidenta de la Cámara Cedeapsa, Yolanda Durán, apuntó que "las ventas son un desastre y caen 12% en julio". "La gente ya ni entra a hacer consultas en muchos casos o no tiene un peso. Encima esperamos aumentos de precios posiblemente para el próximo viernes", se lamentó.

Para colmo de males, el defensor del Pueblo bonaerense, Guido Lorenzino, aseguró recientemente que sólo el 57% de los comercios de la provincia que se sumaron al plan Productos Esenciales impulsado por el Gobierno nacional, cumplieron con las exigencias del programa. El Gobierno había informado que relevó la presencia de los productos y encontró un cumplimiento promedio del 80% en la zona metropolitana de Buenos Aires.

Lorenzino afirmó que "no es una encuesta científica, sino un relevamiento en 60 comercios de la provincia de Buenos Aires. Lo que se pide es que el acuerdo se cumpla, tal cual se había firmado".


Durante la primer quincena de julio, el consumo masivo cayó 11,1% en Argentina


Durante la primer quincena de julio, el consumo masivo se derrumbó un 11,1% en la Argentina, sosteniendo la tendencia negativa de los últimos 18 meses. De acuerdo con un informe de la consultora Focus Market, la comercialización de alimentos en los primeros quince días de julio cayó un 11,9%; las bebidas, 9%; además de cifras muy elocuentes en otros segmentos clave del consumo donde la limpieza cayó 18% y el "cuidado personal", 12%.

Por su parte, el análisis "Consumer Insigths" que realiza Kantar Worldpanel, en base al consumo de los hogares argentinos, mostró que la canasta de consumo masivo cayó un 9% en junio -con respecto al mismo mes del año pasado-, y los sectores con mejores resultados fueron lógicamente alimentos secos e infusiones.

Tenaris abandona el mercado local tras una participación de 61 años


Accionistas de Tenaris aprueban el retiro de cotización del mercado local


Tenaris entró al mercado local en 1958


Tras 61 años de participación, la asamblea de accionistas de Tenaris aprobó el retiro de cotización de sus acciones listadas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, según informó hoy la compañía a la Comisión Nacional de Valores (CNV). De esta manera, se despide una de las acciones que mayor volumen negociaba en el índice local.

En el comunicado, la empresa de Paolo Rocca afirmó que "la asamblea de accionistas aprobó el retiro del régimen de oferta pública de Tenaris en el mercado de Valores de Buenos Aires y Bolsas y Mercados Argentinos S.A.".

Pero, por qué Tenaris abandona la cotización local. El Coordinador del Observatorio Monetario-Financiero del CEPA, Leandro Ziccarelli, indicó a BAE Negocios que "más allá de la cuestión política de Rocca con Mauricio Macri, Vaca Muerta y las causas judiciales, en general Tenaris es un papel que suele tener una dinámica diferente a la de la plaza local".

Además, Ziccarelli agregó: "En general, la compañía no hace colocaciones en Argentina y está radicada en el exterior, por lo que en realidad nunca tuvo sentido es que cotice acá".

Esta situación también afecta a la cotización de Petrobras (APBR) en el S&P Merval. La petrolera brasileña también abandonará el mercado local tras 13 años de participación por los "elevados costos de mantenimiento" y "la disminución de relevancia".

Aislada del S&P Merval y el Rofex 20, Tenaris perderá volumen de mercado. El director de Rava Bursátil, Javier Rava, indicó que la compañía cotiza en dólares su producción, por lo tanto, es ajena al riesgo argentino. Además, deslizó la posibilidad de que la exclusión intente "darle mayor participación a empresas argentinas".

Por otro lado, Rava agregó: "El mercado argentino es costoso para Tenaris de acuerdo a la operatoria y el tamaño de la empresa".

"Sin embargo, se va a sentir mucho localmente y es un punto enormemente negativo para el mercado argentino el retiro de una empresa de tal magnitud" cerró.

¿Qué pasará con los accionistas?

Actualmente, la tenencia accionaria está resguardada por Caja de Valores S.A..Según detalló la empresa en un comunicado, los accionistas tendrán tres opciones.

En primer lugar, podrán vender sus tenencias a un precio de entre $550 y $560 pesos, que se pagarán el 24 de enero de 2020. La otra posibilidad será "reconvertir" la acción y enviarla a otro mercado donde la empresa cotice como, por ejemplo, México, Nueva York o Milán. La operatoria se produciría a través de un sistema de clearing a través de la Caja de Valores.

Por último, podrían resolver en asamblea un precio promedio de los 90 días de cotización para aquellos que no están a favor de abandonar la cotización en el país.

La retórica de Johnson sobre el Brexit hundió a la libra a su menor valor en dos años

Inflexible, asegura que el Reino Unido dejará la Unión Europea a fin de octubre, aún frente a los que temen que provoque estragos económicos

Johnson apuesta por un Brexit definitivo que está provocando graves turbulencias en los mercados

El primer ministro Boris Johnson visitó hoy Gales y aseguró a los votantes que su intento de abandonar la Unión Europea ( UE) a fines de octubre con o sin acuerdo no dañará la economía de Reino Unido, pero no logró persuadir a los mercados de divisas, en los que la libra se deslizó a un nuevo mínimo en más de dos años.

La apuesta de Johnson por un Brexit definitivo está provocando graves turbulencias en los mercados para la divisa británica, que perdió hoy 0,5% frente al dólar y el euro, después de experimentar una jornada de descensos en los mercados asiáticos.

En términos absolutos, la libra se situó hoy en 1,21 unidad frente al dólar y tocó su cota más baja frente al euro desde 2017, hasta la 1,09, con una caída de 2,5 puntos en los dos últimos días.

La moneda británica, que ya había sufrido un significativo retroceso ayer, elevó a cuatro puntos su caída con respecto al dólar desde junio -2,4 puntos desde que el primer ministro conservador asumió el cargo hace solo una semana-, el mayor desplome mensual desde octubre de 2016.

Un día después de que Johnson fuera abucheado en Escocia se enfrentó a otra dura recepción de los agricultores, un grupo central en la economía galesa que teme estragos económicos si el Reino Unido abandona la UE sin un acuerdo.

Los agricultores galeses aseguran que millones de ovejas podrían ser sacrificadas si se imponen aranceles a las exportaciones de corderos a la UE.

Pero Johnson dijo después de visitar una granja avícola del sur de Gales que su gobierno apoyaría a los granjeros si sus mercados se volvían "difíciles", informó la BBC. "Cuidaremos el sector agrícola, nos aseguraremos de que tengan el apoyo que necesitan", señaló.

El líder conservador ha mantenido un discurso intransigente con respecto a la salida del Reino Unido de la UE, y subrayó que lo llevará a cabo "sí o sí" el 31 de octubre y siempre bajo los términos de Londres, no los del bloque continental.

Según analistas, la depreciación de la libra esterlina en los mercados responde precisamente a las perspectivas de inestabilidad vinculadas a un Brexit sin acuerdo y el riesgo a una convocatoria de elecciones anticipadas.

La sacudida vinculada al Brexit duro también golpeó a los bonos de la deuda irlandesa, que anotaron su peor registro de los últimos dos meses con respecto al bono alemán.

Johnson se convirtió en primer ministro la semana pasada después de ganar un concurso de liderazgo del Partido Conservador al prometer a los miembros de esa agrupación fuertemente pro- Brexit que el Reino Unido abandonará la UE en la fecha prevista del 31 de octubre, con o sin un acuerdo de divorcio.

La UE llegó a un acuerdo de retirada con la predecesora de Johnson, Theresa May, pero fue rechazada tres veces por el Parlamento británico. Johnson insiste en que el bloque realice cambios importantes al acuerdo rechazado de May, incluido el desecho de una póliza de seguro para la frontera irlandesa que ha sido rechazada por los legisladores del Reino Unido.

Bolsonaro cuestiona la verdad oficial sobre la dictadura de Brasil

La Comisión de la Verdad, creada por Rousseff, documentó 443 asesinatos o desapariciones y apuntó a los culpables. Nadie fue juzgado por la amnistía de 1979

El presidente Bolsonaro llega a un partido de fútbol el día 27 en São Paulo.


La nostalgia por la dictadura ha sido una constante en la larga carrera política del ultraderechista Jair Bolsonaro, pero ahora es presidente de Brasil. El mandatario ha cuestionado abiertamente este martes la Comisión de la Verdad que documentó las violaciones de derechos humanos entre 1964 y 1985. El mandatario estaba siendo preguntado por la prensa sobre unos comentarios hirientes que hizo la víspera respecto a un desaparecido en los setenta a manos de los militares cuando espetó a un periodista: “¿Usted se cree la Comisión de la Verdad? Fueron siete personas nominadas por Dilma”. La presidenta Rousseff —presa y torturada por pertenecer a una guerrilla— creó el órgano que estableció la verdad oficial de aquel periodo.

El antiguo militar es el representante más poderoso de un movimiento de revisionismo histórico cada vez más visible. Hace unos meses alentó a los militares en activo a conmemorar el golpe de Estado. Las últimas declaraciones tienen su origen en unas palabras que pronunció el lunes. Bolsonaro afirmó entonces que “podría contar la verdad” sobre el destino del padre del presidente del Colegio de Abogados de Brasil, que desapareció tras ser detenido por policías durante el periodo militar. Entre quienes han cuestionado su actitud destaca la Fiscalía de los Derechos del Ciudadano, que ha recordado que “el jefe del Estado no puede mantener en secreto informaciones sobre el paradero de un desaparecido político”.

Este martes, el presidente ha rematado diciendo que los documentos oficiales sobre aquellos años son “bla, bla, bla” para añadir que “respeta la ley de Amnistía de 1979”, una norma que eximió a los represores de sentarse en el banquillo y excarceló a miles de presos políticos. Uno de los gestos más abyectos de su carrera política fue posiblemente dedicar su voto en el impeachment al coronel Brilhante Ustra, el torturador de su predecesora en el cargo. El odio visceral al Partido de los Trabajadores fue un combustible esencial de la campaña que le llevó a ganar las elecciones

La Comisión de la verdad de Brasil se cerró hace cinco años con un relato que ocupa 1.300 páginas, que documenta 443 muertos o desaparecidos, incluye a 377 responsables con nombres y apellidos además de los testimonio de las víctimas. Uno de los lugares más infames de la represión en São Paulo fue convertido en un museo llamado Memorial de la Resistencia.

El cuestionamiento de la Comisión de la Verdad es solo el último de los comentarios ofensivos, amenazantes, engañosos o directamente falsos que el capitán retirado ha hecho en los últimos días sobre asuntos diversos, incluido el periodo en que los militares asumieron el poder para impedir una dictadura comunista, según el relato que suele hacer Bolsonaro. Mintió al acusar a la periodista Miriam Leitão, de Globo, de haberse inventado que fue torturada cuando sí lo fue, mientras estaba embarazada; amenazó al periodista Glenn Greenwald, cofundador de The Intercept Brasil, el medio al que fueron filtrados los mensajes del antiguo juez Sérgio Moro, con que iba “a pasar un tiempecito en la cárcel” e insultó a los gobernadores del nordeste, la zona más pobre y afín al PT de todo el país, llamándoles paletos. También ha cuestionado recientemente los datos oficiales sobre deforestación.

Bolsonaro ha recuperado el tono que le hizo conocido entre los brasileños. Un tono que había suavizado un poco desde que asumió el poder. Ahora parece en una carrera por emular a su homólogo estadounidense, Donald Trump, que ha convertido el insulto racista en una estrategia de su campaña para la reelección. El republicano ha alabado este mismo martes a Bolsonaro como “un gran caballero” con el que pretende “trabajar en un acuerdo de libre comercio”.

El creador del retuit lo compara con “entregarle un arma cargada a un niño de cuatro años”

Chris Wetherell se arrepiente del botón que permite compartir mensajes sin apenas reflexionar



Hace diez años el desarrollador Chris Wetherell dirigió el equipo que creó el botón del retuit. Le entusiasmaba pensar que esta herramienta daría voz a las comunidades con poca representación. Una vez que Twitter la lanzó, vio que "tenía un multiplicador de fuerza que otras funciones no tienen", según ha contado en una entrevista al portal estadounidense BuzzFeed. Pero el botón también cambió Twitter de una manera que ni Wetherell ni sus compañeros anticiparon. Los usuarios compartían sus mensajes sin apenas reflexionar y las noticias falsas y los ataques se propagaban rápidamente. Hoy se arrepiente de haber participado en la creación de este botón y lo compara con "entregarle un arma cargada a un niño de cuatro años".

Esta herramienta se ha convertido en una de las funciones más características de Twitter. Antes de que existiera, los usuarios tenían que retuitearse manualmente entre sí. Es decir, copiar el texto, pegarlo en un nuevo tuit, escribir “RT” y enviarlo. Con el botón de retuit la compañía quería estandarizar este proceso. Pero en el momento de la creación apenas nadie se paró a pensar en todas las consecuencias posibles. "Solo dos o tres veces alguien hizo una pregunta social más amplia e interesante”, ha contado al mismo medio Wetherell, que antes había trabajado para Google y ahora trata de fundar su propia startup. Por ejemplo, hubo quien se cuestionó qué se estaba compartiendo en esos momentos en Twitter.

Hasta que se lanzó esta función Wetherell no se dio cuenta de que facilitaba a los usuarios compartir información que probablemente ni siquiera habían leído. Si antes tenían que pensar al menos un momento en lo que estaban compartiendo al copiar y pegar el tuit, al automatizar el botón la reflexión desapareció y fue sustituida por el impulso.

Wetherell ha puesto a BuzzFeed como ejemplo el Gamergate, una campaña de acoso contra las mujeres en la industria de los videojuegos que tuvo lugar en 2014. Se dio cuenta de que muchos usuarios utilizaban el retuit para coordinar sus ataques contra diferentes personas o propagar información errónea a un ritmo vertiginoso.


Para él, el Gamergate fue una “historia espeluznante”: "Me di cuenta de que no se trataba de un pequeño subconjunto de personas que actuaban de manera aberrante. Esta podría ser la forma en que se comportan las personas. Y eso me asustó mucho". Del total de 316.669 tuits del Gamergate publicados o compartidos durante tres días, 217.384 fueron retuits, según un análisis del bloguero especializado en tecnología Andy Baio. Es decir, alrededor del 69%.

"Para ellos, fue muy fácil dañar la reputación de alguien que no les gustaba", ha afirmado en referencia a los usuarios implicados en esta campaña de acoso. El retuit permitía atacar a los demás con tanta rapidez que no podían responder y defenderse. “Construimos una vía ofensiva. Pero no construimos una defensa frente a eso”, ha reconocido.

En la actualidad Wetherell ve el retuit de manera muy diferente a como lo veía años atrás: "Recuerdo que un día pensé que el eslogan 'ponemos el poder en manos de las personas' también podría llegar a decirse de forma un tanto distinta: '¡Oh no, pusimos el poder en manos de las personas!".
Cómo arreglar la situación

Para Wetherell, ha llegado el momento de arreglar esta situación. El desarrollador no cree que retirar los botones de retuitear y compartir sea una buena idea, ya que considera que habría quien podría pagar a los usuarios con muchos seguidores para propagar su mensaje y se les otorgaría un poder desproporcionado.

En su lugar, sugiere que Twitter fije toda su atención en la actividad de los usuarios. Cuando miles de personas retuitean o comparten el mismo tuit o publicación, se convierten en parte de una audiencia. Considera que una plataforma podría revocar o suspender la capacidad de retuit de las audiencias que regularmente amplifican publicaciones horribles. “La gestión individual de los usuarios es demasiado difícil, como lo atestigua YouTube”, ha asegurado Wetherell al mismo medio. Pero en el caso de las audiencias “es mucho más fácil”.

Twitter no es la única compañía afectada por la difusión de desinformación y la incitación al odio en estas plataformas. De hecho, otras aplicaciones populares han tomado medidas al respecto. Por ejemplo, WhatsApp ha limitado el reenvío de mensajes para combatir las noticias falsas. La compañía anunció el pasado mes de enero que solo permitiría reenviar a cinco chats a la vez un mensaje determinado. Incluso Instagram se plantea ocultar en las publicaciones el número de likes, que se han convertido en un símbolo de aprobación social.

Schiaretti pidió que le "manden ya" tres millones de boletas de Alberto

El gobernador de Córdoba vio fracasar dos intentos al límite de la ley para defender su boleta corta. La insólita App que violaba el secreto del voto.


Juan Schiaretti quiere evitar el papelón que implicaría pasar de sacar 50 puntos a salir tercero en Córdoba sólo en un par de meses. Por eso el gobernador pidió que le manden urgente tres millones de boletas a Alberto Fernández para poder repartirlas con la suya.

La preocupación central de Schiaretti es que el experimento de ir con boleta corta resulte un fiasco y lo deje atrás de Cambiemos y del peronismo, por lo que balancea su apoyo en una estrategia ambigüa que puede fallar en octubre.

Es que sus propios funcionarios comienzan a reconocer a los medios locales que es necesario moderar las expectativas, en un indicio de que creen que no lograrán renovar las bancas de Adriana Nazario y Juan Brügge que vencen en diciembre y que es posible que terminen metiendo un solo legislador.

Como supo LPO, el acercamiento de Schiaretti al peronismo se acentuó en los últimos días con su pedido de que le "manden ya" desde Buenos Aires unas tres millones de boletas de Alberto y Cristina Kirchner, tan solo unos días después de almorzar con Omar Perotti, gobernador electo en Santa Fe.


Sin embargo, el gobernador aún coquetea con Cambiemos y agasajó días atrás a Mauricio Macri con una cena en la que no estuvo su esposa Alejandra Vigo, un gesto que molestó mucho al Presidente. Acaso por eso, la primera dama de Córdoba debió salir a desmentir las versiones de acercamiento al peronismo y le marcó la cancha al senador Carlos Caserio al defender la boleta corta.
Schiaretti había lanzado una jugada desesperada para para que todos los candidatos presidenciales compitan con boleta corta en su provincia, una estrategia que impulsó el Frente Renovador misionero y que parecía extenderse a los distritos donde los gobernadores no apoyan a ningún candidato presidencial. Le salió mal porque la justicia rechazó el pedido.


Entonces buscó estrenar una página web para que los cordobeses pudieran armar su boleta, que les sería entregada a domicilio. Una suerte de App con boletas armadas a domicilio, que les llegaban a quienes validaran los datos con su celular. Se trató de una iniciativa tan polémica que la Cámara Electoral debió salir a explicarle que era un delito porque viola el secreto del voto.

La estrategia de Schiaretti de jugar a dos puntas y la serie de intentos fallidos que lanzó para evitar los efectos adversos de la boleta corta lo dejaron en el eje de la polémica y evidenciaron su falta de muñeca para algunos temas, ya que el siempre se movió como un hombre de gestión mientras José Manuel De la Sota era el que hacía política, en una ausencia que se empieza a notar en la campaña.

Trump y Johnson lideran las nuevas tribus políticas radicales

 
Usted es un republicano estadounidense promedio a principios de 2015, siempre vota como republicano y, el resto del tiempo sigue con su vida cotidiana. Obviamente, las diatribas de Donald Trump acerca de los "violadores" mexicanos y sobre la planificada prohibición de la entrada de los musulmanes al país son desconcertantes, pero tal vez simplemente representan su retórica de campaña. Su voto resulta ser tu rito de iniciación en una nueva y radical tribu.

En 2019 respalda a un presidente que llama a los supremacistas blancos "muy buenas personas"; que ordena que los niños pequeños migrantes sean retenidos en jaulas separados de sus padres; y que les dice a unas congresistas de color que regresen a su país de origen. De alguna manera, "ha sido parte".

O usted es un británico promedio en 2015. No le gusta Bruselas, pero rara vez piensa en ello. Cuando se le pide opinión, vota a favor de dejar la UE. En 2019 respalda a Boris Johnson para que suspenda el parlamento y se lance al abismo con un Brexit sin acuerdo.

En ambos países, se formó una nueva tribu dominante, que luego se radicalizó. Esto no era inevitable. Los líderes de cada tribu no sólo intuyeron lo que sus seguidores querían, también llevan a sus seguidores en una dirección que la mayoría nunca hubieran imaginado.

El almacenamiento de datos y la universalización de la vigilancia convierten a las personas en entidades cada vez más conocidas y menos anónimas. Pero ya comenzó el contraata ...

Trump no reveló una tribu existente, creó una. Convirtió a la tribu republicana existente —más del 90% de sus miembros votaron por él — en una tribu de Trump. Es cierto que lo está haciendo recurriendo a tradiciones racistas que son tan antiguas como EE.UU.

"Envíalos de vuelta", por ejemplo, es una frase diseñada para decirles a los inmigrantes, o a los nacidos en EE.UU. pero que no son de raza blanca, que no son "verdaderos estadounidenses".

Existen otros caminos en la historia estadounidense, otras direcciones. La mayoría de los republicanos habían votado por presidentes a favor de los inmigrantes, como George W. Bush y Ronald Reagan, y muchos no tenían firmes opiniones sobre la inmigración antes de que Trump irrumpiera en el escenario político. Es probable que se hayan preocupado más por los impuestos, por el aborto o por la atención médica privada.

En otras palabras, un líder con excepcionales habilidades de comunicación puede alterar la mente de sus seguidores, de la misma forma que un buen anuncio publicitario puede hacer que ansíes algo que nunca antes había considerado. Trump se comunica tan poderosamente que incluso también ha creado una tribu enemiga: él ha hecho un mejor trabajo movilizando a los liberales estadounidenses que cualquier líder liberal en la historia de EE.UU.

La formación tribal en el Reino Unido es más revolucionaria: una nueva tribu de quienes están a favor de salirse de la UE desplazó a la antigua tribu conservadora. (cuatro de cada diez conservadores votaron para permanecer dentro de la UE en el referéndum). La "tribu de salirse" no tiene un evidente líder: Boris Johnson y Nigel Farage compitieron por el control desde 2016. Pero los de la 'tribu de salirse', y su contraparte, la 'tribu de quedarse', eclipsaron todas las identidades tribales anteriores: actualmente, más británicos se identifican como parte de una de las tribus que con cualquier partido o religión.

Todas estas nuevas tribus ayudan a salvar a sus miembros de la soledad. En nuestras atomizadas sociedades, cada vez hay más adultos que son solteros, que no se identifican con sus trabajos, y que no pertenecen a una clase económica clara, a una agrupación religiosa o a un sindicato. Especialmente para las personas de la edad de Trump que viven solas con sus televisores, las nuevas tribus proporcionan una comunidad de almas gemelas.

Las tribus no priorizan la legislación; quienes están a favor del Brexit no ejecutan ninguna política, y Trump no muchas, aunque los jueces que nombraron para la Corte Suprema moldearán a EE.UU. durante décadas, particularmente al bloquear las regulaciones ambientales. Para la mayoría de los miembros tribales, las tribus funcionan sobre todo como movimientos culturales, comparables con el punk en la década de 1970 o con la actual subcultura "incel" (acrónimo de "celibato involuntario") de hombres jóvenes iracundos.

Lammens podría ser clave para un triunfo de Alberto, si obtiene cerca de 30% en las generales sumará 2,385% para la boleta presidencial




El peronismo porteño confía en hacer un aporte sustancial a los votos de Alberto Fernández a nivel nacional. Si Matías Lammens obtiene cerca de 30% en las generales sumará 2,385% para la boleta kirchnerista en las presidenciales, un número que puede ser clave en una elección pareja.

La incorporación de Martín Lousteau al espacio oficialista cambió el mapa político porteño y dejaría a Cambiemos muy cerca de una victoria en primera vuelta. Sin embargo en el macrismo descartaron que Horacio Rodríguez Larreta esté en condiciones de lograr esa hazaña.

Si bien el PRO heredará parte de los votos del ex embajador argentino en Washington, una parte irá parar al Frente de Todos. En el espacio que lidera Lammens son optimistas y creen que el titular de San Lorenzo aún puede mejorar sus guarismos antes de las Paso, pero sobre todo antes de las elecciones generales.

"Ellos llegaron a un techo que es muy duro y nosotros crecemos", resumió un dirigente kirchnerista que no pierde el optimismo a pesar de que hay una compleja tarea por delante. En 2011 Cristina Kirchner logró el 35,11% en la Ciudad y en el PJ se ilusionan con repetir ese número. Claro que en esos comicios el PRO fue con boleta corta. En 2015 la fórmula que encabezó Mariano Recalde quedó cerca del los 22 puntos, contra los 25 que depositaron Lousteau en el balotaje.

"Es una relación simbiótica. Entre los dos hacen una combinatoria para que el Frente de Todos mejore su performance de 2015. Son la única oposición fuerte y eso los va a hacer crecer en términos de puntaje", explicó  el Director de Investigaciones Pablo López Fiorito.

Para el consultor Ricardo Rouvier, no está tan claro que haya un crecimiento de Lammens que vaya a traducirse en votos. "No está superando el promedio histórico del kirchnerismo en la Ciudad. Es una incógnita, un candidato poco conocido. Tiene diez días por delante y podría seguir posicionándose. Todavía no se convirtió un candidato que pueda liderar al progresismo dentro del kirchnerismo", comentó antes de señalar que el titular de San Lorenzo "está actualmente medido en 20 o 21 puntos".

Según comentaron desde el peronismo, Larreta, tendría una intención de voto de 47%, pero si se lo mide junto Mauricio Macri ese número desciende a 44. "Hubo una sola encuesta que nos daba ganadores en primera vuelta, pero preguntaron por Horacio y Matías. Eso no sirve, acá es Mauricio contra Alberto Fernández", confiaron desde Cambiemos.

"El kirchneista no es un voto Lammens sino un conglomerado ideológico que vota en forma disciplinada. Por ahora no agrega más votos que los históricos del espacio", aseveró Rouvier.

El distrito capitalino representa el 7,95% del padrón nacional. Un 5% en Caba equivale a 0,3975% en elección nacional. 30 puntos en la Ciudad se traducen en 2,385% a nivel nacional, un número nada despreciable.

"Creo que Matías Lammens es mejor candidato que lo que se mostró hasta ahora y puede mejorar en las generales. En 2015 no le sirvió al peronismo esa interna con muchos candidatos. Si en las Paso nacionales el Frente de Todos hace una buena performance va a habilitar un aire de cambio", agregó López Fiorito.

How the state runs business in China






Much of modern China’s epic growth was driven by private enterprise – but under Xi Jinping, the Communist party has returned to being the ultimate authority in business as well as politics.


When Xi Jinping took power in 2012, he extolled the importance of the state economy at every turn, while all around him watched as China’s high-speed economy was driven by private entrepreneurs. Since then, Xi has engineered an unmistakable shift in policy. At the time he took office, private firms were responsible for about 50% of all investment in China and about 75% of economic output. But as Nicholas Lardy, a US economist who has long studied the Chinese economy, concluded in a recent study, “Since 2012, private, market-driven growth has given way to a resurgence of the role of the state.”


From the Mao era onwards, Chinese state firms have always had a predominant role in the economy, and the Communist party has always maintained direct control over state firms. For more than a decade, the party has also tried to ensure it played a role inside private businesses. But in his first term in office, Xi has overseen a sea change in how the party approaches the economy, dramatically strengthening the party’s role in both government and private businesses.

International governments have noted Xi’s interventionist instincts with alarm. When US officials were pressed in early 2019 to provide evidence that Huawei, the Chinese telecommunications giant, had facilitated spying on the US and its allies, they pointed out that Beijing had already made their case for them: first with the party’s systematic infiltration of private companies, and second with the introduction of a new national intelligence law in 2017. The law states that “any organisation and citizen” shall “support and cooperate in national intelligence work”. The director of the US National Counterintelligence and Security Center, when asked about China’s entrepreneurs, cited these two policies in asserting that “Chinese company relationships with the Chinese government aren’t like private sector company relationships with governments in the west”.
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Such shifts, under Xi, have gifted the US and EU an excuse to limit Chinese access to their markets, technology and companies. Australia has cited the same intelligence law to keep Huawei’s 5G technology out of its future mobile networks. Gordon Sondland, Donald Trump’s envoy to the European Union, gave such sentiment a hyperbolic spin to argue that Europe should do the same. “We want to keep critical infrastructure in the western world out of Chinese malign influence,” Sondland said. “Someone from the politburo in Beijingpicks up the phone and says, ‘I wanna listen in on the following conversation, I wanna run a certain car off the road that’s on the 5G network and kill the person that’s in it’ – there’s nothing that company legally can do today in China to prevent the Chinese government from making that request successfully.”

Until recently, such a statement would have been laughed out of court. No longer. Nor would Washington have contemplated the policy of “decoupling” the US and Chinese economies – shorthand for the administration’s commitment, through taxes, tariffs and other punitive measures, to disentangle its companies and their technologies from China’s supply chains.

The relationship between the party and private sector companies is, up to a point, flexible – certainly more so than with state companies. The party doesn’t habitually micromanage their day-to-day operations. The firms are largely still in charge of their basic business decisions. But pressure from party committees to have a seat at the table when executives are making big calls on investment and the like means the “lines have been dangerously blurred”, in the words of one analyst. “Chinese domestic laws and administrative guidelines, as well as unspoken regulations and internal party committees, make it quite difficult to distinguish between what is private and what is state-owned.”
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The answer to the question “does the party control a company?” is that it is impossible to tell. In the current environment, fewer foreign governments want to give Beijing the benefit of the doubt. If there was any question as to who was in charge of the economy and business, Xi’s local and overseas critics alike only have to take the Chinese leader at his word, that in private enterprises, as with state-owned firms and every institution in China, the party is the ultimate authority.

In the early optimistic glow of Xi’s ascension to the leadership, a number of western commentators talked up his appreciation of markets. After all, from 1985 to 2007, Xi had served in two provinces, Fujian and Zhejiang, which were thriving bastions of private enterprise. Starting in the 1980s, Fujian was an important gateway for investors from nearby Taiwan, while Zhejiang was home to a number of China’s most famous private companies, such as Jack Ma’s Alibaba. The arc of Xi’s father’s career, from revolutionary to reformer, reinforced this optimism about China’s new leader. Lu Guanqiu, a businessman who owned and ran Wanxiang, a private car parts group, told Bloomberg: “When Xi becomes general secretary, he’ll be even more open and will pay even more attention to private enterprise and the people’s livelihood. It is because he was in Zhejiang for five years.”

Yet a deeper dig into Xi’s past statements and writings on the economy reveals an official who has been a dogged supporter of party orthodoxy on the economy at every turn. Xi might have taken big risks in domestic and foreign policy, but on the economy he was not one for ideological experimentation. In the politburo, as vice-president from 2008 to 2013 and as the leader of the party school for most of the same period, there is little evidence of him straying from his core beliefs about the need to strengthen party control inside businesses. Workers in Zhejiang watch a live broadcast of the Communist party congress as Xi Jinping prepares to take power, November 2012.

When Xi arrived in Zhejiang in 2002, the province was already well on the way up the economic ladder. Xi headed a group of officials, known as the “New Zhejiang Army”, who embraced the use of private investment to spread the risk in funding the province’s signature infrastructure projects. In 2007, in a conversation with Washington’s then ambassador to Beijing, Clark Randt Jr, recorded in US diplomatic cables and later released by WikiLeaks, Xi delivered a sophisticated, self-aware exposition on Zhejiang. He didn’t pretend that there was any secret to the province’s wealth other than local entrepreneurs, although he avoided using the language of the market in describing them. Xi did what every other official with responsibility for the economy did at the time: he simplified registration for private companies and helped them to access finance. When the party debated a law to protect private property, he supported it. “With property protection in place, Chinese can gain even more wealth,” Xi told Randt.

But Xi’s support for mixing private and public ownership structures was purely pragmatic. It had value, he said in another forum, because it would “improve the socialist market economic structure”. Xi’s assessment is echoed by Michael Collins, one of the CIA’s most senior officials for Asia. “The fundamental end of the Communist party of China under Xi Jinping is all the more to control that society politically and economically,” Collins argued earlier this year. “The economy is being viewed, affected and controlled to achieve a political end.”

By 2012, when Xi came to power, the landscape had changed substantially. China was initially knocked sideways by the global financial crisis in 2008, before swiftly navigating its way back to fast growth through a giant fiscal stimulus orchestrated by the government and delivered by the big state banks. The economy was also changing shape. From around 2010, after the fiscal splurge of the financial crisis, Chinese technocrats began to focus more intently on cutting debt and lifting consumption. That meant less focus on investment and exports and, if you listened to the entrepreneurs, a greater reliance on private business to generate growth.

“Chinese consumption is not driven by the government but by entrepreneurship, and the market,” Jack Ma of Alibaba said in September 2015. “In the past 20 years, the government was so strong. Now, they are getting weak. It’s our opportunity; it’s our show time, to see how the market economy, entrepreneurship, can develop real consumption.”

Ma may have thought that the times suited him, and to a degree, they did. His business continued to soar. But Xi was all the time making sure that the party grew in tandem with the economy, in both the state and private sectors. In retrospect, Ma’s comments look dangerously cocky.

Xi spent much of his first term in power reining in the big state firms. Under his predecessor, Hu Jintao, many of the large state enterprises, big enough to be in the top 20 of the global Fortune 500, had grown into powerful empires and breeding grounds for serious corruption. In the words of analyst Wendy Leutert, Xi “faced the aftermath of a decade of rapid expansion and weak internal discipline in the state sector”.
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In 2016, Xi chaired a national meeting that cleared the way for a more expansive role for the party in enterprise. In 2017, the measures were further extended, with the body overseeing big state companies directing them to write the party into their articles of association. In 2018, the securities regulator followed up by issuing a new corporate governance code requiring listed firms, at home and abroad, to include in their internal guidelines an expansive role for the party. Many Chinese companies listed in Hong Kong also wrote the party’s role into their articles of association.

In some ways, codifying in public documents the party’s role in managing companies was both an instance of rare transparency and part of an increasing trend of the party openly displaying its power. In the past, Chinese state-owned listed companies had customarily filed misleading prospectuses ahead of their stock exchange listings, omitting the party’s pivotal role in the hiring and firing of senior executives. Similarly, company boards had long been legally and theoretically independent of the party, but not in practice. “The same individual who is chairing a party committee meeting on a Monday might well be chairing a board meeting later in the week,” notes a 2018 report on Chinese corporate governance. Xi Jinping at 20th anniversary celebrations of Hong Kong’s handover, June 2017.

There has always been an awkward fit between western notions of corporate governance and the party state’s insistence on having a role in companies. “It is rather like drawing a tiger with a cat as a model,” said one Chinese commentator. But the direction of policy under Xi has been clear: the power that the party had over business decisions and personnel in state firms, once wielded behind the scenes, would not only be strengthened. The party’s power would also be exercised explicitly.
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Xi’s shadow now looms increasingly large over private firms as well. In March 2012, a few months before taking over as general secretary, Xi delivered a speech in which he stressed the need to increase the number of party bodies inside private business. Around the same time, new details for “party building” in enterprises were released, calling “for the party secretary to participate in and attend important executive-level meetings”.Get the Guardian’s award-winning long reads sent direct to you every Saturday morning

The party’s efforts to place itself inside private companies have been, according to its own figures, very successful. One recent survey by the Central Organisation Department, the party’s personnel body, found that 68% of China’s private companies had party bodies by 2016, and 70% of foreign enterprises. Although these figures sound high, they don’t match the targets the party has set for itself. In Xi’s old stamping ground of Zhejiang, for example, officials set a target in August 2018 to have cells inside 95% of private businesses. There was a need, the survey said, to retain the revolutionary spirit inside the companies as their ownership was handed on to the next generation.

Although the party is becoming more involved in private firms than ever, it wants to be part of business successes, not failures. It wants to sit alongside local and foreign entrepreneurs and share their wealth, not run their companies into the ground. Increasingly, it also wants to do more than supervise companies. It wants to be at the table when commercial decisions are made, not just manage staff. “We should make money together,” Lu Wei, then head of China’s party office for internet security, told Paul Jacobs, CEO of Qualcomm, a US chip maker, in 2014. Lu’s comments to some extent reflected Beijing’s desire to acquire Qualcomm’s technology, a sector in which China was weak. But the message was clear: the fat of the land should be shared with the state.

The party’s overarching aim, though, has remained consistent: to ensure that the private sector, and individual entrepreneurs, do not become rival players in the political system. The party wants economic growth, but not at the expense of tolerating any organised alternative centres of power. During the 1990s, Chinese leaders watched in horror as the Soviet Union disintegrated and its assets were privatised. Having seen business threaten to take over the state in Russia, Beijing has been determined to make sure that the same disaster does not befall China.

For a reliable benchmark about the power of the party in China, you only need to listen to wealthy entrepreneurs hold forth on politics. These otherwise all-powerful CEOs go to abject lengths to praise the party. To take a few companies listed in a single article in the South China Morning Post, Richard Liu of e-commerce group JD.com predicted communism would be realised in his generation and all commercial entities would be nationalised. Xu Jiayin of Evergrande Group, one of China’s largest property developers, said that everything the company possessed was given by the party and he was proud to be the party secretary of his company. Liang Wengen of Sany Heavy Industry, which builds earthmovers, went even further, saying his life belonged to the party. “They act as if they are being chased by a bear,” wrote Zhang Lin, a Beijing political commentator, in response to these comments. “They are powerless to control the bear, so they are competing to outrun each other to escape the animal.”
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Jack Ma of Alibaba, the global face of Chinese entrepreneurship, has always managed to strike a quirkier and more independent stance than his fellow billionaires. “Be in love with the government. But don’t marry them,” he memorably said at the World Economic Forum in Davos in 2015. Ma’s pithy aphorisms at home and abroad were mostly a plus for his business, but they had a downside. Ma’s high profile made him vulnerable. Last year, one of Ma’s former business partners told me, only half-joking, that if there was a presidential election in China tomorrow, Ma might win. That, he added, was a dangerous position to be in. Jack Ma performing at 18th anniversary celebrations for the Alibaba Group in Hangzhou, China, September 2017.

In September 2018, Ma unexpectedly announced that he would step downfrom a day-to-day role in the company the following year. Ma said he wanted to focus on education and philanthropy. An equally plausible reason for his resignation, the former business partner said, was Ma’s fear that his power and popularity had made him a target of the party. Ma has been in the party since the 1980s, although his membership was not declared until late 2018, after his retirement announcement, in an article in which the People’s Daily newspaper complimented him for his contributions to reform.

Whether or not some entrepreneurs were intent on taking him on, Xi pre-emptively took the fight to them. In 2017, his administration began a campaign to rein in swashbuckling business leaders, starting with some of the corporate chieftains who had become the standard-bearers for aggressive Chinese dealmaking overseas. Some business leaders were forced out of overheated commercial sectors such as real estate. Others were told to pull back from offshore forays, either because their high profile was an embarrassment for Beijing or because the government was trying to stop capital flight. Some, such as Wu Xiaohui, the chairman of Anbang Insurance Group, went the way that communist members who fall foul of the system often do, vanishing without explanation into the party’s detention system. Only months earlier, Wu had been leading negotiations to spend $14bn on hotels in the US, but the deal collapsed. In May 2018, the authorities announced Wu had been sentenced to 18 years in jail for fraud and embezzlement.
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Meanwhile, China’s three dominant internet companies, Baidu (a search engine), Alibaba (e-commerce) and Tencent (messaging and gaming), known collectively as the BAT, have all felt the government’s wrath. In 2018, Tencent lost $200bn in its market capitalisation after regulators stopped approving new online games, pushing the company out of the world’s top 10 companies ranked by their share market valuation. The rapid growth of the BAT companies and their dominance of the internet in China has given them an outsized economic status. But their political value is just as important, as they have become indispensable to China’s surveillance state. With the mountain of data they generate, the BAT trinity are in effect turning into a real-time, efficient and privately run intelligence platform. In that respect, they are seen as ideal private companies. They both drive economic growth and also buttress the political system.

Foreign CEOs, too, have come under pressure to give the party a larger role in their firms. Again, this is a trend that began before Xi. Walmart, which famously won’t allow unions in its US stores, has had party cells in its companies in China since at least 2006, and party-controlled unions even earlier. Under Xi, however, emboldened officials have pushed foreign firms harder to accommodate the party and give its representatives a role in business decisions.

Now a wide range of foreign companies in China, from the cosmetics giant L’Oréal to Walt Disney and Dow Chemicals, all have party committees and display the hammer and sickle on their premises. In 2017, Reuters published an article that quoted executives from one European company saying that party representatives had demanded to be brought into the executive committee and have the business pay their expenses. Like Chinese entrepreneurs, foreign businessmen and women are trying to outrun “the bear”, not always with success.

But the party’s persistent efforts to colonise the private sector have stoked a backlash of their own. In late 2017, the EU business chamber in China formally complained about party organisations trying to extend their influence in their member companies, something they said would undermine the authority of their boards.

Yet the chamber’s argument was met with indifference in China, at least in public utterances. “When you are in Rome, do as the Romans do,” said Chen Fengying, an expert at the China Institutes of Contemporary International Relations, a foreign policy thinktank. “Foreign investors should respect local rules and regulations in China.”

On one level, Xi has been untroubled by the backlash over his treatment of entrepreneurs. From his point of view, the idea that the private sector is being overly politicised is upside-down. Business leaders should “strengthen self-study, self-education and self-improvement,” he said in 2016. “They should not feel uncomfortable with this requirement. The Communist party has similar and stricter requirements on its leaders.”



Later, in 2018, when the economy started to slow and the trade war was ramping up, Xi was much more pragmatic and solicitous. In November, he invited a select group of entrepreneurs, including Tencent’s Ma Huateng (also known as Pony Ma), for a meeting in the Great Hall of the People. He wanted to reassure them that they were “all part of our family”. At the same time, a surfeit of stories appeared in the official media urging banks to lend private firms more money.
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But not all entrepreneurs were buying the new line. One businessman, Chen Tianyong, posted a lengthy rant on social media, which he titled “An Entrepreneur’s Farewell Admonition”, explaining why he had left China. “China’s economy is like a giant ship heading to the precipice,” he wrote in a post that was later taken down. “Without fundamental changes, it’s inevitable that the ship will be wrecked and the passengers will die.”

Alertan por dificultad para devolver préstamo al FMI

Un informe de la consultora Ecolatina adviritó sobre las dificultades para hacer frente a los pagos por el préstamo que el FMI otorgó al país.





Un informe de la consultora económica Ecolatina advirtió acerca de las dificultades que deberá enfrentar el Gobierno argentino para devolver el dinero otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco del acuerdo stand by.


Desde mediados del año pasado, el FMI desembolsó alrededor de u$s 45.000 millones, es decir, el 80% del stand by de u$s 57.000 millones acordado. Asimismo, si se cumplen los objetivos fiscales, el organismo multilateral le girará u$s 5.500 millones a nuestro país antes de fin de año. En consecuencia, se habrá transferido casi el 90% del préstamo, por lo que será momento de empezar a pensar en su repago.

“Entre 2022 y 2023, nuestro país debería devolverle al FMI más de u$s 46.000 millones entre capital e intereses, lo que implica 5% del PBI de cada año. Si a esto le sumamos el calendario de pagos de bonos para esos años, el monto casi se duplica. En consecuencia, el Estado Nacional enfrentaría vencimientos cercanos a un décimo del PBI en 2022 y 2023”, reza el informe de la consultora.



“Si bien la situación actual cercana al equilibrio primario del Sector Público Nacional reduce las necesidades de contraer nuevos compromisos, tampoco le alcanzará para generar superávits de semejante magnitud como para afrontar estos compromisos. Por lo tanto, una parte importante de los pasivos deberá ser refinanciada”, continúa el relevamiento.

Sobre este último punto, desde Ecolatina aclaran que la mayoría de los pasivos está nominado en moneda extranjera: “De esta forma, si el Estado Nacional no consigue esos dólares, posiblemente deba comprarlos en el mercado local, sumando así un factor de presión adicional al tipo de cambio”.

De esta manera, para reabrir el acceso al financiamiento privado “no bastará solo con hacer las cosas bien”, pero todavía restaría ver cómo repagarle al organismo multilateral.

Para ello, el propio Fondo posee una modalidad: el Servicio Ampliado de Fondos (o Extended Funds Facility, EFF por sus siglas en inglés). El mismo se arregla con países que poseen problemas de balanza de pagos, es decir, una insuficiencia de moneda extranjera, tal como le sucede a la Argentina, y se focaliza en resolver la incapacidad del país para generar divisas netas y los problemas del Sector Público para comprarlas.



Además, si bien aporta fondos usualmente menores a los stand by lo hace por un tiempo más prolongado (cuatro años) y con mayor plazo de repago (hasta diez años después de concretado el desembolso). Por esta razón, los giros están supeditados al cumplimiento de criterios cuantitativos, como ser las metas fiscales, pero también a la aplicación ciertas políticas (benchmarks estructurales) que contribuyan a estabilizar la macroeconomía.

Considerando la situación actual de nuestro país, es probable que el próximo presidente electo tenga que avanzar en este esquema. Es tiempo entonces de ver cómo les fue a los países que requirieron un EFF, para adelantar qué podría pasarle a la Argentina en el corto plazo.

Desde 2002 a la fecha, el FMI firmó 31 EFFs. El mayor de ellos fue con Grecia, en 2012 y por un monto de u$s 33.000 millones (luego de un stand by de u$s 37.000 millones), en un paquete conjunto con el Banco Central Europeo y la Comisión Económica Europea que superaba los u$s 250.000 millones. Asimismo, los más recientes fueron con Ecuador y Pakistán (en marzo y julio de 2019, respectivamente) donde se establecieron reformas del sistema tributario, el régimen cambiario, la regulación del Banco Central, las legislaciones laborales y hasta programas de inclusión educativa y financiera para las mujeres. Como se observa, el plan promueve cambios a lo largo de casi todo el sistema económico y social y abarca más áreas que el stand by.

Como primer punto, cabe destacar que el EFF no es tan exigente en el plano fiscal como lo es el stand by, o bien que, dado que los países que acceden a este préstamo ya estaban bajo un stand by, sus necesidades de equilibrar las cuentas públicas no son tan apremiantes. Por lo tanto, la performance de crecimiento del PBI bajo los EFF es positiva.

Una de las principales áreas a reformar por los EFF suele ser la laboral: eliminar sus fricciones para que, de esa forma, crezca el empleo. Dicho de otra manera, promover políticas de oferta para simplificar las contrataciones y, así, alentar la creación de puestos de trabajo. Sin embargo, en este punto, sus resultados son magros. Por caso, en el promedio de los países bajo EFF, el desempleo subió alrededor de 3 p.p. en los años que se firmó el acuerdo y tuvieron lugar las reformas mencionadas. En la misma línea, al mercado laboral le tomó entre cuatro y cinco años recuperarse (volver a la situación inicial), pese al contexto de crecimiento económico.