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Obama: "Si no les gusta nuestra política, argumenten y ganen las elecciones"
El presidente de los Estados Unidos, Barack
Obama, habló hoy después de que el Congreso aprobara el presupuesto para
el año que viene y evitara así el default, 16 días después del cierre
del gobierno, y desafió a los republicanos: "Si no les gusta una
determinada política o un presidente en particular, argumenten su
posición y ganen una elección".
"El que no entiende el peronismo no entiende la Argentina"
¿Cuál es el secreto para llegar a los 90 años? La respuesta la tiene el
físico, filósofo y epistemólogo Mario Bunge. "Es facilísimo . Primero, es cuestión de llegar a los 89 años. Después se le
agrega uno y se llega a los 90. ¿Y cómo se llega a los 89? Trabajando
siete días por semana, aprendiendo todos los días alguna cosa y
absteniéndose de fumar, de beber y de leer a los posmodernos, es decir,
absteniéndose de consumir tóxicos, sean materiales o espirituales."
-Muchos encuentran rasgos parecidos entre los gobiernos de los Kirchner y el primer gobierno peronista. ¿Es así?
-No lo sé. En la época del primer peronismo, y durante muchos años, yo fui gorila porque en el terreno de la cultura el peronismo no dejó nada positivo. Al contrario, arrasó con lo poco que había. Pero con el correr del tiempo comprendí que el peronismo tenía algunos aspectos buenos.
-¿Por ejemplo?
-El voto de la mujer, transformar los territorios en provincias, hacer un plan de construcción de empresas hidroeléctricas. Hablar sobre la reforma agraria estuvo bien, pero no la hizo. Prometió una cantidad de cosas que no realizó y así engañó a mucha gente. Ya no soy gorila, aunque lo fui, y el motivo principal fue porque Perón degradó la educación y la cultura y, además, realmente no fue muy democrático.
-¿Entonces dice que ya no es gorila?
-No, soy mono tití (risas). No soy ni gorila ni chimpancé.
-¿Y qué cambió en usted?
-Eramos tan apasionadamente antiperonistas que no fuimos capaces de hacer un análisis objetivo del peronismo. Más aún, usábamos categorías políticas europeas. Creíamos que el peronismo era una forma de fascismo. Y no lo es: es original, es un tipo de populismo. Creíamos también que Perón era bruto. Es falso. Era inteligente, no sólo habilidoso, y tenía cultura histórica, al fin y al cabo era profesor de historia militar en el Colegio Militar. Lo menospreciamos y por eso no lo entendemos. Gino Germani, que fue el fundador de la sociología moderna en la Argentina, se fue del país en 1966 y al año siguiente me visitó en Montreal. Le pregunté: "¿Por qué te fuiste de la Argentina? ¿Por la persecución? No -me dijo-, me fui porque fui incapaz de entender al peronismo. Todavía hoy no lo entiendo". Y es así: quien no entiende al peronismo no entiende el país.
-La incomprensión del peronismo es casi lógica, por ejemplo, cuando se ve que conviven la izquierda, la derecha, el centro.
- Sí, pero hay ciertos aspectos que son muy originales. Por ejemplo, Perón quiso modernizar la Argentina. También otros militares progresistas como el general Savio o como el fundador de YPF, el general Mosconi. El partido dominante, conservador, no quería modernizar nada.
-En la Argentina tenemos siempre la sensación de estar comenzando una etapa nueva que nunca es exitosa. ¿Hay responsabilidad de los dirigentes o de toda la sociedad?
-Es una característica argentina: destruir y empezar después de nuevo.
-¿Y a qué lo atribuye?
-No lo sé.
-Entiende más al peronismo que a la sociedad argentina...
-Me fui hace más de medio siglo del país. Estoy mucho más enterado de la política norteamericana y canadiense que de la argentina. Y éste es un país muy complejo, mucho más que los Estados Unidos. Allá hay un solo partido con dos alas: el ala republicana y el ala demócrata. Y, a su vez, el ala demócrata se divide en dos partidos, republicano y demócrata (se ríe).
-Lo que no cambia en usted es su enfoque muy crítico de los Estados Unidos.
-Sí, aunque insté a mis dos hijos canadienses a que fueran a estudiar a los Estados Unidos porque las universidades son mejores que las canadienses. Ser completamente antigringo es absurdo, es de reaccionario: en Estados Unidos está lo mejor junto con lo peor.
-Quizá esté más cómodo en Estados Unidos que en Europa porque allí hay más pensadores posmodernos... ¿Tanto le molestan?
-Sí, paralizan el pensamiento. Cuando se repiten frases imbéciles como las de [Martin] Heidegger, o demenciales como las de [Edmund] Husserl, o muchas de [Georg] Hegel, no se puede pensar en forma racional. Por ejemplo, la definición que da Heidegger en su gran libro El ser y el tiempo : "El tiempo es la maduración de la temporalidad". O en su Carta sobre el Humanismo dice: "El ser es ello mismo". ¿Qué significa todo eso? Absolutamente nada. Es para engrupir a la gilada.
-¿Y usted se considera moderno?
-Soy preposmoderno (risas).
-Si critica a aquellos filósofos, ¿qué queda para los actuales? ¿Respeta a alguno?
-Los pensadores profundos hoy están refugiados en la matemática, la física, la química, la teología y en algunas ciencias sociales como la historia o la sociología. También faltan pensadores profundos en la economía: no hay ningún economista, de izquierda o de derecha, que le llegue a los talones a John Maynard Keynes, el fundador de la macroeconomía moderna. No hay nuevas teorías: falta un nuevo Keynes que no les tenga miedo a las matemáticas, a la estadística.
-¿Por que lo decepcionó el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama?
-No cumplió ninguna de sus promesas y, además, cometió un acto inmoral: aceptar el Premio Nobel de la Paz al mismo tiempo que era comandante en jefe de dos ejércitos invasores. Más aún: reforzó la cantidad de soldados en Afganistán y no cerró ninguna de las 860 bases militares que tiene Estados Unidos en el extranjero.
-¿Le parece que Obama nunca tuvo intención de hacerlo o se encontró con una maquinaria que se lo imposibilitó?
-Los científicos sociales no deberían especular sobre la mente de los personajes. Sabemos que cuando entró en la Casa Blanca, Obama entró en una prisión muy bien custodiada por la enorme burocracia, los militares, el Partido Republicano y la derecha de su propio partido. Tiene las manos atadas, pero en su caso yo habría denunciado eso y habría renunciado a la presidencia. Porque él llegó al poder con la consigna del cambio y nada esencial puede cambiar por los intereses creados, por la corrupción profunda.
-Algunos imaginaron que la crisis financiera internacional iba a permitir que surgiera un capitalismo distinto, más "sensible". ¿Estamos a tiempo de esperar algo semejante?
-Hubo cosas positivas y negativas. Hay que empezar por averiguar por qué China y la India son los dos únicos países en el mundo cuya economía ha crecido en los últimos doce meses. Ambos son proteccionistas y no son neoliberales. La India se ha salvado de los tsunamis financieros, en particular, porque regula el mercado financiero y no permite las especulaciones. Y a China le falta democracia, pero también está avanzando en ciencia y técnica a pasos agigantados. A propósito de esto, ¿sabe cómo se manejan la finanzas internacionales en este momento? Hay un cuento que lo ilustra. En un pueblo turístico de Europa, llega de pronto un alemán muy rico al único hotel del lugar, deja en el mostrador un billete de cien euros y le dice al dueño: "Me gusta mucho el lugar y quiero estudiar la posibilidad de pasar una semana acá. ¿Me permite mirar las habitaciones?" "Sí, suba, las habitaciones están todas abiertas", le responde el dueño del hotel, que sale corriendo y le lleva el billete de cien euros al carnicero para saldar una deuda. El carnicero sale corriendo con el billete para pagarle al proveedor de alimentos para sus cerdos. A su vez, el proveedor de alimentos para cerdos va corriendo con ese billete y le paga a la prostituta una deuda por sus servicios. La prostituta toma el mismo billete de cien euros y lo deja en el mostrador del hotel para pagar la deuda que tiene por haber alquilado las habitaciones. Entonces, al cabo de un rato, baja el turista alemán y le dice al dueño del hotel que no le gusta ninguna de sus habitaciones, toma el billete y se va. Han transcurrido nada más que cinco minutos, nadie hizo nada, nadie produjo nada, pero todo el mundo está feliz porque todas las deudas han sido saldadas (risas). En esto consisten las grandes finanzas. Detrás de estas grandes manipulaciones no hay nada. Hay gente que se arruina, pero nadie se beneficia. Es monstruoso.
-¿Le gustaría volver al país?
-Claro, me gustaría mucho. Pero invertimos el producto de la venta de una casa en un departamento en Montreal y no nos queda plata. Y acá, además, no me necesita nadie. En la Facultad de Filosofía, por ejemplo, no me han invitado. Me invitaron una sola vez, en 1985. Nunca más.
-¿No se siente reconocido por sus pares?
-No, para nada. Mis libros no son usados ni recomendados en ninguna facultad.
-¿Por qué?
-Porque no están al día. Además, mis libros huelen demasiado a ciencia y ese olor no es el perfume preferido de los filósofos argentinos. Y la filosofía de la ciencia estuvo dominada casi desde que me fui por gente que no tiene la menor idea de lo que es la ciencia y que, para peor, defendía a seudociencias como el psicoanálisis.
-¿Usted no tiene una fijación contra el psicoanálisis? ¿Lo habló con su psicólogo?
-(Risas) Es un fenómeno típicamente argentino. En el resto del mundo, el psicoanálisis ha sido olvidado. Pero la Argentina es un país muy conservador. Cuando yo tenía 16 o 17 años, cualquier adolescente se entusiasmaba con el psicoanálisis por el tema del sexo. Nos dábamos cuenta de que [Sigmund] Freud no tenía la menor idea del sexo y las pocas ideas que tenía eran equivocadas. Por ejemplo, el orgasmo vaginal o el complejo de Edipo no existen. Cualquiera se hace psicoanalista sin la menor formación científica.
-¿Cree que muchos no le perdonan ese tipo de posturas en la Argentina?
-Claro, porque les arruino el negocio. En 1985 vine al país invitado por una asociación de psicología y algunos justamente me pidieron: "Doctor, no nos arruine el negocio; vivimos de eso". Lo mismo me dijeron en un congreso en España cuando ataqué a la microeconomía neoclásica y demostré que sus postulados eran falsos. Entonces dos profesores me dijeron: "¿Y qué vamos a enseñar?" Yo les dije: "¿Y por qué no enseñan algo inofensivo como trigonometría?"
-Muchos encuentran rasgos parecidos entre los gobiernos de los Kirchner y el primer gobierno peronista. ¿Es así?
-No lo sé. En la época del primer peronismo, y durante muchos años, yo fui gorila porque en el terreno de la cultura el peronismo no dejó nada positivo. Al contrario, arrasó con lo poco que había. Pero con el correr del tiempo comprendí que el peronismo tenía algunos aspectos buenos.
-¿Por ejemplo?
-El voto de la mujer, transformar los territorios en provincias, hacer un plan de construcción de empresas hidroeléctricas. Hablar sobre la reforma agraria estuvo bien, pero no la hizo. Prometió una cantidad de cosas que no realizó y así engañó a mucha gente. Ya no soy gorila, aunque lo fui, y el motivo principal fue porque Perón degradó la educación y la cultura y, además, realmente no fue muy democrático.
-¿Entonces dice que ya no es gorila?
-No, soy mono tití (risas). No soy ni gorila ni chimpancé.
-¿Y qué cambió en usted?
-Eramos tan apasionadamente antiperonistas que no fuimos capaces de hacer un análisis objetivo del peronismo. Más aún, usábamos categorías políticas europeas. Creíamos que el peronismo era una forma de fascismo. Y no lo es: es original, es un tipo de populismo. Creíamos también que Perón era bruto. Es falso. Era inteligente, no sólo habilidoso, y tenía cultura histórica, al fin y al cabo era profesor de historia militar en el Colegio Militar. Lo menospreciamos y por eso no lo entendemos. Gino Germani, que fue el fundador de la sociología moderna en la Argentina, se fue del país en 1966 y al año siguiente me visitó en Montreal. Le pregunté: "¿Por qué te fuiste de la Argentina? ¿Por la persecución? No -me dijo-, me fui porque fui incapaz de entender al peronismo. Todavía hoy no lo entiendo". Y es así: quien no entiende al peronismo no entiende el país.
-La incomprensión del peronismo es casi lógica, por ejemplo, cuando se ve que conviven la izquierda, la derecha, el centro.
- Sí, pero hay ciertos aspectos que son muy originales. Por ejemplo, Perón quiso modernizar la Argentina. También otros militares progresistas como el general Savio o como el fundador de YPF, el general Mosconi. El partido dominante, conservador, no quería modernizar nada.
-En la Argentina tenemos siempre la sensación de estar comenzando una etapa nueva que nunca es exitosa. ¿Hay responsabilidad de los dirigentes o de toda la sociedad?
-Es una característica argentina: destruir y empezar después de nuevo.
-¿Y a qué lo atribuye?
-No lo sé.
-Entiende más al peronismo que a la sociedad argentina...
-Me fui hace más de medio siglo del país. Estoy mucho más enterado de la política norteamericana y canadiense que de la argentina. Y éste es un país muy complejo, mucho más que los Estados Unidos. Allá hay un solo partido con dos alas: el ala republicana y el ala demócrata. Y, a su vez, el ala demócrata se divide en dos partidos, republicano y demócrata (se ríe).
-Lo que no cambia en usted es su enfoque muy crítico de los Estados Unidos.
-Sí, aunque insté a mis dos hijos canadienses a que fueran a estudiar a los Estados Unidos porque las universidades son mejores que las canadienses. Ser completamente antigringo es absurdo, es de reaccionario: en Estados Unidos está lo mejor junto con lo peor.
-Quizá esté más cómodo en Estados Unidos que en Europa porque allí hay más pensadores posmodernos... ¿Tanto le molestan?
-Sí, paralizan el pensamiento. Cuando se repiten frases imbéciles como las de [Martin] Heidegger, o demenciales como las de [Edmund] Husserl, o muchas de [Georg] Hegel, no se puede pensar en forma racional. Por ejemplo, la definición que da Heidegger en su gran libro El ser y el tiempo : "El tiempo es la maduración de la temporalidad". O en su Carta sobre el Humanismo dice: "El ser es ello mismo". ¿Qué significa todo eso? Absolutamente nada. Es para engrupir a la gilada.
-¿Y usted se considera moderno?
-Soy preposmoderno (risas).
-Si critica a aquellos filósofos, ¿qué queda para los actuales? ¿Respeta a alguno?
-Los pensadores profundos hoy están refugiados en la matemática, la física, la química, la teología y en algunas ciencias sociales como la historia o la sociología. También faltan pensadores profundos en la economía: no hay ningún economista, de izquierda o de derecha, que le llegue a los talones a John Maynard Keynes, el fundador de la macroeconomía moderna. No hay nuevas teorías: falta un nuevo Keynes que no les tenga miedo a las matemáticas, a la estadística.
-¿Por que lo decepcionó el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama?
-No cumplió ninguna de sus promesas y, además, cometió un acto inmoral: aceptar el Premio Nobel de la Paz al mismo tiempo que era comandante en jefe de dos ejércitos invasores. Más aún: reforzó la cantidad de soldados en Afganistán y no cerró ninguna de las 860 bases militares que tiene Estados Unidos en el extranjero.
-¿Le parece que Obama nunca tuvo intención de hacerlo o se encontró con una maquinaria que se lo imposibilitó?
-Los científicos sociales no deberían especular sobre la mente de los personajes. Sabemos que cuando entró en la Casa Blanca, Obama entró en una prisión muy bien custodiada por la enorme burocracia, los militares, el Partido Republicano y la derecha de su propio partido. Tiene las manos atadas, pero en su caso yo habría denunciado eso y habría renunciado a la presidencia. Porque él llegó al poder con la consigna del cambio y nada esencial puede cambiar por los intereses creados, por la corrupción profunda.
-Algunos imaginaron que la crisis financiera internacional iba a permitir que surgiera un capitalismo distinto, más "sensible". ¿Estamos a tiempo de esperar algo semejante?
-Hubo cosas positivas y negativas. Hay que empezar por averiguar por qué China y la India son los dos únicos países en el mundo cuya economía ha crecido en los últimos doce meses. Ambos son proteccionistas y no son neoliberales. La India se ha salvado de los tsunamis financieros, en particular, porque regula el mercado financiero y no permite las especulaciones. Y a China le falta democracia, pero también está avanzando en ciencia y técnica a pasos agigantados. A propósito de esto, ¿sabe cómo se manejan la finanzas internacionales en este momento? Hay un cuento que lo ilustra. En un pueblo turístico de Europa, llega de pronto un alemán muy rico al único hotel del lugar, deja en el mostrador un billete de cien euros y le dice al dueño: "Me gusta mucho el lugar y quiero estudiar la posibilidad de pasar una semana acá. ¿Me permite mirar las habitaciones?" "Sí, suba, las habitaciones están todas abiertas", le responde el dueño del hotel, que sale corriendo y le lleva el billete de cien euros al carnicero para saldar una deuda. El carnicero sale corriendo con el billete para pagarle al proveedor de alimentos para sus cerdos. A su vez, el proveedor de alimentos para cerdos va corriendo con ese billete y le paga a la prostituta una deuda por sus servicios. La prostituta toma el mismo billete de cien euros y lo deja en el mostrador del hotel para pagar la deuda que tiene por haber alquilado las habitaciones. Entonces, al cabo de un rato, baja el turista alemán y le dice al dueño del hotel que no le gusta ninguna de sus habitaciones, toma el billete y se va. Han transcurrido nada más que cinco minutos, nadie hizo nada, nadie produjo nada, pero todo el mundo está feliz porque todas las deudas han sido saldadas (risas). En esto consisten las grandes finanzas. Detrás de estas grandes manipulaciones no hay nada. Hay gente que se arruina, pero nadie se beneficia. Es monstruoso.
-¿Le gustaría volver al país?
-Claro, me gustaría mucho. Pero invertimos el producto de la venta de una casa en un departamento en Montreal y no nos queda plata. Y acá, además, no me necesita nadie. En la Facultad de Filosofía, por ejemplo, no me han invitado. Me invitaron una sola vez, en 1985. Nunca más.
-¿No se siente reconocido por sus pares?
-No, para nada. Mis libros no son usados ni recomendados en ninguna facultad.
-¿Por qué?
-Porque no están al día. Además, mis libros huelen demasiado a ciencia y ese olor no es el perfume preferido de los filósofos argentinos. Y la filosofía de la ciencia estuvo dominada casi desde que me fui por gente que no tiene la menor idea de lo que es la ciencia y que, para peor, defendía a seudociencias como el psicoanálisis.
-¿Usted no tiene una fijación contra el psicoanálisis? ¿Lo habló con su psicólogo?
-(Risas) Es un fenómeno típicamente argentino. En el resto del mundo, el psicoanálisis ha sido olvidado. Pero la Argentina es un país muy conservador. Cuando yo tenía 16 o 17 años, cualquier adolescente se entusiasmaba con el psicoanálisis por el tema del sexo. Nos dábamos cuenta de que [Sigmund] Freud no tenía la menor idea del sexo y las pocas ideas que tenía eran equivocadas. Por ejemplo, el orgasmo vaginal o el complejo de Edipo no existen. Cualquiera se hace psicoanalista sin la menor formación científica.
-¿Cree que muchos no le perdonan ese tipo de posturas en la Argentina?
-Claro, porque les arruino el negocio. En 1985 vine al país invitado por una asociación de psicología y algunos justamente me pidieron: "Doctor, no nos arruine el negocio; vivimos de eso". Lo mismo me dijeron en un congreso en España cuando ataqué a la microeconomía neoclásica y demostré que sus postulados eran falsos. Entonces dos profesores me dijeron: "¿Y qué vamos a enseñar?" Yo les dije: "¿Y por qué no enseñan algo inofensivo como trigonometría?"
"La disputa por la hegemonía"
por Alejandro Grimson
(Por Alejandro Grimson*, El Dipló)
Los resultados de las primarias de agosto se explican por la mala
lectura del kirchnerismo de su apabullante victoria del 2011,
interpretada como un respaldo absoluto cuando en verdad se trataba de un
apoyo heterogéneo y condicionado. En este marco, recuperar la capacidad
de construcción hegemónica es crucial para el gobierno.
a
más indigente de las teorías políticas es aquella que presupone que los
jugadores son perfectos. Desde esa perspectiva, los actos de cada
participante del juego son pensados como si fueran la mejor de todas las
estrategias posibles, como si cada político fuera la máquina que pudo
ganarle a Kasparov. Las decisiones más llamativas y extrañas son
justificadas, y aquellas que desnudan una inhabilidad notoria son
adjudicadas a motivos secretos y a conspiraciones que no están al
alcance de la gente de a pie. Cuando actores importantes cometen errores
evidentes se escuchan nuevas adhesiones a la teoría de los jugadores
perfectos, que llevan a malabarismos intelectuales y contradicciones
flagrantes: en pocos minutos el pueblo se convertirá de agente de la
liberación nacional en retrógrado, mientras que las corporaciones, que
antes eran pasibles de ser enfrentadas y derrotadas, pasan a ser
todopoderosas.
¿Cuál es el talón de Aquiles de los jugadores de la política? ¿Cuál es
la dimensión que resulta más difícil de visualizar? Claramente es, al
menos en el caso argentino, el tiempo: el hecho de que las cosas serán
necesariamente diferentes mañana y que nadie sabe cómo serán.
Hay historiadores a los que les gusta jugar: se preguntan, por ejemplo,
qué hubiera sucedido si el 17 de octubre de 1945 hubiese habido
represión policial o si Hitler no hubiese invadido la Unión Soviética.
En base a un conocimiento detallado del resto de los hechos, la historia
contrafáctica busca reconstruir, hasta donde es posible, aquello que no
sucedió. En la política argentina de las últimas décadas, por ejemplo,
muchos se preguntan qué hubiera sucedido si Chacho Álvarez no hubiera
aceptado conformar la Alianza con el radicalismo en 1998.
En este sentido, el triunfo del kirchnerismo con el 54%
de los votos en las elecciones de 2011 resultó paradójico: la amplitud
de la distancia respecto del resto de las fuerzas políticas habilitó una
interpretación parcial y a la postre equivocada de lo que había
sucedido. La legitimidad de origen fue tan abrumadora que dejó en un
segundo plano un aspecto que había caracterizado momentos decisivos del
oficialismo desde su llegada al poder en mayo de 2003: la construcción
cotidiana de hegemonía. En efecto, cuando Néstor Kirchner asumió con
apenas el 22% de los votos o cuando Cristina Fernández vio sacudido su
apoyo social en 2009 toda su potencia política estuvo orientada a la
construcción de hegemonía a partir de las leyes propuestas, de las
políticas desplegadas y de la propia gestión de gobierno.
Por supuesto, ni siquiera frente a una legitimidad electoral tan
apabullante dejan de existir otros jugadores, poderes, corporaciones,
políticos. Del mismo modo, nada podía haber incidido en la dinámica de
la crisis económica internacional. Esos y otros elementos deberán ser
tenidos en consideración a la hora de describir la historia
contrafáctica acerca de qué hubiese sucedido si el kirchnerismo hubiese
interpretado de modo diferente la elección de 2011, si hubiese tenido en
cuenta la dimensión de la temporalidad política en base a la idea de
que había ganado una plataforma extraordinaria, pero que en el mediano
plazo nada podía asegurar que la conservaría.
El hecho social, el dato insoslayable, es que varias de
las orientaciones políticas de los últimos dos años fueron generando
una creciente distancia entre el gobierno y una parte de sus votantes,
al tiempo que algunos de sus principales discursos parecían más
destinados a fortalecer el vínculo con sus propios seguidores que a
convencer a aquellos que se iban ubicando en una posición crecientemente
dubitativa.
Posibles explicaciones
Descartar las explicaciones simplistas es necesario para comprender la situación actual. Más allá del carácter legislativo de las elecciones de octubre, el resultado de las PASO, desfavorable al kirchnerismo, está a la vista, y en este sentido el mayor error político sería construir argumentos ad hoc para minimizarlo.
¿Cómo se explica la pérdida de votos? Nunca falta quien aplique la ley
economicista según la cual el apoyo al gobierno es directamente
proporcional a las tasas de crecimiento económico. El pronóstico
economicista afirmaba que al kirchnerismo le iría mejor en la PASO de
agosto que en los comicios de 2009. El problema de este tipo de modelos
predictivos es que no todas las sociedades le asignan la misma
importancia a la economía, los derechos humanos, las instituciones, la
transparencia o el relato épico. Es más: la misma sociedad valora esos
elementos de manera diferente en tiempos distintos.
Otras explicaciones, basadas en el poder de los medios o de las
corporaciones, ignoran el pequeño detalle de que en 2011 ese poder era
idéntico al de 2013, lo que no impidió que el gobierno obtuviera un
triunfo rotundo. Por último, una interpretación que circuló con fuerza
afirma que la sociedad ha girado a la derecha, lectura basada en las
ideologías presuntas de los candidatos más votados.
Pero la clave está en otro lugar. El principal motivo
de la erosión oficialista es la interpretación equivocada que se realizó
del 54% logrado en 2011. Para construir estrategias políticas adecuadas
es imprescindible no sólo entender por qué ciertos sectores votan a los
adversarios; también es crucial comprender los motivos por los cuales
apoyan a la propia fuerza. En este sentido, cuando un político reúne
millones de votos debe presumirse que logró sintetizar motivos
heterogéneos. Y en este sentido hay un dato sencillo: en aquel 54%
estaban Massa, Moyano y una parte del peronismo disidente. El 54%
expresaba un apoyo heterogéneo que se tendió a leer como un festejo
incondicional. En la medida en que el gobierno creyó que tenía el
respaldo asegurado, fue menos sensible a escuchar opiniones y críticas
de diversos sectores. Pero registrar esas críticas y responder de modo
adecuado es una condición sine qua non de la construcción de hegemonía.
La clase media y la sintonía fina
Lo que se expresó en las PASO y probablemente se expresará en octubre es básicamente un cambio de expectativas de la sociedad. Quien no lea ese cambio, antes y después de las elecciones, contribuirá al ruido y a la sensación de confusión que sobrevuela el clima cultural argentino. El cambio puede sintetizarse en que la comparación con los noventa ya no es una matriz de lectura suficiente para la sociedad. Los procesos de movilidad social ascendente modifican expectativas y demandas, y la insistencia en esa comparación puede producir el sentido de quitarles peso a esas expectativas. Lo cual, a su vez, desdibuja la construcción de un horizonte de futuro. Y la disputa por el voto implica siempre una construcción de futuro.
Si hay un punto ciego de esta grieta, éste se condensa en el término
“clases medias”. Se ha escuchado a dirigentes oficialistas referirse a
las clases medias aludiendo a la Recoleta o a los manifestantes que se
reunían a cacerolear en la esquina de Santa Fe y Callao, pero los
estudios indican que se trata de un universo mucho más amplio: una
encuesta realizada en el Área Metropolitana de Buenos Aires encontró que
el 78% de los consultados se considera a sí mismo como parte de las
clases medias (1).
Así, mientras en una interpretación tradicional, ajustada a una
realidad de otra época, las clases medias se definían en contraste con
los trabajadores, actualmente la mayoría de la población la define por
dos contrastes: con los millonarios y los pobres. En efecto, si el 78%
se considera como parte de las clases medias es evidente que la mayoría
de los trabajadores se ubican en ese lugar. ¿Cómo es posible?
Probablemente algunos signos del lenguaje social distingan a las
personas de uno y otro sector social. Un hijo en la universidad, una
casita, un autito o quizás hasta una motito pueden, a los ojos de
muchos, hacer que una persona ya no se considere pobre. De hecho, la
encuesta incluyó a un 20% que se autodefine como perteneciente a la
“clase media baja”. Pero clase media al fin.
Si hemos superado aquella predicción recurrente de los
80 y 90 que indicaba que la clase media estaba en proceso de
desaparición, evidentemente es resultado de los logros importantes de
estos años. Resulta paradójico entonces que quien motorizó esos cambios
no incorpore en el análisis las consecuencias de sus propias políticas.
La sintonía fina, esencial para corregir la estrategia, refiere a poder
escuchar sin interferencias y hacerse entender. En los últimos dos años,
sin embargo, las dificultades para escuchar diferentes planteos fueron
abonando el terreno político de paradojas: cuando el antikirchnerismo
visceral no tenía forma de articularse encontró en el rechazo a la
re-reelección un único punto de reunión. En este marco, parte del
oficialismo consideró que abandonar explícitamente el proyecto implicaba
abrir la interna de la sucesión, aunque las encuestas indicaban que
sectores cercanos al Frente para la Victoria no apoyarían una reforma de
la Constitución. Así las cosas, la re-reelección podía resultar útil
para postergar disputas internas al tiempo que erosionaba el capital
político del gobierno.
En cualquier caso, no parece haber habido un análisis
cuidadoso de los tiempos políticos, en el sentido de que no era
necesario estirar la idea de la re-reelección al punto de que cayera por
el simple efecto del resultado electoral. Pero hubo otras paradojas: el
oficialismo, por ejemplo, impulsó la elección por voto directo de los
miembros del Consejo de la Magistratura. Si la Corte no la hubiera
declarado inconstitucional y si las distintas fuerzas
anti-kirchneristas, que denunciaron el proyecto como un atentado a la
democracia, hubiesen presentado una única lista, probablemente el
organismo hubiese quedado bajo control opositor a partir de diciembre de
este año.
El problema de la interpretación se encuentra en el
corazón de las tensiones políticas actuales. En nuestro mundo político
se ha impuesto la teoría de que las interpretaciones producen realidad.
Esto puede derivar no sólo en graves errores, sino que puede convertirse
en una fábrica de enormes frustraciones. Suele creerse, por ejemplo,
que si se afirma con suficiente contundencia que un candidato ganará una
elección eso lo favorecerá, o que si se insiste con que la economía
está sólida –o débil– eso fortalecerá –o debilitará– a la economía. Y
aunque por supuesto es cierto que si se produce confianza o desconfianza
eso tendrá un efecto sobre la realidad, la sociedad nunca es tan
ingenua como para creer literalmente en las intervenciones de
economistas o funcionarios sin considerar otros indicios. Un ejemplo: si
el ministro de Economía no para de vociferar que “el que apuesta al
dólar pierde” mientras que la realidad apunta exactamente en dirección
contraria, se produce entonces “la paradoja de Sigaut”: la
interpretación inverosímil del ministro termina alimentando la corrida
cambiaria.
Néstor Kirchner lo había entendido bien: cuando
Argentina se encontraba todavía en situación de crisis afirmaba “estamos
en el infierno”, y al hacerlo sintonizaba con una sociedad acostumbrada
a que las máximas autoridades digan que no hay graves problemas. A
veces, claro, es muy difícil, o incluso imposible, resolver en el corto
plazo ciertos problemas, pero es necesario no agravarlos a través de su
negación. En este sentido, el catastrofismo visceral siempre resultó
funcional a un kirchnerismo que logró mantener la gobernabilidad. Pero
no todas las críticas, ni siquiera la mayoría, y menos aun las surgidas
de las propias filas, están orientadas a alimentar la catástrofe.
Algunos análisis suelen señalar que los gobiernos, en la medida en que
consiguieron éxitos, tienden a cerrarse a los cuestionamientos. Pero en
política no hay inexorables y, por otra parte, hay que llamar la
atención sobre las consecuencias reales de ese fenómeno.
Lo esencial
Reconocer un problema no es de derecha ni de izquierda; es una condición de la sintonía fina. La ideología se juega en el lugar que cada problema ocupa en la agenda y en las propuestas para resolverlo. Detectar los problemas y separar lo esencial de los errores y los efectos no deseados es crucial para el gobierno. Negarlos, en cambio, sólo contribuirá a alimentar el malestar social. Hay inflación, es un hecho y negarla sólo produce el efecto de distancia con la población. Que su solución sea compleja si se pretende evitar el clásico ajuste no implica que deba minimizarse el problema. Otro ejemplo: Argentina nunca logrará desarrollarse con una fuga de dólares como la de las últimas décadas, por lo cual una regulación del Estado en esta materia es imprescindible. Pero la forma en que se administra la venta de dólares genera una irritación adicional e innecesaria en la población. Otro ejemplo: la solvencia fiscal es crucial para un Estado activo, pero la ausencia de una legislación impositiva progresiva afecta la legitimidad de la recaudación. Al final, el debate público termina centrándose más en el impuesto a las ganancias que en el IVA.
En fin, inmediatamente después de las PASO el gobierno
buscó retomar la iniciativa mediante una serie de reuniones con
empresarios y sindicalistas y anunció cambios sustanciales en el
impuesto a las ganancias y el monotributo que produjeron un fuerte
impacto político. Además, la grave amenaza que se cierne sobre el país
por los fallos de las cortes estadounidenses genera incluso el apoyo de
sectores de la oposición. En ese contexto, ¿es el momento más adecuado
para debatir, por ejemplo, sobre el uso de un galpón en Aeroparque?
Aunque las ciencias sociales han desterrado las
metáforas biológicas hace mucho tiempo, se escucha con insistencia
hablar del “ADN del kirchnerismo”. Sus cosas buenas y malas se
explicarían, desde este punto de vista, por sus genes. Pero si
analizamos la última década encontramos continuidades y características
comunes tanto como cambios y redefiniciones. Nadie se mantiene una
década en el poder sin modificar sus estrategias. A la vez, podremos ver
diferentes sectores que, acordando con el núcleo central de las
políticas oficiales, se distinguen en el énfasis, las estrategias y los
estilos. Cada vez se hace más evidente que resulta apropiado hablar de
los kirchnerismos, en plural.
En este sentido, buena parte del futuro depende de cómo
el propio kirchnerismo entienda su lugar en el juego y su capacidad de
construcción hegemónica. Decíamos al inicio que los actores políticos no
siempre se destacan en el manejo del tiempo, y en este sentido los
resultados de las elecciones de octubre serán leídos como un pronóstico
de los comicios presidenciales del 2015. Desde luego, no caben dudas de
que una elección configura un mapa relevante. Pero los pronósticos se
ofrecen por doquier, a los precios más variados: ¿o acaso las elecciones
de 1987 permitían pronosticar el ascenso de Menem o las del 2001 el de
Kirchner? ¿Alguien hubiera previsto en el 2009 la victoria de Cristina
en el 2011? Leer adecuadamente un resultado electoral implica no sólo
preguntarse por el mapa sino también por los posibles caminos que cada
uno de los protagonistas recorrerá en los dos años sucesivos.
Insistamos: un jugador no necesariamente hará las mejores jugadas, y si
queda alguna duda alcanza con mirar la trayectoria de Francisco de
Narváez.
* Antropólogo.
Facts are facts? : reposo estricto o activo?
Nota Relacionada
sobre la objetividad en las ciencias sociales y sus prácticas derivadas
Aún hoy increíblemente sigue sucediéndose con relativo éxito, declinante claro, el discurso sobre la objetividad en las ciencias sociales como marco general y sus prácticas derivadas, encuestas, análisis, proyecciones económicas, calificaciones de riesgo, y seamos generosos con las licenciaturas realmente existentes, la "comunicación social" donde se inscribe la "práctica periodística" llamémosla así.
Los hechos son los hechos, afirman los que aún curten el mambo de la objetividad. En fin discusión obsoleta si las hay, en Miradas al Sur aparece en contratatapa una linda radiografía de la objetividad de la práctica periodística respecto al 17 de octubre de 1945 escrita por el Historiador Claudio Panela.
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Aún hoy increíblemente sigue sucediéndose con relativo éxito, declinante claro, el discurso sobre la objetividad en las ciencias sociales como marco general y sus prácticas derivadas, encuestas, análisis, proyecciones económicas, calificaciones de riesgo, y seamos generosos con las licenciaturas realmente existentes, la "comunicación social" donde se inscribe la "práctica periodística" llamémosla así.
Los hechos son los hechos, afirman los que aún curten el mambo de la objetividad. En fin discusión obsoleta si las hay, en Miradas al Sur aparece en contratatapa una linda radiografía de la objetividad de la práctica periodística respecto al 17 de octubre de 1945 escrita por el Historiador Claudio Panela.
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Filtraciones
Por Santiago O´Donnell
Esto es, que el buen periodismo, a diferencia de la buena propaganda, informa desde cierta neutralidad. Enseguida, rápido, viene la aclaración: esa neutralidad nunca llega a ser absoluta. La falta de neutralidad es inherente a nuestros ideales y nuestros principios y sobre todo nuestras simpatías. Pero nuestro trabajo, el de periodistas, consiste en registrar los hechos y las noticias de todos los días que quedarán en la historia.
Entonces, más allá de las columnas de opinión, el periodismo reconoce en la búsqueda de cierta neutralidad, de ciertas reglas de juego, el mejor camino para acercarse a una verdad reconocible. En cuanto a la falta neutralidad, que no podemos ni queremos evitar, se compensa con una ética y una técnica predeterminadas y específicas, reconocidas en un pacto de lectura, más o menos explícito, que se aplica de manera uniforme a todos los temas, todas las fuentes y todas las noticias. Al menos se intenta. Esto es lo que nos enseñaron, y enseñamos, en las escuelas de periodismo.
Pasamos al artículo en cuestión, firmado por Eric Schmitt. Dice que el “topo” Edward Snowden ya había sido investigado por la CIA cuatro años antes de fugarse del país con una computadora llena de secretos. Snowden es un ex agente de inteligencia estadounidense, actualmente exliado en Rusia, que en los últimos meses filtró información secreta a un diarios, revistas y programas de televisión sobre el espionaje masivo e indiscriminado que Estados Unidos viene desarrollando en todo el mundo, hasta entonces sin el conocimiento de la opinión pública estadounidense o mundial.
El artículo dice que ya en el 2009 sus entonces jefes en la CIA notaron que Snowden andaba en algo raro y que hasta escribieron un informe alertando sobre su conducta. El informe decía que un supervisor lo había soprendido a Snowden intentando acceder a información secreta y lo había mandado a su casa y alertaba sobre un “abrupto cambio de hábitos” en el proceder del entonces contratista de la CIA. Sin embargo, ese informe nunca circuló entre las distintas agencias de seguridad y por eso Snowden pudo conseguir trabajo en otra agencia, la NSA, de donde se robaría los secretos cuatro años más tarde. Eso informó Schmitt en The New York Times. Hasta ahí todo muy lindo.
Pero tarde o temprano el periodista nos tendrá que decir de dónde sacó la información. En el quinto y sexto párrafos, esto escribe Schmitt:
Voceros de la C.IA., la NSA y el FBI declinaron comentar sobre la naturaleza precisa del alerta y por qué no circuló, citando la investigación en curso sobre las actividades del Sr. Snowden. Media docena de funcionarios de inteligencia, seguridad y del Congreso con conocimiento directo del informe del supervisor fueron contactados para este artículo.
Todos los funcionarios aceptaron hablar a cambio de mantener el anonimato por la investigación criminal en curso.
Y acá viene el problema porque, señores, esto es una filtración. Media docena de funcionarios y voceros de agencias de espionaje pasando información secreta al Times. Encima es información incomprobable y que pinta a Snowden como un loquito. Justo lo que esos voceros buscan.
Sin poner un solo nombre, una sola prueba sobre la mesa, pero con el sello de The New York Times, el diario más influyente del mundo, y la firma de un periodista. (El viernes, en el mismo diario, Schmitt publicó una firme desmentida de la CIA diciendo que dicho informe nunca existió. El periodista mantuvo que dos fuentes, ya no seis, le habían contado lo del informe. “No está claro por qué hay una divergencia de opinión” sobre los hechos, escribió Schmitt en su artículo del viernes.)
Filtraciones light, con filtradores oficiales, aprobados desde el poder. Eso se puede hacer en The New York Times, sin que nadie lo cuestione. En cambio filtraciones que demostarían delitos, violaciones de privacidad y de tratados internacionales, como las de Snowden, son tratadas en el mismo artículo como un peligro para la seguridad nacional, un criminal que "se escapó entre las grietas” de la comunidad de inteligencia estadounidense.
Como dice un lector del artículo en la página web, los funcionarios públicos tienen la obligación de denunciar delitos. Si es delito revelar secretos sobre una "investigación criminal" como la de Snowden , ¿por qué no se castiga a los seis funcionarios que hablaron del tema con el periodista Schmitt?
Es cierto, las filtraciones son más que habituales en el periodismo. Pero lo bizarro de este caso es que se trata de unos funcionarios que filtran información secreta para hacer quedar mal a un tipo por filtrar información secreta.
O sea, The New York Times se presta de tribuna para funcionarios anónimos que extraen datos de manera ilegal de un informe secreto sobre Snowden. Esos mismos funcionarios, sin que se les mueva un pelo, pintan a Snowden como un traficante de información secreta y, por lo tanto, un peligro para Estados Unidos.
Entonces, a riesgo de ser reiterativo, el gobierno de Estados Unidos recurre a la filtración para denunciar la filtración, y The New York Times le hace el juego, pasando por alto la evidente contradicción. Lejos de buscar un espacio neutral, el diario se deja usar por el gobierno para perseguir a Snowden, descripto en el artículo como presunto criminal con un historial de conductas sospechosas.
Mientras tanto, los nuevos filtradores de secretos de Estado, los perseguidores de Snowden, son presentados por el Times en el mismo artículo como fuentes privilegiadas, merecedoras de la protección del anonimato por ser poseedoras de valiosa información.
Claro, el Times no tiene acceso a los secretos de Snowden, que ha optado por otros medios para propagarlos. Entonces echa mano a lo que hay, a los filtradores profesionales de secretos banales, intrascendentes y de difícil comprobación que pululan en los servicios de inteligencia de todos los países.
Cuando estas cosas pasan desapercibidas en el diario más reconocido de todo el mundo, el desafío se extiende al periodismo en general y a los principios que gobiernan su forma de comunicar.
Esta bien, sólo se trata de un artículo. Desde el punto de vista del periodista, podemos creer que pecó de ingenuo y se dejó operar. Desde el punto de vista del diario podemos decir que simplemente se trata de un artículo malo o mal ejecutado y que por cada artículo flojo que se le cuela, el Times publica un montón de artículos muy buenos.
Pero desde el punto de vista del periodismo tradicional, ese que busca reinventarse en medio de una revolución tecnológica, el artículo muestra cómo esas nuevas tecnologías sirven para desnudar los intereses ocultos detrás del mensaje que los medios buscan imponer. El Times no tiene filtraciones de Snowden pero sí del gobierno, entonces le conviene quedar bien con el gobierno.
Así, el artículo desnuda la imperiosa necesidad de un nuevo pacto de transparencia con el lector, de límites más estrechos y verificables, que redefinan la función social de los medios dedicados a la difusión de noticias y demás información
Gobernabilidad
Toda la semana estuvo signada por la reaparición del elemento de la
salud presidencial. Tras la operación exitosa realizada en el hospital
de la Fundación Favaloro, los médicos le prescribieron a la Presidente
entre 30 y 45 días de reposo absoluto. Luego de algunas vacilaciones
sobre el procedimiento a seguir, finalmente por un mecanismo automático
previsto por la Constitución, el Vicepresidente Amado Boudou es desde
hace unos días el mandatario en funciones.
Hubo, en estos últimos días, una infinidad de interpretaciones sobre
el significado de su cuadro de salud, una "colección subdural crónica".
Es entendible, ya que la Presidencia es un cargo unipersonal y todo lo
relativo a la vulnerabilidad física de quien la ejerce conmociona. Ese
temor fue, precisamente, lo que en el siglo XVIII llevó a crear en
Estados Unidos la institución de la Vicepresidencia, que por momentos
luce anacrónica. Pero lo que se ha dicho y escrito sobre los partes
médicos es, en su mayor parte, especulación. Con el agregado
melodramático del componente neurológico, toda vez que el cerebro
presidencial viene siendo objeto de todo tipo de fantasías, agitadas por
sus opositores más acérrimos.
El dato político de la enfermedad de la Presidente, es que durante un
mes o más estará prácticamente fuera de circuito. Ya no será, como pudo
haberlo sido, la protagonista central de la campaña oficialista en las
elecciones legislativas, aunque estará presente en discursos y deseos de
recuperación; se estrenaron los spots del Frente para la Victoria
bonaerense con Daniel Scioli como actor central.
En lo internacional, durante todo un mes no se sentará a negociar con
su par uruguayo, José Mujica, los niveles de producción de papel a la
vera del río. Y el resurgimiento del justicialismo, en ocasión del
proceso electoral, tendrá lugar con una Presidente en reposo. El
gobierno seguirá funcionando y la estructura de poder del peronismo
permanecerá intacta, todo lo cual servirá para recordarle a la población
que en la Argentina democrática hay una dinámica de gobernabilidad que
está más allá de las personas.
#votojoven: legitimación de la tribu e institucionalización del cambio.
Por Rubén Weinsteiner para EL PAíS
Roberto Brito Lemus plantea que la juventud, comienza cuando se desarrolla la capacidad de reproducir la especie humana, y termina cuando se desarrolla la capacidad de reproducir el orden social.
Roberto Brito Lemus plantea que la juventud, comienza cuando se desarrolla la capacidad de reproducir la especie humana, y termina cuando se desarrolla la capacidad de reproducir el orden social.
Se es joven mientras se cuestiona, contesta y demanda
cambios y se evita reproducir el orden social tal cual está planteado. Cuando
se evita “transar”.
La demanda más clara de los diferentes sub segmentos que
componen el voto joven, tiene que ver
con la institucionalización de soluciones desde la política, a problemas colectivos
de carácter tribal de los jóvenes.
El abordaje de estas demandas, conlleva una legitimación
implícita y demandada de valores, sentimientos, necesidades, deseos y aspiraciones, colectivas y tribales.
Esa legitimación es el corazón de la demanda del segmento. Ser escuchado, reconocido el problema, y
reconocido el carácter colectivo y la tribalidad de la demanda.
El discurso político tradicional, que intenta interpelar al segmento joven, lo hace desde el paradigma individual
introspectivo y adulto, frente al paradigma
comunicacional colectivo de referencia externa y tribal, desde donde el segmento 16-30 escucha y construye
su sistema de preferencias.
El reconocimiento y la identificación con la tribu en tanto
colectivo, ante el problema por parte del discurso
político, es el eje de la racionalidad instrumental del voto joven. Para el
joven, identificación es amor, para los
adultos identificación, es solo empatía.
Todo discurso plantea dos niveles a tener en cuenta: el de los
contenidos y el relacional. El primer
nivel debe apuntar a la institucionalización de soluciones para problemas específicos,
el segundo nivel a establecer un vínculo de reconocimiento y valoración hacia
el colectivo, donde el joven se encuentra inserto, y desde donde demanda esos cambios y
soluciones.
Para que la comunicación con el segmento joven sea esencialmente persuasiva y técnicamente
informativa, y no al revés, debe tener
en cuenta que es más importante lo que dicen otros jóvenes, dentro o fuera de
la tribu, por afirmación o por negación, que lo que dicen los padres o los
políticos. Si los jóvenes cumplen con lo que está bien para los padres,
incumplen con lo que está bien para los pares y la tribu, y viceversa. “No
tomes, no entables relación con gente peligrosa, estudiá mucho, acóstate temprano,
no te quedes hasta cualquier hora en la computadora” consejos sobre la vida
sexual, las relaciones, el trabajo y finalmente la política.
En la mayoría de los casos donde las consecuencias no
revisten inmediatez , amenaza o peligro, la tensión padres-tribu, se salda a
favor de la tribu, por el peso del colectivo a la hora de la aprobación y
legitimación social.
La ocupación del
imaginario por parte del joven, en tanto integrante de un colectivo, una tribu,
con sus leyes, códigos y marcos transaccionales, es una precondición de cualquier construcción
discursiva, políticamente significativa, para la interpelación y colonización de subjetividades
dentro del segmento 16-30.
Rubén Weinsteiner
Livingston, solo 80
Werner Pertot
“Prometo que no habrá ningún discurso aburrido”, dice el inusual volante con el que el arquitecto Rodolfo Livingston convoca a una charla en el Café de los Angelitos. El reconocido urbanista integra la lista de legisladores de Aluvión Ciudadano, el partido que creó el sanitarista Carlos Oviedo y que compite por un lugar en la Legislatura porteña sin una boleta nacional.
Livingston resume su vida hasta ahora: “A los 40, me casé, tuve mi primer hijo y corrí mi primer maratón. Después, tuve otros dos hijos, corrí 14 maratones más. A los 50, salvé a un ahogado. A los 67 me tiré en paracaídas y a los 80 empiezo mi carrera política. A los cien tengo pensada una fiesta. Pero no me pienso morir”.
Livingston nació en noviembre de 1931 y se recibió en 1956. En 1961 pisaba por primera vez Cuba, un mes más tarde del intento de invasión en playa Girón. “Estaba dispuesto a morir por la revolución. Hoy habría una callecita con mi nombre y alguien diría: ‘Oye, coge por la Livingston’”, se imagina. “Dirigí la erradicación de una villa miseria en un pueblo que se llamaba Baracoa. Se esperaba otra invasión”, recuerda. Volvió en 1962 y luego en los noventa, cuando supervisó el programa Arquitectos de la Comunidad, en Cuba. “Fui 32 veces a Cuba y formamos consultorios de arquitectura”, dijo.
Tuvo una columna semanal en el diario cubano Juventud Rebelde entre 2002 y 2003. “Cuando empiezan a estar en el monte el Che y Fidel, me interesé por esa gente que era muy cercana a mí. Leí un reportaje de Sartre, que estuvo en Cuba con Simone de Beauvoir. Me enamoré de un país y tengo una novia inmortal: Cuba”, dice Livingston, quien también pasó un año en Perú en 1967, tras la Noche de los Bastones Largos. “Nos sacaron literalmente a patadas de la universidad y me ofrecieron un cargo en Arequipa”, cuenta. Dio seminarios en Venezuela, Uruguay, Brasil y Cuba. Es autor de diez libros, como Cirugía de Casas, Arquitectura y autoritarismo y Cuba existe, es socialista y no está en coma. También tiene un libro con sus fotografías de Cuba. Fue director del Centro Cultural Recoleta en 1989.
“Me ofrecieron por primera vez ser candidato y me gustó la gente de Aluvión”, señala Livingston. Sobre las otras listas kirchneristas, indica que simplemente no hubo un ofrecimiento similar de parte de ellos. “No va a ser un trabajo nuevo. Hace 50 años que me ocupo de la ciudad. Tuve que pelear con la escuela shopping de Grosso. Quería hacer 25 escuelas-shopping más”, señala.
“El gobierno de Macri omite la belleza. La belleza es un derecho de los ciudadanos”, plantea Livingston. “El plan Pro.Cre.Ar es un aporte importante, pero hace falta más. Hay que modificar los códigos municipales que tienen prohibiciones ridículas. Son muchas cosas que podría proponer como legislador y que simplificarían la vida de la gente, sin necesidad de más presupuesto. La ciudad no puede estar gobernada por burócratas”, señala el arquitecto. “Cuando quiere hacer una casa, la gente primero llama al albañil y después va viendo sobre la marcha. Así nació el metrobús: es la consecuencia de querer hacer una propaganda electoral y un negocio. No fue precedido por el pensamiento”, dice Livingston, quien advierte que “el costo es una monstruosidad”. “Dietrich dice que se ahorran 15 minutos con el metrobús de la 9 de Julio. Pero no todo el mundo va de una punta a la otra. Se ahorran, supongamos, 7 minutos, que pierden buscando las nuevas paradas, que están cada cinco cuadras.”
“Prometo que no habrá ningún discurso aburrido”, dice el inusual volante con el que el arquitecto Rodolfo Livingston convoca a una charla en el Café de los Angelitos. El reconocido urbanista integra la lista de legisladores de Aluvión Ciudadano, el partido que creó el sanitarista Carlos Oviedo y que compite por un lugar en la Legislatura porteña sin una boleta nacional.
Livingston resume su vida hasta ahora: “A los 40, me casé, tuve mi primer hijo y corrí mi primer maratón. Después, tuve otros dos hijos, corrí 14 maratones más. A los 50, salvé a un ahogado. A los 67 me tiré en paracaídas y a los 80 empiezo mi carrera política. A los cien tengo pensada una fiesta. Pero no me pienso morir”.
Livingston nació en noviembre de 1931 y se recibió en 1956. En 1961 pisaba por primera vez Cuba, un mes más tarde del intento de invasión en playa Girón. “Estaba dispuesto a morir por la revolución. Hoy habría una callecita con mi nombre y alguien diría: ‘Oye, coge por la Livingston’”, se imagina. “Dirigí la erradicación de una villa miseria en un pueblo que se llamaba Baracoa. Se esperaba otra invasión”, recuerda. Volvió en 1962 y luego en los noventa, cuando supervisó el programa Arquitectos de la Comunidad, en Cuba. “Fui 32 veces a Cuba y formamos consultorios de arquitectura”, dijo.
Tuvo una columna semanal en el diario cubano Juventud Rebelde entre 2002 y 2003. “Cuando empiezan a estar en el monte el Che y Fidel, me interesé por esa gente que era muy cercana a mí. Leí un reportaje de Sartre, que estuvo en Cuba con Simone de Beauvoir. Me enamoré de un país y tengo una novia inmortal: Cuba”, dice Livingston, quien también pasó un año en Perú en 1967, tras la Noche de los Bastones Largos. “Nos sacaron literalmente a patadas de la universidad y me ofrecieron un cargo en Arequipa”, cuenta. Dio seminarios en Venezuela, Uruguay, Brasil y Cuba. Es autor de diez libros, como Cirugía de Casas, Arquitectura y autoritarismo y Cuba existe, es socialista y no está en coma. También tiene un libro con sus fotografías de Cuba. Fue director del Centro Cultural Recoleta en 1989.
“Me ofrecieron por primera vez ser candidato y me gustó la gente de Aluvión”, señala Livingston. Sobre las otras listas kirchneristas, indica que simplemente no hubo un ofrecimiento similar de parte de ellos. “No va a ser un trabajo nuevo. Hace 50 años que me ocupo de la ciudad. Tuve que pelear con la escuela shopping de Grosso. Quería hacer 25 escuelas-shopping más”, señala.
“El gobierno de Macri omite la belleza. La belleza es un derecho de los ciudadanos”, plantea Livingston. “El plan Pro.Cre.Ar es un aporte importante, pero hace falta más. Hay que modificar los códigos municipales que tienen prohibiciones ridículas. Son muchas cosas que podría proponer como legislador y que simplificarían la vida de la gente, sin necesidad de más presupuesto. La ciudad no puede estar gobernada por burócratas”, señala el arquitecto. “Cuando quiere hacer una casa, la gente primero llama al albañil y después va viendo sobre la marcha. Así nació el metrobús: es la consecuencia de querer hacer una propaganda electoral y un negocio. No fue precedido por el pensamiento”, dice Livingston, quien advierte que “el costo es una monstruosidad”. “Dietrich dice que se ahorran 15 minutos con el metrobús de la 9 de Julio. Pero no todo el mundo va de una punta a la otra. Se ahorran, supongamos, 7 minutos, que pierden buscando las nuevas paradas, que están cada cinco cuadras.”
Quien vota a quien en Chile
El ADN del voto
A un mes de las elecciones, una encuesta del
Ichem y la Universidad Autónoma -con entrevistas cara a cara y más de
1.700 casos a nivel nacional- ayuda a revelar uno de los misterios de la
presidencial: cómo son los votantes que respaldan a las principales
candidaturas que compiten para llegar a La Moneda. Ésta es la
radiografía de aquellos electores que afirman tener decidida su opción:
dónde se ubican, qué edad tienen, cuál es su nivel socioeconómico y qué
piensan sobre los temas valóricos y sociales que están en el debate.
La candidata de la Nueva Mayoría logra sus mejores porcentajes entre las mujeres (en que supera por ocho puntos su desempeño frente a los hombres), votantes de más de 45 años, integrantes de los grupos socioeconómicos D y E y sectores rurales, donde la intención de voto supera el 45%, e incluso el 50%. El grupo de edad es especialmente importante, porque los votantes de más de 45 años son los más dispuestos a participar en noviembre.
Bachelet también tiene un respaldo importante entre quienes no tienen estudios universitarios: logra el 44,9% en el grupo que llegó hasta la educación media y el 65,6% -casi dos de cada tres preferencias- en quienes tienen educación básica.
Los números más bajos para la ex mandataria se dan entre los jóvenes que tienen entre 18 y 29 años (con 27%), la zona norte del país, los solteros y quienes tienen estudios universitarios, donde logra 27,1%. También baja su desempeño en las denominadas “urbes medianas” -ciudades que no son grandes centros de población-, donde alcanza 37%.
En cuanto a temas valóricos, si bien los votantes de Bachelet apoyan el Acuerdo de Vida en Pareja (61,9%), rechazan el matrimonio homosexual (sólo 37% a favor), la legalización de la marihuana (51% en contra) y el aborto (39,2% a favor). Estos tres últimos temas han sido levantados como propuestas por diversos sectores de la Nueva Mayoría, pero la candidata no se ha comprometido con ninguna de ellas.
El 38,7% de sus votantes afirma que preferiría matricular a su hijo en un colegio municipal, la cifra más alta entre los cuatro principales candidatos, y el 54,9% asegura que prefiere un presidente que comprenda sus problemas antes que uno que sea técnicamente más capaz.
En cuanto a su situación personal, quienes optan por Bachelet son más bien pesimistas: el 61,5% piensa que avanza menos o está retrocediendo en relación al resto de los chilenos; el 54,7% afirma que su situación económica dentro de cinco años será igual o peor, y el 47,9%, si pudiera tomarse un café con ella, le hablaría de sus problemas, siendo que en los demás candidatos la opción mayoritaria sería contarle de sus sueños y proyectos.
Su anterior postulación presidencial y su presencia en la escena política en los últimos cuatro años parecen haber dado frutos para el candidato del PRO al menos en una dimensión: su nivel de conocimiento a nivel nacional es de 97,3%, muy similar al de Evelyn Matthei (98,9%) y Michelle Bachelet (99,1%).
Los mejores grupos para Marco Enríquez-Ominami son los votantes entre 18 y 44 años, los sectores ABC1 y C2 y quienes tienen estudios universitarios, donde las intenciones de voto son superiores al 10%. Lo mismo ocurre en el Norte del país -sector donde superó el 25% en las elecciones de 2009 y tiene alcaldes que lo respaldan-, aunque sus cifras son superadas por las de Franco Parisi en cuanto a intención de voto en esa zona (10,6% contra 12,3%).
Los votantes de Enríquez-Ominami tienen un perfil muy determinado en temas valóricos: son los más liberales de entre las cuatro candidaturas principales. El 58% está a favor de legalizar el aborto, el 50% apoya el matrimonio homosexual, el 80,2% respalda el Acuerdo de Vida en Pareja y el 56,6% aprobaría la legalización de la marihuana, siendo el único candidato del grupo para el que sus votantes apoyan las cuatro iniciativas.
El 15% de quienes respaldan a ME-O tiene educación básica, el 39% cursó educación media y el 46% tiene educación superior. El 51,4% afirma que optaría por matricular a su hijo en un colegio particular subvencionado, y el 50,2% de ellos dice que preferiría a un presidente que comprenda mejor sus problemas antes que a uno que sea técnicamente más capaz. Económicamente, son optimistas: el 56,8% piensa que su situación personal estará mejor en cinco años de lo que está hoy y el 44,7% afirma que siente que avanza más que el resto de los chilenos.
Enríquez-Ominami también tiene el problema de ser la “segunda opción”: es el segundo candidato mejor evaluado en preguntas como “con quién se tomaría un café” o “a quién invitaría a un asado”, y el 21,3% lo menciona como el candidato por el que votaría en caso de que el postulante por el que optaron inicialmente no se presentara, pero eso no se capitaliza en la intención de voto.
OPINIÓN: DOS COLLERAS
[Por Daniel Flores, director de Estudios Ichem-U. Autónoma de Chile]
La competencia presidencial de noviembre, demuestra la encuesta Ichem-U. Autónoma, no es por el tercer lugar entre candidatos diferentes. Es por el domicilio político entre candidatos similares. Mientras ME-O busca los votos blandos de Bachelet, Parisi busca los votos que Matthei no logra remontar. Porque los votantes de Marco y Parisi son muy diferentes. Mientras el voto de Marco es más político e ideológico, el de Franco es un voto que prefiere lo técnico. Mientras el votante de ME-O se ubica en la centroizquierda y declara que prefiere a políticos antes que a técnicos, el votante de Parisi se posiciona en la centroderecha, y prefiere candidatos más capaces técnicamente, que representantes ideológicos o políticos.
Por eso, el par de oposición no es ME-O vs.Parisi, sino que Bachelet vs. MEO y Matthei vs. Parisi. Y en este sentido, Parisi tiene un campo mucho más llano de crecimiento. Porque mientras Marco enfrenta al poderoso arquetipo bacheletiano, Parisi compite con una derecha que ha tenido cuatro candidatos presidenciales en lo que va del año, ycon un duro enfrentamiento interno por los dichos del presidente Piñera durante la conmemoración de los 40 años del golpe.
La competencia entonces es clara. El 41% del electorado bacheletista votaría por Marco si ella no fuese la candidata. El 28% del electorado de Matthei sería de Parisi si ella no estuviese. Al revés, los votos que comparten Parisi con ME-O y Bachelet con Matthei son mínimos. La competencia es por los domicilios políticos.
Luego, los candidatos masculinos tienen de dulce y de agraz. Como a Parisi lo conoce el 61% de la población, tiene espacio para crecer hasta noviembre, y probablemente lo haga. A Marco, en cambio, ya lo conoce un 97% de las personas y, por tanto, su rango de crecimiento hasta las elecciones depende solamente de restarles votos a otros. Sin embargo, al otro día de las elecciones, el escenario será distinto. Porque a ME-O le corresponderá sumar el 41% de los votos de Bachelet, que votarían por él si ella no estuviese, y que lo dejarán, probablemente, como el político de centroizquierda mejor posicionado (un 31% de expectativas de voto a nivel nacional). Mientras que, luego de noviembre, Parisi deberá luchar, por un lado, con la sombra de una eventual candidatura de Piñera y, por otro, con el posicionamiento de la izquierda liberal de Velasco.
Los sectores de jóvenes (22,7%), ABC1 (28,6%) y de personas con educación universitaria (21,9%) son los mejores nichos para Evelyn Matthei entre quienes declaran que participarán en las elecciones el próximo 17 de noviembre. Además, tiene buenas cifras en el grupo que describe tener un bienestar alto en su vida (24,4%), y en cuanto a características geográficas, también obtiene un desempeño mejor que su promedio en el Norte del país (19,8%) y en las “urbes medianas” (22,4%), ciudades cuyo perfil concuerda con el despliegue hecho por la candidata en terreno.
Su desempeño es más bajo que el promedio en los sectores rurales (12,1%) y entre quienes sólo tienen educación básica, donde obtiene 9%. En el resto de los bloques su desempeño es parejo, aun cuando se observa una pequeña diferencia al comparar la intención de voto de las mujeres (18,2%) contra la de los hombres (16,3%).
El perfil en lo valórico es más conservador que en los otros tres candidatos analizados. Los votantes de Matthei respaldan el AVP (68,2% a favor), pero rechazan el aborto (51,7% en contra), el matrimonio homosexual (61,2%) y la legalización de la marihuana (58,6%).
El 15% de sus votantes tiene educación básica, el 44% educación media, y el 41% educación superior. Y a la hora de elegir dónde matricular a sus hijos, las cifras son parejas: el 24% lo haría en un colegio municipal, el 33% en uno particular subvencionado y el 31,6% en uno privado.
En cuanto a su percepción de vida, quienes optan por la candidata de la Alianza parecen estar conformes con su situación actual. El 67,3% afirma que aunque el sistema económico necesite ajustes profundos o menores, no lo cambiaría por otro. El 52,7% cree que avanza más que el resto de los chilenos, y sus votantes prefieren como presidente a un político “técnicamente más capaz” (47,2%).
En el caso de Matthei, cobran especial relevancia los indecisos. El sondeo indica que el 17,7% de quienes respondieron que irán a votar aún no tiene decidido por quién lo hará, una cifra elevada considerando que queda un mes para la elección. Por eso, es un grupo que podría modificar el escenario de la presidencial.
Franco Parisi está, literalmente, contra el tiempo. De los cuatro candidatos con mayor intención de voto, el economista es el que tiene menor porcentaje de conocimiento: 61,3%. La cifra indica dos cosas: que aún tiene espacio para crecer, pero que tiene una carrera contrarreloj para llegar al público que no lo conoce.
Pese a que apela constantemente en sus intervenciones al mundo popular -su lema de campaña es “El poder de la gente”-, la fortaleza de Parisi está en los jóvenes y los sectores más educados. En el grupo de 18 a 29 años, el independiente tiene 15,2% de intención de voto entre posibles votantes, mientras en los grupos ABC1 y C2 tiene 13,7% y 12,7%. En tanto, entre los hombres obtiene el doble de votos que entre las mujeres (10,8% versus 4,5%), y entre quienes tienen estudios universitarios llega al 12,3%. De hecho, al desglosar esa cifra, el 4% de sus votantes tiene sólo educación básica, el 48% tiene educación media y el 48% tiene educación superior.
Entre sus puntos débiles, Parisi logra apenas 1,4% entre los mayores de 60 años; en los sectores más pobres (D y E) logra 4,0% y 2,7%, respectivamente, y en las zonas rurales alcanza el 4,5% de las preferencias.
En cuanto a temas valóricos, sus votantes están a medio camino entre liberales y conservadores: hay “empate técnico” -45,4% a 44,5%- sobre si se debe legalizar el aborto y respaldan el Acuerdo de Vida en Pareja (73,6%), pero rechazan el matrimonio homosexual (52,5% en contra) y la legalización de la marihuana (48,6% no está de acuerdo).
Al igual que en el caso de Bachelet, el 55,4% de los votantes de Parisi cree que avanza menos que el resto de los chilenos o que está retrocediendo. El 55,5%, por su parte, afirma que preferiría matricular a sus hijos en un colegio particular subvencionado. El 43,2% cree que la sociedad chilena cambió tras las movilizaciones estudiantiles de 2011, la cifra más alta de los cuatro candidatos.
Sus electores se reparten en caso de que Parisi no fuera candidato: el 20,2% afirma que votaría por la abanderada de la Alianza, el 21,7% lo haría por ME-O, y el 25% por Bachelet.
FICHA TÉCNICA: La encuesta Ichem-Universidad Autónoma se realizó en base a un universo de población urbana y rural de 18 años y más, residente en las 15 regiones del país, con una cobertura total en base al Censo de 2002. Se encuestó a 1.708 personas, que fueron entrevistadas en sus hogares, en cuatro tipos de territorios comunales: grandes urbes, urbes intermedias, comunas con centro urbano y presencia rural y comunas rurales. Es una muestra probabilística en todas sus etapas, compuesta de conglomerado (para las manzanas), al interior de cada conglomerado selección al azar de viviendas dentro de ellos, y dentro de éstas selección al azar de personas. El error muestral se estima en ±2,35% considerando varianza máxima y un 95% de confianza. El instrumento fue un cuestionario estructurado con respuestas cerradas y aplicado en una entrevista cara a cara. La recolección de datos se efectuó entre los días 23 de agosto y 27 de septiembre del 2013, trabajo realizado por Iccom-Cadem. En los gráficos y tablas se presenta a los candidatos por orden alfabético.
La debilidad de la negación
Andá y decile a tu esposa: “tu amiga Claudia…, no me gusta” ,
“la verdad, que no me mueve ni un pelo”. A partir de ese momento, tu esposa va a estar completamente segura que te gusta mucho su amiga Claudia.
La funcionalidad de la negación en el discurso, es inversa
en términos de sus objetivos a la intención del emisor. Nadie que sea honesto debería decir “no robé ”, sería como para alguien que no
tiene ninguna cicatriz en la cara, decir
“yo no tengo ninguna cicatriz en la cara”. Si uno no tiene el deseo de tener algo ni nada con Claudia,
difícilmente habilite los senderos neurológicos que le hagan decir algo relacionado con “tener algo con Claudia”, aún para negarlo, y eso las audiencias lo
decodifican rápido, aunque no lo puedan poner en palabras y en emergencia,
y fundamentarlo.
Esta percepción no decodificada, no construye afirmaciones
racionales con reproductibilidad, no es algo que las personas van a contar y
repetir, sino que genera sensaciones y sentimientos que se van
solidificando e interviniendo en los mecanismos de valoración y preferencias.
Desde ya que la afirmación no debería dejar ninguna duda,
pero debería negar afirmando e intervenir en forma cenestésica en los públicos objetivo.
La reacción refleja, siempre será negar, para luego exponer elementos objetivos que
desmientan la información que deseamos negar. Y esta secuencia plantea
problemas complejos.
El primer problema que presenta la negación consiste en
rebatir con una respuesta racional una instalación emocional que han “comprado”
algunas personas. Una vez que la emocionalidad generada se instala, corre por canales separados con
la racionalidad.
El segundo problema consiste en la previsibilidad y
obviedad, ya que lo que se espera
siempre es la negación, con lo cual la predisposición del oyente es defensiva. Ante la difusión de una noticia que señala que
el ministro de defensa recibió una coima,
resulta obvio que el ministro no va a decir “es cierto recibí una coima”.
El tercer problema consiste en que cuando alguien tiene que
negar un rumor o una información, esa
información ha generado interés en la
masa crítica, con lo cual el negador se convierte en un aguafiestas. La
población se enteró que el ministro de economía participó de una orgía, a la
gente le gusta imaginar difundir y viralizar el rumor, si viene el ministro a
arruinar ese disfrute no será bien recibido, uno cree aquello en lo que quiere
creer.
El cuarto problema de la negación radica en la asimetría de
reproductibilidad de esa negación, en
relación a la información que se pretende negar. La cantidad de veces que se
repite una información ponderada por la viralización boca a boca, 2.0 y la
retroalimentación desde y hacia los medios tradicionales, es muy superior a la
cantidad de veces que una persona puede negar algo.
La acción más eficaz para gestionar una acusación un rumor o
una información negativa, es la
construcción de una imagen emocional positiva en la audiencia, que compita y derrote
las construcciones cenestésicas generadas por la información original.
Si hay algo en lo que la información o el rumor refieren, que tenga
que ver con un error propio, resulta altamente eficaz admitirlo. Cuando alguien
comienza un discurso admitiendo un problema o un error, el receptor baja la
guardia y se consigue automáticamente crédito de ese receptor.
Resulta clave microsegmentar la reacción, porque las
sensaciones construidas por la información original, difieren de acuerdo a los
públicos donde está intervino.
Hace falta destabicar
y explicar el mecanismo por el cual se instaló el rumor, o se fraguó una falsa
información, de manera clara, simple y didáctica, identificando los intereses
que se movieron detrás de la operación, sin personalizar.
Resulta fundamental reaccionar rápido, el tiempo que pasa
aumenta la tasa de reproductibilidad de la información y solidifica la
emocionalidad que la información genera y el costo de revertir aumenta minuto a
minuto como en un taxi.
Rubén Weinsteiner
Brasil votará economía, ruptura con aliados y nacionalismo 2.0
Por: Fabián Calle
Asimismo, en el frente económico, la devaluación del real fue muy fuerte hasta agosto, rondando un 20 % y se detuvo en los últimos meses por la masiva intervención del Banco Central. Para ello, se usaron 55 mil millones de dólares (un 15 % del total de reservas y una vez y media todas las reservas del Banco Central argentino, que están en 35 mil millones). La principal preocupación del Brasil es controlar su inflación, que llegó al 6,5 anual hace unos meses y que por acción de las autoridades monetarias cerraría el año en 5,82, con un estimado de 5,84 en el 2014. Décimas por abajo del techo del 6 % anual que el equipo económico de Lula y luego de Rousseff establecieron para contar con una economía sana y estable.
Esa prioridad afecta la tasa de crecimiento en el corto plazo (2,4 en 2013 y 2,2 el año que viene) pero aleja al Brasil de proyecciones de ajustes más fuertes como se esperan en otros países de la región que cuentan con tasa inflacionarias del 25 al 30 % como la Argentina y poco más del 40% en Venezuela. No obstante, esta ventaja de mediano y largo plazo tiene como contracara un nivel de crecimiento más que modesto de la economía brasileña en el electoral 2014.
A la agitación de las capas medias, creciente y fortalecidas en estos once años del PT en el poder, se le suman algunas novedades en el plano político partidario. La joven y carismática ex ministra de Medio Ambiente de Lula, Marina Silva, que ya rompiese en el pasado con el oficialismo y lo enfrentara en las elecciones del 2010 sacando un más que digno 20 % de los sufragios y quedando sólo por detrás de Rousseff y el opositor Serra, articuló una alianza con el PSB del hábil Eduardo Campos. Él mismo, ex ministro de Ciencia y Tecnología del primer gobierno de Lula y actual gobernador de Pernambuco. Antes de esta suma de fuerzas, las encuestas otorgaban un 35 % para la actual presidenta, Marina Silva con 16 %, Campos con 5 % y 11 % para el opositor gobernador Aecio Neves del PSDB. Según trascendió, Neves ha visto, paradójicamente, con buenos ojos el arreglo de la dupla Silva-Campos dado que en su opinión este escenario de mayor fragmentación de ex aliados del PT y un descenso de la popularidad de Rousseff mejoraría las posibilidades de la necesidad de una segunda vuelta electoral entre la mandataria y el opositor que se sitúe en un segundo puesto.
Neves parece percibir que la dupla presidencial de los ex oficialistas será con Campos encabezando. Pese a ello, de confirmarse una intención del voto en torno al 40% para la presidenta, sus posibilidades de ser reelecta serían más que importantes. De más está decir que la histórica visión de Brasil como un país “ballena” de movimientos lentos y previsibles ha quedado en cuestión este año, pero aún a años luz de los vaivenes tradicionales que viven sus vecinos hispanos. Otro factor, en este caso externo, ha venido a aportarle a la presidenta un buen tema de marketing electoral. Tal es el caso de la firme postura asumida ante la administración Obama por el caso de espionaje de la agencia de inteligencia de las comunicación NSA de los EEUU.
Clivajes eficaces para la gestión de la marca política
Por Rubén Weinsteiner
para EL PAÍS
Una de las dimensiones más importantes para la construcción de
una marca política poderosa, es la arquitectura de un discurso de poder sólido,
en función de un clivaje eficaz.
El clivaje es la división traducida en competencia política,
que construye las singularidades y
particularidades de un liderazgo, permitiendo plantearle a la sociedad en ese
discurso de poder, los cambios propuestos,
construir el debate y estructurar la
competencia con los demás jugadores políticos.
El clivaje permite presentar lo que uno es, reforzado por lo que uno no es, simplificando en un
esquema binario, si-no,
blanco-negro, un planteo fácil de asumir, del tipo “de que lado estás” a los electores.
Organizar el debate y definir un clivaje
Plantear el eje divisorio, el clivaje, es organizar
el debate, y el que organiza el debate acumula poder. Los comentaristas,
los que opinan y reaccionan sobre lo que hace el que organiza el debate y el
clivaje, resignan poder. Gana el que
instala, dirige y por lo tanto controla el debate.
A lo largo de la historia, la construcción de los clivajes
políticos viraron de la clivación por variables duras como religión, etnia o territorio
a establecer clivajes por variables blandas.
Desde los históricos derecha-izquierda, conservadurismo-liberalismo
en Estados Unidos o peronismo-antiperonismo, en la Argentina; a la UCR desarrollando un clivaje en torno a institucionalidad-clientelismo,
Carrió acerca de transparencia-corrupción, Macri; ineficiencia-gerentismo eficiente, el
Kirchnerismo inclusión-exclusión (todos/as-pocos), el sujeto político
agromediático modelo 2008 consolidado en la figura de Cobos en su momento:
consenso-enfrentamiento. Otros probaron mano dura-garantismo, modernidad primer
mundística-atraso (lo viejo), privado-estatal, liberación o dependencia, etc.
Hay clivajes eficaces
y otros que no lo son
En la toma de la iniciativa para la instalación del debate y
en el diseño eficaz del clivaje reside la clave del éxito en la
construcción y acumulación.
Desde el marco
investigativo llegamos a la conclusión que hay ejes que no han servido
para construir poder y votos, como seguridad
y corrupción y otros que si, como economía y formas. Seguridad y corrupción han
sido altamente eficaces para construir malestar, pero no para construir votos.
La disposición y dirección del debate y el diseño,
instalación y gestión de los clivajes son acciones que requieren abordajes permanentes, creatividad, pensamiento
disruptivo y una persistente ruptura de
límites.
Gana el que organiza sostiene y conduce el debate, en torno
al clivaje más eficaz en un contexto de tiempo y espacio.
La web social, problema u oportunidad en la construcción de la agenda mediática
Los medios de comunicación suelen transitar tres ejes de acción en términos de modificación de la realidad política.
a) la orientación del voto
b) la construcción de climas y opiniones
c) el armado de la agenda
Estamos en un momento de transición en lo que hace a los factores que determinan la agenda y el spin mediático, definido este a través de la orientación de la atención e interés público, la conformación de una escala de temas predominantes, la jerarquización de la relevancia de dichos temas y el entendimiento de los mecanismos de priorización y discriminación temática que manifiestan los individuos cada día, a cada hora.
Esto en la Web se ve muy claro analizando las búsquedas más populares en Google. Hoy a la mañana la gente quiere saber todos acerca de Britney Spears, a la tarde está detrás de Lindsay Lohan y mañana a la mañana Google explota detrás de información sobre Tiger Woods.
Hasta la explosión de la Web, si bien la TV y la radio eran los medios más consumidos, y la lectura de diarios en papel se encontraba en franco retroceso, la prensa escrita mantenía el monopolio de la capacidad de instalar los temas, que durante el día se ampliarían y reciclarían por la radio y la TV. La TV aún con toda la importancia que cobró en los 90 con la explosión del cable, era más importante en la exhibición visual de los hechos y en la circulación de determinados argumentos, que en la instalación de noticias o temáticas nuevas.
Con la explosión de la Web, el diario impreso a las 11 am ya empezó a quedar viejo, pero seguía reteniendo el poder de instalar los temas. Una investigación que nada tenía que ver con lo que venía pasando, se instalaba causal o naturalmente en las radios, en la TV, y en la Web 1.0.
Hoy el diario impreso sigue reteniendo el poder de instalar temas, pero la Web 2.0 instala climas, viraliza rumores, chistes, ponderación de verdad de las noticias, factores constitutivos de los estados de ánimo y climas emocionales.
La reproductibilidad que brinda You Tube, la facilidad para viralizar enviando un link, la masividad del e-mail, las redes sociales, el microblogging y la velocidad de los mensajeros, determinan un escenario donde la web 2.0 no puede imponer todavía la agenda pero la puede condicionar fuertemente, recontextualizar y resignificar, al grado de destruir lo planteado desde el diario impreso, potenciarlo, o darle otra dirección al spin mediático.
El proceso de recontextualización y resignificación, ocurre porque la Web 2.0 es conversación, de a dos de a millones, pero conversación, y cuando uno conversa, no es como estar declamando desde la tribuna o detrás de las cámaras, sino que uno habla a la altura de los ojos, sin impostar, pero en realidad está siendo escuchado-leído por millones, y esa conversación es “desgrabada” y dejada al alcance de cualquiera vía Google para siempre.
La Web 2.0 le impone al político sus reglas nuevas y disruptivas, y a la vez le permite entrar en el eje de la mirada que vincula a lo público con la cotidianeidad, lo coloquial, un lenguaje más descontracturado, con un intercambio de información que se puede hacer en un bar, en una casa, pero no en la TV o en la Radio.
Un político en la Web 2.0 puede entrar en el circuito de confiabilidad y credibilidad de la gente. Por eso en la Web 2.0 el político habla de otra manera, tira data más sensible, opina, adjetiva, habla desde el ring side, desde el llano, manifiesta gestos de familiaridad, llama a la gente por su nombre de pila, como si fueran amigos, y hasta le está permitido como a todos en el llano, “zarparse” de vez en cuando.
La Web 2.0 es conversación, construcción, armado, por eso tanto el “hablarles” como el “escucharlos” constituyen alternativas parciales, que no definen el dispositivo 2.0. Acá no se trata de hablar desde una tribuna que llega a millones o de escuchar a millones, sino de construir un vínculo de compromiso horizontal y simétricamente condicionado con millones. Por eso la Web 2.0 es una gran oportunidad, pero sin estrategia puede ser un problema. Problema u oportunidad esa es la elección hoy.
La Web 2.0 es una herramienta fantástica para desintermediar. Cuando los medios que dominan la agenda establecen un filtro a todo lo que pasa, se puede llegar a la gente saltando por arriba de ese filtro, destabicando la construcción de los medios, y estableciendo canales que en tiempo real, pueden generar flujos de información sólidos y potentes, que cada día más, van a condicionar la agenda.
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