Algunas coincidencias muy inquietantes

Por Ricardo Ragendorfer
Durante tres lustros Goebbels cincelaría en la conciencia de los alemanes un soporte ideológico que durante la Segunda Guerra Mundial contribuyó a llevar a la muerte a 50 millones de personas.

Las reacciones públicas de Mauricio Macri generan la siguiente suposición: si tuviese la desgracia de contraer una enfermedad venérea, es posible que en vez de tomar penicilina encargase una encuesta.
De hecho, a sólo 36 horas de confirmarse su procesamiento en la causa del espionaje telefónico, mientras él aún con un ojo en compota asimilaba semejante golpe judicial sin adelantar su regreso del balneario dominicano de Punta Cana, unos 80 dirigentes del PRO, reunidos con dramática urgencia en el Hotel Panamericano por el operador electoral Humberto Schiavoni, devoraban un sondeo sobre su imagen con la actitud de quien tiene ante sí un parte médico.
Recién entonces, todos ellos exhalaron su alivio: la salud del líder del PRO –según los valores expuestos– era estable. Al respecto, su guía espiritual, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, no tardó en desenvainar su cuchillo de claridades: “Es poco probable –dijo– que la resolución de la Cámara Federal pueda tener un efecto negativo sobre su candidatura a presidente. No creo que al ciudadano medio le preocupe que espíe a un cuñado estrafalario.” Y agregó: “Esto a la gente no le llega.”
Lo cierto es que en aquellas siete palabras expresadas con una extraordinaria sencillez palpita la clave de su aguda visión sobre la psicología de las masas, la cual supo profundizar a lo largo de dos décadas de fecunda labor. “Nosotros tratamos de comunicarnos con electores comunes. En las campañas, el votante que más nos interesa es el menos instruido”, supo sostener con naturalidad en una entrevista publicada el 16 de noviembre de 2006 en el diario La Nación. Sin embargo, tal concepto no sería de su propio cuño, puesto que guarda una notable similitud con lo expuesto en un texto teórico que data de la primera mitad del siglo pasado; uno de sus párrafos señala: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida; cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa. Además, tienen gran facilidad para olvidar.” La cita pertenece a un doctor en filología que pasó a la posteridad como el máximo exponente de la escuela alemana de comunicación política. Su nombre: Joseph Goebbels.
Ya se sabe que este sujeto cojo y macilento fue nada menos que el ministro de Propaganda del Tercer Reich. Su eficaz inventiva divinizó a Hitler; por ello fue considerado como el evangelista del nazismo. Tanto es así que su figura tuvo un rol crucial en el ascenso del Führer al poder.
A partir de entonces sería uno de los personajes más influyentes del régimen. Desde ese sitial controló el arte y la cultura con métodos rituales tan expeditivos y aleccionadores como la quema de libros. A la vez, transformaría a la prensa gráfica, la radiofonía y al cine en vigorosas herramientas al servicio de la manipulación masiva.
Pero ninguno de aquellos logros llegó a equipararse con sus dotes de orador: los discursos pronunciados por él –y los que redactaba para Hitler– hechizaban a las multitudes.
Durante tres lustros –desde 1930 a 1945–, Goebbels cincelaría en la conciencia de los alemanes un soporte ideológico que durante la Segunda Guerra Mundial contribuyó a llevar a la muerte a 50 millones de personas.
Su carrera tuvo un final abrupto: el 2 de mayo de 1945, mientras las tropas soviéticas precipitaban la caída de Berlín, el doctor Goebbels envenenó a sus seis hijos, antes de descerrajarse un balazo en la cabeza. Sus últimas palabras fueron: “Seremos recordados por la historia como el máximo legado de todos los tiempos o como los criminales más terribles que el mundo haya conocido.”
Desde luego, sucedería esto último.
Pero de su obra sobreviven algunos recursos propagandísticos que aun en estos días hay quienes no dejan de tomar en cuenta. A saber: simplificar la lucha política mediante la construcción de un enemigo único; cargar sobre el adversario los propios errores y defectos; emitir argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público ya esté interesado en otra cosa; instalar la impresión de que la gente piensa “como todo el mundo”, creando así un clima ilusorio de unanimidad. Y repetir un puñado de ideas desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. De ahí la famosa máxima goebbeliana: “Una mentira multiplicada mil veces se convierte en verdad.”
Cualquier semejanza entre tales tácticas y el discurso de Macri no es fruto de ninguna casualidad. Durán Barba bien lo sabe.

India lanza uin iPad a 35 dólares


El gobierno de Nueva Delhi anunció un dispositivo portátil similar a la iPad, pero con un costo de 35 dólares; será lanzada en 2011 para el sector educativo y esperan reducir progresivamente su valor a 10 dólares


India desarrolló la computadora portátil más barata del mundo, que cuenta con una pantalla táctil y cuesta 35 dólares. Este dispositivo de bajo costo fue diseñado para sector educativo, según declaraciones del ministro de Desarollo de Recursos Humanos de India, Kapil Sibal, y dijo que se encuentran en una etapa de negociaciones con fabricantes globales para iniciar su producción masiva.

"Al momento hemos alcanzado una etapa de desarrollo en la que la tarjeta madre, su chip, el procesador, la conectividad, todos ellos cuestan de manera acumulativa cerca de 35 dólares, incluida la memoria, la pantalla, todo", dijo Sibal en una conferencia de prensa.

Este dispositivo cuenta con navegadores de internet, un lector de archivos en formato PDF y soporte informático para videoconferencias. Asimismo, el funcionario remarcó que su hardware fue creado con la suficiente flexibilidad para incorporar nuevos componentes de acuerdo con las necesidades del usuario.

Sibal explicó que la computadora, que funciona en base al sistema operativo Linux, sería introducido en instituciones de educación superior desde el 2011, pero que se buscaría reducir aún más su precio, primero a 20 dólares y finalmente a 10 dólares. La organización One Laptop Per Child, una de las pioneras en la implementación de programas educativos con equipos de bajo costo, también tiene en sus planes un dispositivo tablet PC para 2012

Este dispositivo fue desarrollado por equipos de investigación en los dos principales institutos tecnológicos de India, el Instituto Indio de Tecnología y el Instituto Indio de Ciencia.

India gasta cerca de un 3 por ciento de su prepuesto anual en educación escolar y ha mejorado sus tasas de alfabetismo por encima del 64 por ciento de su población de 1.200 millones de habitantes.

Sin embargo, algunos reportes han mostrado que muchos estudiantes tienen dificultades para leer o escribir, y la mayor parte de las escuelas estatales tiene instalaciones inadecuadas

¿Comunicación PRO?

Es obvio que el gobierno de Macri tiene problemas de comunicación, en términos de lo que la mass media y la gente acepta como primera acepción de comunicación, es decir, emitir para articular el relato y contar lo que pasa, según lo que el sujeto quiere instalar como verdad.
Sin embargo vemos en la Gestión PRO, otros problemas en materia de comunicación, que tienen que ver con los flujos entre los factores de gestión, la construcción, el establecimiento y la difusión de un discurso y un relato consensuado, que va mas allá de lo abierto e indefinido del contrato ideológico del partido, así como la ausencia de una definición lineal de arriba hacia abajo primero, y de abajo hacia arriba después.

La idea de construir a Macri como un inocente engañado no rinde, Ante la pregunta de a quien le daría su empresa para manejar, la gente no optará por el tonto desvalido.

El principal problema comunicacional que le queda por resolver a Macri, es de no poder salir del esquema de : si sabía que Palacios estaba involucrado en escuchas es un perverso, si no lo sabía es un tonto, si entendía la gravedad del involucramiento en la causa Amia del Fino, es un perverso si no lo sabía es un tonto, si sabía que Chamorro espiaba a Rodriguez Larreta es un perverso, si no lo sabía un tonto, si sabía que James revistaba en el ministerio de educación cuando lo involucró a Burstein en un homicidio en Misiones, para pincharle el teléfono gratis, es un perverso, si no lo sabía un tonto. Y así con Abel Posse, Diego Guelar y todo el elenco de personajes PRO.
Creo que allí reside el principal problema comunicacional del Macrismo, que la gente que rodea a Macri no ha sabido y no puede resolver.
La clave reside en encontrar una tercera opción e instalarla, no solo para dejar de caer en términos de imagen como lo viene haciendo, sino fundamentalmente, porque si Macri puede ser algo diferente a un perverso o a un tonto, podrá gestionar los problemas y resolverlos, cosa que no puede hacer ni un perverso, ni un tonto, lugares de donde a Macri no lo han podido sacar sus comunicadores.
Creo que para gestionar bien hacen falta dos cosas:
a) Tomar medidas correctas
b) Comunicarlas bien, para que la gente, los medios, las instituciones, estamentos, etc, acompañen y no traben.

Es como un paciente que además de tomar la medicina correcta debe entender porque esa medicina le hace bien, para que los senderos neurológicos de la curación, funcionen de manera congruente con la medicina.

Creo que la gente que maneja la comunicación del PRO, todavía no logra ver la jugada, de cómo construir la opción C.

Rubén Weinsteiner

Agendas poderosas o como condicionarle la agenda a los medios

Por Rubén Weinsteiner

Para FT

Cualquier acción o declaración política, logra mucho más impacto si proviene, acompaña o interpreta la voluntad de la base de la pirámide, de la gente y no exclusivamente de una organización, o de un espacio político.
Las campañas Web 2.0 apuntan directamente a ese objetivo, llegar, impactar, influenciar y hacer que la gente tome una posición, no pudiendo permanecer indiferente, identificándose y haciendo suya la causa que originalmente promovió determinada organización, para de esa manera convertir esa identificación, que en definitiva es un sentimiento, en acción, condicionando el terreno hasta construir el escenario buscado.
La clave en la Web 2.0 es generar compromiso, no sumar “amigos” en Facebook o seguidores en Twitter. Compromisos concretos, acciones bien descriptas de viable concreción, dándole a la gente herramientas para comunicarse, socializar y participar, conectando con otros ciudadanos que retroalimenten su compromiso y así hacerlo más fuerte. Este mecanismo de correa de transmisión se vuelve muy poderoso en los niveles de escala que se manejan en la Web 2.0, y ahí las organizaciones se convierten en comunidades reales, no simplemente expresadas desde el nombre de la organización.
Una agencia de comunicación puede contratar a veinte, treinta, cien personas- como hemos visto hace poco tiempo en los medios- para que llenen de comentarios las noticias, para que abran blogs o sitios en Facebook o para que llamen a las radios, pero ninguna de esas acciones se compara ni mínimamente con movilizar a miles, decenas de miles, cientos de miles de personas, no ya con un sueldo, sino con un compromiso, con pasión, con bronca, con ganas y enamoradas de una idea
Al llegar directamente a la gente, perforando el filtro mediático con sus agendas y líneas editoriales, en definitiva negocios, ya no se depende de las migas que tiran los medios, o de las decenas de miles de dólares, que cobran por mandar una cámara 20 minutos a cubrir una presentación.
Lo que permite una campaña 2.0 es hablarle directamente mirándolo a los ojos, como en la mesa de un bar, a la base de la pirámide pero a la vez a los tomadores de decisiones, a los directores de los medios, a los referentes sociales y a los empresarios, hablando con todos y con cada uno, llegando con un mensaje taylorizado, no para darle un discurso, la Web 2.0 no es discursos, es diálogo.
Hasta la explosión de la Web 2.0 los medios de comunicación funcionaban con una lógica asimétrica, top down, no admitiendo la interrupción del público, si alguien habla cuando se dice algo en un reportaje, se pierde lo que dice a continuación, para que a uno le hablen en Televisión hay que quedarse callado, uno no opina, es opinado y por cualquiera que esté del otro lado de la cámara.
En la Web 2.0 ya no hay asimetría, hay emisiones de ambos lados, uno al emitir sabe que va a recibir reacciones, positivas, neutras y negativas, lo importante es poder liderar el diálogo, direccionándolo dentro de esquemas estratégicos que nos permitan alcanzar nuestros objetivos.
En la era 2.0 no alcanza con tener un RR.PP. con buena agenda, la atención de la gente gracias a esa buena agenda, puede dirigirse a un candidato una vez, pero no más que eso. En la era 2.0 hay que generar el mensaje del día todos los días, porque un tema tapa al otro en el spin mediático, y muy rápido. Lo que hace falta para imponer el mensaje son ideas, muchas, excelentes y todos los días. Ideas que no necesitan voceros con agendas poderosas, ya que instaladas e impuestas, condicionan la agenda de los medios y hacen imposible su invisibilización.

Gestionar una crisis sin moverse de al lado de las canillas

Por Rubén Weinsteiner para ADN

La gestión de una crisis comunicacional para un gobierno, una empresa o cualquier organización en general, impone el desafío de operar con paradigmas disruptivamente nuevos y bajo presión. Lo cual es muy diferente a operar con las reglas de juego conocidas y con nuestros tiempos.
Cuando gestionamos una crisis comunicacional, el principal desafío consiste en mantener la calma que nos permita reconocer y entender rápido los nuevos paradigmas del escenario, y a la vez poder transformar los tiempos que nos impone ese escenario, en tiempos propios; cualquiera puede ganar al Tetris si pone pausa cada vez que baja un ladrillo, el tema es poder pensar y reaccionar eficazmente en el tiempo que nos impone el juego, porque en la realidad no hay pause.
Pensar y reaccionar es una secuencia compleja y crítica. En un reportaje al árbitro que dirigió el partido Argentina vs Rusia en el mundial de 1990 en Italia, se le preguntó si no había visto la mano de Maradona,- esta vez no había sido para convertir, como contra los ingleses en México 86, sino para salvar a su arco de un inminente gol- ante un cabezazo ruso luego de un córner, a lo que el árbitro respondió que si, que la vio, pero que no pudo reaccionar para pitar, la jugada siguió, y para cuando pensó en cobrar la mano, habían pasado dos minutos y resultaba imposible cobrar nada. Lo que le había faltado al juez era repentización, la capacidad no solo de pensar rápido, sino no reaccionar y actuar en consecuencia. El ejemplo del referí me parece interesante, porque el ve la mano, hay 50.000 personas en el estadio y millones a través de la televisión que lo miran fijo para ver que decide, y el tiene que decidir en ese segundo, y como vimos no alcanza con ver, hay que actuar.
Por eso en una crisis hay que entender rápido, pensar rápido y actuar con agresividad.
Pensar la crisis, nos ayuda a entender que en realidad, lo que llamamos crisis son situaciones críticas dentro de una dinámica de crisis permanente.
La gestión es el manejo de la crisis constante, donde aparecen inevitable y cíclicamente puntos críticos. La realidad es multidimensional, y hay que descomponerla para que el abordaje pueda ser binario. Es decir desagregar la realidad en escenarios chicos donde uno pueda de manera binaria construir los micro equilibrios que van a sustentar los equilibrios macro.
Esos micro escenarios yo lo pienso como si estuviera ante dos canillas, una de agua muy fría y una de agua muy caliente, y la gestión de la crisis consiste en ir abriendo y cerrando las canillas para encontrar el punto medio que me permita utilizar agua a una temperatura agradable.
Cuando se pone muy caliente cierro la caliente y abro la fría, si se pone demasiado fría abro la caliente y regulo la fría. Y esto funciona bien, pero para que funcione así, hay que tener en cuenta cuatro puntos fundamentales:
1) Hay que tener una percepción real y exacta todo el tiempo, de la temperatura del agua para saber que y cuanto abrir y cerrar. Esto es sensibilidad, capacidad de análisis e interpretación en escenarios complejos.
2) Hay que estar todo el tiempo al lado de las canillas. Para gestionar una crisis hay que estar con el dedo en el pulso la 24 horas y lo mas importante no despreciar los detalles. Los detalles son lo mas importante.
3) No inquietarse porque el agua se pone fría o caliente en forma abrupta, saber que eso va a pasar y enfocar pensamiento, reacción y acción en abrir la canilla que haga falta, y con la intensidad necesaria, sin emociones, como cuando un francotirador apunta y dispara a un blanco, si respira, tiembla, llora o se ríe se mueve el fusil y la bala no impacta en el objetivo que tenía en la mira telescópica.
4) Actuar

Si conseguimos establecer y consolidar los equilibrios micro, la retroalimentación entre esos equilibrios nos permitirá conseguir el equilibrio macro.
Pensemos que la comunicación es estratégica no táctica, por eso las crisis no las resuelve el escalafón táctico, para resolver las crisis, al lado de las canillas se tiene sentar siempre el estratega comunicacional junto a las cabezas de la organización, para poder reaccionar de manera proactiva, reactiva y correctiva sin ruidos en los flujos de comunicación decisoria.
En la medida que asociemos la comunicación al plano estratégico, mas que al escalafón táctico, vamos a poder comunicar antes de hacer, pasando del hacer- comunicar al comunicar-hacer, saliendo de la rutina del bombero de correr para apagar incendios, aplicando esa energía a construir escenarios receptivos para nuestras acciones, direccionando comunicación y acción en forma congruente, y así establecer mediante espacios cada vez mas horizontales como la Web 2.0, una comunicación, un diálogo cada vez mas permanente.

Rubén Weinsteiner

El Times perdió el 78% de sus visitas por cobrar el acceso


La página web del periódico británico The Times perdió 78% de sus visitas desde que impuso la cuota para tener acceso al contenido el 2 de julio pasado.

De acuerdo con datos del Experian Hitwise, que supervisa el tráfico en Internet, las visitas al sitio del Times habían caído al 33%" desde que se comenzó a pedir a los lectores una cuota de acceso al portal, informaron el diario The Observer y la agencia de noticias Europa Press.

El periódico publicó que la previsión era una caída del 90% de su tráfico, pero que fue amortiguada" por una oferta introductoria a los clientes.

En mayo pasado, The Times abrió un registro para que se anotaran los lectores dispuestos a pagar por acceder al contenido, con una promoción lanzamiento por 30 días de 1,2 euros al día.

El anuncio de la decisión de las empresas de Rupert Murdoch de empezar a cobrar por el contenido en la red ya había causado una merma del 50% en la cantidad de visitantes de las web de The Times y The Sunday Times.

Hasta el 2 de julio, cuando comenzó el contenido pago, la web de estos periódicos contaba con 20 millones de lectores únicos mensuales, de los cuales 6,8 procedían del Reino Unido y 13,2 millones (66%) del resto del mundo.

El PRI perfecciona su oferta política en las redes sociales


La derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, el pasado 4 de julio, sacudió a la dirigencia nacional de este partido, la cual ordenó iniciar un análisis autocrítico para “perfeccionar la oferta política” en las elecciones de 2011 y 2012.
En la foto: Francisco Rojas Gutiérrez dijo que los resultados de las elecciones pasadas dejaron enseñanzas que se están procesando
El coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas Gutiérrez dijo, a través de un comunicado, que los resultados de las elecciones pasadas dejaron enseñanzas que los militantes de su partido están procesando e intentado asimilar.

Francisco Rojas anunció que el partido instrumentará una campaña de acercamiento con “la gente” para detallar cuál es la propuesta del tricolor para mejorar las condiciones de vida de la toda la sociedad mexicana.

La dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, dijo que el tricolor realizará un análisis de reflexión para alinear la estrategia. La evaluación se hará de manera transversal. Cada sector, estructura y comité estatal elaborará un balance y, a partir de octubre, se integrará un diagnóstico general de las debilidades y fortalezas del partido rumbo a 2011 y 2012.

El plan

“Las tácticas de nuestros adversarios ya fueron probadas y seguramente las utilizarán en futuras elecciones: continuarán con el activismo al más alto nivel sin diferenciar la investidura con que se realice, y se intensificará la guerra sucia para desacreditar a los opositores y a las instituciones, fabricando pruebas para utilizarlas en alegados judiciales posteriores, para intentar revertir resultados electorales adversos”, consideró Rojas.

En opinión de uno de los diputados involucrados en la redacción del documento, quien prefirió mantener su nombre bajo reserva, el PRI tuvo una capacidad de reacción “limitada ante la guerra sucia” que emprendió el Partido Acción Nacional (PAN), con el apoyo del aparato gubernamental.

Una de las primeras recomendaciones para reposicionar al PRI es desarrollar una intensa campaña de promoción a través de redes sociales como Facebook, Hi5 y Twitter.

“La senadora Negre de Alonso ayudó un montón”

Desde la militancia, como dirigente, con espíritu agitador, María Rachid fue la cara visible del reclamo por la igualdad. Supo articular la demanda de las minorías sexuales con el discurso político. Dio el debate, discutió con altura con quien le pusieran enfrente del micrófono. Aquí repasa la historia de una epopeya que, confiesa, fue más corta de lo que imaginó.
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Por Soledad Vallejos

A María Rachid siempre le gustó la política, y también ser un poco peleadora. Si había que pagar un precio por esos vicios, los pagaba, y por eso se convirtió en una de las dos primeras lesbianas argentinas conocidas por su activismo (la otra era, no casualmente, su pareja, Claudia Castrosín Verdú). Cuando empezó “en la militancia”, recuerda en el atardecer del jueves histórico, sólo unas horas después de que el Congreso convirtiera en ley el matrimonio igualitario, todo era muy distinto. Hace menos de diez años, durante los debates en la Legislatura porteña por la unión civil, las demás activistas “se tapaban la cara con las banderas que habían llevado al recinto, para no salir en ningún medio”. Por eso hace un rato se asustó terriblemente cuando vio que las cámaras de televisión entraban sin más en un salón repleto de jóvenes militantes llegados al primer Congreso Nacional de la Federación Argentina LGBT. “Llamé urgente a Belén (Ponce), la secretaria de Juventud, le dije ‘pregunten a la gente, porque hay gente que no va a querer que la estén grabando de un medio, salir en la prensa’. ¿Entendés? Hace algunos años, cuando yo empecé en la militancia, vos prendías una cámara y la gente se esfumaba.” Ahora tiene 35.

–¿Cómo que se esfumaba?

–Prendías una cámara y, de 150 personas, se quedaban cinco sentadas nomás. Entonces Belén preguntó. Y no se levantó nadie. No hubo nadie que dijera “yo no puedo salir”. Fijate cómo cambia radicalmente. Yo estaba sorprendida, porque dije: “¿Cómo no van a avisar que en este tipo de evento de gays, lesbianas, bisexuales, no se puede entrar con cámaras?”. Es un código que teníamos los activistas de una generación: si vos prendías una cámara o sacabas una foto, antes tenías que preguntar. Entonces se ponían de este lado los que podían salir, de este lado los que no. Instalaban la cámara y de un lado quedaban cinco y del otro 50. Y hoy nos miraron con cara de qué estás preguntando. Fijate cómo cambian las cosas tan rápido. Belén, que tiene 22, hasta se asombró de que le pidiera que preguntara. Y yo le decía: “Mirá, en nuestra época no se podía hacer esto sin preguntar porque te mataban...”.

–Quedó antigua.

–¡Sí! –responde entre risas, a sólo ocho años de aquel debate porteño que parece tan distante y fue un hito que, esta semana, resultaba inevitable recordar–. En esa oportunidad nosotras nos incorporamos desde La Fulana. Me acuerdo de que en el momento en que se aprobó, se aprobó con muchísimo esfuerzo, por más que hubo un margen muy amplio de aprobación. Los diez legisladores que votaban en contra se tenían que quedar a dar el quórum porque si no no se aprobaba. Más o menos como pasó esta semana. Si los diez que estaban en contra no se quedaban, no se aprobaba. Y a los 10 que estaban en contra había que perseguirlos al baño, al kiosco...

–¿Y de dónde aprendieron esa estrategia?

–Surgió. Decíamos: “Este se va y perdemos la ley, así que hay que perseguirlo”. Las activistas de La Fulana acompañábamos a las legisladoras, y los miembros de la CHA, a los varones, hasta la puerta del baño. Nos dividimos eso así, naturalmente. Ibamos al baño, nos quedábamos en la puerta del baño, esperábamos que saliera y la acompañábamos al recinto. ¡Y que no se fuera para otro lado!

–¿No les decían nada?

–Es que en ese momento le tenían mucho miedo a la gente. En ese momento, por ejemplo, no se podía ni entrar con nada a la Legislatura, porque dos días antes había habido conflicto con los trabajadores del subte. Pasaba también lo de Brukman, estaban los piqueteros, 2001 estaba muy cerca. Era un momento político y social muy particular y muy importante, que fue el momento de fervor popular, donde había una movilización muy fuerte de la sociedad civil. En ese contexto en que las reivindicaciones sociales tenían mucho lugar en la política, muy oportunamente la Comunidad Homosexual Argentina plantea la ley de unión civil, apartándose un poco del centro de atención de las organizaciones que era trabajar la represión policial y lo cultural. Nosotras entendimos que el reclamo por los derechos nos involucraba, que nos interesaba, y por eso nos acercamos.
No se metan con el matrimonio

“Articular” repite Rachid una y otra vez, como si fuera el talismán que abre todas las puertas: articulando con ATTA (Asociación Travesti Transexual Argentina), surgió la idea de sumar a una organización santafesina, Vox, de la que conocían al activista Esteban Paulón. Propiciaron reuniones, compartieron información, imaginaban futuros en común que pudieran leerse en lo que se había conseguido.

–Nos parecía que había sido muy difícil conseguir la aprobación de la unión civil. Ese día teníamos el corazón en la garganta como tuvimos el jueves a la madrugada, pero después de que salió creíamos que tenía que venir una unión civil nacional. Imposible pensar en matrimonio. La igualdad era imposible, había que buscar lo posible, lo que se pudiera. Pero una unión civil nacional iba a requerir de un esfuerzo mucho mayor, porque si había costado tanto en la ciudad de Buenos Aires...

–¿De qué año está hablando?

–En 2004 lo empezamos a charlar. En 2005 se aprueba la ley de matrimonio en España. Nosotras, con Claudia, estábamos yendo a hablar de unión civil en la televisión. Nosotras decíamos unión civil, pero los medios confundían unión civil, matrimonio, decían se casaron. En algunos programas se confundía todo. Y en un debate un sacerdote me dice: “Nosotros no tenemos problemas en que ustedes se junten y tengan algunos derechos y deberes, herencia, y que le pongan el nombre que quieran. Pero con el matrimonio no se metan, porque el matrimonio es sagrado”. Yo me quedé pensando. Digo: si esta gente no quiere que nos metamos con el matrimonio, es porque el matrimonio toca un nervio fundamental de la sociedad.

De ahí a identificar ese nervio con la idea que se tiene de la igualdad hubo un paso. Alcanzó un contacto fluido con las organizaciones españolas para comprender que el reclamo debía ser ése, porque solamente plantar y lograr esa institución marcaba la diferencia entre el ghetto y la dignidad social. La Federación Argentina LGBT era una realidad a la que sólo le faltaba la personería jurídica, pero sus tres organizaciones fundadoras habían elaborado un proyecto de ley de matrimonio, que consiguió ingresar al Congreso gracias al entonces diputado Eduardo Di Pollina (PS). Poco después, a la Federación se habían sumado Nexo (a la que pertenece el abogado Gustavo López) y la Fundación Buenos Aires Sida (donde militan Alex Freyre y su marido, José María Di Bello); en cuestión de meses habían conseguido la personería jurídica.

–En poco tiempo, pasé a colaborar con el Inadi. Poco después, llegamos a tener una entrevista con Aníbal Fernández, que en ese momento era ministro de Justicia, y nos dijo que él estaba de acuerdo con el matrimonio pero tenía dudas con la adopción. Le dimos argumentos; dijo: “La verdad, tenés razón”. Así fue, así de sencillo. Y después dijo públicamente que estaba de acuerdo. En Diputados, Vilma Ibarra ya había comenzado a impulsar el proyecto.

–¿La aprobación le parecía muy lejana en ese momento?

–Sí, me parecía que iba a costar algunos años. No sé si imaginé mucho más que cuatro o cinco, pero me parecía lejano en ese momento. Muchas veces nos decían “hay que generar consensos”, y yo creía en nuestra capacidad de generarlos. Teníamos que saber en qué situación estábamos. Entonces, hicimos una primera encuesta y dio mucho mejor de lo que pensábamos: teníamos ya el 63 por ciento de apoyo, era 2008.

–En los últimos meses de 2009 se aceleraron los tiempos.

–Sí, porque (la diputada) Vilma (Ibarra) estaba por dejar la Comisión de Legislación General o eso parecía, y Silvia (Augsburger, la socialista fundamental para el proceso) estaba por terminar su mandato. Así que dijimos “bueno, intentémoslo antes de que también cambie la composición de la Cámara”. Y cuando empezamos a ver, parecía que había posibilidad de sacar un dictamen. “Bueno, un dictamen ya es un avance importantísimo”, decíamos y nos decían. Yo, cuando me decían eso, me imaginaba el dictamen pegado en la pared de mi casa... y decía es un logro, pero qué hago con eso. Lo empezamos a trabajar, y cuando estábamos por obtenerlo se cayó el quórum en la comisión (en noviembre de 2009). Estábamos abatidos por eso y apareció el primer amparo, el de Gabriela Seijas por el pedido de Alex (Freyre) y José María (Di Bello). Poco después me dijeron que Mauricio Macri no iba a dar orden de apelar, no lo podíamos creer. Finalmente se confirmó.

–Cuando ese 1º de diciembre ellos no pudieron casarse, ustedes convirtieron la protesta en una especie de celebración. La gente, por las calles, corría para saludar a los chicos que iban en el camión bailando y con música hacia la Jefatura de Gobierno.

–Nosotros estábamos convencidos de que había que convencer a la gente de que esto salía. Si convencíamos a la gente de que esto salía, la gente iba a estar más de acuerdo todavía. Finalmente ese casamiento no pudo hacerse en la Ciudad pero pasó lo de Tierra del Fuego. También llegó el fallo de Elena Liberatori (sobre Damián Bernath y Jorge Salazar, el primer matrimonio celebrado en Buenos Aires), el tercer juez dijo que sí... iba creciendo. Nosotros sabíamos que íbamos a intentar todo por lograr la igualdad. Todo era una posibilidad y las cosas empezaban a darse.

Cuando el tema se empezó a instalar mucho más fuertemente, empezaron a surgir apoyos que no nos imaginábamos que ibamos a tener.

–¿En qué momento pasó del “no es tan imposible” al “es posible”?

–Cuando estábamos en medio del tratamiento en Diputados, me dije que era posible pero que era muy difícil: estábamos discutiendo en Diputados y llama Morales para decir que él estaba a favor y que lo incluyéramos entre los apoyos. El mismo llamó. También apareció un senador de Chaco, que no lo conocía nadie de la Federación, diciendo que él quería acompañar toda la movida. Y escribió una tal (Elena) Corregido, que decía que ella también. Yo pensaba “éstos deben ser los tres únicos senadores que tenemos en el Senado...” Morales, Corregido y Bancalani. (N. de R: en la votación del miércoles, Corregido mantuvo su posición inicial; Morales votó a favor tras desechar el intento de estampar modificaciones; Bancalani, a dos semanas de la votación, revirtió su posición y pasó a oponerse).

–¿En el último año creció mucho la Federación?

–Sí, al ver que un reclamo se va concretando y va siendo posible, entusiasma muchísimo. Como que le puso las pilas a mucha gente. Incluso diría que en los últimos meses (la senadora Liliana Teresita) Negre de Alonso ayudó un montón, porque las audiencias públicas en las provincias generaron reacción por parte de la comunidad LGBT, la gente se organizó para hacer algo, para hablar y hoy son organizaciones que están participando en la Federación. También sirvió para articular en todo el país con organizaciones de estudiantes, gremios, trabajadores, derechos humanos, que jamás se habían contactado con una organización de diversidad sexual, que veían las marchas y escuchaban las barbaridades que se decían en las marchas y se enojaban y buscaban en Internet dónde había una organización de diversidad sexual para colaborar. Fue un fortalecimiento importante.

Carrió y Stolbizer, dos modelos de acumulación electoral


Rubén Weinsteiner para Newsweek

Elisa Carrió y Margarita Stolbizer plantean dos modelos de acumulación electoral bien diferenciados.
Carrió, cuya imagen se ha modificado en términos cuantitativos y cualitativos con respecto a 2007, va al mercado con una estrategia clara de diferenciacion de la UCR-establishment. Podemos establecer como su killing factor, la forma en la cual ella se ha parado frente al poder, mas que lo que ha dicho. La mayoría de sus denuncias, presunciones y pronósticos han quedado en la nada. Hoy articula una propuesta de centro derecha liberal a grandes rasgos, con el “honestismo” como premisa ideológica de base.
Su discurso de poder, se centra en la confianza que intenta construir alrededor de una presunta infalibilidad de lectura del escenario y de lo que viene, lo que le daría a su liderazgo una atracción de súper líder, mágica, fuerte, por encima del resto. Rubia, siempre tostada, mas flaca, despegando indefectiblemente del paisaje humano, Carrió habla siempre de uno a uno con el periodista, mirando a los costados, guiñando el ojo, contruyendo una sonrisa artificial como buscando la complicidad de una claque, para definir el reportaje y noquear al periodista.
En el discurso exhibe una inteligencia superior a la media, pero no centra el recorte en la exhibición de su brillantez intelectual, sino en su supuesta capacidad de lectura y prognosis.
Se puede mostrar la inteligencia leyendo bien el escenario y prediciendo lo que va a venir, solo que a la hora de elegir el anclaje, Carrió quiere que el el receptor se vaya a su casa, pensando en en ella mas en una profeta que en una estadista, la diferencia entre un profeta y un estadista esta en que el último pone fechas y estas se cumplen.

El discurso de poder de Stolbizer se apoya en la exhibición de su inteligencia, simpleza, apertura y capacidad de diálogo y construcción. No aspira a exhibir superioridad, quiere instalarse como alguién común, llano con un rostro muy particular, una especie de ama de casa alemana del Volga campechana y prolija.
Con Stolbizer se puede discutir, con Carrió no, ella aparece siempre sola frente al periodista, nunca en un panel.
El modelo Carrió de acumulación, apunta a diferenciarse de la UCR y segmentar hacia sectores bien definidos de clase media baja, media media, y media alta, subsegmentando con discurso y relato diferenciado para cada uno de estos grupos. Para ella la UCR así tal cual es, Con Cobos como el as de espadas electoral, no le sirve, por eso ella se ve afuera, y se diferencia de Cobos. El mensaje que emite es: esta UCR no sirve, yo soy la alternativa, pero si lo sacan a Cobos y me dan mi lugar, la UCR es el camino a seguir.
Stolbizer acumula de otra manera, ella sabe que sin la UCR no tiene posibilidades en provincia, y sabe que el discurso incendiario de Carrió, en el conurbano no paga, Cobos no es su enemigo porque no tiene aspiraciones presidenciales que zanjar con el vicepresidente, y se diferencia desde la construcción de consensos, de gobernabilidad y no se sale de su lista del súper ideológica.
Carrió demoniza, Stolbizer no, porque su estrategia de diferenciación apunta a construir para 2015, lo cual le permitiría ponerse bajo el paraguas de Cobos, de Alfonsín o de cualquiera, Carrió siente que no tiene tiempo.
La diferencia está en que mientras Stolbizer arma una jugada al ras del piso, con pases cortos, tratando de llegar a posición de gol con pelota dominada, Carrió siente desde su subjetividad que falta poco y patea al arco desde cualquier lugar de la cancha, a veces desde muy lejos.
Rubén Weinsteiner para M.M. 2.0

La Web 2.0 y el marketing político de los noventa

Rubén Weinsteiner para ADN


La irrupción de la Web 2.0 determina una transformación lenta y gradual de la democracia delegativa hacia una democracia representativa.
En los noventas 1.0, con en el auge de la democracia delegativa, los políticos eran elegidos para hacer sin intervención de la gente, y por lo tanto debían construir una imagen que transmitiera capacidad decisoria sin perder tiempo en actos masivos con discursos para la militancia, y el contacto debía estar mediatizado por la TV, donde la cámara era un valla infranqueable.
Menem se vinculaba a través de Tinelli o Mirtha Legrand, lo que consolidaba el modelo de delegación.
De esta manera y con el debilitamiento de los partidos políticos durante los noventa y la explosión de la TV, con el ser = aparecer para los políticos, ser=parecer para la gente, se escindieron el espacio de la representación institucional y el espacio de la representación simbólica de la política.
En este contexto resultaba difícil esperar una convocatoria al debate, a la polémica donde aparezca el mejor argumento y uno pudiera convencer o ser convencido. El político no tenía que discutir porque la gente no era un par, el político tenía que hacer y parecer y la gente mirarlo por TV.
Fujimori, paradigma de los noventa, en su campaña electoral contra Vargas Llosa planteaba que los políticos debían ser asesores de los técnicos, quienes tendrían que ser los verdaderos gobernantes. El metamodelo consistía en que la gente no es par del técnico, ya que el técnico tiene formación y la gente no, por eso el gestionador, el técnico no tiene que perder el tiempo discutiendo con la gente, tiene que hacer.
Con la irrupción disruptiva de la Web 2.0 y la crisis de la democracia delegativa, la democracia participativa abre el juego. El filtro mediatizador de Mirtha Legrand, Susana Gimenez o Tinelli se mantiene aunque comenzó a revelar contradicciones que los devalúan como dispositivos, resignado espacios lentamente a favor de formatos mas simétricos.
Desde esta simetría 2.0 se revaloriza en forma incipiente y gradual el espacio de la discusión y de la militancia y hasta del conflicto, con resistencias, que siguen apuntándole al debate y al conflicto, a favor de “la armonía y el consenso”, como si el consenso no debiera ser el producto del debate de ideas, para nutrirse y enriquecerse del otro para obtener la mejor idea, la mejor solución a los problemas de todos, o la construcción de los ideales que nos hagan mejores y mejor a la sociedad donde vivimos.
En la Web la gente discute pelea se enoja y aprende
El marketing político mutó, pasando de la construcción holiwoodense de la imagen disociada de la realidad, a la construcción de una figura que pueda dialogar, construir en forma horizontal con la gente, no ya para hacerse cargo de un cargo, sino para hacerse cargo del ordenamiento y construcción colectiva de la realidad.
El Marketing político hoy tiene que diseñar imagen y un modelo de acción, el salto cualitativo de la política pasa también por ahí. Los argumentos contra el marketing político lo sitúan en una visión reduccionista, que identifica a esta canalización de las voluntades en el dialogo 2.0 como una manipulación de la gente por el establishment. Y en realidad el descontrol que entraña la Web 2.0 plantea un escenario distinto donde desde la Web 2.0 la gente hace pesar sus aspiraciones sobre el establishment. Desde este punto de vista el manipulado es el establishment y no los ciudadanos, condicionando crecientemente los procesos de apropiación burocráticos y técnicos del espacio públicos que describía Jürgen Habermas.
La primacía de la imagen que imposibilitaba el diálogo y el debate cede espacios, la simetría y la participación repolitizan.
Por eso hoy en 2010, no alcanza desde el marketing político con construir solo el relato de la imagen.
Cuando Gabriela Michetti usa Twitter para emitir un mensaje como este : “ comí jamón crudo y tuve sed toda la noche”, esta siguiendo la fórmula noventista de Durán Barba, construir solo imagen, solo parecer, y eso hoy no alcanza.

La marca 2.0

Por Rubén Weinsteiner para Globes 2.0

El consumidor en la Web 2.0 consume y produce información acerca de los bienes y servicios que hay en el mercado. Busca, consulta, investiga y una vez que compra o no, explica y testimonia, modelando las marcas, apropiándose de ellas, dándoles forma, diseño, ideología, contenido y hasta se encarga de expandir el mensaje, tarea que antiguamente la desarrollaban las empresas.

El relato de la marca pasa a ser el relato del consumidor en la Web 2.0, este le hace lugar en su agenda,y en sus flujos relacionales, en las redes sociales, en las comunicaciones vía e-mail, microbloggings, posteos y su identidad digital plasmada en su presencia en los buscadores, queda linkeada con las marcas que el consumidor siente propias, valora positivamente o las que valora en forma negativa, y quiere decir algo de ellas.

Nunca las marcas tuvieron tan poco control sobre lo que se dice de ellas, y el lugar desde donde pueden hablar, rebatir a los que hablan sobre ella, guarda una disruptiva simetría con el lugar desde donde dicen los consumidores.

Hay que pasar de relatar beneficios de un producto o servicio, a resolver problemas de las marcas mediante una estrategia que involucre al consumidor, dialogando con él, porque a nadie le interesa la opinión de las empresas con respecto a ellas mismas, lo que busca el consumidor que esta pensando que auto comprarse, es enterarse de las experiencias y las opiniones de otros consumidores.

La construcción de la identidad digital en el mundo 2.0 no se da por lo que pretendemos decir de nosotros mismos, ni siquiera por aquello que los demás dicen de nosotros. Se construye a través de ese diálogo continuo.

¿Cuál es el efecto de una campaña publicitaria tradicional, en un mundo donde cada consumidor tiene acceso inmediato, vía Google a todos los datos duros sobre cualquier producto? Donde la data sobre cada beneficio y cada defecto de cada producto o compañía está disponible instantáneamente?


Rubén Weinsteiner

Agendas poderosas o como condicionarle la agenda a los medios

Por Rubén Weinsteiner
Para ADN
Cualquier acción o declaración política, logra mucho más impacto si proviene, acompaña o interpreta la voluntad de la base de la pirámide, de la gente y no exclusivamente de una organización, o de un espacio político.
Las campañas Web 2.0 apuntan directamente a ese objetivo, llegar, impactar, influenciar y hacer que la gente tome una posición, no pudiendo permanecer indiferente, identificándose y haciendo suya la causa que originalmente promovió determinada organización, para de esa manera convertir esa identificación, que en definitiva es un sentimiento, en acción, condicionando el terreno hasta construir el escenario buscado.
La clave en la Web 2.0 es generar compromiso, no sumar “amigos” en Facebook o seguidores en Twitter. Compromisos concretos, acciones bien descriptas de viable concreción, dándole a la gente herramientas para comunicarse, socializar y participar, conectando con otros ciudadanos que retroalimenten su compromiso y así hacerlo más fuerte. Este mecanismo de correa de transmisión se vuelve muy poderoso en los niveles de escala que se manejan en la Web 2.0, y ahí las organizaciones se convierten en comunidades reales, no simplemente expresadas desde el nombre de la organización.
Una agencia de comunicación puede contratar a veinte, treinta, cien personas- como hemos visto hace poco tiempo en los medios- para que llenen de comentarios las noticias, para que abran blogs o sitios en Facebook o para que llamen a las radios, pero ninguna de esas acciones se compara ni mínimamente con movilizar a miles, decenas de miles, cientos de miles de personas, no ya con un sueldo, sino con un compromiso, con pasión, con bronca, con ganas y enamoradas de una idea
Al llegar directamente a la gente, perforando el filtro mediático con sus agendas y líneas editoriales, en definitiva negocios, ya no se depende de las migas que tiran los medios, o de las decenas de miles de dólares, que cobran por mandar una cámara 20 minutos a cubrir una presentación.
Lo que permite una campaña 2.0 es hablarle directamente mirándolo a los ojos, como en la mesa de un bar, a la base de la pirámide pero a la vez a los tomadores de decisiones, a los directores de los medios, a los referentes sociales y a los empresarios, hablando con todos y con cada uno, llegando con un mensaje taylorizado, no para darle un discurso, la Web 2.0 no es discursos, es diálogo.
Hasta la explosión de la Web 2.0 los medios de comunicación funcionaban con una lógica asimétrica, top down, no admitiendo la interrupción del público, si alguien habla cuando se dice algo en un reportaje, se pierde lo que dice a continuación, para que a uno le hablen en Televisión hay que quedarse callado, uno no opina, es opinado y por cualquiera que esté del otro lado de la cámara.
En la Web 2.0 ya no hay asimetría, hay emisiones de ambos lados, uno al emitir sabe que va a recibir reacciones, positivas, neutras y negativas, lo importante es poder liderar el diálogo, direccionándolo dentro de esquemas estratégicos que nos permitan alcanzar nuestros objetivos.
En la era 2.0 no alcanza con tener un RR.PP. con buena agenda, la atención de la gente gracias a esa buena agenda, puede dirigirse a un candidato una vez, pero no más que eso. En la era 2.0 hay que generar el mensaje del día todos los días, porque un tema tapa al otro en el spin mediático, y muy rápido. Lo que hace falta para imponer el mensaje son ideas, muchas, excelentes y todos los días. Ideas que no necesitan voceros con agendas poderosas, ya que instaladas e impuestas, condicionan la agenda de los medios y hacen imposible su invisibilización.

Facebook, post universidad y post sanitarismo

Por Vicente Verdú

En dos sectores, al menos, la sanidad y la universidad se ensayan ahora nuevos modelos de curación y conocimiento. En estos dos casos, como en los que se ponen a prueba en las grandes empresas de vanguardia y en los medios de comunicación o en la política, poseen el mismo talante común. Si un periódico o una emisora de radio componen actualmente parte de sus espacios mediante la participación de los lectores y los radioyentes, los políticos de la nueva generación abren webs para recoger las ideas, sentimientos, enconos y proyectos de los ciudadanos.

El asunto de la interacción horizontal se halla omnipresente y de este paradigma, que han implantado decisivamente las webs sociales, se deducirá el talante de la nueva economía, cultura y sexualidad en los años inmediatos.

Si se trata de la sanidad, la sacra relación jerárquica entre médico y paciente ha dificultado y desperdiciadlo toneladas de comunicación. El médico posee su discurso profesional y lo impone, en ocasiones ininteligiblemente sobre el oído del enfermo. El enfermo es, en efecto, en manos del médico un ser infirme: abre la boca cuando se le ordena, se desnuda cuando se lo dictan, confiesa las deposiciones que tuvo y su calidad.

El médico anonada al enfermo cuyo discurso queda hoy -salvo excepciones- reducido a un balbuceo. La importante y cuantiosa información que el médico obtendría del paciente a través de sus desahogos se pierde o se ahoga puesto que el dueño de la palabra es el profesional. Despilfarro en pruebas clínicas, desvío hacia especialistas, aún más herméticos, envío a urgencias son los expedientes que se derivan de una atención saldada en minutos y con la sola voz del doctor.

De la interacción con el discurso del paciente nacerá la medicina más eficiente y personalizada dentro de poco. Hoy las consultas son una suerte de cámaras jerárquicas que reproducen el más y el menos del poder.

Igualmente, en la educación, el profesor, universitario o no, se erige en amo del saber y el alumnado debe engullir, como en las comuniones religiosas, la correspondiente pócima.

Muy pronto, como se explica en un reciente libro: El proyecto Facebook y la pos-universidad, de Alejandro Piscitelli las clases superaran esta diferencia de clases. La enseñanza autoritaria y unidireccional ya se revela inútil que aumenta el fracaso o la abstención.

El desarrollo de Internet y la clase de conocimiento producido por los muchos, participando, interactuando o colaborando, es la clase de material cognitivo que devolvería sentido al aula. La forma de organizar esta clase de aprendizaje interactivo lo practican ya algunas universidades norteamericanas y sudamericanas, como es el caso de la universidad de Stanford o la universidad de Buenos Aires.

El alumno tradicional, obligado a callar en clase, es el antagonista del nuevo alumno invitado a habar. La que se llama pos-universidad, como todos los "post" que preparan el más allá de la crisis se apoyan en una comunicación y colaboración apaisada, no en la jefatura vertical. Se apoyan en la acción y no en la quieta recepción, en la conversación y no en la devoción.

Todavía no se conoce cómo obtener la mayor eficiencia de la alternativa cooperativa pero más que en una regla la inspiración proviene de la improvisación continua y más que apoyarse en una verdad que imparte el oficiante actual se tratará de una verdad múltiple, enriquecida a través de un mix de opiniones y neuronas distintas, puesto que, como se sabe del cerebro mismo, el mayor éxito de la inteligencia no proviene tanto de una sola mente privilegiada sino de muchas mentes insólitamente trenzadas para inventar y crear.

Contrato de lectura en tiempos de guerra

Por Rubén Weinsteiner para Brecha

Los lectores de un diario establecen un contrato de lectura con el mismo, contrato que es asumido por las partes, lector y medio. Todas las mañanas el lector de "La Nación" sabe mas o menos bajo que tamiz analizará el diario lo que pasó.
El contrato propone un discurso y un relato en el recorte , un formato, un uso de la imagen, un estilo de titulación y tipografía que es aceptado, de entrada o como parte del paquete, por el medio-emisor y el lector. A través del análisis del contrato podemos ver como un mismo hecho relatado casi de la misma manera plantea diferencias enunciativas que dejan ver claramente las clausulas del contrato de lectura.
Este contrato le tranquilidad al lector de "La Nación", ya que le garantiza un "look and feel" familiar, algo que ya conoce, una digestión amigable de los hechos, una construcción de la noticia que legitimará la indignación, la alegría o la tristeza del lector ante cualquier acontecimiento.
Además de tomar como elemento de análisis el sesgo en la oferta de noticias, para estudiar los contratos hace falta analizar los sesgos en la demanda de noticias.
El lector de "La Nación" espera que le digan que las retenciones deben bajar, y que la institucionalidad es mucho mas importante que la justicia social, o los oyentes de "Radio 10" esperan que González Oro y Feinmann, critiquen a los piqueteros y exijan medidas para sacarlos de las calles , asi como los lectores de Página 12, esperan que se disimulen las violaciones a los derechos humanos en Cuba y que se ponga el acento, en los éxitos en materia de salud o alfabetización en la Isla. Cualquier ruptura del contrato de lectura implica el fin de la relación de determinado sub segmento con el medio.
El poder del lector en la fijación de reglas contractuales es importante, tanto que si aparecieran tres radios que quisieran hacerle la competencia a Radio 10, lejos de abrir el espectro en materia de abanico ideológico, cada una de las tres radios intentaría profundizar el sesgo para quedarse con mas porciones del mercado, moviendo las líneas editoriales del punto original, en dirección al extremo señalado por el sesgo.
El contrato en tanto vínculo entre dos partes, tiene que convivir con la realidad y con la competencia, y sufre de una natural entropía. El éxito de un medio se mide por su capacidad de proponer un contrato que articule eficazmente con las ideas, sentimientos motivaciones e intereses de su mercado; y fundamentalmente en poder hacer evolucionar su contrato de lectura, adaptándolo, modificándolo y preservando el vínculo.
¿Que pasa cuando un medio “se enoja” y ”lo sacan del partido”, como ese jugador que en lugar de ir a la pelota quiere quebrar al rival, cuando ese medio entra en una guerra contra una corporación o el gobierno, estableciendo un conflicto que no puede saldarse rápidamente?
¿Se mueven los lectores de su posición anterior manteniendo el contrato y acompañando al medio en su guerra? ¿Pierde el medio lectores?
Seguramente la respuesta no es a o b, lo interesante es saber cuanto de a y cuanto de b y cuales son los factores que determinarán los porcentajes.

Rubén Weinsteiner

Ir al debate

Intenciones y capacidad

Cuando se mide a un competidor en el mercado o a un adversario en la política, suele confundirse: Intenciones con capacidad.
A veces nos encontramos con expresiones en términos de intenciones, que están apalancadas en el deseo, pero que el que las articula carece de poder de fuego. No hace daño el que quiere, sino el que puede.
Con el fin de la guerra fría un sovietólogo de los EE.UU escribió: “la URSS era mucho mas malvada de lo que pensábamos, pero también mucho mas inofesiva de lo que calculábamos”.
Al poner en el mismo nivel las intenciones y la capacidad de concretarlas, construimos un mapa que diferirá mucho del territorio, agrandando a adversarios sin envergadura o subestimando factores con poder para lastimar, pero que no revelan intenciones de hacerlo.

China y Taiwan, negocios y construcción

Las relaciones entre China y Taiwan, marcadas desde hace más de seis décadas por la rivalidad y la desconfianza, han entrado hoy en una nueva fase. Pekín y Taipei han firmado un acuerdo comercial sin precedentes, que acercará aún más sus economías y dará un gran impulso a los intercambios entre ambas partes, que ascienden a unos 110.000 millones de dólares anuales

China confía en que el pacto allane el camino hacia la futura absorción de la isla, mientras que Taiwan espera que contribuya a mejorar su posición en un entorno geográfico marcado por el ascenso chino y la rápida creación de bloques comerciales. Los críticos en la isla lo califican de paso político peligroso. "Este es un momento crítico en el desarrollo de nuestras relaciones a largo plazo. Debemos aprovechar la oportunidad y trabajar juntos para construir la confianza mutua", ha dicho el enviado taiwanés, Chiang Pin-kung.

El llamado Acuerdo Marco de Cooperación Económica (ECFA en sus siglas en inglés) reducirá y eliminará los aranceles a la exportación de 539 categorías de productos taiwaneses y a la importación de 267 categorías chinas. Pekín recortará los aranceles a productos de la isla valorados en 13.840 millones de dólares, mientras Taipei lo hará a artículos chinos cifrados en 3.000 millones. El pacto permitirá, además, a las compañías taiwanesas el acceso a 11 sectores de servicios en el continente, entre ellos, el bancario, seguros y hospitales. El flujo de bienes taiwaneses a China asciende a 80.000 millones de dólares al año, mientras que en sentido contrario suma 30.000 millones. Los aranceles caerán a cero en un plazo de dos años.

Cientos de miles de puestos de trabajo

Algunos analistas calculan que el acuerdo creará alrededor de 260.000 puestos de trabajo en Taiwan y añadirá 1,7 puntos porcentuales de crecimiento anual al producto interior bruto (PIB) del territorio. Taiwan, con una población de 23 millones de personas, es desde hace tiempo uno los principales socios comerciales de China. Alrededor de 40.000 empresas de la isla operan en el continente, donde han invertido más de 83.000 millones de dólares en las dos últimas décadas. Un millón de taiwaneses viven en China.

La alianza ha sido firmada en un lugar simbólico: Chongqing, ciudad del suroeste de China, donde se refugió el Gobierno de los nacionalistas de Chiang Kai-shek huyendo de los invasores japoneses. Chiang y el líder comunista Mao Zedong negociaron en Chongqing una incómoda alianza durante la II Guerra Mundial. Tras su fracaso, ambas partes reanudaron el conflicto civil, que concluyó con la victoria de los comunistas y la retirada de los nacionalistas a Taiwan en 1949. Desde entonces, Pekín ha reclamado la isla y ha amenazado con tomarla por la fuerza si intenta declarar oficialmente la independencia que de facto disfruta. China tiene más de 1.000 misiles apuntando hacia a Taiwan.

Las relaciones a ambos lados del estrecho de Taiwan han estado marcadas durante décadas por la tensión y las amenazas de conflicto armado, pero en los dos últimos años han mejorado radicalmente. Por un lado, debido a la política desplegada por el presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, quien llegó al cargo en mayo de 2008 con el propósito de reducir la tensión y reforzar los lazos económicos. Por otro, por la actitud del Gobierno del presidente chino, Hu Jintao.

Hu ha ido más allá de la retórica de las amenazas con la que Pekín ha respondido tradicionalmente a los deseos independentistas de una parte de la población taiwanesa y al rechazo de la mayoría de unirse a China, y ha optado por la política de la seducción. Ha hablado de poner fin a las hostilidades y negociar un tratado de paz, y ha insistido en la necesidad de reforzar los intercambios de bienes y personas.

Taipei ha reducido en los dos últimos años el porcentaje del PIB dedicado a gasto militar, aunque mantiene un ejército bien equipado, gracias al apoyo de Estados Unidos, que está obligado por ley a contribuir a su defensa.

Aunque las encuestas muestran que la mayoría de los taiwaneses apoya el acuerdo, debido a sus beneficios económicos, hay división sobre las intenciones de Pekín y ha habido manifestaciones en su contra. El Partido Democrático Progresista, en la oposición, ha criticado a Ma por llevarlo adelante sin haber tenido suficientemente en cuenta la opinión de los ciudadanos y sin haber realizado un referéndum al respecto.

El Gobierno de Ma Ying-jeou defiende que la alianza beneficiará la competitividad de las compañías de la isla frente a las de otros países del sureste asiático, cuyo acuerdo de libre comercio con China echó a andar en enero pasado.

El pacto alcanzado hoy supone una victoria política para Hu y Ma, pero sus críticos en Taiwan han advertido que traerá una marea de productos baratos chinos a la isla, con la consiguiente pérdida de empleos, y conducirá a una progresiva absorción política de Taiwan por China. Precisamente lo que desea Pekín, cuyo objetivo es recuperar algún día el territorio; si es posible, por la persuasión, si es necesario, por las armas.

Kirchner, los jóvenes y una minoría intensa

Por José Natanson

La juventud –entendiendo por ella el grupo etario que va desde la pubertad hasta la adultez– es un fenómeno de la segunda mitad del siglo XX. Su emergencia en los años de la posguerra se explica por una combinación de factores. El primero, de tipo material, tiene que ver con los cambios en la economía, sobre todo la expansión del sector servicios, que comenzó a demandar una mayor cantidad de profesionales y técnicos. En un contexto de prosperidad, muchas familias impulsaron a sus hijos a prolongar los estudios. La extensión de la cobertura universitaria creó una enorme masa de jóvenes que compartían sus experiencias y sus sueños en espacios comunes de socialización: las sedes de las universidades, los campus y sus extensiones (los bares). Más educados y conscientes que sus padres, tenían tiempo y recursos para pensar y actuar.

Pero además el pleno empleo –que durante un par de décadas se vivió en Europa y Estados Unidos pero también, en menor medida, en países de desarrollo medio como Argentina o Chile– permitió que incluso aquellos jóvenes que pasaban sin mucho trámite de la adolescencia al mercado laboral tuvieran recursos para sostenerse a sí mismos. Ya no necesitaban de la familia para sobrevivir.

Y además el mundo estaba cambiando a una velocidad nunca antes vista. Esto creó un divorcio entre el presente y el pasado, una suerte de discontinuidad histórica, que debilitó el valor de la experiencia, incapaz de lidiar con fenómenos completamente nuevos. La sabiduría de los ancianos perdió buena parte de su peso simbólico, menos por la maldad de los nuevos jóvenes que por las transformaciones estructurales de la economía y la sociedad, abriendo un abismo generacional. Los aceleradísimos cambios tecnológicos le dieron a la juventud una ventaja sobre los adultos. Por primera vez en la historia, los jóvenes sabían cosas que sus padres no. Un ejemplo simple es el del padre que le pide a su hijo adolescente que lo ayude con la computadora. No es difícil imaginar el impacto de esta nueva realidad en la autoconfianza juvenil.

Complementariamente, y como reflejo de estos cambios, la juventud protagonizó lo que Eric Hobsbawm definió como una “revolución cultural”. La emergencia de la juventud como un grupo social no sólo autónomo, sino también dotado de recursos, convirtió a los jóvenes en el eje de los mercados de consumo del capitalismo, cuyo paradigma fue el rock: las ventas de discos en Estados Unidos pasaron de 277 millones en 1955 a 2000 millones en 1973 (los números son de Hobsbawm). Y también hubo otros reflejos: el auge del turismo juvenil (nace la Lonely Planet y la cultura mochilera) y de las drogas (como señala Hobsbawm, el hecho de que la droga preferida por los jóvenes occidentales, la marihuana, sea menos dañina que las drogas de sus padres, el alcohol y el tabaco, hizo que fumarla fuera no sólo acto de desafío, sino también de superioridad). Y el gran símbolo de la época, el héroe que vive intensamente y muere joven: el antecedente es James Dean, y luego hay miles de ejemplos, desde Janis Joplin y Brian Jones al Che Guevara o Rodrigo.

En este marco, no debería resultar llamativo que los jóvenes se convirtieran en protagonistas políticos. Lo fueron en el Mayo francés de 1968, en las movilizaciones anti-Vietnam en Estados Unidos en 1967 y en el “otoño caliente italiano” de 1969. Y también en Argentina, en el Cordobazo coprotagonizado por los estudiantes universitarios. En todos estos casos, la juventud fue un actor político central, pero de duración fugaz y más reactivo que propositivo, lo cual se vincula con su estado natural –la juventud es una etapa transitoria por definición– y con el espíritu subjetivista, casi emocional, de sus consignas.

En la Argentina de los ’70, el peronismo montonero y las guerrilleras fueron un fenómeno más duradero. Pero la intención de esta nota no es desarrollar este tema, que excede largamente a su autor, sino marcar algunas diferencias con la juventud actual y especular sobre la relación que con ella ha establecido el kirchnerismo.

En primer lugar, señalemos que hoy la juventud de clase media argentina no es muy diferente de la del primer mundo. Se trata de jóvenes que estudian muchos años y que en algunos casos prolongan su carrera universitaria en el exterior. Se emancipan tardíamente y se casan (cuando tienen la ocurrencia de hacerlo) pasados los 30; tienen hijos tarde, y pocos. Pero ésta es sólo una parte de la juventud. En paralelo, los sectores más pobres desarrollan un ciclo de vida corto, donde todas las etapas se aceleran: el paso de la niñez a la vida adulta es veloz por la necesidad de generar prontamente un ingreso, la emancipación es temprana, los hijos llegan rápido y de a muchos y la muerte los alcanza más jóvenes, como resultado de los déficit alimentarios y sanitarios. Esto se comprueba al comparar los datos de esperanza de vida y la tasa de fecundidad entre provincias: una persona vive en Chaco, en promedio, cinco años menos que en la Capital. La investigadora Susana Torrado lo resume en una frase: “Vivir en apuros para morirse joven”.

Como sostiene el sociólogo Gabriel Kessler, esta doble condición le da a la estructura demográfica argentina una particularidad: comparte con los países en desarrollo la presencia de muchos niños (pobres), pero se asemeja a los más desarrollados en cuanto al alto porcentaje de adultos mayores.

Desde el punto de vista cultural, los jóvenes de hoy no confrontan con los adultos como sucedía en el pasado. La juventud de los ’60/’70 era una juventud que se afianzaba contra los mayores, que eran los que no los entendían, los que les bloqueaban las oportunidades y los que dominaban el planeta (el mundo de posguerra era una gerontocracia, comprobable en el hecho de que casi todos los grandes líderes de la época eran viejos: Churchill, De Gaulle, Stalin, Perón, Gandhi). Las cosas hoy son diferentes. Como señala el Informe sobre Juventud en el Mercosur del PNUD, los jóvenes de hoy alcanzan un “pacto familiar” mediante una negociación con sus padres.

Y esto, sumado a los bajos salarios y el auge del “trabajo basura”, explica el retraso de la emancipación (en el sentido de la formación de una familia propia) entre los jóvenes de clase media. La comodidad y la relativa libertad que se respiran en el hogar familiar, junto a las dificultades del mercado laboral, estiran el momento de abandonar el nido, tibio y de heladera llena. Sucede que los jóvenes de hoy pueden ser hippies, pero también pueden ser los hijos de los hippies (o de su variante patética, el deslizamiento del hippismo hacia el new age descuartizado por Michel Houellebecq en Las partículas elementales). Y como siempre es el cine, antes que la sociología, el que mejor refleja este tipo de cosas, recordemos el gran ejemplo de Los Fockers, en la que Ben Stiller, productor de la película y ácido crítico de la sociedad norteamericana, visita a sus padres: Dustin Hoffman, que pasó de abogado a amo de casa, y Barbra Streisand, terapista sexual, cultores ambos de la vida sana, el sexo libre y el aire puro. En Los Fockers, Ben Stiller no sólo no discute con sus padres: se avergüenza de ellos.

Ahora bien, ¿cómo se sitúa el kirchnerismo frente a la juventud? ¿Y cómo frente a las dos juventudes que conviven en la Argentina del Bicentenario? En un principio pareció prestarles poca atención a los jóvenes, enfrascado en un relato generacional que alude a la juventud, pero a la de los ’70, y que muchas veces se reduce a la disyuntiva exasperante de “jóvenes idealistas que hacían la revolución” versus “jóvenes consumistas que sólo quieren jugar a la PlayStation”. Para ser justos, hay que decir que ni los Kirchner ni sus más conspicuos funcionarios, muchos de los cuales fueron protagonistas de los ’70, han suscripto públicamente esta tesis, aunque sí algunos de sus intelectuales más o menos orgánicos.

Pero el tiempo ha producido un fenómeno nuevo: la emergencia de una militancia juvenil kirchnerista, probablemente un subproducto de la progresiva transformación del kirchnerismo en una “minoría intensa”, un sector de la sociedad cuantitativamente minoritario pero cohesionado, con un liderazgo y un programa, en buena medida resultado de iniciativas como la ley de medios y la Asignación Universal.

En todo caso existen hoy círculos de jóvenes militantes kirchneristas. Se trata por supuesto de grupos reducidos, mayoritariamente de clase media, irrelevantes desde el punto de vista del padrón electoral, pero activos e influyentes en los medios y las nuevas formas de comunicación, como las redes sociales y los blogs. Existen, por ejemplo, algunos muy buenos blogs kirchneristas. Atribuirlos a una simple maniobra oficial es absurdo: incluso si el Gobierno los apoyara financieramente, ese apoyo llegó después y no antes de su creación. Y en todo caso existen otros partidos, que también manejan recursos y no dudan en utilizarlos, pero que carecen de este tipo de militancia: ¿dónde están los blogs del radicalismo? ¿Dónde los del PRO? ¿Alguien conoce un blog que defienda las ideas de De Narváez? Quizás haya que remontarse a los primeros años del alfonsinismo para encontrar un fenómeno similar, aunque aquel momento probablemente haya sido más masivo y aunque tuvo una expresión universitaria (la Franja Morada) y partidaria (la Junta Coordinadora) más definidas.

Mi tesis, en el final de esta nota, es que el kirchnerismo descuida las políticas específicamente orientadas a las “dos juventudes”, sus problemas y necesidades.

Algunos ejemplos desordenados. En los sectores de menores recursos, de ciclo de vida corto, sobresale la ausencia de políticas para enfrentar el drama del embarazo adolescente, que alimenta los mecanismos de transmisión inter-generacional de la pobreza (el principal avance en este tema fue la ley de salud reproductiva sancionada en la etapa duhaldista, pero es insuficiente y encuentra graves problemas de aplicación; el hecho de que el Gobierno no quiera ni hablar de despenalización del aborto impone un límite difícil de superar). Otras políticas posibles son aquellas tendientes a reducir la deserción escolar en las madres adolescentes y jóvenes, a través por ejemplo de becas específicamente dirigidas a ellas. O políticas que faciliten la construcción o alquiler de viviendas propias para los jóvenes de bajos recursos recién emancipados. O programas más amplios de primer empleo (hay uno del Ministerio de Trabajo). O medidas tendientes a acercar la universidad, que sigue siendo un reducto de la clase media, a los jóvenes más pobres.

En cuanto a la juventud de clase media, se trata de buscar políticas orientadas a facilitar, entre otras cosas, la emancipación a través de subsidios, por ejemplo a la compra de la primera vivienda u orientados a reducir el precio de los alquileres. Es notoria también la ausencia de una política universitaria más definida (curiosamente, el menemismo sí tuvo una: la creación de universidades nacionales en el Conurbano, cuyo objetivo fue reducir el peso de la UBA pero que, aunque desordenadas y de desigual nivel, le agregaron diversidad a la educación terciaria y la acercaron a los jóvenes de los sectores populares).

Desde un punto de vista más simbólico, la estrategia comunicacional del Gobierno ignoró a la juventud durante años y recién desde hace un tiempo ha comenzado a considerarla. Y su política cultural, de raigambre “jauretcheriana” y “pacourondista”, parece limitada sólo a los jóvenes de los ’60/’70, sin considerar a los jóvenes de hoy.

No hay mucho misterio: se trata de atender las necesidades de una juventud partida y registrar la politización de un sector de los jóvenes, fenómeno que el mismo kirchnerismo ha generado y en el que apenas parece haber reparado.

Kirchner, los jóvenes y una minoría intensa

Por José Natanson

La juventud –entendiendo por ella el grupo etario que va desde la pubertad hasta la adultez– es un fenómeno de la segunda mitad del siglo XX. Su emergencia en los años de la posguerra se explica por una combinación de factores. El primero, de tipo material, tiene que ver con los cambios en la economía, sobre todo la expansión del sector servicios, que comenzó a demandar una mayor cantidad de profesionales y técnicos. En un contexto de prosperidad, muchas familias impulsaron a sus hijos a prolongar los estudios. La extensión de la cobertura universitaria creó una enorme masa de jóvenes que compartían sus experiencias y sus sueños en espacios comunes de socialización: las sedes de las universidades, los campus y sus extensiones (los bares). Más educados y conscientes que sus padres, tenían tiempo y recursos para pensar y actuar.

Pero además el pleno empleo –que durante un par de décadas se vivió en Europa y Estados Unidos pero también, en menor medida, en países de desarrollo medio como Argentina o Chile– permitió que incluso aquellos jóvenes que pasaban sin mucho trámite de la adolescencia al mercado laboral tuvieran recursos para sostenerse a sí mismos. Ya no necesitaban de la familia para sobrevivir.

Y además el mundo estaba cambiando a una velocidad nunca antes vista. Esto creó un divorcio entre el presente y el pasado, una suerte de discontinuidad histórica, que debilitó el valor de la experiencia, incapaz de lidiar con fenómenos completamente nuevos. La sabiduría de los ancianos perdió buena parte de su peso simbólico, menos por la maldad de los nuevos jóvenes que por las transformaciones estructurales de la economía y la sociedad, abriendo un abismo generacional. Los aceleradísimos cambios tecnológicos le dieron a la juventud una ventaja sobre los adultos. Por primera vez en la historia, los jóvenes sabían cosas que sus padres no. Un ejemplo simple es el del padre que le pide a su hijo adolescente que lo ayude con la computadora. No es difícil imaginar el impacto de esta nueva realidad en la autoconfianza juvenil.

Complementariamente, y como reflejo de estos cambios, la juventud protagonizó lo que Eric Hobsbawm definió como una “revolución cultural”. La emergencia de la juventud como un grupo social no sólo autónomo, sino también dotado de recursos, convirtió a los jóvenes en el eje de los mercados de consumo del capitalismo, cuyo paradigma fue el rock: las ventas de discos en Estados Unidos pasaron de 277 millones en 1955 a 2000 millones en 1973 (los números son de Hobsbawm). Y también hubo otros reflejos: el auge del turismo juvenil (nace la Lonely Planet y la cultura mochilera) y de las drogas (como señala Hobsbawm, el hecho de que la droga preferida por los jóvenes occidentales, la marihuana, sea menos dañina que las drogas de sus padres, el alcohol y el tabaco, hizo que fumarla fuera no sólo acto de desafío, sino también de superioridad). Y el gran símbolo de la época, el héroe que vive intensamente y muere joven: el antecedente es James Dean, y luego hay miles de ejemplos, desde Janis Joplin y Brian Jones al Che Guevara o Rodrigo.

En este marco, no debería resultar llamativo que los jóvenes se convirtieran en protagonistas políticos. Lo fueron en el Mayo francés de 1968, en las movilizaciones anti-Vietnam en Estados Unidos en 1967 y en el “otoño caliente italiano” de 1969. Y también en Argentina, en el Cordobazo coprotagonizado por los estudiantes universitarios. En todos estos casos, la juventud fue un actor político central, pero de duración fugaz y más reactivo que propositivo, lo cual se vincula con su estado natural –la juventud es una etapa transitoria por definición– y con el espíritu subjetivista, casi emocional, de sus consignas.

En la Argentina de los ’70, el peronismo montonero y las guerrilleras fueron un fenómeno más duradero. Pero la intención de esta nota no es desarrollar este tema, que excede largamente a su autor, sino marcar algunas diferencias con la juventud actual y especular sobre la relación que con ella ha establecido el kirchnerismo.

En primer lugar, señalemos que hoy la juventud de clase media argentina no es muy diferente de la del primer mundo. Se trata de jóvenes que estudian muchos años y que en algunos casos prolongan su carrera universitaria en el exterior. Se emancipan tardíamente y se casan (cuando tienen la ocurrencia de hacerlo) pasados los 30; tienen hijos tarde, y pocos. Pero ésta es sólo una parte de la juventud. En paralelo, los sectores más pobres desarrollan un ciclo de vida corto, donde todas las etapas se aceleran: el paso de la niñez a la vida adulta es veloz por la necesidad de generar prontamente un ingreso, la emancipación es temprana, los hijos llegan rápido y de a muchos y la muerte los alcanza más jóvenes, como resultado de los déficit alimentarios y sanitarios. Esto se comprueba al comparar los datos de esperanza de vida y la tasa de fecundidad entre provincias: una persona vive en Chaco, en promedio, cinco años menos que en la Capital. La investigadora Susana Torrado lo resume en una frase: “Vivir en apuros para morirse joven”.

Como sostiene el sociólogo Gabriel Kessler, esta doble condición le da a la estructura demográfica argentina una particularidad: comparte con los países en desarrollo la presencia de muchos niños (pobres), pero se asemeja a los más desarrollados en cuanto al alto porcentaje de adultos mayores.

Desde el punto de vista cultural, los jóvenes de hoy no confrontan con los adultos como sucedía en el pasado. La juventud de los ’60/’70 era una juventud que se afianzaba contra los mayores, que eran los que no los entendían, los que les bloqueaban las oportunidades y los que dominaban el planeta (el mundo de posguerra era una gerontocracia, comprobable en el hecho de que casi todos los grandes líderes de la época eran viejos: Churchill, De Gaulle, Stalin, Perón, Gandhi). Las cosas hoy son diferentes. Como señala el Informe sobre Juventud en el Mercosur del PNUD, los jóvenes de hoy alcanzan un “pacto familiar” mediante una negociación con sus padres.

Y esto, sumado a los bajos salarios y el auge del “trabajo basura”, explica el retraso de la emancipación (en el sentido de la formación de una familia propia) entre los jóvenes de clase media. La comodidad y la relativa libertad que se respiran en el hogar familiar, junto a las dificultades del mercado laboral, estiran el momento de abandonar el nido, tibio y de heladera llena. Sucede que los jóvenes de hoy pueden ser hippies, pero también pueden ser los hijos de los hippies (o de su variante patética, el deslizamiento del hippismo hacia el new age descuartizado por Michel Houellebecq en Las partículas elementales). Y como siempre es el cine, antes que la sociología, el que mejor refleja este tipo de cosas, recordemos el gran ejemplo de Los Fockers, en la que Ben Stiller, productor de la película y ácido crítico de la sociedad norteamericana, visita a sus padres: Dustin Hoffman, que pasó de abogado a amo de casa, y Barbra Streisand, terapista sexual, cultores ambos de la vida sana, el sexo libre y el aire puro. En Los Fockers, Ben Stiller no sólo no discute con sus padres: se avergüenza de ellos.

Ahora bien, ¿cómo se sitúa el kirchnerismo frente a la juventud? ¿Y cómo frente a las dos juventudes que conviven en la Argentina del Bicentenario? En un principio pareció prestarles poca atención a los jóvenes, enfrascado en un relato generacional que alude a la juventud, pero a la de los ’70, y que muchas veces se reduce a la disyuntiva exasperante de “jóvenes idealistas que hacían la revolución” versus “jóvenes consumistas que sólo quieren jugar a la PlayStation”. Para ser justos, hay que decir que ni los Kirchner ni sus más conspicuos funcionarios, muchos de los cuales fueron protagonistas de los ’70, han suscripto públicamente esta tesis, aunque sí algunos de sus intelectuales más o menos orgánicos.

Pero el tiempo ha producido un fenómeno nuevo: la emergencia de una militancia juvenil kirchnerista, probablemente un subproducto de la progresiva transformación del kirchnerismo en una “minoría intensa”, un sector de la sociedad cuantitativamente minoritario pero cohesionado, con un liderazgo y un programa, en buena medida resultado de iniciativas como la ley de medios y la Asignación Universal.

En todo caso existen hoy círculos de jóvenes militantes kirchneristas. Se trata por supuesto de grupos reducidos, mayoritariamente de clase media, irrelevantes desde el punto de vista del padrón electoral, pero activos e influyentes en los medios y las nuevas formas de comunicación, como las redes sociales y los blogs. Existen, por ejemplo, algunos muy buenos blogs kirchneristas. Atribuirlos a una simple maniobra oficial es absurdo: incluso si el Gobierno los apoyara financieramente, ese apoyo llegó después y no antes de su creación. Y en todo caso existen otros partidos, que también manejan recursos y no dudan en utilizarlos, pero que carecen de este tipo de militancia: ¿dónde están los blogs del radicalismo? ¿Dónde los del PRO? ¿Alguien conoce un blog que defienda las ideas de De Narváez? Quizás haya que remontarse a los primeros años del alfonsinismo para encontrar un fenómeno similar, aunque aquel momento probablemente haya sido más masivo y aunque tuvo una expresión universitaria (la Franja Morada) y partidaria (la Junta Coordinadora) más definidas.

Mi tesis, en el final de esta nota, es que el kirchnerismo descuida las políticas específicamente orientadas a las “dos juventudes”, sus problemas y necesidades.

Algunos ejemplos desordenados. En los sectores de menores recursos, de ciclo de vida corto, sobresale la ausencia de políticas para enfrentar el drama del embarazo adolescente, que alimenta los mecanismos de transmisión inter-generacional de la pobreza (el principal avance en este tema fue la ley de salud reproductiva sancionada en la etapa duhaldista, pero es insuficiente y encuentra graves problemas de aplicación; el hecho de que el Gobierno no quiera ni hablar de despenalización del aborto impone un límite difícil de superar). Otras políticas posibles son aquellas tendientes a reducir la deserción escolar en las madres adolescentes y jóvenes, a través por ejemplo de becas específicamente dirigidas a ellas. O políticas que faciliten la construcción o alquiler de viviendas propias para los jóvenes de bajos recursos recién emancipados. O programas más amplios de primer empleo (hay uno del Ministerio de Trabajo). O medidas tendientes a acercar la universidad, que sigue siendo un reducto de la clase media, a los jóvenes más pobres.

En cuanto a la juventud de clase media, se trata de buscar políticas orientadas a facilitar, entre otras cosas, la emancipación a través de subsidios, por ejemplo a la compra de la primera vivienda u orientados a reducir el precio de los alquileres. Es notoria también la ausencia de una política universitaria más definida (curiosamente, el menemismo sí tuvo una: la creación de universidades nacionales en el Conurbano, cuyo objetivo fue reducir el peso de la UBA pero que, aunque desordenadas y de desigual nivel, le agregaron diversidad a la educación terciaria y la acercaron a los jóvenes de los sectores populares).

Desde un punto de vista más simbólico, la estrategia comunicacional del Gobierno ignoró a la juventud durante años y recién desde hace un tiempo ha comenzado a considerarla. Y su política cultural, de raigambre “jauretcheriana” y “pacourondista”, parece limitada sólo a los jóvenes de los ’60/’70, sin considerar a los jóvenes de hoy.

No hay mucho misterio: se trata de atender las necesidades de una juventud partida y registrar la politización de un sector de los jóvenes, fenómeno que el mismo kirchnerismo ha generado y en el que apenas parece haber reparado.

El Plan Fénix italiano

Por Alfredo Zaiat

Italia no sólo quedó fuera del Mundial de Sudáfrica con un fútbol mezquino, el mismo que le permitió ganar el torneo en 2006 después de pasar la ronda de octavos de final con un penal inventado contra Australia. En ese año, la economía había crecido 1,9 por ciento, con un buen ritmo de exportaciones avanzando el 5,0 por ciento y el consumo interno, 1,4 por ciento. Para una economía madura no eran cifras descollantes pero coronaban un año con la Copa del Mundial en Roma. Los italianos estaban en línea con un escenario global de excitación financiera y ganancias fáciles. Cuatro años después, perder con Eslovaquia no sólo exhibió la mediocridad de la Azzurra, sino que los italianos tendrán que arrastrar su pena futbolera padeciendo el virus de la “austeridad” económica que contagia a gobiernos europeos. Estos se han lanzado a mostrar que son soldados obedientes de las finanzas globales presentando sus respectivos planes de austeridad, más conocidos como de ajuste sobre los sectores más vulnerables. En cada uno de los casos son presentados como el programa fiscal más importante desde la posguerra, como si esa caracterización fuera una virtud. Las diferencias son notables entre ambos períodos: después del ’45, el pueblo sufría por las heridas de la guerra y el objetivo era la reconstrucción y generar las condiciones para la generación de empleos; hoy la cuenta fiscal por el salvataje del sistema financiero, responsable de la debacle de la Eurozona, está siendo trasladada a trabajadores y jubilados.

Esa estrategia coloca al ajuste recesivo como la vía elegida por los gobiernos europeos, sendero que América latina puede enseñar que agudiza la crisis. En el encuentro del G-20 en Toronto de este fin de semana quedó en evidencia que el debate central de las potencias fue entre planes de austeridad y programas de estímulos fiscales. Italia anunció una reducción de 24.000 millones de euros entre 2011 y 2013, rebajando el gasto público y las pensiones, congelando los salarios de los funcionarios durante tres años y elevando progresivamente la edad jubilatoria de las mujeres hasta los 65 años en 2016. Los líderes políticos de Europa, su elite empresaria y gran parte de la prensa exhiben con una naturalidad asombrosa la necesidad de esos planes de ajuste. Las centrales obreras han empezado a movilizarse para manifestar su oposición y se han organizado marchas de protesta frente a ese fuerte avance sobre derechos laborales.

El dominio de la concepción ortodoxa en materia económica en las áreas de conducción política de la Eurozona es muy sólido. Pese a ello, empiezan a emerger otras voces escandalizadas por esos planes recesivos que condenan a la exclusión y al sacrificio a los sectores más débiles de la sociedad. En la misma soledad que en su momento transitaron los economistas del Plan Fénix, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, un importante grupo de economistas italianos escribieron un documento presentado como una carta dirigida al primer ministro, Silvio Berlusconi, a los miembros del Parlamento y a los representantes italianos en diferentes instituciones de la Unión Europea. Promovido por los economistas Bruno Bosco (Università di Milano Bicocca), Emiliano Brancaccio (Università del Sannio), Roberto Ciccone (Università Roma Tre), Riccardo Realfonzo (Università del Sannio) y Antonella Stirati (Università Roma Tre), esa carta reúne la adhesión de otros 150 advirtiendo que los planes de austeridad empeoran la crisis, agrega combustible a la especulación y puede provocar la desintegración de la Zona Euro.

Los puntos principales de esa carta (www.letteradeglieconomisti.it/english.htm) son muy precisos, y su lectura remite a la traumática experiencia argentina de los años de la convertibilidad:

- La gravísima crisis económica mundial y la de la Zona del Euro no se resolverán mediante la reducción de salarios, pensiones, servicios sociales, educación, investigación, cultura y servicios públicos esenciales.

- Existe el grave peligro de que la llamada “austeridad” terminará acentuando aún más las características de la crisis, haciendo que la insolvencia, la quiebra de empresas y el desempleo crezcan más rápido y, con toda probabilidad, obligando a algunos estados miembro a retirarse de la Unión Monetaria Europea en algún momento.

- La crisis mundial que estalló en 2007-2008 sigue en marcha dado que ninguna intervención se realizó sobre sus causas estructurales.

- El punto fundamental que hay que entender es que la inestabilidad actual de la Unión Monetaria no es simplemente el resultado de la “contabilidad resbaladiza” o gasto fácil. En realidad, es el resultado de una profunda vinculación entre la crisis financiera mundial y una serie de desequilibrios en la Zona Euro, derivadas principalmente del diseño liberal del Tratado de la Unión y de la política económica restrictiva de los Estados miembros (en referencia a Alemania) que sistemáticamente muestran un superávit en su balanza de pagos.

- Alemania, desde hace algún tiempo, se ha orientado a mantener los salarios bajos en comparación con la productividad, la demanda y las importaciones, y a penetrar otros mercados con el fin de aumentar la cuota de las empresas alemanas en países europeos.

- Más concretamente, Alemania acumula un superávit en su balanza comercial, mientras que Grecia, Portugal, España, Italia e incluso Francia tienden a endeudarse.

- La movilidad total del capital en la zona del euro ha favorecido enormemente la creación de desequilibrios. La supuesta eficiencia de los mercados financieros no encuentra confirmación en la práctica y los descalabros acumulados resultan insostenibles.

- Es por estas razones que los operadores en los mercados financieros están apostando a la desintegración de la Zona Euro.

- Prevén que con la continuación de la crisis los ingresos de los Estados miembros será cada vez más difícil garantizar la devolución de las deudas, tanto públicas como privadas. Por lo tanto, varios países serían progresivamente expulsados de la Zona Euro, o ellos mismos pueden decidir dejarla para escapar de la espiral deflacionista.

- Los errores cometidos son, sin duda, debido a las políticas recesivas del liberalismo económico propuesto por los economistas ligados a los esquemas de análisis en boga en los últimos años.

- Es evidente que la obstinación con tales políticas no es simplemente el resultado de malentendidos generados por modelos económicos cuya coherencia y relevancia empírica han sido fuertemente cuestionados en la comunidad académica.

- La afición a la llamada “austeridad” es en realidad la expresión de intereses sociales consolidados. De hecho, hay algunas personas que ven la crisis actual como una oportunidad para acelerar los procesos de desmantelamiento de los servicios sociales, la fragmentación del empleo y la reestructuración y centralización de capitales europeos.

- Por tanto, creemos que el enfoque adoptado hasta ahora debe ser abandonado antes de que sea demasiado tarde.

Sus colegas argentinos del Plan Fénix pueden acreditar que no están equivocados.

La Ideología “de que las cosas funcionen” en el branding político

Por Rubén Weinsteiner para Newsweek

La UCD fue un partido -dicho en pasado esto, porque la expresión residual que hoy lidera Pereyra de Olazábal solo encarna a mi juicio un vestigio arqueológico- que surgió a medida de Álvaro Alsogaray, quien capitalizó y bien, la experiencia fallida de los setentas con la campaña más cara de la historia argentina, la de la Nueva Fuerza, que postulaba la fórmula Chamizo-Ondarts, para la presidencia de la nación y que lideraba publicitariamente Juan Cosín.

La UCD hizo una campaña digna en el 83, creció hacia el 85 con las figuras de María Julia y Adelina, se contrajo en las elecciones del 87, y finalmente sacó 2 millones de votos en el 89, constituyéndose en el soporte ideológico de Carlos Menem, quien además de convocar al Ing. Alsogaray como consejero y cara visible, integró a la cúpula entera de la UCD a su gobierno, Así María Julia privatizó, Adelina presidió Bancos, y Albamonte y Kamerath fueron pasando de una secretaría a la otra.
El fenómeno de la fusión UCD-Peronismo menemista resulta un interesante objeto de análisis en términos de branding político, mientras el menemismo hizo suya la prédica liberal, la doctrina en materia de relaciones exteriores, y algunas concepciones liberales en materia política, los inmigrantes liberales al espacio pejotista, no solo cantaron la marchita sino que adquirieron un visión corporativista, de alianza de clases, no a favor de un proyecto nacional en los términos de la ortodoxia peronista, pero si a favor de “un país integrado al mundo” “un país donde las cosas funcionen” o simplemente “un país que ya es parte del primer mundo” .
Esta unión se constituyó en el certificado de defunción de la UCD, más allá de algún sello de goma que ande dando vueltas en algún cajón desvencijado, y determinó también un cisma en el peronismo.
¿Cuando murió la UCD? Cuando relego su ideología a favor del pragmatismo, y no solo desapareció su espacio, sino que ningún partido, ni aquellos que se los podría considerar, herederos en términos de marketing político de la UCD, promueven en forma abierta las ideas del viejo partido de Alsogaray.
En ese punto quisiera detenerme y plantear que la UCD, antes de rematar su equipaje ideológico, tuvo una agenda ideológica clara, no planteaba el fin de las ideologías, era liberal, en un contexto de guerra fría es cierto, pero le permitía a su militancia construir cuadros, acercar intelectuales, discutir, ideas con ideología, e instalar una agenda estratégica en el debate político.

El relato de Alsogaray era dogmático pero interesante mas allá de estar en contra o a favor, hablaba de libertad política y económica, de la pasión, impulso y creatividad de los privados, de la ineficiencia del estado, de la preservación del individuo frente al avance de ese estado, de la complementariedad en materia de comercio internacional, de apertura, de derrame. Insisto uno puedo oponerse a las ideas, pero estaban planteadas, estaban ahí y enamoraron a mucha gente.

Los herederos naturales de la UCD, el PRO y De Narváez, construyen un discurso a mi juicio, fatalmente cortoplacista en términos de branding, que puede convencer pero nunca apasionar, emocionar o enamorar.

La Diputada Nacional por el PRO, Soledad Martínez dice en una entrevista concedida al diario La Nación: "Creo que la política no pasa ya por las batallas ideológicas y pasa más por el hacer", y añade: "No creo que haya soluciones de izquierda y de derecha, hay soluciones de sentido común”
Hace pocas semanas en Facebook, leía en la página de una asesora muy cercana a De Narváez algo así como: "No tengo ideología política, me basta con que las cosas funcionen” semejante definición abierta, no permite dilucidar si se refería a las instituciones, a la justicia social, o a los cajeros automáticos de los bancos.

Pero en todo caso, la matriz discursiva a partir de “hacer las cosas bien, que funcionen” sin ideología, no ha tenido éxito más allá de construcciones de corto plazo, en los diferentes escenarios donde se ha planteado como “discurso de poder” en términos de Foucault. Ya que como discurso de poder solo se enfoca en resolver y aliviar algunos recortes del presente, pero no enamora, no emociona, no moviliza, no asegura cambios drásticos y por lo tanto no puede constituir nunca un “discurso de poder”.
Cuando uno construye marca en el mercado político, debe ser abierto, es de manual, en las propuestas, cuanto menos precisión y sintonía fina, mejor, por eso siempre se plantean los “que” y jamás los “como ”. Esto es hacer campaña con el preámbulo de la constitución como lo hizo Alfonsín, “constituir la unión nacional, promover a la defensa común, asegurar el bienestar general” etc.
Nadie puede estar en contra de estas propuestas, por eso son inclusivas y suman. Pero lo que no se puede hacer a mi juicio, es esa apertura trasladarla a la organicidad constitutiva ideológica del espacio, no se puede decir no tengo ideología, solo quiero que los semáforos funcionen, porque de esa manera, será imposible debatir ideas más allá de la coyuntura, y en ese contexto todo plan estratégico resulta inabordable y cuando solo el escalafón táctico opera, indefectiblemente los semáforos en algún momento dejan de funcionar.

Que las cosas funcionen es un medio no un fin, la ideología es el rumbo de un barco, el destino final, si no hay ideología, el barco puede andar derechito y sin sobresaltos, pero ¿adonde va?.
Sin ideología no hay estrategia y sin estrategia es imposible asumir la iniciativa, y cuando un espacio no puede asumir la iniciativa ni desde las políticas ni desde el relato, pasa a la fase de la política del bombero, es decir correr a apagar incendios, a echar funcionarios, a desmentir, a explicar, a aclarar lo que oscurece y luego a desaparecer como la UCD.

Lo que piensa la gente

“La gente” no es siempre la misma. Para cada editor es diferente. El hombre dice la gente, por “toda” la gente, pero en realidad está pensando sólo en la que le presta atención, a la que conoce porque durante muchos años fue su interlocutora. Es muy distinto decir “la gente” para un editor de Clarín, de La Nación, de Página/12 o de Crónica, de radio o de televisión. “La gente” es mucha gente diferente. Pero para cada editor “su” gente es “toda” la gente. Así hablan los medios, porque además intentan transferir a esa porción la sensación de totalidad. Es decir, que lo que ellos piensan es lo que piensan todos.