La posterioridad de la marca política como estrategia frente a confrontaciones asimétricas



Por Rubén Weinsteiner

 

Los dinosaurios pueden desaparecer

 

Los dinosaurios eran los seres más fuertes de su época, eran enormes, tenían el poder, eran los protagonistas centrales de su época. Nadie los enfrentaba, ningún otro animal podía con ellos. Parecían invencibles, de hecho lo eran, sin embargo cuando cambió el clima desaparecieron. No pudieron adaptarse.

El cambio del escenario, de las condiciones objetivas, del clima, hizo que la mayoría de ellos desapareciera, y algunos se adaptaran y se transformaran en animales mucho más pequeños y de los cuales nadie sospecharía que descienden de los dinosaurios.

Me sorprendió mucho enterarme en el American Museum of Natural History de N.Y. que muchas aves, incluso pequeños pájaros, que hoy conocemos descienden directamente de los dinosaurios que eran en su gran mayoría ovíparos como las aves.

 

Correlación de fuerzas

El ABC de la confrontación política es la correlación de fuerzas. Enfrentar frontalmente a un rival que es mucho más fuerte, puede ser estimulante y convocante si uno tiene vocación de secta, pero si se quiere pasar de secta a iglesia, hace falta asegurarse poder construir las condiciones objetivas para poder ganar antes de salir al campo de batalla.

La pregunta es como. Si uno sólo va a dar las batallas que puede ganar, el pragmatismo obturará toda vocación de cambio o de salir a competir. Como se construye el poder desde la desventaja en un correlación de fuerzas asimétrica? 

 

Conflictos asimétricos

La guerra asimétrica es un conflicto violento en el que se constata una significativa diferencia  cuantitativa y cualitativa entre los recursos militares, tecnológicos, políticos y mediáticos de los contendientes comprometidos, y que por lo tanto obliga a los bandos a utilizar tácticas no tradicionales. En las guerras asimétricas las partes tienen propósitos diferentes y emplean medios y métodos distintos para desarrollar sus tácticas y estrategias.

Las guerras asimétricas no encajan en el concepto de la guerra enunciado por Clausewitz, son escenarios donde la debilidad se convierte en una fuente de poder.

Hemos visto a lo largo de la historia, luchas asimétricas donde David le ganó a Goliat, o donde por los menos Goliat no pudo definir claramente el conflicto. La URSS con Finlandia, con Afganistán  o con Ucrania, Vietnam con EE.UU., Israel con Hezbolla, son algunos ejemplos donde la asimetría no sólo no sirvió para definir el conflicto sino que en algunos casos hasta fue un obstáculo.


Dinosaurios, aproximación indirecta y ataque lateral

En términos estratégicos Basil Henry Liddell Hart, el téorico militar británico, instaló la concepción de la Aproximación indirecta.

El espíritu de la aproximación indirecta de Liddel Hart implica evitar la confrontación frontal, previsible y directa, buscando distraer, confundir, sorprender y atacar en zonas débiles. Liddel Hart graficaba con un escorpión que parece que retrocede y mientras lo persiguen ataca mortalmente con sus patas traseras.

 

Mucho antes Alejandro Magno introdujo la idea del ataque lateral, quirúrgico y definitorio en la batalla de Gaugamela contra Darío el persa.

Alejandro Magno en una confrontación claramente asimétrica lateralizó, sorprendiendo y buscando el flanco más débil, buscando matar a Darío el soberano enemigo, lo que desorientó a los persas, provocó la huida de Darío, el contraataque desorganizado que fue rodeado por las fuerzas de la Alejandro, la utilización de soldados para cubrirlo a Darío y la retirada masiva.

Frente a un escenario de asimetría de fuerzas en términos políticos, pensemos en los dinosaurios, la aproximación indirecta y el abordaje lateral y letal.

Si cambiamos el clima, los dinosaurios desaparecen, porque no podrán adaptarse. Si sorprendemos con aproximaciones indirectas, la correlación de fuerzas negativa dejará de ser determinante y si lateralizamos buscando dar jaque mate sin sacrificio de piezas, la sorpresa, el desconcierto y el dominio de la situación determinarán un escenario nuevo y más favorable.

 

Cambia todo cambia

La construcción de la posterioridad requiere instalar nuevos temas, que iluminen nuevos deseos y nuevas demandas interviniendo disruptivamente sobre las concepciones y percepciones actuales a través de un posicionamiento posterior. La construcción de un discurso de poder es la hoja de ruta.  Discurso es organizar percepciones. Poder es potencialidad de acción en función de lo que los otros desean.

 

Ante todo pasar de figura política a marca política

Una figura política es alguien que los otros aman por  lo que es. Es decir un Rockstar, que haga lo que haga un grupo de gente lo va a amar y seguir.

Una marca política es alguien que es o propone lo que los otros aman y desean. No es un Rockstar, es alguien que construye su discurso de poder con los deseos, demandas y problemas a resolver como insumo fundamental.

Y es allí donde el discurso de poder de la marca política debe plantear nuevas reglas, nuevos paradigmas, que abran nuevos deseos, e iluminen nuevas demandas, para pasar a retiro las actuales, construyendo una nueva realidad que las personas puedan percibirla, internalizarla, y sentirla.

Nunca hablando en términos estrictamente racionales. En comunicación política podés decir cualquier cosa pero nunca aquello que querés decir, porque corrés el severo y muy probable riesgo de que no te crean.

En cambio, tenés que decir algo que haga que quienes te escuchen sientan eso que querés decir. No que lo piensen: que lo sientan.

Ningún mensaje racional es creído emocionalmente por nadie. Por eso las publicidades no te hablan de las bondades del motor de un auto, sino que muestran al tipo con una mujer espectacular en el auto.

No se le debe hablar a la frente del interlocutor sino a su nuca.

No se lo debe tratar de convencer, sino que hay que vencerlo emocionalmente y que él encuentre las razones-que le habrás dado oportunamente-para que se convenza sí mismo

 

Posterioridad

La idea es ser posterior no en términos temporales, sino en términos estructurales, es decir incluir y superar lo actual, validando las demandas de ambos bandos de las inevitables grietas y ofreciendo una hoja de ruta que consiga obsoletizar el actual clivaje, lo que divide a ambos campamentos de la grieta.

Ser posterior evita la confrontación frontal ahí donde el rival espera y está mejor preparado.

No se es posterior criticando o atacando al rival. La posterioridad se construye instalando una mirada nueva que deje viejo al rival y su discurso. Organizando nuevas percepciones en función de la realidad posterior, la mirada constructora, y de la potencialidad de acción posterior propia. Para poner en crisis y problematizar las faltas del presente, validar las demandas del status quo, estimular la formación de nuevas deseos y demandas y plantear nuevas respuestas a esas nuevos deseos y demandas.

Enfrentar a una fuerza mucho más potente, con mayor despliegue territorial, que cuenta con el apoyo del poder real, y que está instalada, requiere de asumir la asimetría, entender las debilidades propias y las fortalezas del otro, distraer, sorprender y construir un discurso de poder de marca política para desarrollar una estrategia de posterioridad, que cambie el clima, que haga que las personas se enfoquen en otros temas, que aquello que los dividía hasta hoy quede viejo y que nuevos problemas, nuevas preguntas y fundamentalmente nuevos deseos y demandas, preocupen, molesten incomoden y ocupen la cabeza de los sujetos de elección, interviniendo sobre sus sistemas de preferencias.

Rubén Weinsteiner