Nuevas narrativas en la convención republicana ancladas en el modelo de campaña de Nixon en 1968


La "mayoría silenciosa" de Trump

Nuevas narrativas en la convención republicana. Reflejos de la elección de 1968.


La elección de 1968 en Estados Unidos encontraba un país convulsionado por los crímenes de Martin Luther King y Robert Kennedy y una agenda dominada por el desastre de Vietnam. Los demócratas jugaron la ficha de su vicepresidente Hubert Humphrey - Lyndon Johnson descartó la reelección -, mientras que los republicanos volvieron a apostar por Richard Nixon.

Se la conoce hasta el día de hoy como la elección de la "mayoría silenciosa". Nixon era rechazado por los círculos académicos y por buena parte de los principales medios. Su campaña se centró en la clase media sub urbana que comenzaba a aparecer en el mosaico sociológico del país del norte y sus criticas en las grandes corporaciones y a la política de Washington. Mensajes concretos elaborados por un grupo de publicistas de Nueva York que venían a proponer a Nixon como la opción de la clase media blanca frente a las minorías organizadas y los jóvenes exacerbados. Un hombre para restaurar un estado de "law and order".

Algunas reminiscencias de esa elección reaparecieron en la convención republicana que termina hoy jueves con el discurso de aceptación de Donald Trump.

El escenario estuvo abierto para oradores de diversa procedencia. Una madre de familia guatemalteca se mostró aterrada por los planes fiscales de Joe Biden y dice temer que estos hagan inviable su pequeño comercio. Un estudiante afroamericano de Baltimore habló del nivel de inseguridad en esa ciudad gobernada por los demócratas. Un emprendedor cubanoamericano señaló las dificultades para acceder al mundo laboral.

Esos testimonios dominaron casi la totalidad de la convención. Personas comunes, incluso a veces con ciertos problemas para expresarse, criticando la agenda de los demócratas. Una apuesta del War Room republicano que comienza a tomar fuerza: la elección no debe ser un referéndum sobre el gobierno actual sino un ejercicio de comparación sobre cómo sería la administración Biden.

En ese plano radica la oportunidad para los republicanos porque, como dice en privado Jared Kushner, la formula demócrata está divorciada de su base movilizada y la mitad de los votantes de Biden en realidad están allí más que nada por aversión a Trump. Biden no entusiasma. La convención demócrata no movió demasiado su nivel de aceptación en las encuestas.

Esta convención republicana tuvo una narrativa cuyo foco se corrió de las nociones básicas del libre mercado y el desarrollo económico individual. Se habló del asistencialismo durante la pandemia, la seguridad en los distritos habitados por afroamericanos y la posibilidad de generar empleos para los jóvenes.

El origen de los oradores también arroja pistas sobre la delicada operación que está realizando el equipo de Trump para ganar los distritos y los estados donde tiene sentido disputar la elección. En ese plano, parece una campaña más metódica que la de Biden cuyos asesores siguen debatiendo si conviene invertir 40 millones de dólares para ganar en Texas, algo que Barack Obama entiende como elemental pero que Biden, de momento, no tiene demasiado en claro.