La Cancillería diseñó un plan para aumentar las exportaciones agrícolas hacia nuevos mercados




Cerrado el acuerdo por la deuda externa con los bonistas el Gobierno se encamina hacia la etapa de recuperación de la economía con el objetivo puesto en sumar inversiones extranjeras y potenciar las exportaciones agrícolas al máximo nivel por una simple ecuación: la Argentina necesitará en los próximos años de ingreso de dólares para sustentar una economía duramente golpeada por la pandemia.

El contexto político de este esquema que le impondrá el Gobierno a la política exterior comercial lo ofreció anoche el propio Alberto Fernández ante una docena de empresarios agrícolas y productores cuando dijo sin vueltas que “en toda la agroindustria hay una gran posibilidad de exportaciones y necesitamos que produzcan ya”.

La frase se pareció casi a un ruego y a la vez una orden del Presidente para que todo el aparato productivo entero de la Argentina se encamine hacia la nueva etapa de post pandemia con la brújula puesta en el refuerzo del esquema de exportaciones de productos agrícolas para un mundo que va a necesitar de esto tras la crisis del COVID-19.

El presidente Alberto Fernández analizó esto en la residencia de Olivos con representantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y hablaron de cómo reactivar el potencial de ese sector de la economía conciliando los intereses privados con los del sector público. Allí se evaluó el camino a seguir para aprovechar el potencial del sector agroindustrial para exportar y generar empleo teniendo a la Cancillería como una institución fundamental para que los productos argentinos lleguen a los mercados del mundo.

Esto forma parte del diseño de las medidas que se anunciarán en lo inmediato para enfrentar la situación de emergencia que tendrá el país y que ya empezó a trabajar el Ministerio de Economía junto con la Cancillería y el Ministerio de Producción.

En esta misma línea rectora de propuestas para salir de la crisis se encuadra el documento “Perspectivas económicas mundiales, Economías emergentes y en desarrollo” que acaba de elaborar el canciller Felipe Solá con su equipo para darle sustento al plan agroexportador de los tiempos que vienen y que buscará bucear en nuevos mercados de exportación de productos argentinos.

El non paper de 29 páginas que elaboró la Cancillería contempla datos concretos de los mercados que crecieron en los últimos años y su proyección al 2024 con vistas a redefinirse como espacios potables para la compra de productos argentinos. También allí se establece una reconfiguración del esquema comercial mundial donde Asia, Africa y Medio Oriente tendrán un rol preponderante para dirigir las exportaciones argentinas en materia agrícola.

“Existen cadenas de valor muy importantes en el mundo y la Argentina no tiene que inventar una nueva, sino inventar su espacio en esas cadenas, con un producto central o complementario, o con uno que puede ser insumo. No estamos en condiciones de correr en paralelo a esas cadenas; estamos en condiciones de integrarnos, en la medida que nos conviene”, expresó el canciller Solá a Infobae al sustentar el esquema que presentó al Presidente para potenciar las exportaciones.

La apuesta diplomática-comercial, según Solá, llegó del lado agroexportador que plantea un aumento rápido de exportaciones, en dos años, casi del 25 al 30% de incremento de las exportaciones, desarrollada por un conjunto homogéneo de cámaras, bolsas, comercializadores, actores de la producción, de insumos, actores de la industria, cadenas por cultivos y tres de las 4 entidades de la Mesa de Enlace.

El canciller está convencido de que la Argentina podría volver a exportar 85.000 millones de dólares mucho más ahora que se despejó el horizonte del pago de la deuda externa. Actualmente el país exporta unos USD 65.000 millones año y Solá cree que “se puede volver a exportar 20.000 millones más que solucionarían una gran cantidad de problemas que hoy tenemos y que provocan una gran cantidad de limitantes”.

En el documento que elaboró la Cancillería y que le mostraron a Alberto Fernández se establece que en los próximos 10 años países como India, China, Pakistan, Filipinas, Indomesia, Malasia, Egipto, Irán, Israel, Chile, Nigeria, Emiratos Arabes, Tailandia y Turquía son los que verán un mayor crecimiento de sus economías.

En esta línea de análisis en non paper de la Cancillería asegura que estos países concentrarán la mitad del consumo mundial; su comercio exterior crecerá más rápido que el mercado interno, representando hasta el 50% del comercio total, frente al 40% actual; Asia continuará siendo el motor del comercio global; África Subsahariana y Europa en Desarrollo (incluye Rusia), serán los mercados de mayor importancia luego de Asia y América Latina junto con el Caribe, duplicará la tasa de crecimiento promedio de sus importaciones.

Nuevo mapa exportador

Así, El Gobierno se plantea en adelante una “reconfiguración de la economía y el comercio mundial” donde la Argentina deberá buscar nuevos horizontes de mercado.

En este contexto, el documento del Ministerio de Relaciones Exteriores prevé potenciar las exportaciones en Africa, Asia y Medio Oriente.

“Actualmente África importa productos agropecuarios por US$ 81.150 millones (15,4% de sus importaciones totales) y sólo 5,6% es importado desde Argentina (US$ 4.500 millones). El 93% de nuestras exportaciones al continente son productos agropecuarios. Las exportaciones industriales de Argentina representan 0,07% de las importaciones de África en este rubro”, dice el informe.

Sin embargo, para el Gobierno este esquema se podría cambiar sustancialmente ya que evalúa que en los próximos 10 años en Africa crecerá en un 45% el consumo; 1.700 millones de africanos demandarán principalmente alimentos, bebidas, medicamentos y servicios de salud; en tanto, US$ 740 billones se estima la demanda de alimentos y bebidas.

Desde esta perspectiva, el informe sostiene que la Argentina podría potenciar sus exportaciones a Africa en los siguientes rubros: Aceites refinados, carne (Halal), lácteos elaborados, conservas de carne, pastas alimenticias, bienes de capital para la industria de alimentos,maquinaria agrícola, maquinas para la industria láctea, tecnología postcosecha, sistemas irrigación y genética bovina e Inseminación, entre otras cosas.

Con Asia ocurre algo similar que con Africa. La Argentina hoy exporta USD 5.474 millones en producción agropecuaria, apenas el 6% del global de las importaciones asiáticas. Pero la región crecerá 5,2% promedio hasta 2022 y sus importaciones serán las de mayor dinamismo a nivel global (7,8% hasta 2024 se estima).

Es en este contexto que al 2030, la clase media en países como India, Pakistán o Filipinas habrá crecido 29%. Camboya, Laos y Myanmar serán los países con mayor crecimiento y Filipinas y Vietnam liderarán el crecimiento económico. Por esto, el documento de Cancillería sostiene que “será central el posicionamiento de Argentina como socio que puede aportar valor agregado a las necesidades de seguridad alimentaria de los países asiáticos mediante el desarrollo de tecnologías para que las variedades sean más resistentes a los ecosistemas productivos de la región”.

Con China se proyecta un mercado potencial gigante para la industria agropecuaria argentina. Hoy China sólo importa de la Argentina USD 3.100 millones, lo que es el 2,4% del flujo comercial de alimentos. Para el 2030 habrá un crecimiento del 5 y 6% anual, lo que implicará un aumento de la clase media con poder de compra. Hacia 2030, el 35% de la población china (480 millones de personas) tendrán ingresos medio-altos y altos a la vez que se calcula que los sectores de mejores ingresos dispondrán de US$ 10.000 per cápita para ser destinados al consumo.

En este contexto el Gobierno se entusiasma en la idea de que el crecimiento de la producción de agroalimentos se dará principalmente en commodities en China, pero en un porcentaje mucho más bajo que el crecimiento de la demanda. Por ello, la Cancillería ve que allí hay “oportunidades para la industria alimenticia argentina si se elaboran estrategias con los actores de la cadena de abastecimiento de alimentos con alto valor agregado”.

Algo similar se proyecta con la India con aumento potencial de productos con “valor agregado” a las necesidades de seguridad alimentaria mediante el desarrollo de tecnologías para aumentar la productividad agrícola y mejorar la sanidad animal, contemplando las características productivas de India.

Y para Medio Oriente el documento elaborado por la Cancillería sostiene que esa región crecerá en un 3,6% promedio hasta 2024 mientras que sus importaciones crecerán por debajo del nivel global (3,3% hasta 2024). Por ello se percibe en Medio Oriente un probable aumento de exportaciones agrícolas. Hay un eje que hace pensar ello: desde que la inversión en desalinización del agua es muy costosa para la producción agrícola, los países del Golfo prefieren destinar más fondos en el desarrollo tecnológico de cultivos resistentes a las sequías. Esto puede posicionar a la Argentina como socio con “valor agregado” (know-how) para el desarrollo de paquetes tecnológicos aplicables a esa región, entienden en el Gobierno.

En Medio Oriente, la Argentina buscará aumentar las exportaciones de jugos de fruta naturales, pastas alimenticias, conservas de carne, conservas vegetales, snacks de cereales, aceites refinados, productos dietéticos, carne bovina y aviar (Halal), lácteos procesados, material eléctrico y manufacturas del cuero y biotecnología agropecuaria, entre otras cosas.

Con Europa y Rusia, la Argentina entrevé que también habrá un gran potencial para aumentar las exportaciones y atraer dólares frescos.

Sucede que según los datos oficiales, las importaciones de productos industriales y combustibles de la Unión Europea representan 88% del total de sus importaciones (US$ 4,9 billones). La participación de las exportaciones argentinas es apenas de 0,05% del total importado por la UE en este rubro. Y la participación de las exportaciones argentinas alcanza 1,3% del total importado por la UE en este rubro.

A la vez, las importaciones de productos industriales y combustibles de Rusia concentran 85% del total de sus importaciones, mientras que las agropecuarias 15%. Las exportaciones industriales de Argentina explican 0,05% del total importado por la Rusia en este rubro; y las agropecuarias 2,4%. Se buscará aumentar estos niveles al máximo.

Conclusiones

En las conclusiones del informe de Cancillería se destaca que:

1-La deficiencia en la producción de soja, maíz y trigo brinda oportunidades de transferencia y venta de paquetes tecnológicos y de servicios en biotecnología e inoculantes.

2- Se prevé una promoción del uso de tecnologías en el procesamiento de productos agrícolas; carnes y subproductos; productos de la pesca, frutas y hortalizas; diseño, equipamiento, puesta en marcha y/o remodelación de plantas de pequeña y mediana escala.

3- Hay oportunidades para el desarrollo de herramientas biotecnológicas para el mejoramiento genético vacuno.

4- Se debe tener en cuenta a futuro que los países de esta región están diseñando e implementando planes estratégicos para mejorar su seguridad alimentaria a fin de reducir su dependencia en la importación de alimentos.

5- La venta de paquetes tecnológicos y de servicios para mejorar la producción y productividad agrícola de estos países puede impactar a futuro en una caída en las exportaciones actuales argentinas de commodities como soja, maíz o trigo.

7- Si bien estos mercados ofrecen oportunidades atractivas para la oferta exportable argentina, no se puede omitir el hecho de las complejidades que presentan en cuanto a normativas regulatorias de ingreso que no son homogéneas en todos los países.

En este sentido, Secretario de Relaciones Comerciales de la Cancillería, Jorge Neme, explicó a Infobae que “hay un mundo donde la Argentina no está presente. Cuando uno ve cómo se mueve el comercio exterior argentino, nos damos cuenta de que somos un país al que le vienen a comprar, que no salimos a vender. Y estar conectados, es estar presentes”.

En tanto, el subsecretario de Promoción del Comercio y las Inversiones Pablo Sívori, destacó que si bien en lo inmediato el mundo se vio afectado por la pandemia del COVID, al mediano y largo plazo se ajustarán las tazas de crecimiento y es allí donde la Argentina tiene oportunidades de avanzar con estrategias de productos alimenticios elaborados, carnes, frutas y otros productos como el vino”.

Los actores

Durante la reunión de ayer en la residencia de Olivos con el Consejo Agroindustrial Argentina el Presidente planteó algunas de estas perspectivas a futuro para aumentar las exportaciones agrícolas.

El “horizonte despejado” por el acuerdo de la deuda, como dijo Alberto Fernández, presenta un panorama más certero para hacer negocios. Ayer lo escuchaban atentos José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires; Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina; Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas; Patricia Calderón, presidenta de la Federación Olivícola Argentina, y Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa Nacional de las Carnes, entre otros.

Hay entusiasmo en el sector agrícola respecto a este futuro inminente de incremento de las exportaciones a mercados por explorar. Pero también hay reparos.

Por ejemplo, Daniel Pelegrina, de la Sociedad Rural Argentina, que ayer no estuvo en la reunión en Olivos, expresó a Infobae que “está claro que en un país de gran producción y baja densidad de población como Argentina, para poder expandirse se necesita exportar”. Aunque ello requiere “competitividad sistémica dada por la institucionalidad, el respeto a la Constitución, las leyes y la propiedad privada acorde a los competidores”.

Desde este punto de vista, el titular de la SRA entendió que para ello “no deben existir leyes raras y un modelo de desarrollo integrado en todo el territorio”. Hoy los referentes como Pelegrina advierten que con un dólar exportación más las retenciones enviar comodities o productos agrícolas elaborados al mercado externo con un dólar de $50 no resulta ser negocio para nadie.

Desde la otra vereda del campo, el Jorge Solmi, referente de la Federación Agraria, quien tampoco ayer fue convocado a la reunión con el Presidente, entendió que “la apertura del agro a nuevos mercados es imprescindible aunque hay que evitar en ello la concentración en unos pocos exportadores que termine dañando al productor”.

Desde esta perspectiva, Solmi dijo que hoy existe una “uberización” del mercado agrícola que concentra la producción en unos pocos y que los modelos de exportación sin contemplar al mediano y pequeño productor pueden ser un verdadero desastre.

Algunos de estos temas analizaron anteayer también los referentes de la Mesa Agropecuaria de la provincia de Buenos Aires con el gobernador Axel Kicillof, a quine le plantearon la idea de fomentar las exportaciones pero cuidando la producción local y evitando la invasión de inversores extranjeros.Si el clima acompaña, la próxima cosecha podría alcanzar 130 millones de toneladas.