“Si te encuentro en la cama con mi esposa, quizás te perdone, perdés una elección en tu territorio, y te mato”



Manual de construcción y gestión de poder de un Barón del conurbano
Por Rubén Weinsteiner
Hace algunos años, un Intendente del conurbano, con quien trabajé durante un tiempo, me reveló mientras caminaba e interactuaba con él, su modelo de construcción y gestión de poder.

A los líderes territoriales les decía:

“Si te encuentro en la cama con mi esposa, quizás te perdone, pero si perdés una elección en tu territorio, te voy a buscar hasta la concha de tu hermana y te mato”

Este Intendente frente a una elección que se presentaba difícil y que de hecho lo fue, se presentó en la puerta de un puntero importante, clavó un clavo en la fachada de su casa, colgó de ese clavo las llaves de su camioneta 0km, le tocó el timbre y le dijo al puntero: “si no ganamos en tu barrio, estas llaves son para que el te mate”

Este hombre fuerte del conurbano decía que su método de construcción de poder se basa en 3 puntos, a, b y c, que graficaba con pulgar, índice y mayor.

a) miedo

b) respeto

c) plata

Miedo: “me tienen que tener miedo antes que nada, me tienen que tener mucho miedo” “todo lo demás viene después”

Respeto: siempre iba a los cumpleaños, casamientos, velorios, llamaba para saludar, escuchaba reclamos, entendía y aceptaba excusas hasta cierto límite.

Plata: “el sol tiene que salir para todos”, mucho o poco, todos deberían ganar algo siempre.

“El poder, hay que ejercerlo todos los días, sino lo ejercés lo perdés, y ejercer el poder es mostrar el poder”.

Una vez recorrimos un barrio y un puntero muy enojado, de mala manera, le gritó e insultó, reclamándole por las dificultades y carencias en la salita de primeros auxilios del barrio. Fue tan agresiva la forma en la que este puntero se dirigió al Intendente, que algunos de sus ayudantes reaccionaron de manera violenta. El Intendente los contuvo, y les dijo que dejaran que el puntero se acercara. El puntero sorprendido le detalló una lista de problemas, como la falta de una ambulancia e insumos varios. El Intendente siguió su camino, sus lugartenientes le proponían una amplia gama de medidas punitivas contra el puntero que lo había ofendido y en público. El Intendente los atajó: “olvídense, nadie hace nada”.

Durante los días subsiguientes el Intendente se metió en el tema de la salita de primeros auxilios, destinó tiempo y recursos y siguió con el tema en su agenda por unos días. Al mes volvió, y pidió hablar con el puntero que lo había abordado de manera violenta hacía 30 días. Le preguntó por la ambulancia que había mandado y fondos para compra de insumos. El puntero le respondió “que la cosa pintaba mejor”. El Intendente se retiró del lugar y en ya en la camioneta, dio orden a su gente de, ahora sí, entrarle con todo al “insolente”. La lección era clara, las demandas hay que satisfacerlas para sostener el poder, a los demandantes hay que cortarles las piernas.

Sus frases, cuasi maradonianas, quedaron grabadas en mi memoria, hay una que en especial que era “su frase”, y en las reuniones largas, sabía que en algún momento la diría: “hay una sola cosa peor que la traición, el llano”.-

Rubén Weinsteiner