Marcas, atención y narcisimo 4.0



Rubén Weinsteiner


Facebook, Twitter o Instagram nos permiten construir una imagen retocada, recortada y muchas veces alejada del día a día que vivimos. Cuando viajamos en nuestro auto, o en el subte, muchas veces pensamos que sólo nosotros tenemos una vida común, y que el resto tienen el glamour que muchos revelan en las redes.

Miramos el celular entre 190 y 500 veces por día. entramos al ascensor y las miradas escapan hacia el celular. en la sala de espera del dentista, en colectivo, siempre el celular. Las empresas intentaron al principio, antes de la caída del NASDAQ en 2001, vender como como en el mundo 1.0. Eso no funcionó, por eso apareció la economía 4.0, la economía de la prosumición, de los consumidores y productores de información. Hoy cuando estamos pasando del entorno 4.0 al 5.0, queda claro para todas las empresas que la principal commodittie es nuestra atención. Por Facebook compite con twitter, pero también con Fortnite y con Netlix y eso el CEO de Netflix dice que su principal enemigo es el sueño.

Hoy una empresa no vale por la cantidad de mercadería que tiene en sus galpones, por el valor de sus instalaciones y ni siquiera por su giro comercial. Hoy las empresas más valiosas del mundo son Amazon, Google, Facebook, Netflix, Twitter, Apple. Coca Cola, Total y tantas otras que lidraban el top ten, han quedado relegadas. Que tienen esas empresas para liderar el nuevo top ten? Nuestra atención. Están en nuestra cabeza. El día que dejen de estarlo, perderán su valor.

Para interpelar a las personas en la era pre Web 4.0 y tener al sujeto de elección-objetivo rodeado, había que hablarle desde los referentes mediáticos o artísticos, desde las paredes, desde el diario, desde la calle y los carteles, para que nuestro mensaje impactara, reiterara la radio y mirara a los ojos la televisión para instalar anclajes poderosos.

De las 190 y 500 que miramos el celular por día, cuanto más baja la edad, más se aplana la curva y más veces miran el celular .
Para qué? Ver si nos pusieron un like en Instagram, un fav o rt en Twitter, una reacción o comentario en Facebook, un whats app nuevo o enviar un mensaje nosotros, e-mails, juegos, alertas de apps, hablar por teléfono, ver fotos y videos, o simplemente porque no queremos mirar a los que viajan en el ascensor con nosotros o en la sala de espera del médico.
Vivimos conectados. Probablemente si nos olvidamos el celular en casa, volveremos a nuestra casa a buscarlo.

Es que seguimos llamando teléfono celular, a una súper computadora ultraliviana que es teléfono, cámara de fotos, equipo de música, televisor, consola de video juegos, filmadora, navegador de internet, linterna, GPS, reloj despertador, diccionario, traductor, emisor de alerta de noticias, una agenda, un acceso a nuestro home banking, una biblioteca, un mensajero instantáneo, una calculadora y muchísimas cosas más
No sólo es todo, sino que además, está con nosotros en todo lugar y en todo momento, y lo miramos todo el tiempo,  mientras capta y nos hace muchas promesas, por que el negocio es que busquemos, no que encontremos.. La primcipal promesa es llenar el vacío de cada instante de nuestras vidas. Piensen en el frío que sienten en el cuerpo si meten la mano en el bolsillo y no lo encuentran.

Hoy la gente no pasa online "una gran cantidad de horas" como decíamos hace algunos años, gente vive online, habitan la dimensión 4.0, lo que va variando es la pantalla. Primero cortamos el cordón umbilical del cable con la wifi, entrabamos a cualquier bar, pedíamos un café, el mozo nos decía “dale” y nunca lo traía, pero estaba todo bien, porque no habíamos venido por el café, habíamos venido por la conectividad, para sentarnos a trabajar en un lugar, que no era ni nuestra casa ni la oficina. Con el salto cualitativo de los smartsphones, las tablets, y luego con los smartsphones más grandes, fuimos dejando a un lado a nuestras netbooks, y ahí la ubicuidad de la red, pasó a ser nuestra mano.

La Web 4.0 es ubicuidad. Hace 15 años era común escuchar: "llego a casa, me conecto y te respondo el mail", esa frase ya no la escuchamos, ya que el telefonito hace que internet esté donde estamos nosotros.

Muchos integrantes de las generaciones “Google” y “Y”, es decir 16-38 aproximadamente, lo primero que hacen cuando se levantan es mirar el teléfono, para ver cuantos likes tuvieron en la última foto posteada en Facebook, cuantos rt tuvo en twitter, o si el mensaje de whatsapp que le enviaron a esa chica tiene el doble tilde azul.
Las redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram se han convertido en una parte importante de las vidas de muchas personas en todo el mundo. Facebook supera los 2.000 millones de usuarios, otros 500 millones cuelgan fotos a diario en Instagram y 300 millones se comunican vía Twitter. Diversos estudios llevados a cabo en los últimos años han investigado la relación entre el uso y abuso de estas redes con las tendencias narcisistas, y los resultados son contradictorios. Algunos de ellos encuentran efectos positivos y otros resaltan los aspectos negativos.

La manipulación de la autoestima, la cantidad de likes, comentarios, vistas, son hoy un fora de medición de aprobación social. Esa deseo, esa promesa defraudante, que se constituye a que todos quieren ser más populares  y reocnocidos de los que son, y aún aquellos qmuy populares, experiementan esa insatisfacción, genera una frustración que es el terreno fértl para manipular la autoestima y captar la atención.

Una nueva investigación presentada por científicos alemanes del Instituto Leibniz de Trayectorias Educativas en Bamberg y la Universidad de Würzburg revela que hay una relación entre ciertas formas de narcisismo y la actividad en las redes sociales. Cuando se tienen en cuenta formas específicas de comportamiento o la formación cultural de los usuarios, los efectos son más acusados en algunos casos. Los principales responsables del estudio, Markus Appel, de la Universidad de Würzburg, y Timo Gambs, director de la sección de control educacional del Instituto Leibniz de Trayectorias Educativas en Bamberg, analizaron y compararon 57 estudios previos llevados a cabo con un total de 25.000 usuarios de redes sociales y los resultados se han publicado en Journal of Personality.

En general, las personas activas en las redes se ven a ellas mismas como excepcionalmente talentosas, destacadas y exitosas. Les gusta presentarse y mostrarse ante los demás y buscan la aprobación ajena. En suma, muestran lo que los psicólogos llaman un comportamiento típicamente narcisista. Y según Appel, "Facebook parece la plataforma ideal para estos individuos". Las redes les proporcionan acceso a una extensa audiencia y les permiten mostrar información con el objeto de autopromocionarse. Más aún, son perfectas para cultivar meticulosamente su imagen. De ahí que los investigadores hayan visto estas plataformas como el caldo de cultivo ideal para los narcisistas.

El reciente macroestudio ha confirmado que los narcisistas con delirios de grandeza y alta autoestima frecuentan más las redes sociales que los narcisistas vulnerables, inseguros, con baja autoestima y bajo nivel de socialización. También revela que hay una relación muy acusada entre el número de amigos y las actividades de autopromoción en las redes sociales. Además, han constatado que que la asociación entre narcisismo y actividad en las redes depende de las influencias culturales. En las sociedades más colectivas que miran más a la comunidad que a los individuos y donde los roles sociales son más rígidos, como India o Malasia, las redes sociales les permiten escapar de las restricciones y presentarse a sí mismos de una forma que no podrían hacer en la vida real.

La lucha por nuestra atención es la madre de todas las batallas para empresas y políticos. Para ello despliegan sus estrategias en un entorno de hiperconectividad y narcisicismo, y potencian estas dos condiciones en favor de su desarrollo operativo.
El posicionamiento de las marcas corporativas y políticas, para ser sostenible en el tiempo, debe evolucionar y cambiar en tiempo real para dotar a las marcas de nuevos significados para ser disparados a la atención que las personas les darán

Rubén Weinsteiner