Brasil: Bolsonaro se convierte en el fuego amigo de las reformas de Guedes

La agenda de reformas económicas, esperada por el mercado en Brasil, podría postergarse por el choque entre el presidente y el Congreso.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su superministro, Paulo Guedes. Foto: Reuters

 La sensibilidad de los mercados no gana para susto con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acostumbrado a una retórica de choque y control de daños posteriores.


El último capítulo de lo que hasta ahora es un tormentoso gobierno ultraconservador, esto es el apoyo a la marcha contra el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF) del 15 de marzo, no sólo despertó la condena del arco político sino que encendió las alarmas de empresas y actores financieros que esperan que el 2020 sea el año de las reformas del ministro de Economía, Paulo Guedes, para las que son necesarias una serie de enmiendas constitucionales vía parlamentaria.


Bolsonaro abrió un cisma entre su ejecutivo y los legisladores al reenviar a través de WhatsApp la convocatoria a una protesta, convocada por sus seguidores, para dirimir en las calles el último enfrentamiento entre los poderes, que ya habían tenido un momento de tensión en el trámite de la reforma previsional, finalmente aprobada.

Esta vez el origen fue la negociación del presupuesto, que se volvió difícil, y que llevó al general Augusto Heleno, ministro de Seguridad Institucional, a denunciar el “chantaje” del Congreso para limitar al gobierno.

Enardecidos porque la “política tradicional” estaba tratando de hacer de las suyas, los simpatizantes de Bolsonaro y varios legisladores de su riñón, el movimiento evangélico ultraconservador, lanzaron la convocatoria.

El presidente trató de contener el miércoles la crisis que había generado con la difusión de esa marcha pero el daño estaba hecho y la posibilidad de que el Congreso demore la aprobación de esas reformas, consideradas clave por el mercado, se está volviendo tangible.

De acuerdo al diario Folha de S.Paulo, el propio Guedes y su equipo temen que la crisis institucional paralice el tratamiento legislativo de las enmiendas constitucionales necesarias para llevar adelante el ajuste fiscal, la reforma tributaria y la agenda de privatizaciones de servicios públicos.

“El mercado ve una buena agenda, muy dependiente de Paulo Guedes; un Jair Bolsonaro muy complicado, muy conflictivo; y una relación política con distintos actores compleja. Eso atenúa la confianza que genera la sustancia”, es decir, el plan reformista, explicó a Ambito.com Marcelo Elizondo, consultor en Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).

No es la primera vez que la identidad heterogénea del gobierno de Brasil enciende las alertas del mercado. En un ejecutivo en el que conviven militares nacionalistas, (encolumnados bajo la figura del vicepresidente Hamilton Mourão), ultraconservadores antiestablishment y evangélicos (liderados por el propio mandatario y su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro) y la agenda económica liberal de la mano de Guedes, las discrepancias están a la orden del día.

Pero es la primera vez que, para observadores, las tensiones podrían poner en jaque la realización de aquellas políticas económicas por las que los inversores decidieron dar un voto de confianza al gobierno.

Para el Ministerio de Economía, los empresarios y el mercado, lo que está en juego son medidas que deberían garantizar un crecimiento del 2% para Brasil este año. Se trata de una serie de políticas que el Gobierno espera activar en caso de que los resultados económicos no sean los proyectados y que van desde la suspensión de aumentos a funcionarios públicos hasta la reducción, en un 25%, de su jornada laboral con la correlativa disminución de los salarios, entre otros. Para ello requiere una enmienda constitucional que le permita gobernar con poderes de emergencia económica.

Lo mismo ocurre con el ambicioso esquema de privatizaciones por el que el gobierno de Brasil espera recaudar unos 36.000 millones de dólares con la venta de hasta 300 activos, de la estatal Eletrobras, entre otras.

La expectativa es que el perfil negociador de Paulo Guedes y los puentes que supo tejer con el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, sean lo suficientemente firmes para sobrevivir a este nuevo embate del sector ideológico del gobierno.

Maia fue de los primeros políticos en reaccionar a la difusión del video por WhatsApp. “Crear una crisis institucional no ayuda al país a evolucionar” escribió. La semana pasada, mostrando el distanciamiento con Jair Bolsonaro, había criticado sus insultos a una periodista por considerar que los ataques a la libertad de prensa "dan señales negativas a la sociedad y a los inversores”.

Para los observadores, las declaraciones públicas de Maia, conocido por su reformismo, están repletas de señales a Guedes y los mercados de su compromiso para sacar adelante esas políticas. La duda es, no obstante, si podrá trasladarlo al resto de los legisladores y hasta qué punto podrá sostenerlo en caso de que se profundice la crisis institucional.

Pero otro temor asaltó a los empresarios e inversionistas en Brasil. ¿Está el propio Guedes dispuesto a seguir tolerando el fuego amigo o el final de su recorrido en el gobierno está próximo?

La columnista de Folha, Joana Cunha, recopiló el ánimo de varias cámaras empresariales en una nota este jueves. Multinacionales y la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, así como los industriales, coincidieron en que la amenaza de una salida del superministro de Economía es real.

“Confiamos en que se mantendrá y fortaleceremos las reformas porque, sin ellas, Brasil no resistirá. Tenemos que apoyar al gobierno, especialmente a Paulo Guedes”, resumió José Augusto de Castro, presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil (AEB).

Elizondo coincidió: “Si hubiera alguna dificultad en la implementación de las políticas de Paulo Guedes, incluso en su permanencia, generaría un cimbronazo en el gobierno porque Jair Bolsonaro hoy tiene prácticamente por principal fortaleza la agenda económica”.