Los ocho consensos de densidad nacional que separan a la Argentina del resto de los países de la región

 

Por Rubén Weinsteiner



Pensemos la construcción y gestión del poder, desde tres ejes: 1) el poder real: los que tienen los recursos 2) el poder formal: los que tienen circunstancialmente la lapicera 3) la subjetividad: lo que cree y piensa la gente.



Generalmante el poder real domina los medios que median en los humores sociales y que intervienen fuertemente en la gestión de la subjetividad. El poder formal, intenta luchar por la construcción de la subjetividad con el poder real, con una asimetría de fuerzas negativa importante, que lo deja por lo general lejos de poder doblegar al poder real.



En los últimos años, desde esa subjetividad, se construyó en el imaginario, una Argentina en desventaja, con pocos activos interesantes y que necesariamente debía mirar a los costados para aprender, emular y mejorar.



La construcción pasaba por “el ejemplo a seguir”. Chile, el favorito, pero también, Colombia, Perú, y hasta la Bolivia de Evo era “más ordenada y previsible” que la Argentina.



Como narrativa era débil, y solamente el hecho de no ser contrastada con una contranarrativa, producto del manejo soviético, -por lo úniforme y sin fisuras- del relato mediático, le permitía hacer pie e instalarse en el imaginario colectivo.

Basta pensar cuantos chilenos, colombianos o peruanos venían a la Argentina, y cuantos Argentinos emigraban a Perú, Chile o Colombia. Que, acaso no se daban cuenta, la enorme cantidad de peruanos, chilenos o colombianos que venían a la Argentina, lo maravilloso que era su país, y el desastre que era la Argentina? O porque los argentinos no emigraban a esos paraísos, siendo que eran tanto mejores que su país?



Basta ver como explotó, Chile, o Colombia o la situación de Perú, o Bolivia, para hacer volar por los aires la narrativa que se imponía en términos de la subjetividad en la Argentina.



La Argentina recibe inmigrantes de todos esos países, y si expulsa lo hace a Europa o EE.UU., por la sencilla razón, que la Argentina se encuentra en clara desventaja frente a estos dos destinos, pero se encuentra en una ventaja de años luz frente a sus vecinos de latinoamérica.

Los recursos humanos, la movilidad social ascendente, la alimentación, la calidad de vida global, los niveles de igualdad tan lejanos de sus vecinos, son sólo exteriorizaciones de ocho consensos básicos, subvalorados, que la Argentina alcanzó y que la diferencian de los demás países de la región.



Estos consensos se fueron gestando a los lago de la historia argentina, y no pudieron ser eliminados ni por los gobiernos militares ni por algunos democráticos que intentaron terminar con ellos.



Consensos que conforman la densidad nacional argentina



1)Educación gratuita desde el jardín hasta la universidad, para todos.

2) Salud gratuita para todos.

3) Alimentos baratos. Es cierto que durante el últimos gobierno, este consenso entró en peligro, pero como consenso sigue vigente y se impone desde el mandato cultural resiliente la recuperación del mismo.

4)Transporte barato. El último gobierno intentó terminar con este consenso, pero la resistencia que tuvo, le impidió llevar las tarifas a los niveles que tenía pensado. Si bien el transporte no es muy barato, en dólares todavía estando en niveles mucho más bajos que en el resto de los países de la región.

5) Orgánica del estado presente en casi cada rincón de país. En la mayoría de los países de Latinoamérica, fuera de las ciudades no hay estado, no hay política, ni tercer sector asociado al estado, ni nada. En Argentina cada pueblito, hay partidos políticos, sindicatos, hospitales públicos o salitas, escuelas, policía, en definitiva, estado.

6)DD.HH. Argentina es el único país del mundo donde se juzgó, procesó y condenó a sus dictadores, con poder de fuego, jóvenes, en las bases. Es cierto que después se los indultó y luego se los desindultó. En Nuremberg fueron los aliados que juzgaron a los nazis, en Grecia, sólo se juzgo a tres integrantes de una junta. En Chile nunca se pudo juzgar a Pinochet, ni en Uruguay a Gregorio Alvarez y cia, ni en ningún otro país. El consenso del ‘nunca más’, puesto a prueba con el intento fallido del 2 x 1 que intentó el macrismo, se mantiene sólido y potenciado por la lucha de las abuelas, valorada en todo el mundo.

7) Calidad institucional: en Argentina se pasó de Cristina a Macri y de Macri a Alberto y Cristina, gobiernos antitéticos, en la más absoluta calma. Ni una trompada, ni una denuncia. Nada. Con un respeto por el sistema y las instituciones que difícilmente encontremos en el resto de latino América.

8)En Argentina, los hijos del italiano, español, polaco, paraguayo, boliviano, árabe, judío, etc. cantan el himno juntos y “ya son argentinos”, no se les pide nada en términos culturales, conductuales etc. Querés ser argentino, vivís acá, sos argentino, sos parte, pertenecés, sos uno más.



Estos ocho consensos que conforman la densidad argentina, por lo general subestimados y obturados por la mirada que construye la subjetividad, deben ser visibilizados, pensados y valorados, para no comprar, desde la subjetividad construida y mediada, “modelos a seguir” que harían retroceder fuertemente a la Argentina.


Rubén Weinsteiner