Crece la presión para que Schiaretti se pronuncie en favor de Alberto

Por ahora se resiste, pero crece la presión del peronismo cordobés y del propio ex jefe de Gabinete para que se defina antes de octubre.



Una foto, una firma, o un comunicado de Juan Schiaretti en apoyo a Alberto Fernández será uno de los objetivos en el equipo de campaña de Todos desde fines de mes, cuando retorne al proselitismo con la mira en la elección general del 27 de octubre.


El gobernador de Córdoba aún se resiste, pero confían en que cederá antes de las elecciones para no quedar mal parado si se repiten los resultados de las primarias. "Está cerrado y no llama, pero todavía hay tiempo", repiten en el albertismo de esa provincia, una alianza del kirchnerismo que remó de atrás en las últimas elecciones y el grueso del PJ local, con más de 200 intendentes.

En el acto de cierre en el Orfeo concluyó con una invitación de Fernández a Schiaretti para sumarse al acuerdo con el resto de los mandatarios peronistas, ante miles de militantes aportados por los sindicatos y los más de 200 intendentes peronistas, que prefirieron no asistir para no enfrenarse a su jefe. Algunos fueron presionados con llamados no muy cordiales, según relataban sus allegados en el domo cordobés.

El miércoles, Fernández almorzó con Felipe Solá, su economista Matías Kulfas y el senador cordobés Carlos Caserio, encargado de organizar sus recorridas por la provincia más hostil, en la que el domingo perdió 48 a 30 con Mauricio Macri.


Planearon recorridas para el sur, en ciudades como Río Cuarto, con la esperanza de acercarse a los 40 puntos con el voto de los industriales golpeados por la devaluación y de quienes aún puedan enamorarse de la figura de Alberto y olvidar sus recelos con Cristina Kirchner, intactos en buena parte del electorado. Por eso nunca pisó la provincia, ni la pisaría en estos meses.


Habrá visitas a Cruz del Eje y Arroyito, donde emblemas industriales como Zanella y Arcor mantienen suspensiones hace meses, con crisis sólo comparables a la de 2002. Será una campaña "quirúrgica", en busca de votantes específicos como los cordobeses, "los gringos" del sur de Santa Fe, los porteños y los mendocinos, zonas "a crecer" según el análisis realizado por la fórmula presidencial.

Pero en Córdoba, además de sumar votos, la mira está puesta en un pronunciamiento favorable de Schiaretti, que presentó boleta corta de diputados nacionales, alcanzó los 16 puntos y si repite los resultados en octubre retendrá las dos bancas que puso en juego. Lo consiguió repartiendo boletas cortadas con la el tramo presidencial de Fernández y, también, de Macri, motivo de molestia de muchos peronistas locales.

Alberto intentará no confrontar con Schiaretti y recorrerá las zonas de la provincia más afectadas por la recesión. Confía en un pronunciamiento en octubre.

Desde el bunker de San Telmo, Fernández bajó la orden al kirchnerismo local de no confrontar más con el gobernador y esperar que tarde o temprano pegue el salto, actitud diferente a la de Juntos por el Cambio, cuya cabeza de la lista de diputados Mario Negri atacó al gobernador en el acto de cierre junto a Macri. "La idea es sumarlo y no le va a quedar otra", se entusiasman y recuerdan algunas urgencias que deberá afrontar con el próximo presidente.

La principal son los pagos de la deuda local en dólares, que si bien fue invertida en obras de infraestructura y no en gastos corrientes, motivo de elogios de las calificadoras internacionales, sus vencimientos crecen con cada devaluación y pueden tornarse asfixiantes para las finanzas locales. Mucho más con el último paquete impositivo de Mauricio Macri que reduce la coparticipación a las provincias, ya alicaída por la prolongada recesión.

"Este mes la recaudación de Córdoba bajó 16 mil millones y caerá mucho más. Y los vencimientos de deuda de 2021 alcanzan 800 millones de dólares, a una cotización inimaginable. Schiaretti necesita que el país crezca y hasta una posible ayuda para refinanciar los pasivos y no puede llegar a diciembre peleado con el nuevo presidente y Alberto le está dando una oportunidad", sostienen sus rivales de Córdoba.


La recesión complica además el financiamiento de la caja previsional de las 13 provincias con sistema propio, un compromiso que asumió Macri por ley y consiste en al menos cubrir el déficit hasta alcanzar un heber nacional promedio, muy por debajo de la que perciben los jubilados cordobeses.

Pero su gobernador sigue duro. Se negó a atender a Cristina en los primeros meses del año y no quiso sumarse a la ola de mandatarios que se pronunciaron a favor de Alberto cuando se conoció su candidatura. Hasta habría habido algunos contactos para sumarlo al acuerdo de mandatarios provinciales en Rosario, pero no resultaron. En su Gabinete, además, no hay mucho entusiasmo en continuar relaciones carnales con Macri y sólo justifican la neutralidad presidencial en su buena imagen, mientras persista.

El año que viene se abrirá, además, la pelea por la sucesión de 2023, cuando Schiaretti no tendrá reelección. Uno de los más interesados en ocupar su lugar es Martín Llaryora, flamante intendente de Córdoba. Precisa dominar al peronismo cordobés. Nada fácil por estos días.