Sin Biden ni Sanders, los demócratas tuvieron su primer debate presidencial

Diez candidatos se enfrentaron en Miami. La senadora Warren con su mensaje económico fue la ganadora, según analistas. El latino Castro se destacó en el tema migratorio.


No es accidental que Donald Trump haya escogido a Florida para lanzar su campaña por la reelección la semana pasada. Tampoco que los dos primeros debates entre candidatos presidenciales demócratas ocurran allí. Se trata quizá del estado clave para conquistar la presidencia el próximo año.

La noche del miércoles tuvo lugar el primero de dos debates entre los aspirantes del Partido Demócrata. Diez candidatos presentaron sus propuestas en temas como la reforma migratoria, la desigualdad, la reforma al sistema de salud, el control de armas, entre otros. De todos modos, podría ser definido como "la mesa de los niños", ya que la única puntera presente fue la senadora Elizabeth Warren, quien de acuerdo con el análisis del portal especializado FiveThirtyEight, se encuentra en el tercer lugar de las preferencias con 9%, debajo de Bernie Sanders (17%) y Joe Biden (29%).


Los otros ocho nominados que aparecieron en el primer debate fueron, por orden de popularidad en las encuestas, Beto O'Rourke (4%), el gobernador de Washington Jay Inslee (2%), -desde este punto el resto de los candidatos participantes tienen entre 1 y 0% de las preferencias- el senador Cory Booker, el exsecretario de vivienda Julián Castro, el alcalde de Nueva York Bill de Blasio, el gobernador de Washington Jay Inslee, el excongresista John Delaney, la congresista Tulsi Gabbard, la senadora Amy Klobuchar, y el congresista Tim Ryan.

La discusión por el tema migratorio fue una de las más acaloradas de la noche. Esta semana, la fotografía de un padre y su hija de dos años, quienes murieron ahogados cuando intentaron cruzar la frontera, dio la vuelta al mundo y causó tristeza e indignación. Encima, Florida es un estado con una de las poblaciones latinas más grandes del país. Más de un millón de cubanos, un millón de venezolanos, y alrededor de 900 mil mexicanos viven en la entidad.

Julián Castro

El exsecretario Castro, hasta ahora el único latino en entrar al nutrido grupo de aspirantes demócratas, tomó una postura agresiva en el tema de la migración. Castro es hasta también el único candidato que ha presentado un plan de reforma migratoria de fondo, y así lo demostró durante el debate. El candidato fue muy severo especialmente contra su colega de Texas Beto O'Rourke, quien gracias a su candidatura por el Senado el año pasado goza de reconocimiento masivo en EU.

Castro dijo que en su primer día en la Casa Blanca metería una orden presidencial para detener la criminalización de los indocumentados. Prometió que durante sus primeros 100 días impulsaría la reforma migratoria para brindar un camino a la ciudadanía a millones de trabajadores y dreamers. Entonces se volcó contra O'Rourke, quien a pesar de sus raíces irlandesas maneja un español muy fluido, mismo que presumió en varias oportunidades. El candidato exigió que el resto de sus compañeros tomaran un posicionamiento claro respecto a la sección 1325 del Código de los Estados Unidos. Se trata de la sección de la ley que califica como delito el cruce sin permiso de la frontera, y que permite que cientos de miles de indocumentados sean procesados a través del sistema criminal.

"Algunos de nosotros en este escenario hemos hecho un llamado por terminar esta ley", dijo Castro, "otros, como el congresista O'Rourke no lo han hecho, y quiero desafiar a todos los candidatos para que lo hagan", lanzó el exsecretario.

Castro dijo que le parecía un error que O'Rourke haya en el pasado defendido la sección 1325, "si realmente quieres cambiar el sistema debes repeles esa sección, si no, podemos seguir con las mismas políticas [de la administración Trump]".

A Beto, a diferencia de su paso por la campaña al Senado en 2018, se le vio un tanto nervioso y poco claro durante sus intervenciones. No sorprendería que después de su actuación en el debate pierda su escaño en el cuarto lugar de las preferencias.

Mientras tanto, el senador de New Jersey Cory Booker, quien no ha logrado despegar en las encuestas, tuvo un buen desempeño esta noche. El senador tiene algunas características que podrían ser consideradas como desventajas en una carrera presidencial. Es soltero, no tiene hijos, y tiene fuertes nexos con el establishment financiero de Wall Street en una carrera presidencial cargada de populismo.

Quizás el momento más genuino de Booker llegó cuando habló de la violencia en las calles y el control de armas. El senador dijo que le ha tocado escuchar los tiros en su vecindario. "Soy el único, y espero que así sea, que ha tenido a siete personas baleadas en su barrio sólo en la última semana. Alguien que conozco fue asesinado con un rifle de asalto en mi cuadra el año pasado".

Continuó: "Para millones de estadounidenses, este no es un asunto de política pública, es una emergencia. Para aquellos que no han sido afectados, van a tener que aprender a leer, escribir, y a sumar y como lidiar con un tirador activo en la escuela, y todo lo que pueden ofrecer es pensamientos y plegarias", dijo. "La fe sin trabajo está muerta. Vamos a encontrar un camino. La razón por la que tenemos este problema es porque permitimos que el cabildeo corporativo de las armas enfoque este debate. Es momento de que tomemos acciones y una agenda audaz. Voy a hacerlo como presidente de los Estados Unidos porque esto no es sobre política pública. Esto es personal", sentenció.

Otro que logró sacar provecho de los reflectores fue el alcalde de Nueva York Bill de Blasio, quien a pesar del alto perfil del cargo que ocupa al frente de la ciudad más grande de EU, cuenta con números de aprobación incluso peores que los del presidente. El alcalde intervino en cuantas discusiones pudo, lo que muchos encontraron irritante en redes sociales y en el análisis postdebate en los medios. Sin embargo, hay que reconocer que De Blasio sí logró sonar convincente y con posicionamientos claros.

Durante la discusión migratoria el alcalde intervino para enviar un mensaje a la clase trabajadora a la que Trump ha intentado seducir con su retórica antimigratoria. "A todos los ciudadanos americanos allá afuera que se sienten rezagados, que sienten que el sueño americano no está funcionando, los inmigrantes no te hicieron esto", dijo. Y continuó: "Las grandes corporaciones te hicieron esto. El 1% te hizo esto", sentenció el alcalde con una sinceridad destacable.

En otro momento emocional el alcalde contó la experiencia de su padre, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que perdió una pierna en combate. "Conozco los costos de la guerra", narró, "regresó a casa con cicatrices tanto físicas como emocionales que no pudo sanar. Entró a una espiral hacia abajo y al final tomó su propia vida. Esa batalla no lo mató, pero esa guerra sí".

Pero la ganadora, de acuerdo con múltiples analistas, fue la senadora Elizabeth Warren, quien en los últimos meses se ha colocado como la opción más seria en términos de política pública gracias a la claridad y formalidad de sus propuestas. Pero fue hasta hace un par de semanas que el trabajo duro de Warren en la campaña -fue una de las primeras en lanzar su candidatura y hacer trabajo de campaña en estados clave como Iowa- comenzó a rendir frutos. Hoy la senadora, quien comparte una agenda similar a la de Bernie Sanders, aunque ha repetido en varias ocasiones que no es una socialista.

El mensaje de Warren durante el debate fue el mismo que ha sostenido a lo largo de la campaña: hay que combatir la desigualdad y fiscalizar con más fuerza a los multimillonarios y las corporaciones. No tuvo un momento particularmente viral. Llamó la atención que, a diferencia de el resto de los candidatos, no se subió a la discusión migratoria y mantuvo su mensaje en el tema económico. Una movida interesante que merece un análisis más profundo.

Warren habló sobre su propuesta de campaña de dividir a las grandes corporaciones tecnológicas como Alphabet (Google) y Amazon. Explicó que el primer pasó no era reformar las leyes, sino aplicar las leyes que ya existen.

"Hemos tenido las leyes para defendernos desde hace algún tiempo", dijo. "Lo que ha faltado es valentía. Valentía en Washington para luchar contra los gigantes".

Otro momento interesante ocurrió cuando habló de la reforma al sistema de salud. Uno de los moderadores cuestionó a los candidatos si estaban de acuerdo en eliminar el sistema de seguros privados y reemplazarlo con un sistema 100% público, en lugar de la opción mixta que sugieren la mayoría de los candidatos más moderados.

Warren no titubeó: "Yo estoy con Bernie [Sanders en el plan de] Medicare Para Todos. Entiendo que hay muchos políticos que dicen que no es posible. Lo que yo les digo es que ellos no quieren pelear por la solución", dijo la senadora.