El triángulo del litio: tres obstáculos que enfrentan Argentina, Bolivia y Chile para escapar de la maldición de los recursos naturales

Se producen en el país 40.000 toneladas anuales, pero esa cifra puede trepar pronto a 130.000 si rinden sus frutos las inversiones por US$ 1500 millones que se desembolsaron; los precios internacionales se dispararon en los últimos años




Los países del triángulo del litio concentran las mayores reservas del mundo

Desde que apareció la fiebre del litio por la rápida expansión del mercado de las baterías para autos eléctricos, Sudamérica vio una gran oportunidad.

Y es que en "el triángulo del litio" (Argentina, Bolivia y Chile) están las mayores reservas mundiales del metal.





Los tres países se lanzaron de golpe hace más de una década a buscar la forma de explotar esas reservas pero rompiendo con la "maldición de los recursos naturales" que tradicionalmente ha perseguido a los países exportadores de materias primas.

Pero el viaje desde la extracción del litio hasta llegar a la fabricación de una batería para autos, es largo y pedregoso.

En el medio, hay muchas paradas que permiten agregarle valor a un producto natural conocido como el "oro blanco", cuya demanda aumenta frenéticamente en la medida que los autos eléctricos se empiezan a popularizar en cada vez más países.


El viaje desde la extracción del litio hasta llegar a la fabricación de una batería para autos, es largo y pedregoso

Estos son algunos de los desafíos que enfrentan los países sudamericanos para entrar en la disputada carrera por fabricar baterías.
1. Alta especialización

Los países que forman parte del triángulo del litio concentran más de la mitad de las reservas mundiales del metal, según las estimaciones más conservadoras.

Y Chile es el país con los mayores depósitos del planeta.

Sin embargo, la fabricación de baterías requiere de un alto nivel de especialización tecnológica, que no se puede crear de la noche a la mañana.

"No basta con tener litio. Eso no es garantía de nada", le dice a BBC Mundo Jose Lazuen, analista de vehículos eléctricos y baterías de Roskill, consultora especializada en el sector de los metales, minerales, industrias químicas y los mercados asociados a esos productos.

El 90% de las baterías en la próxima década serán destinadas a la industria automotriz Crédito: Getty Images

"Hay una cadena de producción muy larga, donde el litio es apenas una parte", advierte.

Si el punto de partida es la extracción del metal, el paso siguiente es su procesamiento para obtener químicos como carbonato o hidróxido de litio.

En esta fase están los productores sudamericanos, trabajando en plantas con capitales extranjeros, que procesan el metal después de extraerlo.

De ahí en adelante la cadena de producción se pone cuesta arriba. La siguiente meta es producir cátodos, luego celdas y al final del camino, baterías.

Es por eso, explica Lazuen, los países que fabrican baterías han impulsado una industria química y de ensamblaje que requiere un avanzado desarrollo tecnológico.

Y aunque el mercado mundial también necesita baterías para celulares, computadores o consumo local (como el almacenamiento de energía para la red eléctrica), el "gran negocio" que está creciendo frenéticamente es la fabricación de baterías de autos.

De hecho, las proyecciones de Roskill apuntan a que el 90% de las baterías en la próxima década serán destinadas a la industria automotriz.


Demanda de litio para autos eléctricos Crédito: Getty Images

Esa batalla industrial por las baterías está dominada por China, que concentra el 70% de la producción y una parte aún mayor del mercado, si se considera que detrás de fabricantes norteamericanos y europeos, en realidad, hay capitales chinos.
2. El factor geográfico

"El viento en contra sopla más fuerte que el viento en la espalda", dice Sam Jaffe, director general de Cairn Energy Research Advisors, consultora norteamericano especializada en almacenamiento energético, en conversación con BBC Mundo.

"La idea de que los países sudamericanos serán exportadores de baterías para autos eléctricos no tiene mucho sentido".

Como están lejos de los grandes centros de fabricación de autos, el costo del transporte de baterías es muy alto.

Por eso, "que tengan litio no les da una ventaja logística", explica. "Probablemente su mejor opción se exportar la materia prima".


El líder mundial en la producción de baterías eléctricas para autos es China Crédito: Getty Images

El factor clave, según analistas consultados por BBC Mundo, es que la producción de baterías se encuentre cerca de los centros de fabricación de autos.

Y desde esa perspectiva, el triángulo sudamericano tiene una gran desventaja para exportar baterías a Estados Unidos, México, Europa o Asia.

"La empresa China probablemente no instalará una fábrica de baterías en Sudamérica, para mandar esa batería de vuelta a China", señala Jose Lazuen, salvo que un análisis de costos le demuestre lo contrario.

Estar tan lejos de los grandes centro de fabricación de autos, es la principal desventaja mencionada por varios analistas consultados por BBC Mundo.

De hecho, las baterías no se pueden exportar por avión, requieren un largo trayecto en barco y además, tienen un peso que encarece el costo del traslado.

"Probablemente no serán la primera opción de los grandes fabricantes de autos pata invertir miles de millones de dólares", le dice a BBC Mundo William Adams, analista de la consultora especializada en commodities o componentes básicos, Fastmarkets.

Uno de los problemas del triángulo del litio es que está lejos de los grandes centros de fabricación de automóviles eléctricos Crédito: Getty Images

De acuerdo a su experiencia, los grandes fabricantes baterías y automóviles eléctricos quieren mantener la cadena de producción territorialmente cerca.

Pero además, no están inclinados a correr el riesgo de instalar una fábrica en países donde esté garantizada la estabilidad y la seguridad jurídica.
3. La competencia por los incentivos

Cuando los países quieren atraer inversionistas extranjeros, suelen ofrecer incentivos.

"Hay países como Polonia o Hungría que han ofrecido grandes incentivos", comenta Lazuen.

Entre ellos, la exención del pago de impuestos o la financiación de gran parte de los proyectos.

Las fábricas de baterías eléctricas están principalmente en Asia, Estados Unidos y Europa Crédito: Getty Images

Algo similar ha ocurrido en estados de Estados Unidos, como es el caso de Nevada.

"Si los incentivos son los correctos, seguramente las fábricas se instalarán donde sea económica y geopolíticamente viable", apunta Adams.

A todos los desafíos anteriores, se suman los reclamos de organizaciones medioambientales y comunidades indígenas que se oponen a prácticas consideradas como "depredadoras" por parte de las empresas que extraen y procesan el litio, porque ponen en peligro los ecosistemas.

En ese sentido, demandan un mayor protección de los salares y los recursos hídricos de las zonas donde se extrae el litio.
¿Qué están haciendo los países del triángulo para ir más allá de la extracción?

Chile llegó a un acuerdo con la dos principales mineras de litio que operan en el país, Albemarle y SQM, para que una parte de su producción sea vendida a un precio preferente a las empresas que instalen en el país fábricas de partes de baterías eléctricas.

Con ese incentivo, el conglomerado Samsung SDI y Posco, además de Sichuan Fulin y Molymet están en la última etapa de negociación para acordar las condiciones que le permitirían comenzar a construir las plantas en los próximos meses.

Chile tiene la mayor acumulación de reservas de litio del planeta

Plantas cuyo norte es llegar a la fabricación de cátodos para las baterías eléctricas.

"Hay que poner un poco de realismo. Muchos piensan que vamos a fabricar autos eléctricos en Chile y eso no es así", le dice a BBC Mundo Victoria Paz, directora de Estrategia y Sustentabilidad de la Corporación de Fomento de la Producción, Corfo.

Pero las baterías sí están en el horizonte.

"Chile puede ser un proveedor de baterías eléctricas, aunque hay que ir paso a paso".

Para eso, el país tiene una licitación abierta por US$200 millones para crear un instituto de tecnologías limpias que permita generar tecnología, innovación y emprendimientos.

Argentina desarrolla su industria para hacer más eficiente la producción de los químicos del litio Crédito: Getty Images

Argentina también tiene claro que el camino es largo y que el viaje recién comienza.

"En el mediano plazo tenemos que ser un proveedor estratégico de los químicos del litio", dice Mariano Lamothe subsecretario de Desarrollo Minero de la Nación, en diálogo con BBC Mundo.

"Nuestros científicos están trabajando para hacer que esos procesos sean lo más eficientes posible".

En ese contexto, Argentina tiene dos plantas en funcionamiento (con capital australiano y norteamericano) y dos plantas en proceso de construcción: Sal de Vida y Hombre Muerto.

Y en la provincia de Jujuy, acaba de comenzar la construcción de una planta para fabricar baterías con una inversión de US$60 millones.

La empresa será manejada por Jujuy Litio, integrada por Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (Jemse) en un 60% y la compañía italiana Grupo SERI, con el 40%.


Bolivia llegó a una acuerdo con la empresa alemana ACI Systems para la fabricación de baterías de litio Crédito: Getty Images

La historia de Bolivia va por un carril paralelo.

En los últimos años, el litio ha sido presentado por el gobierno como una de las mayores oportunidades comerciales del país, provocando tanto entusiasmo que en la prensa local se ha dicho que el país se convertirá en el "Dubai del oro blanco" o "la Arabia Saudita del litio".

Luego de varios intentos de negociación con empresas extranjeras que no prosperaron y anuncios de fabricación de plantas que no llegaron a materializarse, el país está intentando sacar adelante proyectos con aportes de capitales alemanes y chinos.

"Vamos a enviar la primera batería eléctrica para autos a Alemania a fines del 2023 o al inicio de 2024", asegura Luis Alberto Echazú, viceministro de Altas Tecnologías Energéticas.

¿Pero qué están produciendo actualmente? "Estamos produciendo baterías que se instalan en viviendas campesinas que no tienen energía de la red eléctrica", explica.

También están produciendo baterías para bicicletas a pequeña escala.

Bolivia produce baterías a pequeña escala para electrificar casas en zonas rurales

A nivel industrial, el país tiene una planta de potasio de litio y está construyendo una planta para producir carbonato.

Con la compañía alemana ACI Systems GmbH, el gobierno de Evo Morales firmó un acuerdo comercial para comenzar a producir hidróxido de litio, materiales catódicos y baterías a escala industrial, aunque aún no tiene fecha el inicio de la construcción de las plantas.

Están, explica Echazú, en el proceso de constituir formalmente la empresa mixta.

El otro proyecto es una "intención preliminar" de acuerdo suscrita en febrero con el consorcio chino Xinjiang TBEA Group-Baocheng para industrializar reservas de litio en los salares de Coipasa y Pastos Grandes.

"Yo creo que en unos cinco años el litio va a ser tan importante como el gas", apunta Echazú.

Pero como los proyectos de los otros dos países del triángulo del litio, en el corto plazo no se vislumbran resultados inmediatos.

Y dado que América Latina tiene una larga historia de dependencia de la venta al exterior de materias primas, esta quizás puede ser una oportunidad para exportar tecnología a partir de la bendición de un recurso natural, pese a todas las dificultades, los riesgos medioambientales y la dura competencia.

Salvo que alguien desarrolle otra manera de hacer baterías eléctricas para autos que no requiera litio. Pero eso ya es parte de otra historia.

La Puna argentina esconde en sus entrañas un tesoro que puede significarle al país miles de millones de dólares y convertirlo en uno de los mayores productores mundiales del mineral del futuro: el litio. Utilizable en baterías, medicamentos, vidrios y arcilla, así como en distintas aleaciones, este "oro blanco" ya atrajo inversiones por US$ 1500 millones, con las que se apunta a más que triplicar su producción actual, de 40.000 toneladas anuales.

Actualmente hay dos emprendimientos en producción, de los que se extraen alrededor de 40.000 toneladas al año entre los dos. Son Olaroz, de Sales de Jujuy, en Jujuy, que produce 17.500 toneladas, y Salar del Hombre Muerto, de FMC, en Catamarca, del que se sacan 22.500 toneladas. Esto representa el 16% del litio a nivel mundial.



Pero la Argentina puede llegar hasta 130.000 toneladas al año si se avanza en los proyectos que están en desarrollo: Salar del Rincón (Energy), en Salta; Cauchari (Minera Exar), en Jujuy; Olaroz (Orocobre), en Jujuy. Además, hay unos siete proyectos que están en etapa de prefactibilidad: Pozuelos (Salta); Salar de Ratones (Salta), Mariana 1, 2 y 3 (Salta), Centenario (Salta) y Gallego Project (Salta), Antofalla (Catamarca), Sal de Vida (Catamarca) y Tres Quebradas (Catamarca).

"Estamos en el momento adecuado del litio. El tren está llegando al andén y es el momento de subirnos a él", dice Daniel Meilán, secretario de Minería de la Nación. Según recuerda el funcionario, ya en 1960 el científico Luciano Catalano escribió el libro Boro, berilio y litio, una nueva fuente natural de energía, en el que hablaba del potencial de este mineral.





Meilán recuerda que en la década del 70 se empezaron a hacer estudios en el país, pero hasta 1997 no pasó más nada. En ese año vino una empresa pionera en el sector, FMC (una de las tres más importantes del mundo, junto con Albermarle y Soquimich), que empezó a interesarse en el tema. Pero no fue hasta la década de 2000, cuando apareció el tema de los celulares y las nuevas baterías, que el litio empezó a ser figura.

Marcelo Álvarez, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), dice que hay tres datos importantes a tener en cuenta a la hora de analizar el auge del mineral más liviano del planeta: "Primero, la Argentina en 2016 aumentó 58% su producción de litio; segundo, se exportan dos tipos de este mineral, y tercero, desde 2015 hasta ahora, su precio se duplicó (la tonelada pasó de US$ 3400 a US$ 6800)".

No sólo eso alienta el nuevo boom del litio. Según un análisis de la Secretaría de Minería de la Nación, la demanda global de litio metálico en 2016 fue de 37.800 toneladas, un 13,5% mayor que la de 2015. Además, el uso del litio en baterías, con un 39% del mercado, desplazó del histórico primer lugar al de cerámica y vidrio, y se espera que para 2025 represente más de dos tercios de la demanda. "En este aspecto, se vislumbra un atractivo potencial de los salares sudamericanos, que poseen costos competitivos y gran disponibilidad de recursos", se puede leer en ese trabajo.

La Argentina, junto con Chile y Bolivia, forma el llamado "triángulo del litio" y se encuentra en cuarto lugar en cantidad de reservas probadas del mineral, detrás de Bolivia, Chile y China (algunos rankings la ubican tercera).

El país cuenta además y según el estudio de la Secretaría de Minería, con yacimientos de litio en pegmatitas (un tipo de granito caracterizado por sus grandes cristales de cuarzo, feldespato y mica) en etapa de exploración. "Esta potencialidad geológica se complementa con un marco legal atractivo y mano de obra calificada", se afirma en el trabajo.

Es más, de los tres integrantes del "triángulo del litio", la Argentina es la que está mejor perfilada para aprovechar este auge. ¿Por qué? Porque, según Meilán, Bolivia ahuyentó a las empresas mineras al exigir que prácticamente produjeran los autos eléctricos en territorio boliviano, y Chile tuvo un conflicto con la minera Soquimich por mal financiamiento de la política, lo que paró un poco su producción.

Waldo Pérez, CEO de Neolitium (empresa listada en la Bolsa de Toronto), que desarrolla el proyecto de Tres Quebradas, en Catamarca, comenta que el litio ha vuelto a ser un boom. "Hace siete años se hablaba de él porque había nacido el smartphone, entonces, la multiplicación de estos teléfonos inteligentes que requieren una batería de litio, hizo que se disparara el consumo de este mineral", explica el ejecutivo.

Pero lo que en estos momentos está ocurriendo es un fenómeno diferente: el punto es la electrificación de los automóviles. Para tener una idea, un auto eléctrico requeriría 2000 baterías de un teléfono celular (10.000 si se trata de un Tesla o autos eléctricos más avanzados). "Esto ha llevado a duplicar el precio del litio y esto es sólo el comienzo, puesto que la electrificación de los vehículos apenas está empezando, ya que está la voluntad política de eliminar los autos con combustible fósil, muy contaminante ", analiza Pérez. "Esto quiere decir que hasta 2025 hay que fabricar millones de autos eléctricos y eso va a requerir inmensas cantidades de litio", agrega.

Algo muy positivo es que la Argentina tiene mucho litio y eso le da una oportunidad histórica. "Ha sido bendecido con la varita mágica de los recursos naturales, porque no hay ninguna región en el mundo con tantos descubrimientos, con lo cual va a ser uno de los países productores líderes", enfatiza Pérez. "Yo no tengo dudas de que van a seguir viniendo inversiones. Nuestra empresa sola invierte un millón de dólares al mes, ya que construir una mina de litio cuesta, dependiendo del proyecto, no menos de US$ 300 millones", precisa.

En Sales de Jujuy, en tanto, cuentan que el gasto de capital para la etapa 1 en Olaroz (17.500 toneladas por año) fue de US$ 229 millones, mientras que el gasto de capital de la etapa para otras 17.500 toneladas (35.000 toneladas totales) será de US$ 160 millones. "La Argentina tiene un potencial significativo para la producción de litio con recursos de salmuera de alta calidad y salares como Olaroz estarán en producción durante muchas décadas", afirma Andrew Barber, gerente de Relaciones con Inversores de Sales de Jujuy.

Eso sí, no hay que pensar que el litio por sí solo va a salvar a la Argentina, puesto que es relativamente chica su dimensión en relación con otras explotaciones. Para tener una idea, Pérez cuenta que una sola mina de cobre, como Bajo de la Alumbrera, puede llegar a exportar US$ 680 millones al año y harían falta tres minas de litio para alcanzar ese volumen de negocio. Una mina de litio puede exportar anualmente entre US$ 100 y US$ 200 millones.

Además, hay que tener en cuenta que, si bien recientemente se dio cierta explosión de precios, el mercado del litio es aún pequeño comparado con el de otros minerales.

A la hora de hablar sobre lo que queda en el país, además de la mano de obra que generan los proyectos, hay que tener en cuenta que el Estado se lleva el 3,5% del valor en boca de mina de todo lo que se exporta en concepto de regalías, más impuestos a las ganancias e ingresos brutos.
Sin fábricas

Algo que se le critica a la actividad a nivel local es que es meramente extractiva y que no incentiva la instalación de fábricas de baterías en suelo argentino. Pero Meilán responde a eso con argumentos: "Eso es populismo puro, porque el desarrollo tecnológico no se compra en un kiosco. El único organismo público local que llegó al máximo de valor en el mundo ha sido la Comisión de Energía Atómica, que trabaja desde hace 70 años".

Según dice el funcionario, no se puede pretender tener ahora el desarrollo de baterías de litio, cuando recién hace unos pocos años que se puso el foco en este recurso. "Es voluntarista que se haga la máxima escala de valor agregado en este momento, mientras que otros países han estudiado el tema durante años", concluye.

Consultado sobre la posibilidad de que Sales de Jujuy instale una fábrica de baterías en el país, Barber fue muy claro: "En este punto, Orocobre se centra en la producción de materias primas clave para la fabricación de baterías". Álvarez, por su parte, cuenta que se están haciendo estudios para una fábrica de baterías y una fábrica de energía solar.

Daniel Bosque, del medio especializado en minería Mining Press, comenta que hoy lo más vendible en el planeta es apostar a las energías limpias, con el litio a la cabeza, pero no está claro que la integración vertical vaya a terminar en baterías de litio made in Argentina. "Acá, en la época más hipernacionalista, se decía que se iban a hacer baterías de litio, pero eso no ocurrió y, por una cuestión de división del trabajo, siguieron elaborándose en los países tecnológicos", recuerda.

Sólo para tener una idea de lo que pasa con la fabricación de baterías en el mundo, basta decir que, a mediados de 2016, Tesla anunció la construcción de la planta Gigafactory en Nevada, que tendría la capacidad de producir 500.000 baterías de ion-litio para automóviles a partir de 2018. "La escala permitiría la reducción de los costos y por ende la masificación del vehículo eléctrico", se explica en el trabajo de la Secretaría de Minería.

En tanto, en la Argentina, también en 2016, la empresa de tecnología Y-TEC (YPF 51%, Conicet 49%) firmó un acuerdo con la fabricante de baterías italiana FIB-FAAM y la empresa Jemse, por la cual se busca instalar una planta de celdas de litio en el país. La inversión estimada es de US$ 60 millones y se espera que la planta, con una capacidad de 96 MW/h de potencia, esté lista en 2018. El requerimiento de carbonato de litio para esta producción se estima en 68,6 toneladas anuales, que equivalen a menos de un día de la producción actual argentina.

El potencial está, así como la demanda mundial. Ahora sólo falta que se pongan en marcha los principales proyectos y que lleguen más inversiones para explotar al máximo el tesoro que se aloja en la Puna argentina: el "oro blanco" que, según dicen los que saben, moverá al mundo.