España:La ultraderecha llega al Congreso

Se perfila congreso más fragmentado de la democracia

Santiago Abascal, líder de VOX en campaña. Su partido despunta como árbitro electoral.

 La ultraderecha irrumpirá en el Congreso de Diputados, que será el más fragmentado de la democracia, tras las elecciones de mañana, a las que están llamados más de 34 millones de personas. El próximo gobierno podría ser, además, el primero de coalición en España, según los sondeos, bien con un Ejecutivo de izquierdas, o de derechas con el apoyo del nuevo partido de ultraderecha, Vox.

La última encuesta oficial otorga la victoria al premier, el socialista Pedro Sánchez, que, según los resultados, podría pactar con Podemos, que bajaría del 21 al 12,9% de los votos.
En el último día de campaña, Sánchez abrió la puerta a un gobierno de coalición con la formación liderada por Pablo Iglesias.
En el otro lado, la aparición de Vox, que entró en el parlamento andaluz en los comicios regionales de diciembre pasado con un 12% de los votos, dividió la derecha.
Pablo Casado, líder del Partido Popular (PP), de donde provienen muchos de los cargos de Vox, entre ellos su líder, Santiago Abascal, y al que los sondeos otorgan un notable descenso, se abrió por su parte a un gobierno con Vox, además de con el apoyo del liberal Ciudadanos.

Reeditarían de esta forma el gobierno que en Andalucía consiguió terminar con 36 años de ejecutivos socialistas.
Los sondeos otorgan a Vox un 11,9% de los votos, aunque algunos expertos sostienen que su representación en el Congreso será mayor, teniendo en cuenta los mítines multitudinarios que han tenido en campaña. Ninguna formación de ultraderecha española había vuelto a un parlamento en España desde que Blas Piñar, de Fuerza Nueva, dejó su escaño en el Congreso de los Diputados en 1982.
Estas elecciones cuentan además con un gran número de indecisos, un 41,6% de los encuestados en el último sondeo oficial, a quienes los líderes se dirigieron en la recta final de campaña.

Sánchez apeló al voto útil para evitar un gobierno con la ultraderecha, y el PP ofreció un gobierno que no dependa de los independentistas catalanes, que fueron los que hicieron caer el ejecutivo socialista al no apoyar los presupuestos luego de no conseguir un acuerdo para celebrar un referéndum de secesión.