Cultura Silicon Valley: ¿Te jubilarías a los 30?

Por Axel Marazzi
Ilustración Martín Rognoli


 En Estados Unidos está creciendo un movimiento llamado FIRE que propone una vida de austeridad extrema para poder ahorrar una cantidad tal que le permita retirarse de joven. ¿De qué se trata? ¿Se podría aplicar en Argentina? Spoiler: no.


Te levantás temprano, preparás el desayuno, lo comés rápido, te vas al trabajo, viajás apretado en el transporte público o atorado en el tráfico de las grandes ciudades, volvés a tu casa de noche y lo repetís. Ponele que amás tu trabajo, que sientas que es lo tuyo, pero seguro que en más de una oportunidad soñaste con vivir viajando por el mundo sin horarios. A mí me pasó. Muchas veces.


Hay un movimiento, con base en Estados Unidos, que crece de manera silenciosa: se llama FIRE (Financial Independence/Retire Early) y tiene como espíritu que una persona pueda ser financieramente independiente cuando llega a los 30 y deje de trabajar.



¿Eh?



Sí.



Está compuesto sobre todo por millennials con buenos salarios que no quieren trabajar toda la vida y deciden ahorrar el mayor porcentaje de su sueldo e invertirlo para vivir de los dividendos que les den los bancos y hacer con su tiempo libre lo que quieran. La mayoría se la pasa viajando, pero otros menos nómades se dedican a aprender nuevos idiomas, tocar algún instrumento, leer o a actividades más DIY (Do It Yourself): reparan o fabrican cosas por su cuenta.



Ya nadie trabaja durante 40 años y se jubila en una misma empresa. Eso hacían nuestros padres, no me entra en la cabeza. Los millennials, esa generación que nació entre 1984 y 1999 (aunque los años pueden variar un poco porque no hay un consenso general), son los que más saltan de trabajo en trabajo.



Kristy Shen y su novio Brian Leung trabajaban para una empresa de IT en Canadá y seguían los pasos clásicos para convertirse en lo que la sociedad considera una persona exitosa: gerentes con personal a cargo, con un sueldo alto, un buen auto y una casa grande. Ni siquiera pensaban en el retiro. Ahorraban para comprar una casa pero, como pasa en muchos países, los precios empezaron a subir y alcanzar el objetivo se convirtió en una meta demasiado lejana. Además, veían que sus compañeros estaban muy estresados intentando pagar los créditos hipotecarios y la idea les empezó a hacer ruido. “No quería estar atrapada en una hipoteca estresada hasta morirme de un ataque al corazón en el escritorio de mi trabajo”, me dijo Shen por mail. Investigaron sobre inversiones y cómo hacer para generar más ganancias y encontraron la regla del 4%. Hoy tienen 35 años: se retiraron a los 31.



¿La regla del qué?



La regla del 4% es la que te permite llegar a ser un FIRE. La cuenta matemática es la siguiente: hay que hacer 25 veces lo que necesitás anualmente para poder retirarte y vivir con el 4% que el banco te da en dividendos. Por ejemplo, si necesitás $300.000 anualmente, esta regla indica que en total vas a tener que ahorrar $7.500.000.



Estos números –casi imposibles para la mayoría de los mortales– los consiguen una porción de la población que han aparecido en estos años de algoritmos: jóvenes yanquis, programadores, empleados relacionados al mundo de los emprendimientos en Silicon Valley o al de las inversiones, donde se gana mucho más que la media.



En estas compañías los empleados tienen foros internos donde pueden hablar con sus pares de lo que sea –siempre y cuando respeten las reglas de la empresa–. Un empleado argentino de Google que no puede revelar su nombre me contó que hay varios foros en los que se habla sobre la independencia financiera, se dan consejos y, cada tanto, aparece un colega despidiéndose y anunciando que deja la compañía para perseguir el sueño de vivir sin trabajar, viajar por el mundo y dedicarse a hacer lo que ama.



“Cuando empecé a leer sobre los FIRE pensé ‘¿Por qué no estoy haciendo esto?’, pero en parte sí lo estaba haciendo porque para un argentino ahorrar en Estados Unidos es más fácil por lo consumista que es la sociedad. Si a un yankee se le pierde el control de la TV lo más probable es que considere comprarse otra y no un control de repuesto”, dijo el googler.



El problema de la regla del 4% es el mercado. No es lo mismo un país primermundista en el que hay estabilidad económica y poca inflación, que uno como Argentina donde este año la inflación superó el 40% y tuve que bajar la calidad del papel higiénico para ahorrar unos pesos. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que los precios de los bienes se duplican cada 20 años. Esto significa que el dinero podría licuarse si no se maneja con cautela. Como me explicó Jacob Lund Fisker, quien se retiró de su trabajo como físico a los 33, “es necesario poder hacer dinero e invertir en una economía estable”. Invertir es clave. De otra manera es casi imposible llegar a ahorrar lo necesario para poder retirarse. Jacob hoy tiene 42 y lleva adelante uno de los blogs más famosos del mundo FIRE, llamado Early Retirement Extreme.



La historia de Kristy es muy diferente. Ella no creció en el primer mundo canadiense, sino revolviendo la basura en China: “nunca pensé que esta sería una posibilidad para mí”. Cuando emigró a Canadá y su papá le dio por primera vez una Coca-Cola, Kristy pensó que eso era lo más valioso del mundo. Tanto que no quería tirar la lata. Si a esa niña le hubiesen dicho que años más tarde iba a estar invirtiendo sus ahorros, que esos ahorros se multiplicarían, alcanzarían 25 veces la cantidad de dinero que necesitaba para vivir anualmente y dejaría de trabajar para viajar por el mundo, nunca lo hubiera creído. El mail en el que me contestó las preguntas lo escribió desde Berlín, una de las tantas ciudades que conoció desde que dejó de trabajar para recorrer el mundo.





Pero no todo es viajar por el mundo y ser feliz. La meca del retiro joven no es fácil de alcanzar y hay que exprimir cada moneda para sacarle el máximo jugo posible. Comer arroz, fideos varias veces por semana, no consumir alcohol, moverse en bicicleta para no gastar en transporte público y hacer ejercicio en los gimnasios de sus trabajos –en Silicon Valley es muy común que las empresas tengan gym– es de lo más normal. Son sacrificios que hay que hacer si uno quiere dejar de trabajar antes.



Un programador de 28 años que habló con el medio estadounidense The Hustle que no quiso revelar su nombre contó, dólar por dólar, cómo gasta su dinero mensualmente. Gasta US$800 por mes en un departamento que comparte con otras cuatro personas, US$160 en comida (arroz, frutas y vegetales), US$80 para actividades sociales como ir a un bar (sale una vez por semana), US$60 en celular y US$40 en otros gastos en los que entran, por ejemplo, los productos de higiene o regalos. En los últimos 4 años ahorró el 85% de su sueldo, poco más de US$91.000 anualmente y, gracias a las inversiones que hizo, ya juntó alrededor de US$380.000. A este paso, alcanzará su meta de US$800.000 para 2022. A sus 32 años, si todo va bien, podrá cumplir el sueño.



Lund Fisker, una especie de gurú en el mundo de los independientes financieros, ya lleva casi una década sin trabajar de manera convencional. Vive en las afueras de Chicago junto a su mujer y gasta entre US$11.000 y 13.000 por año. Desde que dejó su trabajo empezó a tener muchísimo tiempo libre y, a diferencia de viajar como hacen casi todos los integrantes de este movimiento, él decidió ocupar su tiempo en su casa y comunidad. En vez de comprar productos decidió hacerlos él mismo y dedicarse a estudiar: publicó un libro, aprendió a navegar, a jugar al hockey, a hacer muebles, estudió finanzas, arregla su hogar. “Las personas terminan haciendo lo mismo que siempre hicieron con su tiempo libre, solo que lo hacen más”, me escribió.



Fisker se convirtió en financieramente independiente en 2006 a los 30 años. “Fue una sensación increíble ir al trabajo al día siguiente y saber que ya no trabajaba por mi sueldo”, me dijo desde su casa en Chicago. “Mientras muchos persiguen ser financieramente independientes para retirarse, ese no era mi objetivo. Quería la ‘parte de la independencia’ y no tanto la ‘parte de la jubilación’, así que seguí trabajando durante otros 3 años porque todavía me interesaba la investigación en física que estaba llevando adelante”. Finalmente, tres años después, se retiró. Para ese momento su blog se había hecho realmente famoso, así que decidió dedicarse a ayudar a otras personas a lograr lo que él había logrado.



La historia de los FIRE viajeros no para de repetirse. Karsten Jeske, otro retirado, me contó que técnicamente tanto él como su mujer y su hija son personas sin techo porque, antes de emprender su viaje, decidieron vender su departamento en Estados Unidos. Van a pasar unos 2 meses y medio en Europa y después van a volver a Estados Unidos solo por unas semanas para preparar su viaje por Asia, Australia y Nueva Zelanda. Así da gusto ser un sin techo.





Karsten es un nuevo FIRE y no tiene nada de millennial. De hecho decidió “dejar todo” en 2018, a sus 44 años. Su background está relacionado al sector económico. Trabajó muchos años en la Reserva Federal de Atlanta, en Estados Unidos, y después se pasó al sector privado. “Hice dinero durante algún tiempo, pero me di cuenta que los buenos años no duran para siempre. Veía que despedían a compañeros todo el tiempo y por eso decidí empezar a ahorrar entre un 50% y un 60% de mis ingresos”, cuenta. Así es como llegó a juntar lo necesario para poder retirarse. Hoy, con un mundo de inversiones atrás, se dedica a disfrutar de su tiempo libre, su familia, conocer nuevos paisajes y mantener Early Retirement Now, el blog donde da consejos sobre cómo convertirse en FIRE.



Si bien el movimiento está repleto de jóvenes que están en contra de todo lo que sus padres les dijeron que tenían que hacer con sus vidas, curiosamente la persona más importante e influyente de los FIRE tiene 72 años y se llama Vicki Robin. Con gafas anchas y un pelo blanco tupido, Vicki se convirtió, sin siquiera saberlo, en el alma máter de quienes quieren dejar de trabajar y vivir una vida más relajada. En 1992 lanzó Your Money or Your Life, libro que escribió junto al analista financiero de Wall Street Joe Dominguez. En él intentan cambiar la relación que tienen las personas con el dinero y presentan un enfoque sistémico para su administración creado por Dominguez. El éxito fue abrumador.



Robin se estaba recuperando de una operación de cadera a principios del año pasado cuando le dijeron que era famosa en el subforo de la red social Reddit en el que se habla sobre la independencia financiera y que tiene más de 400 mil suscriptores. No sabía ni qué era Reddit ni por qué era famosa, pero con tiempo de sobra en su sala de estar en Whidbey Island, en Washington, con vista a la cordillera Cascade y al estrecho de Puget, se puso a investigar.



A diferencia de la mayoría de este tipo de libros que explican cómo hacerse millonarios con fórmulas aparentemente mágicas, lo que intentan Robin y Dominguez es alentar a los lectores a trabajar para tener “suficiente” –para cubrir sus necesidades y gustos– en vez de siempre ir por más y presentan al consumismo como uno de los males de la sociedad. “Los americanos solíamos ser ‘ciudadanos’. Ahora somos ‘consumidores'”, aseguran. En resumen, instan a aflojar con la ambición y el consumo por el solo hecho de consumir.



“Junto con el racismo y el sexismo, nuestra sociedad tiene una forma de sistema de castas basada en lo que hacés por dinero que impregna nuestras interacciones en el trabajo, en nuestros entornos sociales e incluso en el hogar. ¿Por qué consideraríamos a las amas de casa como ciudadanos de segunda clase? ¿O por qué los docentes tienen un estatus más bajo que los médicos a pesar de que su actitud con estudiantes con problemas es mucho mejor que la de muchos doctores con los enfermos?”, dispara en Your Money or Your Life.



Desde que me compré el libro de Robin sigo pensando en la regla del 4% y haciendo números.



No, no hay manera.