Las pymes en su peor momento

Con un mercado interno deprimido, con el consumo por el piso, sin plata en la calle, con tarifas impagables, una inflación galopante, apertura indiscriminada de importaciones, tasas del octavo mundo, cadena de pagos cortada, récord de cheques rechazados y perspectivas recesivas en el mediano y largo plazo, las pymes están en su peor momento

Las pequeñas y medianas empresas y los comercios minoristas enfrentan un duro contexto recesivo marcado por la caída del consumo, la suba de los costos fijos, las altas tasas que impiden el financiamiento y una fuerte presión tributaria. La política económica de la actual gestión está poniendo a las pymes contra las cuerdas, y las deja sin margen de maniobra para sobrevivir.

La cadena de pagos ha comenzado a presentar síntomas de ruptura. La última información disponible indica que se ha incrementado en un 42% el total de cheques rechazados y representan el 4,2% del total de cheques compensados.

Durante el último año, las pymes vienen atravesando un proceso de crisis que se fue profundizando con el correr de los meses, provocado por la caída de los índices de la actividad y el consumo, y el exacerbado incremento de los impuestos, afectando de lleno su rentabilidad y liquidez.

Basta con ver los registros de las últimas fechas clave para comprobar que la situación va de mal en peor. Las ventas por el Día de la Madre cayeron 13,3 % con respecto a 2017. A pesar de que hubo muchas promociones y ofertas, todos los rubros finalizaron en baja.

Queda claro que la crisis económica está afectando a todos los sectores de la sociedad provocando una radical caída de la actividad.

La subida brusca del precio del dólar, más otros ajustes de precios que inciden decididamente en la canasta de consumo, como tarifas y combustible, reforzaron la crisis en general y de las pymes en particular. La inflación de los últimos meses tuvo su máxima expresión en septiembre, con un alza cercana al 6%, según distintas mediciones privadas y del propio INdEC.

Según el último estudio del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), el costo de vida de los asalariados se disparó un 6,7% mensual en septiembre y acumuló un alza del 40,4% en los últimos 12 meses, por lo que la inflación de 2018 será la más alta desde 1991.

La cadena de pagos ha comenzado a presentar síntomas de ruptura. La última información disponible indica que se ha incrementado en un 42% el total de cheques rechazados y representan el 4,2% del total de cheques compensados. Es la serie más grave desde el año 2000.

Muchas empresas están cerrando y/o despidiendo personal. Según datos de la Universidad de San Martín, el nivel de empleo registrado disminuyó entre febrero y julio en 1% (a comienzo de la crisis). Es el porcentaje más elevado que se registró durante las fases post devaluatorias (2014: 0,7%; 2016: -0,9%). Frente a este cuadro se mantiene una alta presión tributaria (de las más altas de América Latina).