Como votan, compran y valoran los millennials

Rubén Weinsteiner

Definir a las generaciones es fundamental: determinar cuáles son sus características principales, sus miedos, sus motores, sus desafíos; analizar sus comportamientos no sólo para comprenderlos, sino para ver como votan, venderles productos y servicios y posicionar marcas en su imaginario.


Qué los motiva, qué los apasiona, a que le tiene miedo, en que/quien confían, qué los atrae de un trabajo, de una pareja, de un candidato político, de un destino, del mundo moderno.

Y los millennials parecen ser hoy la generación que está en el centro de la escena. En el año 2020 los millenials representarán el 50% de la fuerza laboral. Pero en promedio duran en su puesto laboral unos dos años.

Las relaciones tampoco serían su fuerte, no duran, y no lo ven como un frracaso y no lo voven con dolor, un estudio de la Universidad de San Diego reveló que esta generación no tiene en la lista de sus prioridades el sexo. Otras investigaciones realizados en años anteriores afirman, además, que no pueden establecer relaciones duraderas, ya que se resignan muy rápido. Ni sexo, ni pareja estable.



Es una generación que no viajó solo antes de los 14 años, que fue sobre protegido, a quienes le dijeron que son "especiales" y hasta genios.

Según Simon Sinek, “a los millennials se los acusa de creerse merecedores, de ser narcisistas, egoístas, sin objetivos, vagos”. Sin embargo, Sinek asegura que estas características son producto de la manera en la que estos jóvenes fueron criados: “La mayoría de los millennials creció bajo estrategias de crianza que fallaron. Por ejemplo, les dijeron que eran especiales, les dijeron que podían conseguir todo lo que quisieran en la vida sólo con quererlo.


Este grupo de personas se gradúa, consigue un trabajo y en un instante se da cuenta de que no es especial”.

Pero una parte imprescindible para definir a esta generación se relaciona con las edades que ésta comprende. También llamada la Generación Y, hasta ahora no hubo una precisión exacta de las fechas de corte, los límites que incluyen a un individuo en este estrato generacional.

No existía consenso acerca del rango etario de los hijos de los Baby Boomers y los Gen-X que recaería en esta categoría. Sin embargo, el Pew Research Center (PRC) definió recientemente los años de nacimiento de los millennials.

Hasta ahora se pensaba que los miembros de esta generación tenían entre 21 y 34 años, pero el espectro parece haberse agrandado. EL PRC “ha estudiado a la generación de los millennials durante más de una década”, escribió en un artículo el presidente de la institución, Michael Dimock. “Pero, a medida que entramos en el 2018, nos queda claro que es hora de determinar un punto de corte entre los millennials y la próxima generación.




Con 37 años cumplidos este año, los millennials de más edad están en la adultez y llegaron a ella antes de que nacieran los adultos más jóvenes de hoy en día”.”Para mantener a la generación analíticamente significativa, y para comenzar a estudiar lo que puede ser distintivo del grupo que les sigue, el PRC utilizará 1996 como el último año de nacimiento para los millennials”, agregó.

De esta manera, “cualquier persona nacida entre 1981 y 1996 (en el año 2018, entre las edades de 22 y 37 años) será considerada un millennial, y cualquier individuo nacido a partir de 1997 será parte de una nueva generación”.

Dimock además señaló que a los que solemos llamar centennials, miembros de una generación cuyos individuos más grandes están cumpliendo 21 años y los más chicos se encuentran en su adolescencia, prefieren no asignarles un nombre aún, y llamarlos simplemente “post-millennials”, al menos por el momento.Sin embargo, el presidente de la entidad se apresuró a aclarar que los puntos de corte generacionales no son una ciencia exacta, y que deberían entenderse principalmente como herramientas que permitan en análisis y la investigación. Pero los límites no son arbitrarios, en absoluto. Todo tiene un sentido.”Las generaciones a menudo se consideran por su lapso, pero no hay una fórmula acordada sobre cuánto tiempo debería durar ese lapso.

A los 16 años (de 1981 a 1996), nuestra definición de los millennials será equivalente al lapso de edad de la generación anterior, la Generación X (nacida entre 1965 y 1980).


Según esta definición, ambos períodos son más cortos que el de los Baby Boomers (19 años), la única generación oficialmente designada por la Oficina del Censo de Estados Unidos, basada en el famoso aumento de nacimientos posteriores a la Segunda Guerra Mundial en 1946 y una disminución significativa en las tasas de natalidad después de 1964″, detalló.


Cualquier persona nacida entre 1981 y 1996 (en el año 2018, entre las edades de 22 y 37 años) será considerada un millennial. Dimock aclaró que, a diferencia de los Baby Boomers, no existe una precisión definitiva para los límites generacionales posteriores.

Pero para fines analíticos, desde el PRC creen que 1996 es un punto de corte significativo entre los millennials y los post-millennials por varias razones, incluidos factores políticos, económicos y sociales claves que definen los años formativos de la generación del milenio.También los avances tecnológicos se imponen como un factor clave: “La tecnología, en particular la rápida evolución de cómo las personas se comunican e interactúan, es otra consideración que influye en la generación. Los Baby Boomers crecieron cuando la televisión se expandió dramáticamente, cambiando sus estilos de vida y su conexión con el mundo de maneras fundamentales.


La Generación X creció cuando la revolución de la computación se estaba afianzando, y los millennials alcanzaron la mayoría de edad durante la explosión de Internet”.Lo cierto es que las diferencias dentro de las generaciones pueden ser tan grandes como las diferencias entre generaciones.

Pero el PRC no es el primero en trazar una línea analítica entre los millennials y la generación que los sigue, “y muchos han ofrecido argumentos bien razonados para dibujar esa línea unos años antes o después de lo que tenemos”, afirmó Dimock. “Quizás, a medida que se recopilen más datos a lo largo de los años, surja una delineación clara y singular. Seguimos abiertos a recalibrar si eso ocurre”.



Lo cierto es que las diferencias dentro de las generaciones pueden ser tan grandes como las diferencias entre generaciones, y los más jóvenes y los más viejos dentro de un grupo puedan sentir que tienen más cosas en común con miembros de sus generaciones adyacentes. Por eso quizás resuene frecuentemente entre los mayores de los millennials, -aquellos de casi 38 años- la frase negadora de “yo no soy millennial”. Según la línea temporal del PRC, sí lo serían, pero no sería ilógico que no se sientan parte, ya que las fechas de corte no son precisas. “Esto es un recordatorio de que las generaciones son grupos intrínsecamente diversos y complejos, no simples caricaturas”.

Hay que destacar cuatro características que los componen: la crianza, la tecnología, la impaciencia y el ambiente.
Los millennials crecieron sujetos de estrategias fallidas de crianza. Por ejemplo, les dijeron que eran especiales, todo el tiempo. Les dijeron también que tendrían todo lo que quisieran en la vida, solo por quererlo. Cuando estas personas caen en el mundo real, en un instante se dan cuenta que no son especiales y que no tendrán todo lo que desean solo por quererlo. Cuando esto ocurre la imagen y autoestima de estas personas se va al suelo, cayendo incluso en depresión.

Este hecho es crítico porque estamos ante la presencia de una generación entera que está creciendo con menor autoestima que las anteriores, intentando llenar un vacío que nunca consiguen llenar.

Sobre las redes y el teléfono celular, apartando sus claras habilidades para poner filtros en las fotografías, el problema es mucho más profundo e incluso alarmante, ya que puede estar vinculado a adicciones que son autodestructivas, similares a la del tabaco, el alcohol y la ludopatía.

Para estos jóvenes tildados de 'amargados', el smarthphone o iPhone se convierte en una necesidad de “vida o muerte”, evidenciando productos de una clara adicción y al estar siempre online, sin embargo, esto último es consecuencia, a su vez, de una respuesta fisiológica del organismo.

El otro problema que lo complejiza es que crecemos en un mundo de Facebook o Instagram. En otras palabras, somos buenos poniéndole filtro a las cosas y aún mejores mostrándole a la gente que la vida es asombrosa, así estemos deprimidos. Se muestran rudos como si lo supieran todo y la realidad es que hay muy poca fortaleza y muy, pero muy, pocos lo saben todo.

¿Pero de quién es la responsabilidad de esto? La ciencia desmostró que existe una vinculación entre la interacción entre las redes sociales y nuestros celulares y la libera un químico en el cerebro llamado dopamina. Razón que detalla por qué cuando se recibe un mensaje nos sentimos tan bién.
La dopamina es exactamente el mismo químico que nos hace sentir bien cuando fumamos, cuando bebemos o cuando apostamos. En pocas palabras: Es altamente adictiva.

Es bien sabido, que existen restricciones de edad para fumar, aportar y para el alcohol, sin embargo para redes sociales y teléfonos inteligentes no hay limitantes. Lo que equivale a abrir una licorera y decirle a los adolescentes ‘mira aquí, si estás triste’.

Hay una generación entera que tiene acceso a un adictivo y adormecedor químico llamado dopamina, a través de las redes sociales y celulares, durante el alto estrés de la adolescencia.

Cuando somos pequeños la única aprobación que el ser humano necesita es la de sus padres, no obstante, cuando se pasa a la adolescencia, existe una transición, en la que se busca la aprobación de los semejantes, hecho que es muy frustrante para los padres, pero que es necesario para la culturización y adaptación externa, es decir fuera del núcleo familiar. Este período es altamente estresante en los adolescentes y se supone que deberían aprender a apoyar a sus amigos, como parte de la adaptación a la civilización externa.

Por tratarse de una etapa estresante, los adolescentes de hoy quedan enganchados en los efectos adictivos que tiene la dopamina, como salida para sobrellevar el estrés y la ansiedad a través de la interacción redes sociales – teléfono celular. Hecho que queda programado en sus cerebros y por el resto de sus vidas, tal como la adicción al alcohol.

En limpio, cuando los millennials sufren un estrés importante, financiero, afectivo o laboral, no acudien a una persona sino al teléfono celular, así como un alcohólico lo hace con la bebida. Como especie de un refugio, que da “alivio” temporal.

Todo esto conlleva que cuando los adolescentes crecen, en este caso los millennials, no saben cómo formar relaciones profundas o significativas. Las relaciones profundas no existen porque nunca practicaron las habilidades necesarias para hacerlo y peor aún, no tienen ni siquiera los mecanismos para lidiar con el estrés.

En estos casos es necesario tomar un poco de conciencia y limitar el acceso a los aparatos electrónicos, para evitar adicciones y descargas de dopamina constantemente. En este punto es importante poner reglas como sacar el celular o diversos aparatos electrónicos del dormitorio, no utilizar el smartphone como despertador y en otros casos apagarlo cuando se esté en reuniones de trabajo o con amistades.


Algunos rasgos interesantes

Decisiones libres: Aman la libertad y la autonomía. No les gusta que les impongan formas de ser y pensar, quieren tomar sus propias decisiones pero sin apartarce mucho de su zona de confort por sus inseguridades.
Alto perfil: Están preparados, tienen mayor acceso a la educación e información. Son exigentes consigo mismos y están convencidos de sus capacidades. Quieren hacer muchas cosas a la vez, pero nada es suficiente.
Relaciones de pareja: Son cada vez más independientes, no quieren ceñirse a tener alguien estable, casarse a cierta edad o tener hijos. Aplazan la formalización de relaciones cada vez más, porque no saben manejar el estres de una relación profunda, por lo que se plantean otras metas como ahorrar y viajar.
Las causas que valen: Los millennials tienen un mayor nivel de conciencia que los lleva a emprender luchas en nombre de lo que consideran justo y responsable. Quieren hacer una diferencia y contribuir a que este mundo sea mejor y causar impacto.
Visión del trabajo: A muchos no les afana terminar una profesión o tener cierto cargo. Cumplen ciclos en tiempos cortos y valoran más lo inmediato que proyectos a largo plazo. Esto no siempre coincide con políticas o estructuras en las que están inmersos.
Con la autoridad: Con las figuras como padres, profesores o jefes exigen un trato de igual a igual, con una comunicación fluida basada en el respeto a su estilo de vida, sin tener que retribuir en la misma medida. Son abiertos y confrontadores, pero sensibles a cualquier observación.
Relación con tecnología: Las redes sociales son una manera de mostrar su individualidad. El hecho de estar inmersos en la tecnología les da más autonomía en sus decisiones, en la manera como asumen el compromiso y manejan el tiempo o el dinero.
Las emociones: Quieren experimentar muchas emociones y sensaciones al mismo tiempo. Conocen y están familiarizados con el lenguaje emocional. En algunos casos evidencian vulnerabilidad que se expresa en jóvenes hipersensibles, con baja resistencia a la frustración, poco resilientes, que tienden a sentirse abatidos con facilidad. Muchos expresan insatisfacción con sus proyectos de vida porque, entre otros, quieren resultados rápidos.


Siempre es útil recordar que para comunicarse con un millennial, la conversación casual, simple y cotidiana es fundamental. Además, el lenguaje no verbal transmite mucho más que cualquier palabra.
Se debe evitar criticar y rotular la forma de vida de estos jóvenes, ya que dichos comentarios no ayudan a la comprensión y menos a la acción. En general, las etiquetas no promueven los cambios. Además es necesario comprender que los seres humanos de esta década estamos asistiendo probablemente a la mayor metamorfosis vivida desde tiempos inmemoriales.

Dadas las particulares características presentadas por esta generación, el afecto sigue constituyéndose en la estrategia más segura para lograr el objetivo. No debemos olvidar que muchos de ellos, a pesar de su edad, siguen funcionando como adolescentes y, por tanto, necesitan hoy más que nunca de una guía segura que los oriente en el competitivo mundo en que se encuentran.

Finalmente, la negociación se transforma en la mejor forma de resolver conflictos generacionales, donde los adultos comprendan que sus propias vivencias históricas poco o nada pueden servir a sus hijos. Hecho distinto ocurre con la madurez que otorga la experiencia. Si los hijos han terminado sus estudios, ingresan al mundo laboral-económico, pero se niegan a abandonar el hogar, pareciera por ahora que lo más lógico es generar una nueva negociación, donde ambas partes logren visibilizar y asumir obligaciones. Así, los hijos dejan de ser una carga para los padres, asumiendo un rol colaborativo, tanto en lo económico como doméstico frente a este nuevo clan familiar que comienza a configurarse dentro de nuestra sociedad.

Con una encuesta de MARCA POLITICA del último mes, se confirma que la etiqueta de "nativos digitales" es más que acertada en la generación millennial: Más del 80% de los encuestados se declara muy activo en redes sociales. Tanto es así, que 5 de cada 10 encuestados confiesa pasa más de cuatro horas navegando en Instagram, Facebook o Twitter. Muy de cerca, con un 48% de las respuestas, pasan entre 2 y 3 horas en redes sociales.

EL EFECTO PLACEBO DE LAS REDES SOCIALES

En una generación tan digital, las redes sociales ya forman parte del día a día. No es de extrañar que consigan influir en nuestro estilo de vida (de ahí que haya surgido el papel de los influencers), nuestros hábitos de consumo e incluso nuestro estado de ánimo.Más del 75% de los encuestados reconoce cuidar el contenido que muestra en su Instagram, desde una fotografía hasta un instastories. Pese a que 6 de cada 10 millennials afirman que el número de seguidores en sus redes sociales no es una preocupación, cabe destacar que al 38,7% restante le preocupa bastante no tener una comunidad de seguidores alta.Uno de los datos más destacados de la encuesta es lo que podríamos denominar como la "felicidad 2.0", y es que más del 70% de los encuestados se siente mejor cuando recibe muchoslikes en sus fotografías de Instagram. Un efecto placebo que interviene directamente en el estado anímico de los usuarios.


MÁS ALLÁ DE LAS REDES SOCIALES

No todo son hashtags, Trending Topics y filtros de Instagram. ¿Cómo de felices se sienten los millennials? El 30% se da un notable alto, y el 20% pone a su nivel de felicidad un 7 de nota. Tan sólo el 4% se da un aprobado justo con un 5 en cómo de feliz se siente.Más allá de las redes sociales, en el top 5 de cosas que hacen más felices a la Generación Y, viajar se coloca en primera posición; en segundo lugar, estar con los amigos es una fuente de felicidad; pasar tiempo en familia se lleva la medalla de bronce; detrás, conseguir el trabajo soñado y por último, tener tiempo de ocio para ir al cine, disfrutar de la música o dedicarse a la lectura.


Rubén Weinsteiner