Los ganadores y perdedores del nuevo escenario económico




Tras la fuerte suba del dólar y de las tasas de interés, la economía busca nuevos puntos de equilibrio. La turbulencia dejó heridos. Pero otros festejan. La preocupación general pasa por la inflación y el mercado interno.

Matías Ortega

Son momentos difíciles para la economía -tanto la macro como la micro- en la Argentina. La tormeta financiera de las últimas semanas, por la que se devaluó más de 20% el peso, se elevaron las tasas al 40%, y creció la expectativa de inflación para el año por encima incluso de la de 2017, dejó un tendal de daños y heridos. La mayoría de los sectores productivos sintieron el impacto de la turbulencia, e incluso aquellos que se benefician con el dólar alto no salieron indemnes en el nuevo escenario.

"Todo este contexto de dólar y tasas altas, y un efecto sobre los precios y el consumo, a nivel sectorial, incluso dentro de cada sector, no va a encontrar a todos posicionados de la misma manera. La turbulencia va a obligar a cada sector, externa e internamente, y de manera diferenciada, a adaptarse", explica Karina Prieto, analista sectorial de la consultora Abeceb. "Siempre que hay un problema en la macro afecta a todos, e incluso los que ganan lo hacen parcialmente. La situación macro empeoró, y si bien el panorama es que haya algunos que estén un poco mejor, el contexto es que la mayoría está peor. Hay perdedores y ganadores a medias", analiza en la misma línea Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Ecolatina.

El cóctel resultante de la combinación del salto del tipo de cambio, de la elevación de las tasas y de la inflación que sigue incontrolable, dejó un gusto amargo en la economía real. Lo que se espera según los economistas es una mayor contracción del consumo por la erosión del poder adquisitivo a raíz de la suba de precios y por el encarecimiento del financiamiento.

Con la divisa estadounidense cerca de los $ 25 los sectores que quedaron mejor posicionados son los "mercados tranzables", porque tienen una afluencia de ventas al exterior en dólares y producen en pesos. Entre esos se cuentan a una parte del agro, la minería, los hidrocarburíferos, y el software. No es una ganancia netamente positiva para todos porque hay que pensar que cada uno tiene una distinta matriz de insumos, algunos de los cuales tienen que adquirirlos en el exterior. En cambio los más afectados son los que tienen destino el mercado local porque van a ver deteriorado el salario real, y los que tengan mucha incidencia de la necesidad de financiamiento, como los bienes durables (como electrodomésticos, muebles, o autos), el consumo masivo, la indumentaria y el calzado. Para éstos el financiamiento es un gran instrumento y ahora con tasas y precios más altos la demanda será más restringida. Por su parte, los que son menos elásticos a los aumentos de precios van a tener un impacto negativo pero relativamente menor, como alimentos básicos o energía.



GANADORES (A MEDIAS)

Probablemente, quien quedó más fortalecido en general tras el tembladeral financiero es la industria del software. Se trata de un sector que en 2017 generó exportaciones estimadas en u$s6.000 millones; es casi el nivel de lo que se informó en el complejo automotriz. "Todavía no está bien puesto el foco en ese sector, y es muy relevante porque es fundamental para la transformación hacia la industria 4.0 que requiere implementar la Argentina. Un mejor tipo de cambio para servicios que tienen esta contribución en términos de exportaciones, que además tiene la posibilidad de hacerlo sin necesidad de la logística, es una potencialidad, y es de los sectores que están mejor posicionados en este contexto", considera Prieto.

Un escalón debajo están las economías regionales y el agro, aunque de manera diferenciada. Con un tipo de cambio más alto, muchas empresas recuperan rentabilidad, especialmente aquellas con potencial exportador. Sin embargo, hay que tener en cuenta que incluso en esos casos el impacto positivo del dólar alto sobre su ventas queda relativizado por el incremento de muchos de sus costos y las restricciones de financiamiento. Las que sí sufrirán el golpe son todas aquellas cuya producción esté destinada fuertemente al mercado local. "Es bien diferenciada la realidad, hay que ver caso por caso", insiste Prieto.

"Claramente los sectores tranzables, los exportadores como el agro, aunque estén afectados por cuestiones como la sequía, están un poco mejor. Se ha mejorado una variable importante, pero el contexto es complejo por las tasas de financiamiento", dice Sigaut. Y añade: "El campo y algunas economías regionales recuperan algo de oxígeno, pero el contexto general es negativo".

El mismo diagnóstico le cabe a algunos sectores industriales. En varios casos el "súper dólar" impulsará la actividad y los protegerá de sus competidores extranjeros. "Brasil viene demandando más y eso se puede profundizar porque los precios de la Argentina se hacen más competitivos, además habrá algo menos de inundación de importaciones por los precios internos frente a los externos. Los industriales exportadores van a mejorar un poco su rentabilidad y los que compiten con los productos importados", sostiene Sigaut.

Otro rubro que se ve beneficiado por la suba del dólar es el turismo, en especial el receptivo. Aldo Elías, presidente de la CAT, sostiene que la corrección cambiaria hará más atractivos los destinos nacionales para los extranjeros, al tiempo que los argentinos también se inclinarán por vacacionar dentro del país. Fabricio Di Giambattista, titular de la Cámara que nuclea a las agencias de viaje, coincide. Sin embargo, ambos advierten que esto será beneficioso siempre y cuando la devaluación no se traslade a los precios internos. El sector sintió el cimbronazo durante la corrida. "Si bien tuvimos casi un 40% menos de visitas y llamados durante el Hot Sale, crecimos un 64% en facturación con respecto al 2017", comenta Sebastián Attadia, gerente comercial Alianzas & Rewards de TTS Viajes. Con la calma en el valor del dólar, se espera que la actividad vuelva a acomodarse.

PERDEDORES

Por el lado de los que llamaríamos perdedores del nuevo esquema económico están principalmente las ramas ligadas al consumo interno, producto de que la inflación y el encarecimiento del crédito hacen mella en el bolsillo de los ciudadanos.

"El salto cambiario va a acelerar la inflación y eso va a perjudicar los salario. Nosotros ya vemos la pauta inflacionaria más alta que la del año pasado", comenta Sigaut, para quien las ventas de bienes durables, como autos, muebles, y electrodomésticos, corren riesgo de frenarse o incluso caer. Mientras que señala que "en consumo masivo las perspectivas eran malas y todo esto las pone un poco peor". En este caso, por ejemplo, la semana pasada varios supermercados comenzaron a remarcar un 15% los precios, y esto incluso antes de que los proveedores envíen sus listas actualizadas, que según pudo saber este medio llegarán con subas de 10% desde junio. Es por eso que el Gobierno comenzó una ronda de reuniones con las grandes marcas para pedirles límites en los incrementos en góndolas.

En la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), ven positivo el dólar a $25 en cuanto a que los protege de los artículos importados. Pero consideran que "las mayores tasas de interés generan un ahogo financiero para las pymes, al elevar los costos y restar competitividad a la producción nacional". Además, se les suma el impacto de los incrementos de las tarifas de los servicios públicos, y la ya mencionada pérdida de poder adquisitivo de los consumidores.

Marcelo Kaufman, presidente de la Asociación de Directores Asociados (ADIRAS) y empresario de la salud, consideró que "las tasas altas para las pymes son destructivas", mientras que advierte que el dólar alto tiene un fuerte impacto para las que tienen insumos importados y no cuentan con sustitutivos nacionales. Además, dice que "la inflación tendía a la baja y ahora se ha desmadrado", mientras que recuerda que "los primeros vaivenes los sufrimos con las tarifas, aunque estoy de acuerdo con que los subsidios hay que eliminarlos". "No se puede salir de la bomba de tiempo que dejó el Gobierno anterior sin sufrir un poco", reconoce. Y remata: "La inflación y las tasas altas es el peor de los escenarios. No hablo tanto del dólar porque todos sabíamos que estaba atrasado".

La construcción, que venía funcionando como el gran motor de la economía, también encontró un obstáculo en el nuevo escenario. Los economistas consultados prevén que seguirá creciendo pero a menor ritmo. Esto no solo en el sector privado, donde se apalancó la actividad a partir de los créditos UVA, sino también en los recortes que sufrirá la obra pública. De hecho, el Gobierno anunció al corregir las metas de déficit fiscal y reducirla de 3,2% a 2,7% para este año que achicará la inversión en $30.000 millones. Restará ver la evolución de los proyectos de Participación Público-Privado (PPP), la gran apuesta de la gestión de Mauricio Macri en materia de infraestructura. A esto, se suma toda la cadena de insumos para la construcción que sentirá la desaceleración del sector.

Armano Pepe, presidente de Corredores de Inmobiliarias, identifica tres escenarios distintos para quienes aspiran a la casa propia y que pueden sintetizarse así: los que ya estaban cerrando la operación o estaban a punto de cerrar; el que pensaba hacer una operación cuando vino el tsunami del dólar; y el otro es el que ya tenía los dólares. Éstos últimos son los claros ganadores, los que ya tenían el crédito UVA aprobado son los que quedaron más complicados porque tienen que juntar más dinero para completar la operación, y, finalmente, los que estaban buscando deberán repensar la compra. "Acá tenemos dos batallas: la batalla madre es bajar la inflación y el gasto fiscal; la otra es tener un dólar estable, porque así el mercado funcionaría fluidamente", aseveró, mientras que reafirmó que pese a todo los desarrolladores siguen invirtiendo. Y concluyó: "Yo veo con optimismo la situación".

Por otro lado, dijo que tiene "dudas" de que los inversores extranjeros del real state vengan al país a pesar del nuevo valor del dólar, el cual, por cierto, ve "adecuado". "Nos miran con desconfianza todavía, hay que esperar que se aquieten las aguas", aseguró.

Del lado de los importadores, Rubén García, presidente de CIRA, está preocupado por el contexto interno. "Lo que más nos interesa es tener un mercado donde volcar las compras del exterior. El dólar puede estar al número que quieras, pero más del 80% de lo que se importa va a la industria y a la producción. Lo que más nos preocupa es cómo está el mercado interno. A todas luces, por toda la situación económica el gran problema es que el mercado interno no se reactive. Lo que influye negativamente es esa retracción y no tanto el valor del dólar", afirma. Y reclamó "eliminar todos los costos estúpidos en el comercio exterior", un tema que se analizó durante el seminario sobre Operador Económico Autorizado (OEA) semanas atrás. Por último, aseguró que "al importador le gustaría tener un dólar de $4, pero la realidad es esta". "Si le preguntás a un jugador de fútbol si prefiere jugar con lluvia o sin lluvia te va a decir que sin, pero el partido hay que jugarlo igual", remató.

Resumiendo, en lo que se refiere al sector financiero el efecto dependerá de la unidad de negocio. Los analistas esperan un retroceso en las carteras de créditos y consumo, aunque el resto no se vería tan afectado.

Finalmente, Prieto analiza: "Uno espera que pasado todo esto, los fundamentos de la Argentina terminen más consolidados, pero son los fundamentos de mediano plazo".

En el Gobierno creen que "lo peor ya pasó" y que la crisis financiera fue superada. Ahora queda ver si esto se confirma y el clima se aclara tras la tormenta, o si apenas el presente económico está atravesando por el ojo del huracán.