El peronismo aprobó la ley contra los tarifazos y le impusó una dura derrota al Gobierno


El Gobierno presionó fuerte pero el neuquino Guillermo Pereyra y Menem fueron claves. Rodríguez Saá se fue.




La oposición se unió en el Senado y sancionó la ley de emergencia tarifaria, pese a las fuertes presiones del Gobierno que llamó hasta último momento a gobernadores y legisladores para ganar la votación y terminó enfrentando una dura derrota parlamentaria, que obligará al presidente Macri a vetar un proyecto que roza apoyos del 90 por ciento en las encuestas.



Pese a la intensa actividad que desplegó el ministro Rogelio Frigerio, la Casa Rosada no logró evitar la sanción del proyecto que fue aprobado con 37 votos, lo justo para una mayoría simple, contra 30 de Cambiemos, que si lograba retirar del recinto a un opositor más podría haber frustrado la votación.


En el Gobierno hubo gestiones desesperadas y obtuvieron algunos triunfos para esperanzarse: Rodolfo Urtubey cumplió el deseo de su hermano gobernador y votó en contra como había insinuado; Adolfo Rodríguez Saá se volvió a San Luis en pleno debate y la sanjuanina Cristina López Valverde nunca apareció, tras varios llamados de Frigerio al gobernador Sergio Uñac. El hermano, José Uñac, es senador y votó a favor.

La neuquina Lucila Crexell estuvo a punto de abstenerse pero aceptó ir por la negativa cuando el ministro del Interior le prometió prorrogar la ley de emergencia frutícola, una gestión que quedó expuesta en los chats que le envió a Federico Pinedo y trascendieron en plena sesión. "Aprovecho la oportunidad para favorecer los intereses de mi provincia", justificó el intercambio de favores.


Crexell junto a otros cuatro senadores visitaron a Mauricio Macri este martes y según un comunicado oficial se habían comprometido a rechazar la ley. No fue tan así: el sindicalista Guillermo Pereyra votó a favor y lo justificó en el debate. "Le dijo al Presidente en la cara que pensaba votar nuestro proyecto de rebaja del IVA", lamentaban en la Casa Rosada, donde crecía el enojo con el sindicalista petrolero.

El Gobierno presionó y logró que Adolfo Rodríguez Saá se volviera a San Luis y Sergio Uñac sacara una seandora del recinto. Pero La ley salió con la ayuda de Menem y del petrolero Guillermo Pereyra, que le había prometido a Macri votar en contra.

"Este proyecto tiene un montón de imperfecciones, pero no hay otra alternativa porque no he visto en el oficialismo que presenten una opción que contemple lo social, lo que reclama la gente", explicó Pereyra. Claramente, cambió de idea cuando supo que su voto podría frustrar la ley de la oposición si le cumplía su promesa a Macri.




Argumentos similares usó un rato más tarde el cordobés Carlos Caserio para justificar su aval al proyecto que cuestionó su gobernador Juan Schiaretti. "El día que tenga que pedir permiso para hacer algo, me voy a retirar de la política", les aclaró a sus colegas.



"Estuvieron hasta último momento tratando de lograr que hoy no votemos esto. Si para ustedes eso es la política, bárbaro, pero no jueguen con fuego porque nos necesitamos todos", advirtió.



Para sancionar la ley fue clave el aporte de los santiagueños Ada Iturrez de Cappellini y Germán Montenegro, que integran el Frente Cívico de Santiago del Estero del gobernador Gerardo Zamora, que dejó en su provincia a Blanca Porcel de Riccobelli. Podrá explicarle a Frigerio que de los tres que tiene, la que acompañó a la Casa Rosada es la que militó con él desde la juventud. Como en Diputados, el gobernador misionero Hugo Passalacqua cumplió y sus dos senadores se fueron temprano.

Carlos Menem fue el personaje del día. Dio quórum temprano, acompañado de su hija Zulema; y volvió a las 3 de la mañana para votar y garantizar una mayoría que a esa hora Pichetto y Cristina Kirchner, sus alumnos hace dos décadas, no podían garantizar sin él.


En su discurso, el jefe de bloque del peronismo, Miguel Angel Pichetto, advirtió que el actual nivel de tarifas ya representa el 20 por ciento de los salarios y "está en el límite de tolerancia social". Denunció que el gobierno "presionó fuerte" para evitar la sanción de la ley y se burló que "ahora reapareció el ministro Frigerio", que "lo habían corrido los superpoderosos de la Jefatura de Gabinete".

"El Gobierno habla como si estuviéramos con las tarifas del 2015, pero en estos dos años el gobierno de Macri aumentó el gas un 1157%, la electricidad un 371% y el agua un 484%", denunció Pichetto y se quejó que el gobierno pague el BTU de gas "por encima del precio internacional". "No se si eso es un acuerdo por los juicios en el CIADI, si no no se puede entender", agregó.

Y como suele hacer, Pichetto volvió a cuestionar "las pavadas" que dice Durán Barba que impiden al gobierno comunicar sus actos y dificultades. "Este debate de las tarifas no lo empezamos nosotros, surgió de Carrió y el radicalismo y pretendían que el peronismo estuviera de espectador", cerró el senador rionegrino.



Cristina por su parte habló 48 minutos a las 2 de la mañana, 18 por encima de lo estipulado. "Es mentira que se hayan eliminado los subsidios: se eliminaron los que financiaba el Tesoro Nacional, pero ahora son los ciudadanos los que están subsidiando la rentabilidad de las empresas", denunció.

Menem fue el personaje del día. Dio quórum temprano -acompañado por su hija Zulemita- y volvió a las tres de la mañana para votar y garantizar una mayoría que a esa hora Pichetto y Cristina no podían alcanzar sin su voto.



Se jactó del aumento de la oferta energética y de las líneas de altas tensión durante su presidencia y la de Kirchner (lo había detallado temprano el formoseño José Mayans) y le reprochó a Gabriela Michetti haber votado en contra de la estatización de YPF que el Congreso sancionó en 2012.



"Si no hubiéramos nacionalizado YPF, Vaca Muerta sería de Repsol. Y ahora el presidente se la pasa ahí como si fuera una empresa propia. Sólo es posible por el blindaje mediático que hay", le reprochó.



Cristina también hizo hincapié en un tema repetido por toda la oposición y sin una explicación clara del oficialismo: el abultado valor del gas en boca de pozo, que llegaría a los 7 dólares por BTU cuando el precio internacional es 4 y aún menos en algunos países de la región, según Fernando "Pino" Solanas.



Sólo el radical Julio Cobos se animó a hablar de una incidencia natural "del dólar" por tener una matriz energética fosilizada, pero no explicó las diferencias de cotización. Sí detalló, como Humberto Schiavonne y Esteban Bullrich, que la falta de oferta energética subsanada con importaciones que originaron un agujero fiscal del que Macri no logra salir.



Miguel Pichetto adjudicó al inexplicable precio del gas criollo el aumento de la cotización de las empresas energéticas. "¿Perdieron 10 mil millones de dólares en 10 días y están preocupados por un costo fiscal de 20 o 30 mil millones de pesos?", se preguntó el rionegrino y recordó que en estos dos años hubo aumentos de 1157% de gas, 371% de luz y 484% de agua, "que es un servicio básico".



"Hay un punto de inflexión donde se demuestra la responsabilidad: en las difíciles. Y ustedes saben lo que ha pasado, no juega solo Argentina", se defendió el radical Luis Naidenoff, jefe del interbloque de Cambiemos, poco antes de votar. Como chicana, le recordó a Cristina que ella estatizó YPF como presidenta, pero 20 años antes había apoyado su privatización desde la legislatura provincial de Santa Cruz.



La ley fue consensuada por la oposición en Diputados, retrotrae las tarifas de luz, gas y agua a los valores de noviembre e indexa cualquier aumento futuro a la variación salarial, a excepción de los consumos superiores.



Macri ya anunció que la vetará y los senadores del peronismo no lo ven mal porque a la mayoría no le convence la devolución de las tarifas de energía ya cobradas, que obligaría a las distribuidoras locales a realizar desembolsos imposibles de calcular.

Esperaban una contra propuesta del Gobierno, que sólo acercó un tibio dictamen que proponía bajar el IVA a las tarifas y este martes prometió discutir el traspaso de Edelap y Edesur a Provincia y Ciudad.

No quiso hablar del valor de las boletas y el presidente rompió todo el lunes con un video diseñado por Marcos Peña, a quien siempre le resultas preferibles



"Pudieron cambiar todo el presupuesto, pero las tarifas de Juan Aranguren son sagradas", cuestionó Pichetto y habló de ninguneos a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, el ala política del Gobierno, que se anotó una dura derrota en medio de su negociación con el FMI.