Borran a Quintana y Lopetegui, entran Sanz, Morales y Monzó



Olivos. Sanz, Peña, Monzó, Frigerio y Morales, sin Quintana ni Lopetegui.

Sepulta al tridente y abre “expediente” interno



Ezequiel Rudman


Debutó ayer en Olivos la nueva mesa política del Presidente con nuevos viejos conocidos. Quedó sepultado el esquema de tridente ya que se esfumaron de la nueva pirámide del poder Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Quedó Marcos Peña como eje de esta estructura política, pero se agregaron asientos permanentes para soldados del ala política. El Presidente ya eligió sobre quién cargar la responsabilidad de la última crisis político-financiera. Se trata de Quintana, el más dañado en el círculo íntimo del poder presidencial a quien Mauricio Macri le envió ayer un mensaje cifrado que abre un interrogante sobre su continuidad en el gabinete.

"Pusimos metas demasiado optimistas. Algunos dicen que no contamos toda la herencia real que recibimos. La segunda autocrítica es que desde ese 28 de diciembre hemos tenido problemas de coordinación entre el gabinete económico y el BCRA", confesó el Presidente desde la Quinta de Olivos luego de reunirse con el nuevo staff político permanente que reemplazará al hasta ahora intocable tridente Peña-Quintana-Lopetegui.

El regreso del radical Ernesto Sanz y del peronista Emilio Monzó apunta a la batalla que se abre en el Congreso de cara al Presupuesto 2019 donde el Poder Ejecutivo deberá autorizar el monto de endeudamiento a partir de un eventual acuerdo de asistencia financiera con el Fondo Monetario Internacional.

Macri ratificó ayer en la intimidad de Olivos la continuidad, por ahora, del gabinete económico. En la mira quedó Quintana, a quien señalan no sólo por la falta de coordinación del gabinete, sino también por la sorpresa que significó para la Casa Rosada la salida intempestiva de ciertos fondos de inversión en la corrida cambiaria.

El Presidente se definió ayer como "demasiado" optimista. Sin embargo, en la mesa chica del poder se resolvió abrir una investigación interna para detectar, más que a nivel internacional, qué fondos locales y qué sector del sistema financiero local salió favorecido con la venta en masa de unos 9.275 mil millones de dólares de reservas del Banco Central para frenar la estampida del dólar. El pedido lo llevaron ayer a Olivos los radicales a través de Sanz y Gerardo Morales, gobernador de Jujuy. Alfredo Cornejo, jefe del Comité Nacional y mandatario mendocino, se ausentó por razones de "agenda". Cornejo está en la mira de Macri a partir de la rebelión que disparó, junto a Elisa Carrió, contra la política de tarifas. Disidencia pública que derivó en el motín político del panperonismo en el Congreso y que obligaría al jefe de Estado a vetar la eventual sanción en el Senado de la ley para frenar las subas de tarifas.

Ya sin Quintana ni Lopetegui como brazos ejecutores, Peña debutó ayer como cabeza de la nueva mesa política donde los radicales tendrán una participación part time. Los asientos permanentes serán para Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio y Monzó. Se sepulta del esquema de tridente que Macri había definido como sus "ojos e inteligencia". Allí se resolvió además fortalecer el vínculo con los gobernadores del peronismo, una medida que blinda la gobernabilidad de Cambiemos, pero que detona tensiones internas con la UCR. Los radicales se preparaban para presentar candidatos propios a gobernador en varias provincias. El pacto de no agresión con peronistas como Juan Schiaretti (Córdoba), Juan Manuel Urtubey (Salta) o Gustavo Bordet (Entre Ríos) acota los planes de expansión del radicalismo, y también del PRO, sobre provincias del PJ.

En la cumbre de gobernadores peronistas de ayer en Tucumán -ver nota en pág. 16-, Schiaretti se convirtió en el vocero de la potestad del Poder Ejecutivo Nacional para definir la política de tarifas. Los gobernadores son nuevamente el principal recurso que le queda a Macri para intentar frenar el proyecto aprobado en Diputados y que lo expondría a un veto presidencial en caso de prosperar en la Cámara alta. Esta cohabitación con el peronismo implica el triunfo de la doctrina Monzó de tomar al peronismo dialoguista como aliado y no como enemigo a aplastar en 2019. Macri comprendió que estos mandatarios provinciales del peronismo, a diferencia de Cornejo y Elisa Carrió, tienen más timing político y capacidad de negociación en épocas de crisis del oficialismo.