Un deshielo paralizado con o sin Raúl Castro


Las relaciones seguirán siendo un asunto crucial

Se va Raúl Castro, pero nada cambia con Estados Unidos

Las complejas relaciones entre Cuba y Estados Unidos seguirán siendo un asunto crucial para el próximo presidente del país, que reemplace a Raúl Castro, con el agravante de que el proceso de "deshielo" falló en su intento de normalizarlas.
Las elecciones de este miércoles en el seno de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento nacional) elegirán un nuevo presidente que, como se espera, continuará "trabajando" por las políticas fundamentales internas y externas actuales de la isla.
Sobre Estados Unidos, el pasado día 14, a menos de una semana de la votación en el Parlamento que elegirá al nuevo presidente del Consejo de Estado, el canciller cubano Bruno Rodríguez reiteró la posición oficial.

En la sesión plenaria de la Cumbre de las Américas en Lima, Rodríguez subrayó tras un análisis de la política externa nacional que "Cuba no aceptará amenazas ni chantaje del gobierno de Estados Unidos. No desea la confrontación, pero no negociará nada de sus asuntos internos ni cederá un milímetro en sus principios". "No creo que deba pensarse que las elecciones vayan a cambiar eso", opinó un analista local consultado por ANSA y que pidió el anonimato. "Esta es una política medular cubana que no la cambia una sola persona", agregó.
El actual mandatario cubano Raúl Castro, que ya ha anunciado que no se presentará como candidato, lanzó junto a su par estadounidense Barack Obama en diciembre de 2014 el llamado "deshielo" tras conversaciones secretas entre los dos gobiernos.
El proceso sorprendió al mundo y estuvo activo hasta que el presidente republicano Donald Trump prácticamente lo detuvo.

En el aspecto diplomático y político las relaciones bilaterales han retrocedido hasta puntos inesperados y en el sector comercial se ha paralizado en cuanto a nuevos acuerdos, aunque se mantiene discretamente en esferas como el turismo.
Hoy, por ejemplo, las gestiones de ciudadanos cubanos para residir en Estados Unidos tienen que hacerse en embajadas de esa nación fuera de Cuba, una decisión sin precedentes que aplicó el gobierno de Trump tras denunciar misteriosos ataques contra sus diplomáticos en La Habana de los cuales ahora se sabe muy poco. La embajada estadounidense en La Habana restituida por el "deshielo" en 2015 tras casi 50 años de cierre ha quedado a punto de clausura nuevamente al reducirse su personal.
"Es difícil predecir hasta donde se deteriorarán de nuevo las relaciones bilaterales", según el analista consultado.

Estimó que puede considerarse difícil una mejoría en las relaciones entre Estados Unidos de Trump y Cuba. "No hay señales ni internas ni exteriores que indiquen lo contrario", explicó.