La fortaleza del Movimiento 5 Estrellas lo sitúa como el jugador más impotante de la legislatura

La formación obtendría la victoria en los comicios con más del 32% de los votos.

El Movimiento 5 Estrellas (M5S) se afirmó este domingo con amplia diferencia como el partido más votado en las legislativas, según los datos provisionales del recuento. Con más del 32,5% de los votos, casi 14 puntos más que el Partido Democrático, y cerca de la coalición conservadora liderada ya oficialmente por La Liga, que ronda el 37%. Su enorme fortaleza y la experiencia parlamentaria adquirida marcarán una legislatura en la que será una pieza clave.



Di Maio con sus seguidores después de votar este domingo en Pomigliano d' Arco

La tercera mutación del M5S, un potente artefacto político con votantes a izquierda y derecha del eje ideológico tradicional, está en marcha. Alessandro Di Battista, uno de los máximos exponentes del partido, no escondía la satisfacción cuando todavía comenzaban las primeras proyecciones de la noche. “Es un triunfo, una apoteosis. Ahora todos tendrán que venir a hablar con nosotros”.


El resultado obtenido, según los sondeos a pie de urna y el escrutinio de 98% de las mesas y más del 95% de los votos, sería muy bueno (alrededor del 32,5%, casi ocho puntos más que en 2013). Pero insuficiente para formar un Ejecutivo por sí solos en esta nueva etapa. Y el problema es que el ideario de Movimiento impide gobernar mediante alianzas con otros partidos. El M5S se ha fundado sobre la base de la protesta y la denuncia de la corrupción institucionalizada de las otras formaciones. De modo que un “pasteleo” como los que han criticado en los últimos cinco años sería ahora mal visto por las bases, pero todo está abierto.

La tentación del pacto será enorme. Especialmente para todos los que, como el propio Luigi Di Maio, pese a su juventud, se encuentran en la segunda legislatura como cargo electo y no podrán repetir. Así lo dicta el código del partido. Pero, además, no sería aconsejable volver a mandar a la nevera millones de votos como en 2013, cuando el M5S ganó los comicios —antes del sufragio exterior— y no pudo rentabilizar su fuerza electoral.

Por si acaso, Grillo lanzó el sábado un aviso a navegantes. M5S no puede permitirse mutar hacia un partido corriente, institucionalizarse. “El nuestro es un movimiento biodegradable. Nos disolveremos cuando podamos hacer un referéndum semanal desde nuestras casas”, recordó Grillo, subrayando que aún está en condiciones de dictar las reglas del Movimiento. Además, marcó la agenda de cara a unos posibles pactos con el resto de partidos: “Son todos iguales[?]. Nosotros hemos nacido para cambiar las cosas y después desaparecer”.

Pero el notable resultado que apuntaban los sondeos tras cerrar las urnas dejaban de todas formas lejos de una mayoría de gobierno al Movimiento 5 Estrellas. Sin embargo, con casi un tercio de los sufragios, el presidente de la República, Sergio Mattarella, difícilmente podrá obviar a este jugador a la hora de comenzar la ronda de consultas. De modo que la formación grillina, que nació como un partido antiestablishment, será parte activa por primera vez en uno de los procesos más institucionales que pueden darse en Italia.

De hecho, Di Maio ya fue recibido la semana pasada por el secretario general del Quirinale, Ugo Zampetti, para conocer de primera mano sus intenciones. Una extraña maniobra que ha sido mal vista por los otros partidos —especialmente el PD de Matteo Renzi—, pero que demuestra la buena sintonía que el líder grillino mantiene con el presidente de la República. Una relación que también habla de cómo se ha ido cocinando una posible llegada del M5S al Gobierno y de las renovadas posibilidades que Di Maio adquiriría con este resultado.

Así que, poco a poco, el movimiento ha ido adaptándose a la situación que estaba por llegar. Hoy la formación ha dejado de ser un experimento y tiene ya una experiencia a través de 45 alcaldías, 15 parlamentarios europeos, 92 diputados, 36 senadores y 1.700 concejales.

Por tener, incluso cuentan ya con los nombres de un hipotético gobierno que lideraría Di Maio, poco abierto a negociar el cargo de primer ministro. Pero no hay nada asegurado. Existía antes de las elecciones legislativas una corriente promovida por intelectuales cercanos a la formación que le pedían un paso al lado en caso de que se pueda negociar un Ejecutivo con otros partidos. Pero con este resultado, será muy complicado que nadie le convenza.