Los ecosistemas 4.0 y el #VotoJoven

Rubén Weinsteiner


Las marcas políticas siempre estuvieron estrechamente ligados a los paradigmas de la comunicación y los medios de la época. Los jingles y slogans estuvieron funcionando a full durante el tiempo de la radio. La gráfica priorizó las fotografías y logos. La TV lanzó los spots de 30 segundos.

Los medios masivos separaron la identidad de la marcas políticas de su ejecución, lo que en un momento de canales y mensajes estandarizados no importó mucho.

Pero las marcas políticas modernas no entregan los atributos de su identidad de marca a los medios. En lugar de eso, construyen su identidad en sus propios ecosistemas de comunicación 4.0. Son cadenas de identidad. Las marcas políticas modernas son menos de los medios, y más de los individuos que las votan.

Un ecosistema 4.0 hace a la comunicación de las marcas políticas del siglo XXI lo que la TV hizo en el siglo XX y la gráfica en el siglo XIX: transmite la identidad de marcas políticas en una forma tangible. Eso muestra el modo organizado de comunicación. En el siglo XIX, fue la identidad en cara a cara; en el XX, fue la identidad mediatizada. Ahora es la identidad del prosumidor sujeto de elección.

Una hoja de ruta

1.Desarrollo de la narrativa, donde los votantes puedan formar y protagonizar su narrativa interactuando con la marca política y recíprocamente.


2.Crear un loop de feedback. Este enfoque iterativo permite canalizar demandas, articular microsegmentos definidos por demandas y variables blandas y perfeccionar la oferta reptiliana, más  primitiva y la emocional ( 85% del sistema de preferencias)


3.Invertir en las comunidad de los sujetos de elección. Para diferenciarse en un mercado definido por cadenas, se necesita un lazo fuerte, personal y bien arraigado alrededor de sus puntos de pasión de su audiencia. La marca políticas especielamente entre los votantes jóvenes deben desplegar su discurso alrededor de aquellos que comparten la misma sensibilidad, estilo de vida, deseos, temores, factores generadores de confianza.


4.Definir el rol de nuestra marca política en la cultura. Un posicionamiento atado a un personaje fundador, a un origen, a una experiencias, a una promesa disruptiva de marca política etc.


Para ser relevante como marca política en la era de los ecosistemas 4.0, que disminuye el rol tradicional de conectar políticos con votantes , las marcas políticas necesitan empezar desplegar espacios para compartir experiencias, emociones, esperanzas, debilidades y fortalezas, a través de narrativas culturales que interpelen la subjetividad desde lo reptiliano y lo emocional más que desde lo racional.

En el pasado, el factor de ventaja competitiva se alcanzaba a través de escalas masivas, integración vertical y aumentos de los presupuestos de marketing político. Hoy, esa no es la forma en la que crecen las marcas políticas. Si el siglo XX fue la era del complejo marca-medios, el sigo XXI es la era de los ecosistemas 4.0 creativos.