Francisco Vera Hott: "Por nuestros amigos en redes sociales se determina si podemos pagar un crédito"

Xavier Ibarreche



El especialista en derecho digital Francisco Vera Hott alertó sobre la acumulación de información de usuarios en internet: "Nuestros datos se usan cada vez más sin nuestro conocimiento ni consentimiento". Inteligencia artificial, fintech y big data, la "santísima trinidad" que rige nuestra vida sin que lo sepamos.

Aunque no lo sepamos, nuestro paso por internet deja rastros. Nuestros clicks, likes y retweets son información que habla sobre qué compramos, con quiénes nos relacionamos o cuáles son las ideas que propagamos. Ante este panorama, big data, inteligencia artificial y algoritmo, son términos que se utilizan con cada vez más frecuencia en la toma de decisiones gubernamentales y empresariales.

Lejos de lo que muchos podrían pensar, esta "santísima trinidad" está estrechamente relacionada con lo cotidiano, con nuestros datos y con un derecho tan básico como intangible: la privacidad. En este contexto, el creciente uso de la tecnología convirtió al debate alrededor de la protección de datos en uno de los temas más calientes de la agenda del derecho internacional.

Con motivo de un debate sobre los desafíos alrededor de las tecnologías de vigilancia aérea que organizó esta semana la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), ámbito.com entrevistó a Francisco Vera Hott, abogado chileno especializado en derecho digital y oficial de políticas públicas de Privacy International.

Con el desarrollo de tecnologías como videocámaras, drones o globos, esta organización británica aboca sus actividades en alertar los riesgos de la capacidad de vigilancia por parte del Estado y su correspondiente manipulación de datos. En los últimos tiempos, la recopilación de los datos que generamos con nuestro teléfono celular puso en alerta a Privacy International al considerar que las empresas acumulan nuestros datos sin que tengamos el suficiente control sobre esa información.

Periodista: ¿A qué problemas nos enfrentamos en materia de privacidad?
Francisco Vera Hott: Sin dudas, el tema de recogida masiva de información de la mano de las tecnologías de vigilancia en lugares públicos con cámaras, drones o globos de vigilancia que en aras de la seguridad pública nos reducen los espacios generando esta sensación de estar vigilados. Otro problema se relaciona con el manejo de estos datos, tanto por empresas de internet como otras compañías conocidas como data brokers. Estas últimas son las que manipulan y manejan nuestros datos con el fin de vender información para vendernos publicidad.

P: ¿Cuáles son las situaciones en la que nuestros derechos están expuestos?
FVH: En internet es cada vez más creciente el nivel de escrutinio. Va desde la vigilancia masiva que reveló Snowden a otros usos como sistemas que permiten generar patrones de predicción para ver si somos o no terroristas en base a nuestra actividad en redes sociales. Se recopila cada vez más información, se van creando más bases de datos, se va compilando nuestra información biométrica y eso empieza a afectar nuestras nociones de identidad, incluso la financiera. En definitiva, interfieren en esos espacios en donde teníamos mucha más libertad porque estas tecnologías nos encasillan en un solo perfil que tiende a ser inexacto.

P: ¿Qué consecuencias trae la compilación de nuestros datos en internet?
FVH: Nuestros datos se usan cada vez más sin nuestro conocimiento ni consentimiento. No sabemos bien qué datos se recopilan y mucho menos cómo se usan. El problema es que eso termina siendo utilizado para tomar decisiones que nosotros no tenemos idea. En base a esos datos están decidiendo si nos dan un crédito o no. No sólo recopilan nuestras deudas o cómo las pagamos, sino otras informaciones. Con el mismo perfilamiento publicitario pueden excluir a personas de ciertos servicios. Hay una utilización de nuestra información que resulta dañina, nos afecta y ni siquiera sabemos cómo nos perciben estos tomadores de decisiones, no sabemos cómo nos representan con esos datos. En base a algoritmos y data science se generan perfiles de nosotros y empiezan a buscar correlaciones que no tenemos mucha noción ni control. Por el hecho de a quién llamamos, cómo nos contactamos, quienes son nuestros amigos en redes sociales, empiezan a extrapolar si podemos pagar una deuda o no.

P: ¿Por eso el mercado le da cada vez más importancia a los algoritmos?
FVH: En internet tenemos perfiles con información generada por nosotros o por otras personas que crean sobre nosotros al etiquetarnos en una actividad en Facebook. Con las nuevas tecnologías que auspicia la aparición de las fintech, la información tradicional de nosotros se reemplaza por nuestra lista de contactos, por ejemplo. Por mediciones que se hacen con los sensores del teléfono se detecta si ordenamos los contactos con nombre y apellido, por ejemplo. Se empiezan a tomar decisiones financieras en base a esos patrones y no sabemos para qué. En legislaciones como en la Unión Europea se incorporó el derecho a tener explicaciones porque el uso indiscriminado de estos motores genera estas situaciones de total opacidad frente a las decisiones que se toman frente a nosotros. El procesamiento de información de nosotros es un fenómeno que viene derivado de la explosión de redes sociales y de la súper abundancia de información que conocemos como big data.

Francisco Vera Hott durante su intervención en el debate organizado por la Asociación por los Derechos Civiles en la Facultad de Derecho (UBA).

P: ¿Qué daños puede provocar el uso y abuso de la compilación de nuestros datos por parte de terceros?
FVH: Genera daños porque hay algo que no hemos tocado aún: la seguridad. ¿Qué pasa cuando tu información se filtra? Aquel que dice que la información que maneja su empresa es completamente segura, es mentira. No existe la seguridad absoluta. La pregunta es cuánta información están acumulando, qué potencialidad de hacer daño existe, qué pasa si Facebook mantiene un perfil nuestro en las sombras con la información que el resto aporta. En el mercado financiero es muy difícil prever qué puede pasar porque este uso de tecnología es nuevo. Una aplicación fintech podría tener información precisa para predecir un comportamiento de pago, pero las crisis derivadas de las burbujas hipotecarias no se dan por si logramos predecir la capacidad de pago de alguien sino porque se genera un nivel de euforia y de incentivos para que ejecutivos tomen las decisiones equivocadas. El tema parece ser de ética.

P: Está planteando un panorama muy poco alentador, ¿están nuestros datos protegidos?
FVH: No. Hay mucho por avanzar en ese tema. Hay países que están mejor que otros en su legislación como Perú, Colombia, Uruguay y Argentina, pero hay que detectar qué nivel de cumplimiento se le están dando a estas normas. También hay que pensar más allá de las perspectivas actuales de privacidad porque las leyes no están ofreciendo demasiada respuesta respecto a la información derivada de nosotros. Nos falta mucho camino para llegar a un nivel razonable de protección de datos.

P: Desde Privacy Internacional son bastante críticos a la idea de smart cities que hoy se vislumbra como la solución a la seguridad ciudadana.
FVH: Gran parte del problema con las smart cities es que es un término de marketing acuñado por IBM para vender una suite de productos. Es un concepto tan indeterminado y vago que se presta para cualquier cosa. En Pakistán, por ejemplo, no se habla de smart cities sino de safe cities porque tomaron la cuña de la seguridad como el valor determinante. En el fondo detrás de eso hay tecnologías que no se saben bien cómo funcionan, soluciones carísimas, poca rendición de cuentas en si mejoran la seguridad y un aumento en la vigilancia que conlleva a recortes en la privacidad de las personas de la mano del reconocimiento facial, por ejemplo.

P: ¿Por qué se promueven este tipo de proyectos?
FVH: Hay muchos intereses detrás del valor de la vigilancia. No creo que detrás de esto haya mentes malvadas que quieren vigilarnos. Sí creo que caen detrás de las luces, del voto fácil y de conceptos de seguridad ciudadana que son casi infantiles porque no viene con una reflexión de la causa de los delitos. Muchas veces con la influencia de la prensa y del minuto en cámara hay muchos políticos que son capaces de hacer esto sin reflexionar en el tema. Hay una falta de conciencia de los países y de las autoridades de las consecuencias porque la privacidad es un derecho humano. La privacidad es un derecho intangible, está presente en muchas instancias de nuestra vida cotidiana que la damos como un hecho. Aunque creemos que la hayamos perdido, contamos con ella.

P: ¿Qué panorama nos espera a futuro?
FVH: Las tecnologías en sí no son ni buenas ni malas, pero tampoco son neutrales. Eso requiere el desafío de cómo diseñamos las tecnologías. Eso implica una aproximación a los derechos humanos pensando en la privacidad y la seguridad por defecto. Tenemos que reclamar ese derecho porque la privacidad es el espacio para desarrollarnos como personas y como profesionales. Si no tenemos privacidad no podemos tener libertad de expresión. ¿Dónde nacen las brillantes ideas? En los momentos en los que estamos solos y nadie nos molesta. Esa sensación de estar constantemente vigilados implica que siempre estamos rindiéndole cuentas a alguien. No podemos permitir que toda nuestra información sea potencialmente información para evaluarnos. ¿Queremos ese futuro? ¿Queremos que todo lo que hagamos incida en un puntaje? ¿Queremos construir un futuro como Black Mirror?