El Papa pide paz en Jerusalén y reza para alcanzar solución “con dos Estados”

Francisco habló de un mundo en el que “soplan vientos de guerra y un modelo de desarrollo ya caduco sigue provocando degradación humana, social y ambiental”
El papa Francisco imparte la bendición 'urbi et orbi' desde el balcón de la basílica de San Pedro este 25 de diciembre.


En el mensaje que el Papa lanza al mundo el día de Navidad, antes de impartir la bendición Urbi et Orbi, suele reflexionar sobre los conflictos que asuelan la humanidad en un tono especialmente crítico. Este lunes, Francisco se detuvo particularmente en la situación de violencia que se vive entre Israel y Palestina, tras el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte del presidente estadounidense Donald Trump y el traslado de la embajada a principios de mes. El Pontífice, que entonces lanzó un severo llamamiento para respetar el status quo de Jerusalén, hoy pidió de nuevo “paz para la ciudad y para toda la Tierra Santa” y afirmó que reza para alcanzar una solución con "dos estados".



“Recemos para que entre las partes implicadas prevalezca la voluntad de reanudar el diálogo y se pueda finalmente alcanzar una solución negociada, que permita la coexistencia pacífica de dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional”, dijo Francisco, que en su quinta Navidad como pontífice llamó a superar tensiones en una “tierra martirizada”.

Antes de impartir la bendición Urbi et Orbi —a la ciudad y al mundo— Bergoglio habló de un mundo en el que “soplan vientos de guerra y un modelo de desarrollo ya caduco sigue provocando degradación humana, social y ambiental”. Y también recordó a Venezuela, actualmente sumergida en una profunda crisis política en medio de un aumento de la delincuencia, escasez de alimentos o desabastecimiento de medicinas. Francisco pidió para el país “un diálogo sereno entre los diversos componentes sociales por el bien de todo el querido pueblo venezolano”.

Asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro, donde en marzo de 2013 se presentó al mundo como nuevo Papa, Francisco volvió a agitar conciencias repasando las guerras que afligen al planeta, como la de Siria, abierta desde 2011 y para la que pidió “volver a encontrar el respeto por la dignidad de cada persona, mediante el compromiso unánime de reconstruir el tejido social con independencia de la etnia o religión a la que se pertenezca”. También señaló a los conflictos que se viven en Irak “que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos quince años” y en el olvidado Yemen, arrasado por las disputas entre Irán y Arabia Saudí por conseguir la hegemonía regional. Francisco señaló las “graves consecuencias humanitarias para la población que padece el hambre y la propagación de enfermedades”.

El Papa además llamó la atención sobre la crisis de los refugiados, que se ha convertido en uno de los temas primordiales de su pontificado y recordó a “tantos niños obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo fácil presa para los traficantes de personas”. En relación al “drama de tantos emigrantes forzosos que arriesgan incluso sus vidas para emprender viajes agotadores que muchas veces terminan en una tragedia” hizo un llamamiento: “Que nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén”.

También rememoró su reciente viaje a Myanmar y Bangladesh, donde logró poner el foco internacional sobre la limpieza étnica que sufren los rohingya por parte del ejército birmano. “Espero que la comunidad internacional no deje de trabajar para que se tutele adecuadamente la dignidad de las minorías que habitan en la región”, recordó hoy.

Otras zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas por el peligro de las tensiones y de los nuevos conflictos también estuvieron presentes en su discurso, como el caso de Corea del Norte, núcleo de preocupación internacional, con el avance de su programa nuclear y su tenso enfrentamiento con Estados Unidos. “Recemos para que en la península coreana se superen los antagonismos y aumente la confianza mutua por el bien de todo el mundo”. Y a continuación llamentó la violencia y pidió el cese de los conflictos en Ucrania, donde señaló las “graves repercusiones humanitarias” y en África, especialmente en Sudán del Sur, en Somalia, en Burundi, en la República Democrática del Congo, en la República Centroafricana y en Nigeria.