Mensaje del Papa a los sindicatos: las 3 T son 5 T

Las 3 “T” que hizo famosas Jorge Omar Bergoglio (“trabajo, tierra y techo”, el slogan permanente de Daniel Scioli en 2014/2015) ahora son 5 "T" porque el papa Francisco le agregó "tiempo (de producción) y "tecnología". Esto renueva, en parte, el discurso de la Doctrina Social de la Iglesia Católica con la que tanto simpatiza el sindicalismo peronista argentino. En un congreso en el Vaticano, Francisco 'bajó línea' a los líderes gremiales de muchos países pero la delegación argentina era muy nutrida.



Papa Francisco y sindicalistas peronistas.

“No podemos ser ingenuos y pensar que el diálogo se dará naturalmente y sin conflictos", le advirtió el papa Francisco a los muchos sindicalistas presentes en el Vaticano.
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“Hoy ya no es sólo la dignidad del empleado la que está en juego, sino la dignidad del trabajo de todos, y de la casa de todos, nuestra madre tierra”. El Papa lo escribió en el mensaje que envió a un encuentro internacional de organizaciones sindicales que se lleva a cabo en el Vaticano desde ayer. Además de insistir en la necesidad de garantizar a todos las tres “T” (es decir “trabajo, tierra y techo”, Jorge Mario Bergoglio denunció el elevado peligro que acecha a otras dos “T”, la aceleración del “tiempo” de producción y un “paradigma de poder dominio y manipulación”, que puede guiar el uso de la “tecnología”.

Francisco pidió a los sindicalistas que no ignoren a los excluidos, que combatan la tentación de la corrupción y que educen a la solidaridad.

El Papa no pronunció un discurso ante los participantes, como se había pensado, sino que envió un mensaje por escrito. El encuentro, titulado “De la ‘Populorum progressio’ a la ‘Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?”, fue organizado por el dicasterio vaticano para el Servicio al Desarrollo Humano Integral.

Además de los secretarios generales de diferentes sindicatos italianos, había muchos sindicalistas argentinos, precisamente en un momento en el que en la patria de Bergoglio se enciende la discusión, incluso entre diferentes grupos, sobre una de las reformas del trabajo que promueve el gobierno de Mauricio Macri.

En el texto, dirigido al cardenal Peter K.A. Turkson, prefecto del dicasterio vaticano, después de haber recordado la centralidad que Pablo VI en la “Populorum progressio” atribuye al trabajo, el Papa de la “Laudato si” escribió que “cuando el modelo de desarrollo económico se basa solamente en el aspecto material de la persona, o cuando beneficia sólo a algunos, o cuando daña el medio ambiente, genera un clamor, tanto de los pobres como de la tierra, que nos reclama otro rumbo.

Este rumbo, para ser sostenible, necesita colocar en el centro del desarrollo a la persona y al trabajo, pero integrando la problemática laboral con la ambiental. Todo está interconectado, y debemos responder de modo integral”.

Según el Papa, “una contribución válida a dicha respuesta integral por parte de los trabajadores, es mostrar al mundo lo que ustedes bien conocen: la conexión entre las tres «T»: tierra, techo y trabajo. No queremos un sistema de desarrollo económico que fomente gente desempleada, ni sin techo, ni desterrada. Los frutos de la tierra y del trabajo son para todos”.

Según el Pontífice, “Es imperioso una transferencia de la industria energética actual a una más renovable para cuidar nuestra madre tierra. Pero es injusto que dicha transferencia sea pagada con el trabajo y el techo de los más necesitados. Es decir, el costo de extraer energía de la tierra, bien común universal, no puede recaer sobre los trabajadores y sus familias”.

Francisco recordó después un “segundo juego de tres «T»: esta vez entre trabajo, tiempo y tecnología”, porque, en relación con el tiempo, “sabemos que la «continua aceleración de los cambios» y la «intensificación de ritmos de vida y de trabajo», que algunos llaman «rapidación», no colaboran con el desarrollo sostenible ni con la calidad del mismo”, y, continuó el Papa citando un estudio del McKinsey Global Institute, la tecnología “puede obstaculizar el desarrollo sustentable cuando está asociada a un paradigma de poder, dominio y manipulación”.

“Son los trabajadores –escribió Jorge Mario Bergoglio– quienes, en su lucha por la jornada laboral justa, han aprendido a enfrentarse con una mentalidad utilitarista, cortoplacista, y manipuladora. Para esta mentalidad, no interesa si hay degradación social o ambiental; no interesa qué se usa y qué se descarta; no interesa si hay trabajo forzado de niños o si se contamina el río de una ciudad. Sólo importa la ganancia inmediata. Todo se justifica en función del dios dinero. Dado que muchos de ustedes han contribuido a combatir esta patología en el pasado, se encuentran hoy muy bien posicionados para corregirla en el futuro. Les ruego que aborden esta difícil temática y que nos muestren, desde su misión profética y creativa, que es posible una cultura del encuentro y del cuidado. Hoy ya no es sólo la dignidad del empleado la que está en juego, sino la dignidad del trabajo de todos, y de la casa de todos, nuestra madre tierra”.

Y advirtió a los sindicalistas: “no podemos ser ingenuos y pensar que el diálogo se dará naturalmente y sin conflictos. Hacen falta agentes que trabajen sin cesar para generar procesos de diálogo en todos los niveles: a nivel de la empresa, del sindicato, del movimiento; a nivel barrial, de ciudad, regional, nacional, y global. En este diálogo sobre el desarrollo, todas las voces y visiones son necesarias, pero e n especial aquellas voces menos escuchadas, las de las periferias. Conozco el afán de mucha gente por traer dichas voces a la luz en los foros donde se toman decisiones sobre el trabajo. A ustedes les pido que se sumen a esta noble labor”.

El mensaje concluye con una triple invitación a tener cuidado frente a la tentación “del individualismo colectivista, es decir, de proteger sólo los intereses de sus representados, ignorando al resto de los pobres, marginados y excluidos del sistema”, en el nombre de una solidaridad “que trascienda las murallas de sus asociaciones, que proteja los derechos de los trabajadores, pero sobre todo de aquellos cuyos derechos ni siquiera son reconocidos”.

Los invitó también a evitar la “plaga” de la corrupción, porque “es terrible esa corrupción de los que se dicen «sindicalistas», que se ponen de acuerdo con los emprendedores y no se interesan de los trabajadores dejando a miles de compañeros sin trabajo”, y, para concluir, exhortó a no olvidar el papel de “educar conciencias en solidaridad, respeto y cuidado”.