Endeudamiento minorista






Por UNDAV


El final del diferendo con los tenedores de deuda en default, posibilitó el acceso a los mercados internacionales. Tanto para el Estado Nacional, como para las jurisdicciones subnacionales y empresas. Así, en los dos últimos años se revirtió la tendencia al desendeudamiento y este comportamiento se replicó también en los segmentos minoristas, producto de la proliferación de nuevos marcos institucionales de fomento al crédito. El notorio crecimiento de los créditos hipotecarios correspondiente al esquema de cuota variable (ajustable por inflación) se explica por los escasos volúmenes de créditos propiciados en el período anterior, debido a la inexistencia de instrumentos ajustables por inflación. La política crediticia en la anterior administración se orientaba mayormente la demanda de viviendas a construir, a partir de esquemas con importantes componentes subsidiados, como el de PROCREAR. Este diseño dejaba afuera a buena parte de los estratos de poder adquisitivo medios, ávidos de acceder a la vivienda, pero sin el ahorro suficiente como para ingresar a una de las líneas a tasa fija, que implicaban un desembolso de alrededor del 25% del préstamo en el primer año. No obstante, el actual ritmo acelerado de aumento de los niveles de deuda minorista, está prendiendo las primeras luces de alarma. En el marco de una historia económica con recurrentes desajustes sistémicos, el posible desalineamiento de ciertas variables macroeconómicas puede implicar riesgos que afecten la sustentabilidad de las finanzas minoristas.

Para poner en contexto, el presente material busca poner en contexto el actual crecimiento de la deuda de familias y empresas, en función a las diferentes líneas que están proliferando, de acuerdo a las características de los prestatarios. A tales fines, nos basamos en la información publicada por el Banco Central y demás fuentes comerciales. En particular, ponemos foco sobre evolución de los préstamos y depósitos en dólares, además de las diferentes líneas hipotecarias a cuotas variables, a partir de la proyección de diferentes escenarios financieros. En breves términos, los principales resultados cuantitativos se resumen a continuación:
En primer lugar, se observa un crecimiento acelerado de las líneas crediticias en dólares, con un avance de casi 160% promedio mensual en los últimos dos años.
En el detalle, los créditos prendarios en dólares (+814% promedio) y los adelantos en cuenta corriente en dólares (+368,3%) son las líneas que se mueven a mayor rapidez.
Así, la proporción de créditos en moneda extranjera al sector privado crecen de manera exponencial, pasando de representar el 4,1% del total agregado a fines del 2015 a más del 21% en la actualidad.
Por su parte, los créditos hipotecarios crecen al 34% en el último año, mayormente traccionados por las líneas de cuota variable (UVA). Este mecanismo, lleva asociados riesgos para las finanzas personales, por la forma en que está diseñado.
En tal sentido, se nota un aumento en el horizonte del endeudamiento. Así, el plazo medio de los créditos hipotecarios se incrementó de poco más de 13 años, en agosto de 2015 a casi 22 años, en el mismo mes de 2017. Esto representa una suba del 63,2%.
Por caso, a partir de un ejercicio de proyección simple, se encontró que ante escenarios de separación anual entre el salario y la inflación del orden del 2,5%, el peso de la cuota sobre el ingreso familiar podría ser de 41,5 puntos porcentuales, (partiendo de una base inicial de 25 puntos).
Yendo a escenarios más agresivos de separación entre aumento salarial e inflación del 7%, el peso de la cuota podría llegar a representar casi el 94% del presupuesto familiar.