Mercado Libre ante el desembarco de Amazon: Competir o hacer lobby y pedir protección




Mercado Libre se acerca a un momento de definición histórica en su evolución que involucrará a su ideología. La empresa de Marcos Galperin, surgida al amparo de la "Nueva Economía" y con la premisa de alejarse de todo lo que huela a pasado prebendario de los privados en el país, deberá tomar una decisión: si acepta o no la ayuda del Estado. Si la respuesta fuera esta última, su propia supervivencia estaría en riesgo ante la situación inminente de tener que competir contra un enemigo, a priori, imposible de vencer. Si acepta la ayuda del macrismo, habrá ingresado de plano al listado de compañías de las que siempre abjuró: la protección estatal a cambio, incluso, de un costo fiscal. Mercado libre deberá apurarse a tomar la decisión.

En poco tiempo más el gobierno deberá aceptar, o poner trabas, al ingreso al mercado local del gigante Amazon; que ya comenzó con sus movimientos estratégicos para desembarcar en Latinoamérica, la región donde según los números de la multinacional, mayor porcentaje de crecimiento exponencial hay para el negocio del comercio online y sus derivados. Además Mercado Libre deberá enfrentar a la decisión próxima del Banco Central de la República Argentina, que tendrá que impulsar las regulaciones correspondientes al otorgamiento de los servicios financieros de las Fintech, donde la compañía de Galperin tiene al principal exponente del sector, Mercado Crédito. En este caso la pelea es por el reclamo a la entidad financiera rectora de impulsar regulaciones proteccionistas particulares para el sector, en desmedro del resto del sistema financiero tradicional.

El desembarco de Amazon en la Argentina es un hecho. La semana pasada se confirmó que la empresa comenzará a comercializar en Brasil productos de toda la gama, incluyendo electrónicos, de entretenimiento, juguetes y bienes muebles de fácil traslado y transporte; lo que determinaría un fuerte golpe para Mercado Libre, ya que sostiene el 60% de su comercio en ese mercado. La sola noticia provocó una caída de más de 15% en las acciones de la empresa en Wall Street. A la noticia se suma ahora la confirmación posterior de la apertura de una oficina en Buenos Aires, pero de características administrativas, y orientadas completar las operaciones de envíos desde el exterior hacia el país, fundamentalmente desde Brasil. El padrino del desembarco es el ex embajador norteamericano en la Argentina Noah Mamet. Amazon tendría oficinas operativas con no más de 100 personas y no sería a este nivel competencia para las empresas argentinas del sector. El problema surge con la información cierta que circula en el mercado, de la ampliación de las actividades de la multinacional norteamericana en el país; la que estaría ya manteniendo entrevistas con futuros directores y gerentes que serían contratados para los planes de expansión total en el mercado argentina con cobertura en todo el país. Incluso uno de los gerentes entrevistados es uno de los altos ejecutivos de Mercado Libre. Si se confirmara el desembarco pleno, durante algún momento del 2018, son muchos los que especulan con las posibilidades de continuidad comercial de Mercado Libre. Es allí donde aparece el dilema de Galperin. Podría recurrir al reclamo de muchos de los empresarios argentinos de prácticamente todos los sectores de la economía local, pequeños, medianos y grandes, y pedir protección en el mercado interno para, al menos, limitar el desembarco de Amazon. Galperin, de línea directa con Mauricio Macri, siempre criticó estas acciones y reclamó por el fin de las compañías basadas en el estado prebendario. Ahora deberá tomar una decisión sobre su propia supervivencia. Muchos dentro del macrismo están dispuestos a escuchar a uno de los empresarios ejemplares de la Nueva Economía.

Finanzas

El segundo capítulo es aún más complejo. Mercado Libre, a través de Mercado Crédito, opera en Argentina en el negocio del financiamiento de los consumidores a través del flamante mercado de las Fintech (que próximamente incluso tendrá su propia cámara); y desde el sistema financiero tradicional se presiona para que el BCRA les imponga las mismas reglas de juego que los bancos de atención al público.

El negocio hoy está planteado con cierta libertad para que las empresas "online" sin oficinas a la calle y dedicadas a la intermediación entre compradores y vendedores de bienes y servicios -o, directamente; oferentes de servicios financieros vía internet- puedan otorgar financiamiento directo a sus clientes. El dinero financia la operación sin necesidad de recurrir a los bancos y tarjetas de créditos, con una ganancia directa para el prestamista; quien, en general, es la misma plataforma donde se realiza la operación de compra y venta. El tomador del préstamo paga luego las cuotas directamente en cuentas abiertas por la propia empresa. Todo sin la intervención de los bancos. Para las compañías de la "Nueva Economía", esto les abre un importante negocio, desplazando al sistema financiero de un mercado en plena expansión.

Los bancos protestan asegurando que se trata de una competencia desleal, ya que no están obligadas a obedecer las regulaciones y normativas del BCRA; al definirse como empresas no dedicadas a la "intermediación financiera". Al no tomar dinero del público para los créditos, y apalancarse con fondos propios derivados de la circulación de dinero de la propia página, no estarían dentro de las normas del Central.

Al menos esta es su propia visión. La queja de los bancos (de todos los tamaños) es por la necesidad de cumplir con la documentación de habilitación de la entidad, la calificación de riesgo del cliente, las normativas de liquidez, la obligatoriedad de mantener sucursales abiertas al público y el sostenimiento de las condiciones laborales de los empleados; mientras que ninguna de estas obligaciones alcanzan a las fintech. Protestan, además, que ya se les advirtió a los mismos bancos que no pueden abrir bajo la misma sociedad, entidades de financiamiento alternativo vía internet; y que, si lo hacen, deberán cumplir con la misma normativa que los bancos tradicionales. Nuevamente Mercado Libre deberá plantearse si reclama, o no, la intervención del estado (a través del BCRA), para que se regule a su favor un mercado donde opera con éxito.