La lección del biodiesel: a pesar de las proclamas y los gestos de amistad, en los hechos las economías más avanzadas protegen sus fronteras y mercados






  El pasado 22 de agosto, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos anunció la puesta en marcha de una medida de protección comercial que afectó a las exportaciones de biocombustibles de la Argentina. La decisión se sostiene en una denuncia que pesa sobre las exportaciones argentinas de biodiesel (así también como las provenientes de Indonesia) respecto de la existencia de subsidios y competencia desleal en el mercado de los Estados Unidos.


Las ventas de biodiesel argentino a los Estados Unidos alcanzaron en 2016 los 1.200 millones de dólares y representaron más del 25% de las exportaciones argentinas hacia ese destino. Además, EUA absorbió el 91% y el 75% de las ventas argentinas de biodiesel en 2016 y 2015, respectivamente.











La acusación contra la Argentina se sostiene en la existencia de tasas diferenciales de derechos de exportación en la cadena de la soja. Desde 2007 se encuentran vigentes pautas de derechos de exportación diferenciales en vistas de favorecer las exportaciones de mayor valor agregado en la cadena sojera. Así, las exportaciones de menor complejidad afrontan mayores pagos de retenciones respecto de las más elaboradas. En particular, el diferencial del biodiesel respecto de otros productos de la cadena sojera es elevada.


Según las estimaciones preliminares del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, los productores argentinos cuentan con un subsidio implícito que se ubica en un rango de entre el 50% y el 64% . La decisión final sobre la investigación se conocerá en el mes de noviembre.


El Secretario de Comercio de los Estados Unidos, Wilbur Ross, declaró sobre el caso: “Estados Unidos valora su relación con la Argentina, pero aún las naciones amigas deben cumplir las reglas. El subsidio a la producción de bienes por parte de gobiernos extranjeros es algo que la administración Trump toma de manera muy seria, por lo que seguiremos analizando la precisión de esta decisión preliminar”.


Paradójicamente, la industria de los biocombustibles es mundialmente subsidiada. La mayor parte de los países (incluido los Estados Unidos) cuentan con regulaciones que inducen a la utilización de este producto en la mezcla con los combustibles tradicionales, lo cual implica un incentivo a su utilización.


Las trabas a las exportaciones de biodiesel argentino significan la segunda controversia comercial con los Estados Unidos desde la asunción de Trump (la anterior referida al comercio de limones). Las trabas comerciales en este caso expresan la decisión de privilegiar y proteger a los productores norteamericanos de biocombustibles, aún a pesar del muy favorable resultado comercial que presenta los Estados Unidos en sus intercambios con Argentina.






La noticia sobre las restricciones comerciales impuestas por los Estados Unidos se dio a conocer inmediatamente después de la visita que el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, realizara a la Argentina, y que fuera presentada como una muestra de apoyo hacia la administración Macri.


Según trascendidos en la prensa, el gobierno argentino habría propuesto limitar las cantidades vendidas a este destino en vistas de negociar reducciones en los nuevos aranceles establecidos.


Antecedentes: el antidumping de la UE


El biodiesel argentino había sido ya presa de restricciones por parte de la Unión Europea hacia 2013. En ese entonces, impulsado por el gobierno español y en represalia por la estatización del 51% del paquete accionario de YPF, la UE impuso trabas al ingreso de biocombustibles argentinos por medio de una acusación de dumping. La denuncia de la Unión Europea se basaba en argumentos similares a los hoy sostenidos por los Estados Unidos.


El gobierno argentino inició en diciembre de 2013 un proceso administrativo (panel) ante la Organización Mundial del Comercio para tratar la controversia. Luego de casi tres años de investigación, se concluyó que la Unión Europea había incurrido en errores en los cálculos del costo de producción argentino y por ende había aplicado un exceso de arancel sobre las ventas de este país, excluyéndolo injustamente de su mercado.





El reciente 18 de septiembre la Comisión Europea informó que, en línea con la decisión de la OMC, decidió modificar los elevados aranceles impuestos sobre el biodiesel argentino en el marco de su denuncia de dumping.


Sin embargo, las autoridades europeas no eliminaron el arancel diferencial que deberán pagar las empresas argentinas, sino que lo redujeron a un rango de entre el 4% y el 8% según la empresa, que deberá sumarse al arancel vigente para dicho producto en la UE .


El caso del biodiesel argentino es un reflejo del estado de situación en el que se encuentra el sistema de comercio internacional. Por un lado, la principal economía del mundo declama y ejecuta una política comercial orientada a favorecer a sus productores. Mientras tanto, la Unión Europea, que pretende ocupar un rol de liderazgo en la defensa del libre comercio, sostiene buena parte los márgenes de protección sobre sus mercados. A pesar de las proclamas y los gestos de amistad, los hechos tienden a ratificar la preocupación de las economías más avanzadas por proteger sus fronteras y mercados.