CLAUDIO BELOCOPITT “Si me ofrecen C5N o las radios, lo miraría”

El dueño de Swiss Medical y socio de Vila en América no descartó un intento de comprar los medios de López. Dijo que el Gobierno “necesita un contrapeso” y se sumó a la autocrítica de los CEOs.


Por Leandro Renou 


Es dueño de un imperio, que inició en la medicina prepaga, siguió por los seguros y arrojó su eterno penúltimo capítulo con la adquisición de medios de comunicación. Claudio Belocopitt, el dueño de Swiss Medical, parece estar siempre arriba del ring de las adquisiciones o, al menos, de los sondeos. Siempre con vínculos de diferente intensidad con la política. Cuenta la historia que fue él quien le ofreció a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner la clínica Los Arcos para cualquier atención que necesitase Néstor Kirchner. Sus amigos aseguran que lo hubiese hecho con cualquier presidente. Años después entró en un combate sin cuartel con el kirchnerismo cuando salió, vía Congreso, la Ley de Regulación de la Medicina Prepaga.

Su empresa, junto a la Galeno del quilmeño Julio Fraomeni, tiene casi el 80% del mercado total de la salud privada, uno de los negocios con ingresos fijos más importantes de la economía. Mientras da sorbos muy espaciados a un café le dice a Letra P que, ya en 2013, él confrontaba públicamente con el kirchnerismo. “Y un año después, en el Coloquio de IDEA, dije que los empresarios eran todos cagones”, explica, no por casualidad: en el evento empresario que se celebró en Mar del Plata hubo catarsis generalizada de los hombres de negocios sobre los aprietes y presuntos inconvenientes en los negocios que tuvieron durante la era kirchnerista.

Belocopitt tuvo diálogo fluido con Néstor y Cristina y hoy hace lo propio con Cambiemos, donde además tiene algunos amigos como el vice jefe de Gabinete, Mario Quintana. Relación que arrastra desde sus años en el sector privado como CEO de Farmacity. “Si el empresariado pensara que este es un proyecto que va camino a abortar, esta tranquilidad no estaría”, aseguró tras el cierre de IDEA 2017, el más optimista de los últimos 20 años. Actualmente, respalda la gestión Macri con una visión bastante más crítica que la de la media de los CEOs. Conoce el paño, sabe de triunfos y fracasos, y de lo fugaz que es el poder político. En ese entorno, gana fuerte. El mes pasado logró que una denuncia suya obligara a la prepaga OSDE a pagarle al fisco nacional 8.000 millones de pesos por deuda impositiva. Le torció la mano a uno de los gigantes de la actividad.

Desde que desembarcó en 2016 en los medios, comprando la parte de Francisco De Narváez en América, quedó al frente de una empresa de comunicación. Pero el rubro siempre le interesó. “Los quise tener (durante el kirchnerismo), pero siento que un medio tiene que ser independiente. Si el día de mañana tengo que estar haciendo lo que me dicen que tengo que hacer, me voy a la mierda. Si me hubiese tocado en otras circunstancias, quizás me hubiese ido mal”, dice. Y agrega que América hoy gana plata. Fiel a su instinto por los negocios, se prende en una pelea grande y del momento: el futuro de los medios del Grupo Indalo, del empresario Cristóbal López: “Si mañana me llaman y me los ofrecen, los miraría”, afirma, en una entrevista en la que abordará la contingencia político-eleccionaria, los precios de las prepagas, el macrismo y la oposición del futuro.


BIO. Se formó como contador en la Universidad de Belgrano. Es presidente de Swiss Medical Group, de ECCO Emergencia y Prevención, SMG Seguros y SMG-LIFE. El Grupo se creó en 1989. En 1991 empezó a construir la maternidad Suizo Argentina y en 1994 comenzó a devorar empresas. Primero fue Optar y más tarde Nubial, Medicien, Qualitas y Docthos. En el 2000 se expandió a Uruguay cuando compró las firmas Blue Cross y Blue Shield. En 2003 se metió en el negocio de los Seguros con SMG Life y tres años después inauguró la Clínica Los Arcos. En 2016, cuando De Narváez entró en crisis de identidad y decidió vender, le compró su parte en América, quedando como socio de Daniel Vila.







-El escenario actual parece inmejorable para los CEOs y casi todos se han alineado con el Gobierno. Se vio eso reflejado en el Coloquio.

-Lo básico, la cuestión elemental, es que vinieron todas las autoridades y no es poco como punto de partida. Veníamos de muchos años en los que esto fue totalmente vaciado de contenido oficial y ese regreso al empresario le da un mimo. Eso es un poco lo que yo le decía al Gobierno anterior, es decir, no se lo puede estar cagando a pedos al empresario en cada acto, en cada lugar, porque el empresario es una parte necesaria. Los trabajadores son otra, los gremialistas son otra, la clase política y lo judicial, otra. Pero todos son parte. El hecho de que vos hagas “el” evento, porque este es “el” evento, y la clase política diga presente, parece un paso adelante que sirve.

-¿En cuánto tiene que ver el entusiasmo que relata con las posibilidades electorales del oficialismo?

-Obviamente que esto influye, porque si el empresariado pensara que este es un proyecto que va camino a abortar, esta tranquilidad no estaría. Que el Gobierno tenga la espalda para seguir trabajando es un camino para adelante importante.
"El empresariado hubiese querido que pasen más rápido cosas que no pasaron. Aunque el Gobierno las explica y pueden tener razón desde la política."

-Es difícil encontrar en estos núcleos alguna crítica al Gobierno. ¿Es lógico?

-Es cierto que cuando pasas del destrato anterior a esto, eso te genera una empatía inicial importante. Pero no por eso uno va a ver que son todas rubias de ojos azules. Seguramente el empresariado hubiese querido que pasen más rápido cosas que no pasaron. Aunque el Gobierno las explica y pueden tener razón desde la política. Nosotros vemos que el barco está orientado pero que el camino es larguísimo y que en la cancha se verá si esa orientación sigue hacia un camino y logra que esto funcione o no funcione. No es que estamos en Suiza, ni mucho menos. Pero hay un laburo y un esfuerzo por construir.

-La autocrítica por su proceder en la década anterior parece una constante en el establishment actual. ¿Se suma a la ola de sinceramientos?

-Pará, pueden mirar todas mis notas anteriores y yo hablé siempre. Que el rol de los empresarios fue horrible, lo comparto, pero en el caso mío ya en 2013 dije barbaridades, en 2014 en el Coloquio hasta dije que los empresarios son cagones. Yo en el 54% le he dicho a Cristina Kirchner que la ley de medicina prepaga que mandó al Congreso era un mamarracho que iba a llevar el sistema al peor de los desastres. O sea, yo grité como pude y cada vez que grité me dejaron solito. La mayoría tuvo un rol pasivo, pero yo lo entiendo, la presión de tener que pagar sueldos a fin de mes es grande. Hay empresarios que han entendido que lo mejor es la supervivencia.

-¿Hoy lo llaman?

-¿Para apretarme? No. Pero tampoco me solucionan nada, vamos a ser francos. Nosotros tenemos muchos temas que trabajar y en los sectores en los que yo estoy el camino todavía no ha iniciado.

-El año pasado empezó a tener medios grandes. ¿Le hubiese costado más adquirirlos antes o no los quiso?

-Los quise tener, pero siento que un medio tiene que ser independiente. Si el día de mañana tengo que estar haciendo lo que me dicen que tengo que hacer, me voy a la mierda. Si me hubiese tocado en otras circunstancias, quizás me hubiese ido mal. Los medios tienen que decir lo que piensan, lo que sus periodistas sienten. Es cierto que en el kirchnerismo la política era dura, pero también había medios que seguían para adelante.
"¿Para apretarme? Hoy no me llaman. Pero tampoco me solucionan nada, vamos a ser francos."

-¿Este tipo de activos se compran en crisis?

-Es un negocio muy particular. Los medios, si son sustentables valen mucho. Y cuando dejan de valer es cuando se transforman en medios que no se pueden sostener. Y ahí se te pueden presentar más oportunidades de entrar o no entrar. Pero se compran y se venden bien cuando son sustentables, caso Telefé, o De Narváez cuando me lo pudo vender a mí. Después se venden de lo que queda, la nada misma, que es lo que ha pasado con los medios de comunicación de (Sergio) Szpolski.

-¿El caso de los medios de Cristóbal López cómo lo ve?

-Son medios que forman parte un grupo que tiene mucho quilombo y, evidentemente, son atractivos porque son buenos medios de comunicación. Va a depender mucho de la decisión judicial, de lo que se permita desde la Justicia, si ellos tienen la decisión de transferirlo. Lo que tienen estos medios es que son buenos, las radios son muy buenas radios, el canal es un caño.

-¿Se lo ofrecieron? ¿Le interesa?

-Siempre que uno está en un negocio, los mira. Si mañana se sientan conmigo y me lo ofrecen, estamos seguros que el grupo nuestro lo miraría. De ahí a poder concretar, influyen muchas cosas, como precios, condiciones.





-¿Cuál es el valor de ese grupo, según su visión?

-Hay que ver qué es lo que te entregan, es muy difícil saberlo hoy.

-Lo que más preocupa cuando ocurren estas crisis de medios es la estabilidad laboral de los trabajadores. Que se mantengan los puestos de trabajo, que nada tienen que ver con los manejos espurios de los empresarios.

-Es muy complejo, hay medios que han crecido desproporcionadamente en su cantidad de gente. Los medios viven de la publicidad y para que un medio sea sostenible y sustentable, tus ingresos tienen que ser un 80% de la actividad privada. Sino, no tenés un medio, tenés una sucursal del gobernador de turno o del Ejecutivo de turno.

-¿América cuándo va a ser sustentable económicamente?

-Hoy es sustentable, es un medio que gana plata. Es un grupo muy ordenado, muy profesionalizado en su management y debe ser de los más eficientes en materia de resultados.

-¿Cuánto influye usted en la línea editorial?

-Yo nada y tampoco lo hace Daniel (Vila). Podés preguntarle a los periodistas que trabajan con nosotros si les hemos dicho “¿qué estás diciendo?”. Y creo que eso hace que América sea un canal que la gente mira. Si me transformo en un house organ del Gobierno, o me pongo todo contra, eso no existe.

-El Gobierno tiene una relación particular con el periodismo. ¿Cree que le gustan los medios?

-Creo que le importan poco y es un error. Cuando vos crees que las comunicaciones se generan de distintas formas y te parece que podés llegar a la gente con las redes sociales y que los medios dejaron de ser tan trascendentes, es un error. El medio de comunicación convalida cualquier cosa que se ponga después en las redes sociales. Ellos se empezaron a dar cuenta. Fijate la presencia de funcionarios en los canales y las radios, es mucho más alta que en el comienzo.







-Las prepagas aumentan varias veces y la mayoría los culpan a ustedes como uno de los rubros que más pegan en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

-Pega casi nada, eso era un verso del Indec anterior.

-Este INDEC sigue midiendo lo mismo.

-Sí, pero en una incidencia muy baja, aunque la prepaga suba un montón el índice no se mueve. Y tiene lógica que así sea, porque es muy poca la gente que tiene medicina prepaga y paga de su bolsillo. Es otro verso que compró el periodismo y, a partir del periodismo, la política. La gran cantidad de usuarios de la medicina prepaga son de empresas y ahí se genera el gran volumen de gente. El que paga de su bolsillo no debe llegar a un millón y medio de personas.


-¿Cuántas subas van teniendo por año?

-Depende, lo que estamos planteando ahora es entrarle al análisis del sistema, porque ya no es una cuestión de aumentos, sino de cuántas prácticas yo te voy incorporando.
"La política de los últimos años fue pasarle al sector privado y las obras sociales la responsabilidad del Estado. Y sin plata. Eso no es posible."

-¿Invierten a la par? La mayor parte de las clínicas están sobrepasadas.

-Estamos invirtiendo mucho, pero también es necesario que el Estado tome su rol y diga que tales prácticas quedan a cargo del Estado. La política de los últimos años fue pasarle al sector privado y las obras sociales la responsabilidad del Estado. Y sin plata. Eso no es posible.