Clivajes como definición identitaria y negación "de la corrupción propia"



Rubén Weinsteiner

Clivajes


Las nociones de la palabra alemana Spaltung (que han sido traducidas como clivaje o escisión) fueron asociadas a las de disociación y discordancia y desarrolladas primeramente a fines del siglo XIX por Jean-Martin Charcot y Wundt, quienes estudiaban las personalidades múltiples, el automatismo mental y la hipnosis.

En las teorías psicodinámicas, la Spaltung es considerada un mecanismo de defensa que consiste en escindir, clivar, separar, dividir de un modo neto las cualidades contradictorias (o consideradas como tales) pero coexistentes en el ego o en el objeto. Se le considera un mecanismo de defensa primitivo, propio de los primeros meses de vida del ser humano que en la adultez, si no está positivamente tramitado puede presentarse en varias formas de psicosis.


El mecanismo de defensa



Si por ejemplo, se percibe que una persona considerada amiga revela comportamientos de sí que no compartimos o un comportamiento que nos ofende, puede ocurrir que lleguemos (o mejor dicho nuestro ego llegue) a "escindir" las cualidades "buenas" de las "malas" de tal persona, para no renunciar a nuestro objeto de relación (transformado —para nuestro ego en el objeto— en un sujeto "bueno" y nétamente distinto del "malo" desvalorizado o, por lo menos, devaluado). En otros casos se puede valorizar a las malas cualidades, esto es muy frecuente en las relaciones afectivas.
En la base de tal escisión está, entonces, un mecanismo arcaico que tiende a tolerar las componentes contradictorias de la realidad afectiva, desde el punto de vista evolutivo es una búsqueda de relaciones "buenas", gratificantes, para no descorazonar al sujeto frente a experiencias frustrantes. La escisión es de este modo un mecanismo de defensa con una función adaptativa para el o la infante y en la adolescencia y en la adultez opera una separación de cualidades del objeto respecto al ego sin por ello comprometer al principio de realidad.


Tratándose de un mecanismo de defensa arcaico, que se origina con un sentido evolutivo, la escisión puede presentar, en algunos casos aspectos de inadaptación.



Esto se ve muy claramente cuando pensamos que la corrupción se utiliza para castigar a quien no queremos, y que no hay casi nada que no pueda tolerarse en el propio espacio.A Nadie le molesta la corrupción, sólo la utiliza porque sabe que los demás tienen "la obligación de escandalizarse".

La crítica moral es una crítica al ser, no al hacer. vos SOS corrupto, no es que tenes prácticas corruptas,

La escición emocional se articula sobre la ecuación de la lealtad mayor, que siempre es temporal, subjetiva y lábil.


El voto duro debe ser interpelado para garantizar esa disociación, si la dureza no es tal los mecanismos disociativos frente a cosas que al sujeto de elección no le gustan, se debilitan.El "pasar por alto" la propia corrupción tiene que ver esto.


El anclaje de la marca política, es esa percepción fundada y construida en una ponderación conceptual, dentro de un estado de gran intensidad, de experimentación de sensaciones con fuerte solicitación simultánea del intelecto, del cuerpo y del espíritu. El anclaje activa los mecanismos disociativos y los vigila, para que la escala de preferencias emocionales se mantenga inalterable y le de prioridad al anclaje mayor.


Clivajes competitivos

Una de las dimensiones más importantes para la construcción de una marca política poderosa, es la arquitectura de un discurso de poder sólido, en función de un clivaje competitivo eficaz.

El clivaje competitivo es la división traducida en competencia política, que construye las singularidades y particularidades de una marca política , permitiendo plantearle a la sociedad en ese discurso de poder, los cambios propuestos, construir el debate y estructurar la competencia con los demás jugadores políticos.

El clivaje competitivo permite presentar lo que uno es, reforzado por lo que uno no es, simplificando en un esquema binario, si-no, blanco-negro, un planteo fácil de asumir, del tipo “de que lado estás” a los electores.

Organizar el debate y definir un clivaje

Plantear el eje divisorio, el clivaje competitivo, es organizar el debate, y el que organiza el debate acumula poder. Los comentaristas, los que opinan y reaccionan sobre lo que hace el que organiza el debate y el clivaje, resignan poder. Gana el que instala, dirige y por lo tanto controla el debate.

A lo largo de la historia, la construcción de los clivajes políticos viraron de la clivación por variables duras como religión, etnia o territorio a establecer clivajes por variables blandas.

Desde los históricos derecha-izquierda, conservadurismo-liberalismo en Estados Unidos o peronismo-antiperonismo, en la Argentina; a la UCR desarrollando un clivaje en torno a institucionalidad-clientelismo, Carrió acerca de transparencia-corrupción, Macri; ineficiencia-gerentismo eficiente, el Kirchnerismo inclusión-exclusión (todos/as-pocos), el sujeto político agromediático modelo 2008 consolidado en la figura de Cobos en su momento: consenso-enfrentamiento. Otros probaron mano dura-garantismo, modernidad primer mundística-atraso (lo viejo), privado-estatal, liberación o dependencia, etc.




Hay clivajes eficaces y otros que no lo son

En la toma de la iniciativa para la instalación del debate y en el diseño eficaz del clivaje reside la clave del éxito en la construcción y acumulación.


Desde el marco investigativo llegamos a la conclusión que hay ejes que no han servido para construir poder y votos, como seguridad y corrupción y otros que si, como economía y formas. Seguridad y corrupción han sido altamente eficaces para construir malestar, pero no para construir votos.


La otredad en el clivaje es el arquetipo que personifica los rasgos personales que nuestro espacio niega de si mismo. Si nosotros tenemos sensibilidad social, por lo tanto no insensibles, ese rasgo negativo, que indudablemente tiene en algún lugar nuestro espacio, lo depositamos en la otredad. De esa manera se va construyendo un negativo fotográfico del propio espacio, una imagen que almacena todas aquellas cosas que no nos gustan y que rechazamos.

La otredad en el clivaje es el "malo perfecto", porque su atractivo reside en que complementa al "bueno". Luke y Vader, Sherlock Holmes y Moriarty, Jekyll y Hide, Yago y Otelo, incluso Batman enfrentándose a un guason desordenado y caótico, representante de todo aquello que Batman no puede ser.

El voto mayor es menos dinámico, menos permeable y se consolida alrededor de mecanismos de preferencias duros. La interpelación del segmento joven constituye una apuesta estratégica, rentable en términos del presente y de acumulación en el mediano plazo. El voto joven dinamiza en forma rápida y eficaz otros segmentos, convirtiéndose en un factor de influencia como el caso del voto judío en Florida, interpelado por Obama ( “andá y decile a tus Abuelos, que Obama es bueno para los judíos”) donde obtuvo un 35% en 2008, y un 66% en 2012 de ese segmento luego de las intervenciones sobre el voto judío joven.