Macron propone una federación formada por los países que quieran sumarse a un eje franco-alemán reforzado

Emmanuel Macron: "El nacionalismo ha alumbrado la hoguera donde Europa puede perecer"
El presidente francés, Emmanuel Macron, pronuncia un discurso en la Universidad parisina de La Sorbona.


Para hacer realidad esta "Europa de la defensa", el mandatario francés presentó una batería de propuestas, entre ellas incorporar en los ejércitos nacionales


Tal vez llegue demasiado tarde. Tal vez no resista el contacto con la realidad. Pero el plan de Emmanuel Macron es lo más ambicioso que se ha escuchado desde los tiempos de Helmut Kohl y Jacques Delors, hace ya tres décadas. Macron propone, en realidad, algo parecido a unos Estados Unidos de Europa, una federación formada por los países que quieran sumarse a un eje franco-alemán reforzado. Frente "al nacionalismo, el identitarismo, el proteccionismo" que "encendieron las brasas en las que Europa pudo morir" y que vuelven "con nuevos ropajes", el presidente de Francia quiere una "refundación" profunda y urgente. Cree que el momento es crítico y debe hacerse todo dentro de los próximos diez años.

Emmanuel Macron eligió la sede de la vieja universidad de La Sorbona y un auditorio de estudiantes para exponer un proyecto que incluía un presupuesto para la Eurozona, un ministro europeo de Finanzas, una armonización fiscal, un cuerpo militar europeo de intervención rápida dotado de financiación propia, una agencia europea de control de fronteras, una red europea de universidades, algo parecido a un Erasmus reforzado y una reforma institucional capaz de insuflar vida a una Europa "demasiado débil, demasiado lenta, demasiado ineficaz". Frente a los partidarios del repliegue, cada vez más numerosos en Francia y en el resto del continente, Macron proclamó que sólo una Europa unida sería capaz de hacer frente a "los nuevos desafíos".

Las circunstancias no pueden ser peores para Macron. Para empezar, Francia no está en condiciones de dar lecciones a nadie: su déficit presupuestario se mantiene por encima del 3% y su respeto global a las normas comunes dista de ser óptimo. En Alemania, el gran socio, Angela Merkel sale debilitada de las elecciones: ayer, la canciller, embarcada en la formación de una coalición, reaccionó con tibieza ante la batería de propuestas lanzada desde París. Por otra parte, el sentimiento general es de desánimo y euroescepticismo. Pero Macron cree que el impacto de la retirada británica y las propias circunstancias negativas aconsejan un gran salto adelante.
Seguridad

El presidente francés propone la creación de una fuerza común de intervención, un presupuesto común para la defensa, una fiscalía antiterrorista europea, una policía europea de fronteras y una agencia única para los solicitantes de asilo. Incluye en ese apartado el establecimiento de un cuerpo europeo de protección civil, con la misión de hacer frente a unos desastres naturales cada vez más frecuentes debido, según Macron, al cambio climático.
Economía

Macron considera que los fenómenos migratorios sólo pueden moderarse contribuyendo al desarrollo de los países africanos, y propone un impuesto europeo sobre las transacciones financieras (ya existente en Francia y Reino Unido) cuya recaudación se destinaría de forma íntegra a la inversión en África. También quiere que el impuesto sobre sociedades se armonice en toda la Unión (ahí Francia tiene una posición complicada, porque su impuesto es uno de los más altos) y que quien mantenga una presión fiscal demasiado baja sea privado de los fondos estructurales. Para que el euro sea capaz de resistir futuras crisis, después de que la Gran Recesión estuviera a punto de llevárselo por delante, considera necesario que haya un fondo común de la Eurozona, una especie de Fondo Monetario Europeo, capaz de prestar auxilio a los miembros en dificultades. Ese fondo sería uno de los instrumentos de un ministro de Finanzas europeo, al que debería controlar "un Parlamento más democrático". Según Macron, es necesario un salario mínimo europeo y una convergencia acelerada de las condiciones sociales en los países asociados.
Digitalización

Ante la revolución digital, Macron propone la creación de una agencia europea para el fomento de la innovación, similar a la Darpa estadounidense (la agencia militar que, entre otras cosas, inventó Internet) y el fomento de "gigantes europeos" capaces de rivalizar con los llamados GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple). Sobre éstos, exige que paguen impuestos según su facturación en cada país, y no, como ahora, según los beneficios repatriados hacia los paraísos fiscales donde instalan su sede.
Educación

En 2024, cada alumno de la Unión debería ser capaz de hablar al menos dos idiomas y estudiar al menos seis meses en un país distinto al suyo, gracias a un programa parecido al Erasmus pero más ambicioso y con contenido académico. Macron sugiere también la creación de una veintena de universidades europeas.
Agricultura

Macron pone sobre la mesa incluso la Política Agraria Común (PAC), histórica muleta del campo francés. Cree que la PAC, basada en el subsidio, ha dejado de ser útil y propone que sea sustituida por un nuevo mecanismo que garantice la autosuficiencia alimentaria europea y, sobre todo, unos niveles aceptables de calidad y salubridad.
Energía

Francia quiere, por fin, mejorar las redes de interconexión de la electricidad y el gas (hasta ahora ha arrastrado los pies en todos los proyectos de conexión entre las dos vertientes de los Pirineos) para lograr el viejo objetivo de un mercado único, y propone un precio mínimo para el carbón, no inferior a los 25 euros por tonelada, que desincentive su consumo y ayude a financiar la transición hacia combustibles más limpios. El carbón procedente de fuera de la Unión debería sufrir, según Macron, un fuerte arancel.
Instituciones

Emmanuel Macron quiere revitalizar el Parlamento Europeo. Como primer paso, sugiere que los 73 escaños que dejará libres el Reino Unido sean cubiertos por candidaturas transnacionales con personas de distintos países. En 2025, la mitad de los escaños deberían elegirse mediante esa fórmula. También considera que una Comisión Europea con una treintena de comisarios no puede funcionar correctamente. Propone que el número se reduzca a 15 y para conseguirlo sugiere que los países más grandes renuncien al derecho de nombrar comisarios. Para dar ejemplo, Macron renuncia a que la próxima Comisión tenga miembros franceses.