Los radicales son Isidoro Cañones que se acuestan a las 8 de la noche y duermen con pijama

 
 Los radicales cobraban demasiado

Los radicales se acostumbraron a consumir poder y no a producirlo. Se acostumbraron a vivir de otro y depender. Hay dirigentes radicales de 65 y de 25 (pocos) pero no de 40. Cada vez menos jóvenes. Un partido sin jóvenes no tiene futuro.

Los radicales abren el museo, cobran y gastan.

Los radicales son Isidoro Cañones que se acuestan a las 8 de la noche y duermen con pijama.

El macrismo se dio cuenta que le estaba pagando demasiado. Uno de los logros de Sanz fue darse cuenta que si no arreglaba, y al no tener candidatos (Alfonsín y cobos no pasaban los 10 puntos, y Sanz mismo se había bajado en 2011 contra Ricardito) los radicales que quedan lo iban a votar a Macri y no a él, y de hecho eso paso en las PASO.


Los radicales se acostumbraron a consumir poder pero no a producirlo, por eso desde la salida de De la Rúa, la UCR inició su debacle.

Hasta 2015 la UCR era el único partido que por despliegue territorial, podía construir una candidatura presidencial fuera del peronismo.

Antes de la reforma del 94, en el sistema de Colegio Electoral que preservaba algún rasgo de federalismo, Catamarca asignaba electores para el Colegio, hoy con el sistema de distrito único Catamarca es en peso electoral, la décima parte de la Matanza y la séptima de Lomas de Zamora. Para que haría un gobierno obra en Catamarca, si la puede hacer en Lomas, salvo para conseguir algún voto en el Senado, último resabio del federalismo.

Para ganar a nivel nacional, hay que pujar por los 38 de cada 100 votos nacionales que se construyen en la provincia de Buenos Aires, los 10 de cada 100 en Córdoba, 9 de cada 100 en Santa Fé, 8,7 en Caba, 4 en Mendoza, 2,3 en Corrientes y así.

Vocación de poder

La UCR de Balbín no tenía vocación de poder. Balbín no quería ser presidente. Los radicales estaban muy cómodos con ese 25%, que los convertía en fiscales de la nación, les daba margen de maniobra político, cargos, intendencias, gobernaciones, y para algunos, negocios.

Alfonsín tuvo vocación de poder, fue presidente, quizás contrariando la visión organizacional de su partido, subido a la etapa histórica que le tocó transitar.

En 2015 la UCR con de Ernesto Sanz, pareció volver a las fuentes de la zona de confort. Sanz nunca tuvo ninguna posibilidad de ser presidente, en un partido que era el único que por afuera del peronismo podía construir una candidatura presidencial.
La expiración radical

Hoy Macri se apropió de ese voto radical blando, es decir Macri no los necesita, porque los votantes radicales lo van a votar igual, a el y a sus candidatos. Nadie que haya votado a Cambiemos, va a votar a Sanz o a Morales, pudiendo votar a Macri o a Vidal.

El apuro de Sanz por arreglar con Macri, se explica en el hecho que la UCR perdió su reason why electoral, uno de sus principales activos.

Para algunos segmentos del voto radical que hoy relegó a manos del PRO, si uno nacía en Córdoba como Aguad, o en Formosa como Buryaile, o como Costa en Santa Cruz, no es que se hacía radical por ser este “el partido de los desposeídos” como plantea su carta orgánica, o por el carácter nacional de Yrigoyen, o el progresismo de Alfonsín. Se hacía radical por que era la manera más eficiente de ser antiperonista.

Para los sectores medios que rechazan al peronismo, por izquierda, por derecha o por arriba, el radicalismo perdió su razón de ser. Hoy esas personas votan a Macri. La capilaridad territorial está mutando y lo que era del radicalismo se va pintando de amarillo.

El radicalismo tiene dirigentes de 60, los de 40 se hicieron k o macristas, los de 20 ya son macristas.

Los votantes que hasta 2015 se definieron como radicales de 60, 40 y 20 ya son macristas, salvo algunos dirigentes aislados en el territorio que numéricamente no pueden pujar por ninguna concesión por parte del macrismo.

Y es que el macrismo cada vez los necesita menos. Lo que se vio en el armado del gabinete, hoy está mucho más definido.

El radicalismo para Macri se va transformando en ese abuelo al que visitamos los domingos y nos cuenta historias del pasado, pero que no comparte nuestro día a día y menos nuestros negocios, en todo caso le podemos tirar algo para que termine sus días dignamente y comprometernos a pagar su funeral.


De comité radical a playa de estacionamiento


En Almirante Brown los radicales han perdido prácticamente todo, y el radicalismo ya casi ha desaparecido. Con un solo concejal, la casona histórica que la UCR tiene desde hace más de 70 años es difícil de mantener. Sobre un terreno bien ubicado, en la calle Bynnon, el comité se viene abajo pero encontró una manera de subsistencia. Debajo de algunas chapas se alquilan espacios como cocheras.