Macri se mete de lleno en la campaña y sale a endurecer el discurso contra el peronismo

Las críticas apuntarán sobre todo contra un grupo de gobernadores del PJ. También tiene previsto intensificar sus incursiones en el interior del país y el Conurbano.

Ezequiel Spillman





Macri, de lleno en la campaña.


“El narcotráfico hace mierda a nuestros jóvenes. Basta de mafias”. El presidente, Mauricio Macri, no suele insultar en público. Tampoco está en su ser elevar la voz. Sin embargo, en los últimos actos, tanto en Mendoza como ayer en la Rural, comenzó a endurecer las formas y el fondo: apuntará sus dardos al peronismo y, bajo el eufemismo del “pasado”, a un grupo de gobernadores del PJ. El acelerador irá subiendo a medida que se acerquen las PASO del 13 de agosto.


La intención de la Casa Rosada es diferenciarse de los mandatarios provinciales donde o bien la elección es pareja o, tras las primarias, pueda alcanzar un resultado ganador. Algo similar cabe con la ex presidenta: señalarla como el símbolo de la “resignación” pero sin buscar una polarización que la beneficie. En esta línea argumentativa el Gobierno intentará instalar a Sergio Massa como parte de ese “pasado”.

Ayer en la inauguración de la Rural de Palermo, el presidente volvió a encenderse en un capítulo de su discurso cuando elevó ligeramente la voz: “No puedo creer cuando escucho a aquellos que gobernaron durante tantos años, que ahora vienen con distintas propuestas y partidos a decir que tienen soluciones; si cuando nos gobernaron nos dejaron en ruinas”. El viernes en Tandil, junto a María Eugenia Vidal, había hablado de “mafias”.

En cuanto a las provincias, Formosa es una de las elegidas. Macri ya pidió diferenciarse en temas de gestión y “valores” con Gildo Insfrán, el eterno cacique local. De hecho, el ministro del Interior y una de las caras de la campaña, Rogelio Frigerio, podría viajar allí en los próximos días para acompañar a Luis Naidenoff como candidato a senador. Algo similar ocurre en Tucumán con José Cano. La relación con el gobernador peronista, Juan Manzur, pasa por un pésimo momento y esta semana Macri estuvo allí. La Pampa, La Rioja, Catamarca así como San Luis (con los neocristinistas Rodríguez Saá) como Santa Cruz (con Alicia Kirchner) gozarán de un trato similar.

Estrategia y distritos. Paralelamente, metido de lleno en la campaña y a sólo 15 días de las PASO, Macri concentrará sus esfuerzos en cuatro distritos que reúnen el 60% del electorado, con la idea de captar votos del PJ tanto de Sergio Massa como de los gobernadores lejanos a la Casa Rosada. Todo bajo el manto de la nacionalización de la elección legislativa.

Las cuatro provincias en danza son Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Capital Federal. Incluso, en la Casa Rosada prevén un cuádruple cierre de campaña entre el miércoles y el jueves previos al 13 de agosto. En este contexto, el Presidente podría cerrar, al igual que en 2015, con un acto, con el formato 360 grados con el que se siente cómodo, en tierras cordobesas.

Por estas horas, los estrategas de la campaña están terminando de definir los próximos destinos que visitará el Presidente. Por lo pronto, mañana estará en Santa Fe. Y el martes se lo podrá ver en Corrientes, donde el oficialismo buscará ganar ahora en la categoría diputados para llegar lo mejor posible a la elección de gobernador.

Además, Macri planea viajar a Entre Ríos (seguramente a la ciudad de Concordia) y Jujuy (gobernada por Cambiemos). Santa Cruz seguirá siendo la única provincia que jamás pisó desde que es presidente. Paralelamente, se están preparando al menos tres “bajadas” más en la provincia de Buenos Aires junto a Vidal.

“En el último tramo nos vamos a focalizar en la zona centro, parte del norte y el conurbano bonaerense”, sintetiza uno de los principales armadores macristas.

La estrategia se define en la “mesa de los lunes” del despacho del jefe de Gabinete, Marcos Peña, en el primer piso de la Casa Rosada. De allí surgió que, además de Peña y Frigerio, como voceros oficiales del Gobierno, colaboren otros miembros del gabinete en los próximos 15 días. Entre ellos, viajarán Carolina Stanley (Desarrollo Social), Patricia Bullrich (Seguridad) y el rabino Sergio Bergman (Ambiente).

Paralelamente, los fondos para la campaña son motivo de sorpresa para muchos candidatos. El oficialismo anima cenas de recaudación en cada provincia, adonde concurren ministros y empresarios.

A diferencia de 2015, cuando un ex funcionario bonaerense (hoy dedicado al sector energético) en conjunto con Nicolás Caputo se ocupó del tema, esta vez se descentralizó la captura de fondos en los líderes locales.

Sorprendió en una de las cenas Gianfranco Macri, el hermano del Presidente, quien compró por veinte mil pesos una camiseta de Boca firmada por Chicho Serna. Fue hace días en San Fernando, donde compite el funcionario bonaerense Alex Campbell.


Atento a la fiscalización

Sin la urgencia ni el nivel de preocupación que generó 2015, el oficialismo está trabajando en el esquema de fiscalización para las PASO. Para ello, se retomó el esquema de voluntariado que le rindió buenos frutos. Esta vez, al igual que en la elección pasada, habrá fiscales porteños en los lugares “picantes” del conurbano bonaerense. Con una diferencia central: en provincias como Jujuy ya hay estructura propia animada por el gobernador.

De todas formas, la idea que buscará alcanzar el oficialismo es tener, al menos, un fiscal en cada una de las 98 mil mesas. Este es uno de los temas que se trataron los últimos martes en Casa Rosada. Desde hace semanas la campaña cubre el despacho de Marcos Peña: allí almuerza con el 4-4-2 de Cambiemos, es decir, cuatro representantes del PRO, otros cuatro de la UCR y dos de la Coalición Cívica. La convocatoria, desde las usinas macristas, se centra en los grandes distritos y combina funcionarios con candidatos. Horacio Rodríguez Larreta y el ex titular del PAMI y candidato, Carlos Regazzoni, hablaron del tema en Almirante Brown.


Chispazos con la UCR

El camino a las PASO supuso un escollo no deseado para el Gobierno: la realización de primarias en nueve provincias por el afán de la UCR de presentarse para competir internamente. La jugada despertó la bronca de los funcionarios del macrismo con el titular de la UCR, José Corral, y en menor medida con Ernesto Sanz, los dos interlocutores del radicalismo elegidos por el Gobierno.

Esas PASO contradicen de manera explícita la línea argumentativa que emanó de la Casa Rosada: que las primarias son caras y no tienen sentido. De hecho, ya está decidido que se intentará eliminarlas.

A pesar de los buenos oficios del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y su viceministro político, Sebastián García de Luca, el Gobierno no pudo imponer listas de unidad en los 24 distritos. Salvo en Capital, donde Cambiemos no existe como sello, en el resto del país la Casa Rosada buscó acuerdos hasta último momento. Corral les explicó que cada comité tiene su propia lógica provincial y que era muy difícil prohibirles la participación.

En el radicalismo sostienen que se trata de listas no avaladas de manera orgánica por la UCR. Lo curioso es que en muchos casos son los propios radicales, apoyados por la Casa Rosada, los que encabezan. Por ejemplo, en Entre Ríos Atilio Benedetti, o en Santa Fe Albor “Nicky” Cantard. Hasta en Santa Cruz Eduardo Costa tiene su competencia interna. Otro caso curioso: en La Pampa el macrismo había propuesto una lista de unidad con el radical Francisco Torroba a la cabeza. La propia división de la UCR terminó generando tres listas, una con el diputado macrista Martín Maquieyra, la avalada por Macri.