La larga marcha de los campesinos paraguayos

En Paraguay, los campesinos se movilizan. Rechazan la concentración de la tierra y las políticas de ajuste del gobierno. Piden la condonación de deudas contraídas con el Estado. Hasta ahora, las autoridades parecen no escuchar.

Por Ignacio González Bozzolasco


Desde el pasado  julio, miles de campesinos de diferentes gremios acampan en las plazas céntricas frente al Congreso paraguayo, en reclamo de un mayor apoyo por parte del Estado. fParaguay es uno de los países con mayor desigualdad en la tenencia de tierra de la región, donde sólo un 2,6% de la población concentra el 84,8% de las tierras. Mientras tanto, los pequeños agricultores campesinos que forman parte del 91,4% del total de propietarios rurales del país, solo ocupan el 6,3% de la superficie nacional. Esta situación es el obscuro trasfondo de las últimas movilizaciones de los gremios campesinos articulados en la Coordinadora Nacional Intersectorial (CNI) y que en la actualidad acampan en el microcentro de la capital del país.

Los antecedentes inmediatos de esta movilización se remontan al mes de abril del año pasado, cuando una alianza de gremios campesinos y cooperativistas se mantuvo movilizada en Asunción durante 23 días, generando importantes dificultades en el tránsito vehicular. Los últimos reclamaban la suspensión de una nueva medida que obligaba al pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a las cooperativas de ahorro y crédito, a la vez que los primeros reclamaban la condonación de deudas contraídas con entes públicos y privados debido a un fallido plan productivo asesorado desde el propio Estado. En esa ocasión, la movilización campesina fue levantada tras el compromiso de una reestructuración de la deuda y la conformación de una mesa de diálogo con las autoridades. Pero meses después, en setiembre del mismo año, los mismos gremios asociados en la CNI emprendieron un nuevo ciclo de protestas en diferentes puntos del país, debido al incumplimiento de los acuerdos por parte de las autoridades.

En la actualidad, los pequeños productores marchan de nuevo a la capital en un contexto marcado por la carrera electoral, de cara a los comicios presidenciales de abril de 2018. El primer hito de este camino será el de las elecciones primarias de todos los partidos, las cuales se realizarán de forma simultánea el 17 de diciembre del corriente año. En el Partido Colorado la puja se dirimirá entre dos candidatos: el exministro de hacienda, Santiago Peña, candidato del presidente Horacio Cartes, y el actual senador Mario Abdo Benítez, principal referente de la oposición colorada al presidente Cartes. Mientras que, en el campo de la oposición, la polarización no parece ser menor. El Partido Liberal tiene en la actualidad dos candidaturas en marcha, la de los exsenadores, Efraín Alegre y Carlos Mateo Balmelli, a la par que la izquierda continua en la incertidumbre y sin claras figuras en competencia.

En este contexto, los gremios campesinos ocupan las calles de Asunción reclamando la condonación de las deudas contraídas con el Estado y entes privados, como también demandando mayor asistencia técnica por parte de las autoridades. Sin lugar dudas, la coyuntura electoral le imprime una dinámica particular a la actual movilización, con la intervención a favor y en contra de diferentes actores en el proceso. Sectores particulares de la prensa, que en otras situaciones esbozaron crudas críticas hacia los pedidos de los gremios campesino, en la actualidad presentan posiciones más favorables, motivados quizás por su abierta confrontación con el gobierno tras la crisis generada en torno a la enmienda presidencial. Al mismo tiempo, parlamentarios de diferentes sectores se posicionan tanto a favor como en contra del pedido de los labriegos, colocando el reclamo campesino en un lugar prioritario de la agenda legislativa.

Además, las movilizaciones coinciden igualmente con un contexto socioeconómico adverso para los sectores más desfavorecidos del país. A la par de que se registra un aumento de la pobreza, que afecta al 28,86% de la población paraguaya en general y a un 39,72% de la población rural en particular, las cifras oficiales dan cuenta a la vez de un aumento del desempleo en la capital y las amplias zonas metropolitanas que la circunda, alcanzando a un 8,4% de la población económicamente activa.

Días atrás, los representantes de la CNI presentaron al actual presidente del Congreso, el senador Fernando Lugo, un proyecto de ley que propone condonar la deuda de los labriegos con entidades públicas y privadas. Con dicho proyecto las organizaciones campesinas solicitan la condonación de la deuda de unos 16.898 campesinos, la cual ronda los 34,7 millones de dólares americanos. Además, el proyecto incluye la declaración de emergencia nacional para la reactivación productiva de la agricultura familiar campesina, así como la regularización y legalización de todos los asentamientos campesinos con problemas de tierra en un plazo no mayor de seis meses.

Si bien la movilización supera ya los once días de lucha, la situación general no muestra señales de pronta respuesta a las demandas campesinas por parte del gobierno. A la vez que las autoridades arguyen la imposibilidad financiera del Estado de subsidiar a un volumen tan grande de productores con elevados montos, los críticos recuerdan los multimillonarios subsidios a empresarios transportistas e industriales, así como las facilidades crediticias y amplias exenciones tributarias con las que gozan los grandes productores de soja del país. Más allá de los debates coyunturales y las puntuales confrontaciones, no caben dudas de que las mencionadas demandas y reivindicaciones tienen lugar en una sociedad profundamente desigual. Sin embargo, esta condición continúa siendo ignorada al momento crucial de las grandes decisiones políticas en Paraguay.