Fracaso de Faurie: Uruguay logró moderar la condena a Maduro

Tabaré dejó en off side al canciller, que había hablado de expulsión.


Jorge Faurie junto a Francisco Cabrera.


Jorge Faurie quedó en ridículo en su primera prueba importante como canciller luego de que Uruguay frustrara el intento de Argentina para obtener el consenso del Mercosur para dejar a Venezuela con un pie afuera del bloque comercial.


Por impulso de Mauricio Macri, el canciller argentino advirtió desde el inicio de la cumbre de Mendoza que se estaba trabajando en un duro pronunciamiento contra Maduro a modo de ultimátum.

En ese sentido, anoche, en una reunión con un puñado de periodistas que se realizó de manera prácticamente secreta, aseguró que si Venezuela no altera su intención de llamar a una elección para una Asamblea Constituyente, el Mercosur recurriría a "la suspensión permanente de ese país en todos los órganos" del bloque.

Faurie llegó a ordenar que se quitara la bandera de Venezuela del estado central de la reunión preparatoria de la cumbre y en una reunión con periodistas anticipó su intención de expulsar al país del bloque.

"Algunos lo podrán leer como una expulsión, pero en este momento no tenemos que entrar en si es suspensión de esto o lo otro. Tenemos que hablar de que en Venezuela no hay una democracia. Y lo vamos a ratificar si no hay capacidad de diálogo en Venezuela", sostuvo el canciller.

Incluso, la Cancillería argentina ordenó quitar del estrado central de cada reunión preparatoria de la cumbre la bandera de Venezuela, mientras desde el país caribeño denunciaban que la cumbre era ilegal.

El vicecanciller argentino, Daniel Raimondi, había dicho oficialmente ayer que se aplicaría la "cláusula democrática" del protocolo de Ushuaia para sancionar a Venezuela.

Las autoridades argentinas se habían cuidado de dejar afuera de ese acuerdo a Bolivia, que participó de la cumbre pero no es miembro pleno del Mercosur, ya que Evo Morales se opone a condenar al gobierno de Maduro. El presidente de Bolivia recibió el documento de la "contracumbre" social que se realizó este jueves. La contracumbre apoyó a Maduro y nombró a Milagro Sala como presidenta honorífica.

"Creo que nuestra obligación como región es como evitar cualquier intromisión extranjera", dijo Morales en la reunión con los presidentes y denunció que detrás del problema y el "golpe" político en Venezuela están los intereses del gobierno estadounidense.


Sin embargo, lo que no esperaban en Argentina era que el salvador de Maduro fuera el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, que desde su llegada al suelo mendocino el jueves por la tarde, dejó en claro que venía con un tono mucho más moderado y que, como su par de Bolivia, no quería entrometerse en las cuestiones internas del resto de los países de la región.

El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez en las deliberaciones de Mendoza.

"No podemos aislar a Venezuela ni al pueblo venezolano", dijo Tabaré en su discurso en la cumbre y agregó que espera que el país encuentre el diálogo y la solución "el camino de paz" para "profundizar su democracia". El uruguayo llamó a "tender una mano fraterna al pueblo venezolano" y dijo que le duelen las muertes de "tantos hermanos".

Tampoco sirvió la reunión que este viernes por la mañana tuvo Macri a solas con su par uruguayo. De este modo, la declaración del Mercosur (ver recuadro) fue de "preocupación" por la situación de Venezuela y no de "condena", como planteaba la Argentina. El vicecanciller Raimondi incluso había celebrado que el Mercosur sería el único bloque de países en lograr un consenso para condenar a Maduro.

La palabra "preocupación" por la situación en Venezuela que contiene el documento final de la cumbre no tiene mayor efecto político, ya que puede ser leída como se quiera y dista mucho de una condena explícita al gobierno de Maduro.

La "preocupación" por lo que sucede en Venezuela es un saludo a la bandera sin mayor efecto político ya que la palabra "preocupación" puede ser leída como se quiera y de ahí que se use en diplomacia cuando se busca eludir un compromiso claro.

En Argentina se dejaron llevar por las recientes declaraciones de otro uruguayo: Luis Almagro, titular de la OEA e integrante del Frente Amplio como Tabaré. Almagro tiene una visión diametralmente opuesta a la del presidente: "Venezuela es el país más corrupto en el continente", denunció esta semana ante el Senado de Estados Unidos. Almagro había fracasado el mes pasado en su intento para que la OEA condenara al gobierno de Venezuela.

Macri debió conformarse entonces con pedir a Maduro que llame a elecciones y libere a los presos políticos. Y debió mostrar un lado conciliador, al ofrecer su "disposición a establecer, en consulta con el Gobierno y la oposición, un grupo de contacto para facilitar y mediar en un nuevo proceso de diálogo y negociación entre las partes en conflicto".

"Continuaremos muy atentos a la situación de Venezuela", aseguró el brasileño Michel Temer al cerrar la cumbre. "Claramente nuestras palabras de preocupación nos llevan a un primer consenso, a que esperamos fuertemente que exista un diálogo muy productivo entre la oposición y el Gobierno, de forma que haya una pacificación interna en Venezuela", afirmó el brasileño, que asumió la presidencia pro témpore del Mercosur.

El propio Faurie le debió bajar el tono a sus declaraciones de ayer en la conferencia de prensa final de la cumbre, al decir que la carta que se redactó no era un ultimátum para Venezuela. Y cuando le preguntaron si Uruguay había suavizado el texto, aseguró que el mismo se había hecho por consenso y que no le correspondía revelar qué había pedido cada país.